Nombres disputados

Si llevas algún tiempo leyendo por aquí habrás visto que uno de los temas más frecuentes es el por qué las cosas se llaman de una determinada manera. Y por qué a veces se trata de luchar porque un nombre no se asocie con una definición o directamente no se llegue a adoptar.

En lo que a geografía se refiere, son frecuentes las diferencias por rencillas históricas. Desde el nombre de una calle en honor a un general franquista hasta el nombre de un país entero.

Se entiende que el tener cierto nombre sólo puede ser posible como forma de reconocimiento. Alejandría o América son nombres de lugares en homenaje a personajes que causaron pocas antipatías. Mientras que algunos como Stalingrado o Turkmenbashi lo hacen como honor a antiguos dirigentes absolutistas y saben que sus nombres no permanecerán en el tiempo.

Siempre llega el momento de revisar cuentas, de actualizar la memoria histórica. Es entonces cuando los lugares pierden sus referencias consideradas inadecuadas.

Una excepción notable y de considerable interés son los territorios compartidos. Cuando una región es parte de dos países, que tal vez sean enemigos, a veces existe la imposibilidad de ponerse de acuerdo con los nombres.

Los Pirineos son franceses y españoles (y andorranos y catalanes) pero no sentimos problema alguno en llamarlo de la misma forma, aunque cambie ligeramente por las características propias de cada lengua. Pero esto no sucede entre países que aún no han curado sus heridas de guerra. Veamos algunos ejemplos:

Mar de Japón.

Hay mares como el Mar del Norte que con el tiempo han ido perdiendo referencias geográficas. Hubo un tiempo en que se llamó Mar Alemán. Estas alusiones suelen acabar molestando a los vecinos que comparten las aguas, pues consideran ese mar tan suyo como del dador del topónimo.

En el caso del Mar del Norte, fue cuestión de tiempo que ni siquiera los alemanes llamasen a su mar con el nombre de su país. Pero hay casos en que parece que falta mucho tiempo para llegar a una decisión.

El Mar de Japón es el ejemplo más claro. El mar es compartido entre Japón, Corea y Rusia. Sin embargo recibe el nombre del primer país.

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Ni qué decir tiene que los japoneses llaman a ese mar “Mar de Japón”. Los coreanos sin embargo prefieren el nombre de Mar del Este, que llevan usando desde hace 2.000 años.

Para los japoneses la disputa no tiene sentido, puesto que todo el mundo conoce a ese mar con el nombre de Mar de Japón. Pero los coreanos alegan que la prevalencia del nombre del mar se debe al expansionismo japonés, y que el nombre que ellos le han dado desde siempre tiene mucha más antigüedad.

El asunto se llevó a la Comisión de las Naciones Unidas, que acabó archivándolo y decidiendo que no había razones suficientes para cambiarlo por el de Mar del Este. Y ahí quedó la cosa.

Cada país aporta sus mapas históricos en defensa de su nombre, pero los japoneses lo tienen todo bajo control. Incluso en los antiguos mapas europeos ya figura el nombre de Mar de Japon.

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(Este es uno de los mapas coreanos en defensa de su causa).

Si Corea triunfase, los japoneses tendrían la molestia añadida de tener al oeste de su país al Mar del Este.

Golfo Pérsico.

Un combate titánico al que permanecemos ajenos los Mediterráneos es la lucha entre árabes e iraníes por el topónimo del llamado por nosotros Golfo Pérsico.

Aunque es una región mencionada desde los mismos orígenes de la escritura, el nombre oficial se convirtió en un conflicto semántico a partir de 1960, en que los países árabes decidieron llamarlo Golfo de Arabia.

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En este caso la postura más fuerte es la persa, pues cuando tienes a Ptolomeo de tu parte – que ya lo llamara Golfo Pérsico en sus escritos – no hay nada que hacer.

Pero los árabes son mayoría en torno a dicho golfo y su creciente interés en defender todo lo árabe, les ha llevado a recurrir al novedoso nombre de Golfo de Arabia. También ellos tienen sus mapas antiguos que aportan como prueba.

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La posición iraní es fácil de defender, pero a diferencia del conflicto entre japoneses y coreanos, aquí casi todos los vecinos están de acuerdo en cambiar el nombre.

Es una lucha realmente interesante por lo desigual. Los iraníes tienen todo el peso de la historia y la costa este es suya. Los países árabes tienen la oeste y son muy insistentes en sus reivindicaciones. Hasta ahora no han conseguido atraer hacia su causa a ningún país importante. El Golfo Pérsico es el Golfo Pérsico. Pero los americanos, siempre deseosos de estar en buenas relaciones con los países árabes, tratan de usar el topónimo árabe cuando están en alguno de los países defensores del Golfo de Arabia.

Incluso la Guerra de Golfo tiene un nombre ambiguo, capaz de agradar a todos. Es lo romántico de los americanos, que hasta son capaces de hacer la guerra complaciendo a sus enemigos.

El combate es muy duro en todos los frentes. Los iraníes saben que en estas riñas cualquier concesión puede ser una muestra de debilidad.

Así que incluso el Gobierno iraní llegó a impedir la distribución de un atlas de National Geographic que mostraba el golfo de la discordia con el nombre de Golfo Pérsico y en pequeño una indicación entre paréntesis que decía Golfo de Arabia. National Geographic acabó enmendando el atlas y dejando este dato sólo como una nota aparte.

