Ives, el músico aficionado

Uno de los compositores más sorprendentes de la historia de la música es el norteamericano Charles Ives ( 1874 – 1954 ).
Hoy en día se le considera uno de los compositores fundadores de la música americana y uno de sus autores más internacionales. Sin embargo, Ives no fue un compositor profesional.
Ives trabajaba en una empresa de seguros. Tuvo una formación musical en la Universidad de Yale – junto con otras disciplinas. Poco a poco fue dejando en segundo plano su interés por la música – como forma de vida – y centrándose más y más en su carrera profesional. Consiguió independizarse y crear su propia firma de seguros junto a otro socio.
La mayoría de su obra tardó muchos años en tocarse. Resultaba demasiado revolucionaria para la época. Aquello no preocupaba demasiado a Ives, que como he indicado antes, tenía otra profesión.


Cuando Ives se jubiló, comenzó a divulgar su obra. Para aquel entonces, el panorama musical había cambiado por completo. Eran muchos los que estaban dispuestos a estrenar sus obras – algunas de ellas compuestas hasta 30 años antes – y rápidamente fue aclamado como uno de los mayores compositores estadounidenses.
Entre la obra de Ives cabe destacar la “Unanswered question” ( la pregunta sin contestación ), una obra inquietante, simple y magistral. La pieza es muy breve – cinco minutos – y merece la pena descargarla del Emule para tener una opinión sobre este compositor.

Un comentario en «Ives, el músico aficionado»

  1. He leido tu comentario sobre Ives. Es excelente como ejemplo de saber dividir su forma de vida de la creación musical. Hay un montón de músicos geniales que no viven de su música porque tienen otras profesiones que les dan de vivir, sobretodo en éste pais. El hecho de no tener la presión comercial de vender y comerciar con su música les permite una libertad absoluta a la hora de componer exactamente lo que desean sin prejuicios y renuncian a las relaciones públicas en beneficio de su obra, rigurosamente. Lo cierto es que muchos de éstos músicos realmente usan la vida para aportar sólo lo mejor de ellos
    mismos y que el arte recoja sólo lo que desean ellos mismos y no quienes encargan su música. La verdadera obra de arte se hace para uno mismo. Si los demas desean escucharla esta bien pero nunca bajo la sumisión del público. Estoy seguro que los hijos auténticos de un pintor son sus cuadros más queridos y es muy dificil desprenderse de ellos. En la musica ocurre algo similar, por ello, la fama no es mas que el reflejo de sentirse querido por los demas pero es una esclavitud de la que es muy dificil librarse para componer bien con una idea clara de lo que se desea transmitir mas alla del mercado y de cualquier visión comercial para “llegar” a cuantos más mejor. Es un error.
    El arte recoje el dolor, el ingenio y las emociones, por ello el artista debe tener una libertad aparente en el tiempo pero en el fondo es el quien se esclaviza de forma autónoma para con su obra y mostrar al mundo quien es que en definitiva es lo que venimos a hacer en este mundo. De nada sirven ni serviran los macroconciertos de mucha musica que se olvidará por su falta real de autenticidad, por su colorido vistoso pero nada más y por la fama, el sentido del ridiculo, la ambicion y el dinero.Si uno es capaz de renunciar a ello y no asociarlo a la música quizá se mantenga como un compositor en estado puro, sin más. La música es una religión. Como la semiótica, la música es un lenguaje superior a la palabra. Es más corta, más directa e incide de forma curativa en la mente. La musica es una ideologia propia, quizá la mas universal, la más humana porque civiliza el sonido que no es más que una disciplina física, la acústica. Imaginaros un pais donde existiera sólo el lenguaje musical para comunicarse. Los animales se comunican con sonidos (delfines, ballenas, gatos usan las progresiones musicales de forma intuitiva, su lenguaje no está escrito). De hecho, con toda la harmonia de un piano puede expresarse los sentimientos mas profundos donde ninguna obra literaria llega, exceptuando la poesia en la que el ritmo musical y la musicalidad de las palabras/fonemas es quien marca el caracter y la precisión con que se emociona a quien escucha.
    Si alguien quiere consultar a Ives puede visitar su página charlesives.org
    Para ser musico no es necesario vivir de ella, todo lo demas es publicidad y management. El dilema es ser conocido o no y quedarse en el anonimato. Saber renunciar a la fama es un ejercicio espiritual de libertad. La fama puede destruir el objetivo de ser por el de tener y en algunos casos no vale la pena. Una vez publicados los trabajos, lo demás está de más.
    jordi franquesa pianista

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