Promesas electorales

En plena campaña política uno se harta de oír cómo nos prometen siempre las mismas cosas. Bueno, las mismas no son. Lo que hacen es que toman un listado con los resultados de la última encuesta del CSIC y dicen que van a arreglar los 5 problemas que más preocupan a los españoles.
Luego, nunca explican cómo lo van a hacer. Por un lado, porque es algo que ni siquiera se han planteado. Por otro, porque saben que es lo de menos. Como dice el refrán, prometer hasta meter. Y una vez metido, olvidar lo prometido.
Actualmente los asuntos que más preocupan son el terrorismo, el paro, la inmigración y la vivienda. Es en esos temas en los que unos y otros hacen promesas imposibles.
Como ciudadano, me hago la pregunta de si yo podría aportar alguna solución. Cuando veo que no, comienzo a preocuparme, pues entiendo que si no se me ocurre nada a mí, tal vez sea porque no haya solución. Además, hay que tener en cuenta que una vez sales elegido eres deudo de promesas y pactos previos. De ceñirte a presupuestos y de quedar bien con casi todos.
Personalmente no me preocupa el terrorismo. En tanto y cuanto tengamos unas fuerzas de seguridad mínimamente honestas no alcanceremos situaciones tan salvajes como las de Irak. Un atentado de vez en cuando es un riesgo mínimo comparado con la mucha gente que muere por otros motivos, por ejemplo,los accidentes de tráfico.
Además, pienso que el peligro de morir es secundario ante la necesidad de vivir bien. Es por eso que pienso que los otros tres aspectos son mucho más importantes.
De la vivienda no hablaré ahora. Y creo incluso que el paro y la inmigración son un mismo problema y que, solucionando uno, podría arreglarse el otro. Los inmigrantes vienen a España a trabajar, ante promesas de éxito y dinero fácil. Promesas que muchas veces son dadas por familiares sin ánimos para explicar su fracaso a esperanzados compatriotas.
Es absurdo que España, con uno de los índices de desempleo más altos de Europa tenga tantos inmigrantes. En realidad ellos vienen a España por otros motivos. En el caso de sudamérica, por la facilidad del idioma. En el caso de África, por cuestiones geográficas. En ningún caso porque sea este el país ideal para ellos.
Es como cuando conoces a una chica en un bar y acabas casándote con ella. No es la mujer de tus sueños, pero coincidió que estaba en un sitio accesible a tí y que te dió la oportunidad de hablar con ella.
Para España, la universalidad del idioma supone más un problema que una ventaja. Nuestros empresarios tratan de dar el golpe maestro en Sudamérica, que es como jugar a la ruleta rusa, pues un cambio de gobierno, una mala cosecha o quién sabe qué dan la vuelta a la situación económica de la noche a la mañana. También ellos han optado por ese mercado por el idioma, no porque sea más atractivo que otros. Casi nadie mira hacia Asia, que parece confirmada como el futuro. Sin estudiamos las inversiones de las principales empresas españolas(Telefónica, Endesa, BBVA, BSCH, Repsol…)todas han apostado fuerte por sudamérica. Con la reciente crisis perdieron mucho dinero, pero de todos modos no se les abre la esperanza de un crecimiento brutal a medio plazo.
Mientras, los sudamericanos vienen aquí un tanto engañados. No sé hasta qué punto compensa cobrar 10 veces más que en tu país cuando no te sientes valorado ni en tu trabajo, que es de mínima cualificación y retribución. Cuando la mayoría de la gente que conoces está en tu país. Cuando ves que todo lo más que ganas ahora lo estás gastando en el nuevo way of life del consumismo.
Sí, pero aquí tienen derechos. La esclavitud de occidente es mucho más sutil que la anteriormente conocida. Te atrapan en una red, de la que puedes salir cuando quieras. Pero te han enseñado a no querer salir. El mundo que nosotros tenemos no es mejor que el de ellos. El sufrimiento de un niño que trabaja 12 horas al día es menor que el de un niño de escuela bilingüe que sufre el escarnio de sus compañeros por ser el menos pijo de la escuela. El hambre del que no tiene qué llevarse a la boca es menor que la del que no puede cenar en un buen restaurante un sábado por la noche.
Por todo eso, estoy en contra de la inmigración. Porque ellos pasan a estar peor, aunque los más crean que han mejorado. Y por encima de todo porque su miseria aceptada sin reparos hace que el padre de familia, trabajador acostumbrado a hacer fuerza con huelgas, sea un cero a la izquierda, que no tenga más opción que aceptar lo que se le ofrece, o marcharse.
Así, creo que el problema del paro es el problema de la inmigración. Otra cosa es decir que la culpa es de los inmigrantes. No, la culpa es de los que han permitido que vengan con esas condiciones. De la indolencia de la policía a la hora de pedir papeles. Y por encima de todo, de los despiadados empresarios que hacen contratos basura, a veces no escritos, para beneficiarse de la situación.
En España no falta trabajo, faltan sueldos. Si me van a pagar poco más que el sueldo mínimo, me compensa no trabajar y cobrar el sueldo mínimo. Así de fácil. La medida propuesta por el PSOE es más que necesaria. Subir el sueldo mínimo para que los contratos siempre sean al alza. Y así, la gente gana más y es más feliz. Era fácil, pero nadie lo había hecho hasta ahora. En realidad, tampoco ellos, pues se han conformado con decir que lo van a hacer.