El asno de Buridan

Cuenta la paradoja del asno de Buridan que un asno racional que se encontrase a la misma distancia de dos fuentes de comida y bebida, podría morir de hambre ante la incapacidad de decidirse por una u otra opción alimenticia.
La Wikipedia española, ese subproducto grotesco, tiene la desfachatez de mostrar en su artículo sobre el Asno de Buridan una foto de unos asnos pastando con el pie de foto “Asnos sin preocupaciones filosóficas”.
Las implicaciones filosóficas sobre la paradoja son muy extensas y están explicadas con detalle en las páginas antes citadas.
El asno de Buridan, sin embargo, nada tiene que ver con Buridan. La paradoja ya fue expuesta en términos similares por Aristóteles, en su libro De Caelo, con un hombre como ejemplo, que se encuentra a la misma distancia de la fuente de comida y de la de bebida.
Jean Buridan (1300-1358) fue un filósofo francés del siglo XIV al que le hicieron la cama. Con una formación un tanto inusual para la época – estudió arte en lugar de filosofía en la Universidad y se mantuvo como monje independiente en lugar de seguir una Orden religiosa en particular.
Cuenta la Wikipedia que en 1340 alcanzó la suficiente confianza como para atacar a su profesor, William de Ockham. Okham es famoso por el principio de la navaja de Occam que establece que las hipótesis científicas deben mantenerse tan sencillas como sea posible.
La realidad es que Ockham formuló su hipótesis, que ha sido sacada de contexto y amplificada en diversos ámbitos humanos, como soporte a sus teorías religiosas, más pensando en que puestos a invocar a los dioses, mejor suponer que hay sólo unos pocos. Hay quien afirma que tan famoso principio no pertenece a Ockham, o al menos no hay pruebas al respecto.


En Ciencia, se cometen todo tipo de tropelías en el nombre del principio de Ockham. Si una teoría es compleja, se lleva un primer navajazo de Ockham.
Las teorías de supercuerdas tratan de explicar el universo entero con unas simples ecuaciones de espacios multidimensionales. Ese afán Okhamizador se ha ido complicando hasta el punto de que ahora el mayor enemigo de la teoría de supercuerdas es que la teoría resulta demasiado compleja.
Se usa como argumento positivo la explicación más sencilla, aunque resulte incompleta. Los afanes unificadores de la Ciencia recuerdan a la búsqueda de un único Dios.
Buridan atacó a Okham y quiso el destino que saliera trasquilado. Aunque a Buridan se le considere uno de los filósofos más importantes de su época y un importantísimo precursor de las ideas de Leonardo Da Vinci con su teoría del ímpetu, la historia le relegó a un puesto secundario.
La postura de Buridan, más propia de un escéptico científico, chocó contra el muro de la religiosidad defendida a ultranza por Okham. Las influencias de este permitieron alejar los libros de Buridan del Top 100 de Amazon, llevándolos al antónimo de la época: Index Librorum Prohibitorum, el catálogo de libros prohibidos.
Es interesante que este catálogo, con más años que el del Círculo de Lectores, se ha estado publicando con continuidad durante casi cuatrocientos años, con autores tan señalados como distanciados en el tiempo: Descartes, Voltaire, Balzac, Sartre.
La historia del asno de Buridan se propagó como forma de ridiculizar al estudioso francés, llegando al punto de que aún hoy en día su nombre se le asocia antes con un asno que con un filósofo, una de las mayores crueldades de la Historia.

2 comentarios en «El asno de Buridan»

  1. que injusto es el mundo. Ahora resulta que en ingles asno y culo se escriben igual. Pobres asnos y pobres culos.

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