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También desde internet se potencia la lucha y en su momento se realizó un Google bombing para que las búsquedas en Internet de los términos “golfo de Arabia” arrojaran como primer resultado este:

The Gulf You Are Looking For Does Not Exist. Try Persian Gulf.

The gulf you are looking for is unavailable. No body of water by that name has ever existed. The correct name is Persian Gulf, which always has been, and will always remain, Persian.

La Guerra del Guión.

Uno de los combates toponómicos más virulentos a la par que surrealistas es el que se desencadenó en Checoslovaquia tras la caída del Muro en Noviembre de 1989.

El país se llamaba entonces Czechoslovak Socialist Republic, República Socialista Checoslovaca. Ante el sin sentido del término Socialista, se decidió cambiar el nombre oficial del país. Y entonces, se abrió un extraño debate de enorme interés lingüístico.

Los checos lo tenían fácil, pero no tanto los eslovacos, que querían marcar una distinción en el nombre del país. Querían dejar de ser Czechoslovak para pasar a convertirse en Czech-Slovak (Chequia-Eslovaquia). Y lo que parecía que no era más que una sugerencia, pasó a convertirse en una pequeña guerra.

La reivindicación eslovaca trataba de restablecer la situación existente entre 1918-1920 y entre 1938-1939. Parecía una solicitud poco seria pero los parlamentarios eslovacos no daban su brazo a torcer: querían el guión.

La primera solución de compromiso fue salomónica. Los checos mantenían el nombre del país en su versión del nombre oficial: República Federal Checoslovaca. Y en la versión oficial en eslovaco, aceptaban partirlo: República Federal Checo-Eslovaca. Eso sucedió a finales de Marzo de 1990.

Pero tampoco el nombre gustó. Apenas un mes después, se volvía a debatir el nombre oficial del país. Los eslovacos insistían en que querían el guión y los checos no estaban del todo de acuerdo. Entonces llegó la siguiente sugerencia por parte de los checos: usar los dos nombres separados: República Federal Checo Eslovaca. Este nombre fue aprobado por el parlamento el 20 de abril de 1990.

El acuerdo incluía un apaño no evidente. En la versión original el nombre era Česká a Slovenská Federativní Republika. Ahora bien, según la gramática del checo y del eslovaco, los topónimos como este tendrían que escribirse con la primera de las letras en mayúscula y el resto en minúscula.

De cumplirse lo estrictamente correcto, Chequia quedaría en mayúsculas y Eslovaquia en minúsculas. Para evitar una infinita discusión, se optó por hacer todas las letras mayúsculas, también para Federal y para República.

El conflicto fue incluso más complejo. Pues aunque los medios de comunicación hablaron de “La Guerra del Guión” en realidad la distinción que exigían los eslovacos era más sutil. Existen dos caracteres diferenciados: el guión y la raya.

Para casi todos nosotros, son el mismo signo, el que hay en el teclado debajo de la ñ. En checo existe una distinción pero al igual que en castellano, es más teórica que práctica. Para el idioma eslovaco, sin embargo, los dos caracteres tienen un sentido muy diferente.

Lo que realmente querían los eslovacos no era un guión sino una raya. El guión sirve para distinguir dos términos relacionados, como hispano-americano. La raya establece alguna forma de separación entre ambos.

La discusión duraría poco más, pues al final de las palabras se llegó a las fronteras. Ambos países decidieron escindirse al final de ese mismo año, haciendo efectiva su separación el 1 de enero de 1993.

La Wikipedia tiene una lista de otros casos singulares de conflictos por nombres. Junto con el de Macedonia, ya tratado, creo que estos tres son los más interesantes.

Fuentes:

Renombrado de territorios, en la Wikipedia.
El mar de Japón, conflicto nominal, en la Wikipedia.
Defensa japonesa de su postura en el conflicto.
La disputa del Golfo Pérsico, en la Wikipedia.

5 comentarios en «Nombres disputados»

  1. Un post documentado y extenso para que luego yo venga y te comente que lo mejor es el tag llamado “Añadir etiqueta nueva”.

  2. como siempre, un post interesantisimo sobre un tema que a mi jamas se me hubiera ocurrido que pudiera ser interesante

  3. Sin ir tan lejos, uno mucho más cercano y cotidiano: el “canal de la mancha”.

    Normalmente al pasar en avión sobre él, el comandante suele saludar a los pasajeros y avisar se de que se está atravesando. Es una vista bonita en un día despejado, con las dos orillas y un montón de tráfico marítimo.

    Si viajas con Air France, el comandante se referirá a él como canal “de La Manche”, mientras que si lo haces con una aerolínea inglesa, lo llamará “English Channel” (con KLM, “Engelse Kanaal”; supongo que eso rompe el empate).

    Y ya puestos: lo de “La Mancha” es una errónea traducción que se hizo aquí del francés “Manche”, que en realidad quiere decir “manga”. En este país el francés siempre se ha traducido de oídas…

    [Comentario zrubavel: Muy interesante tu aportación, lo bueno de tener cultura es que puedes contar cosas mejores de la experiencia propia que si lo hicieras usando la Wikipedia.]

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