Economía experimental

He estado leyendo un artículo sobre los inicios de China en la economía de mercado, cuando decidió que al comunismo había que darle un lavado de cara, sin perder lo esencial.

Siempre que se habla de comunismo se entiende que es una ideología equivocada, y que por lo tanto todo lo que salga de ella, es erróneo. Esa fallida forma de pensar la tenemos enraizada y nos es imposible eliminarla del todo. Y claro, cuando se ve que el país comunista progresa, la gente cada vez está mejor, y no hay verdaderos síntomas de que la cosa empeora, nos cuesta entender cómo es posible, si lo que hacen está todo mal.

En 1980, China concede a la ciudad de Shenzhen el régimen de zona económica especial. Es decir, convierte a la ciudad en un sitio donde las normas son diferentes al resto del país, en cuestiones de impuestos y leyes económicas.

Está claro que en su momento lo pintarían de una forma diferente, más autoritaria y aparentemente clara. Pero con el paso de los años, se entiende que lo que allí sucedió fue un experimento de nuevas formas de desarrollo económico. Se abrió la oportunidad a que empresas extranjeras (en este caso del extranjero más nacional posible, Taiwan) se instalaran en la región. Ahí surgieron las primeras fábricas, deshumanizadas pero que pagaban salarios muy superiores a la media del país. Shenzhen pasaría de tener 300.000 habitantes en 1980, la población de Vigo, a 10 millones en el 2010, la población de todo Cataluña y Galicia, juntas.

Y sí, seguro que en Shenzhen se come fatal y no se puede votar libremente cada cuatro años. Pero algo debería decirte que no les ha ido nada mal.

En la situación actual de crisis, me ha llamado la atención que el Estado plantea escenarios negativos con salida gradual hacia la recuperación. Tras atravesar muchos años de deterioro económico. Se han tomado muchas medidas equivocadas y acertadas. Pero no se ha realizado ni una sola medida experimental. Lo más parecido a una medida experimental son los llamados “globos sonda”, que consisten en decir que se va a tomar una determinada medida, esperar a ver la reacción de la prensa, y en función de dicha reacción, modificarla o dejarla más o menos igual.

Y eso es lo que me sorprende, que el sistema en el que vivimos se ve obligado a tomar medidas que se suponga siempre que son la mejor de las medidas posibles y que tendrá un éxito garantizado. Esto lleva a regulares reformas educativas, cambios del sistema impositivo y medidas a corto plazo continuas, que son bandazos sin rumbo alguno. Es interesante el ejemplo de China, un país que toma medidas experimentales en regiones concretas. Si funcionan, el modelo se extiende. Si no, se olvida. En el peor de los casos, el daño habrá sido localizado y reducido. Se pueden realizar muchos experimentos a la vez, por el mismo precio con que se toma una medida extrema, que funcionará o no.

Me imagino que esto de los experimentos no es posible debido a la propia esencia de la democracia. No la democracia de votar cada cuatro años, sino lo que nos venden que va en el kit, de que todos somos iguales en todo, para la bueno y para lo malo. Si se toma una medida que afecte sólo a la Extremadura, hay dos opciones: que se quejen los extremeños, por considerarla equivocada, o que se quejen todos los demás, por desearla para ellos.

En resumen, tomar medidas empíricas suena a que no se sabe lo que se hace, mientras que enumerar el camino a seguir para salir de la crisis es lo que suena a científico, seguro de sí mismo y eficaz. Lamentablemente los resultados son claros: no salimos, no vamos camino de salir, y no sabemos si saldremos. Eso sí, votar, votaremos.

3 comentarios en «Economía experimental»

  1. Y la idea va más allá de la economía. En política existe un concepto llamada política basada en la evidencia que es exactamente eso, que la política esté basada en un análisis previo riguroso basado en técnicas experimentales.

    Obviamente, la idea tiene sus pegas, pero parece un avance sobre el modelo actual de jugar la carta emocional con los electores.

    Politikon publicó un post sobre ello que es bastante interesante:

    http://politikon.es/2013/05/26/por-una-politica-basada-en-la-evidencia/

  2. Siguiendo el modelo chino o su contrario, se podrían eliminar a todos los pensionistas y perceptores de pensión pública de una provincia española; si funciona, se extiende.
    En otra provincia se podría eliminar la asistencia sanitaria pública; si funciona se extiende. ¿Eliminar subvenciones? Eh, quietos, esto es broma.

  3. creo que esta ya ocurre en españa cuando una medida es tomada por el gobierno de una comunidad autonoma,solo afecta a esa region y en caso de que funcione puede ser imitada por otras comunidades, claro que esto esta limitado solo a los campos en los que las comunidades tienen competencias

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