El mundo en 1906

Casi con toda seguridad 1906 fue el año en que menos países independientes había en el mundo.
Wikipedia ofrece una lista que tiene tan solo 59 países, pero de ella pueden eliminarse seis:

  • Emirato de Bukhara. Pues era un protectorado de Rusia, no un país plenamente independiente.
  • Congo Free State. Que a pesar del nombre era propiedad del rey belga Leopoldo II. Se piensa que ha sido la mayor propiedad privada que jamás ha poseido una sola persona.
  • Creta. Que ya se encontraba en una situación delicada, con pretensiones griegas y turcas.
  • Khanate of Khiva. Otro protectorado ruso.
  • Reino de Kongo. Este Congo con K era un reino solo sobre el papel, pues Portugal era el colonialista de turno que realmente gobernaba.
  • Marruecos. Que por aquel entonces era un protectorado de Francia y España.

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La lista de países totalmente soberanos sería la siguiente (disculpad los nombres en inglés) :

  • Principality of Andorra
  • Argentine Republic
  • Austro-Hungarian Empire
  • Kingdom of Belgium
  • Republic of Bolivia
  • Republic of the United States of Brazil
  • Principality of Bulgaria
  • Republic of Chile
  • Great Qing Empire (China)
  • Republic of Colombia
  • Republic of Costa Rica
  • Republic of Cuba
  • Kingdom of Denmark
  • Dominican Republic
  • Republic of Ecuador
  • Republic of El Salvador
  • Empire of Ethiopia
  • French Republic
  • German Empire
  • Kingdom of Greece
  • Republic of Guatemala
  • Republic of Haiti
  • Republic of Honduras
  • Kingdom of Italy
  • Empire of Japan
  • Republic of Liberia
  • Principality of Liechtenstein
  • Grand Duchy of Luxembourg
  • United Mexican States
  • Principality of Monaco
  • Principality of Montenegro
  • Kingdom of The Netherlands
  • Republic of Nicaragua
  • Kingdom of Norway
  • Sublime Ottoman State
  • Ouaddai Empire
  • Republic of Panama
  • Republic of Paraguay
  • Persian Empire
  • Peruvian Republic
  • Kingdom of Portugal
  • Kingdom of Romania
  • Russian Empire
  • Most Serene Republic of San Marino
  • Kingdom of Serbia
  • Kingdom of Siam
  • Kingdom of Spain
  • Kingdom of Sweden
  • Swiss Confederation
  • United Kingdom of Great Britain and Ireland
  • United States of America
  • Eastern Republic of Uruguay
  • United States of Venezuela

De estos países, casi todos existen en la actualidad, aun cuando sea con otro nombre. Sólo el exótico Imperio Ouaddai que existía dentro del actual Chad resulta realmente extraño. Según parece Francia también gobernaba esta región desde 1903 así que bien podría salir de la lista.
De los nombres oficiales, son llamativos el de San Marino (La Serenísima República ) o la actual Turquía: Sublime Estado Otomano.
En 1906 sólo había 53 países independientes. Los mismos que hay en todo África actualmente. Tres más de los que hay en todo Europa. Hoy el número de países es de 195.
Fuente: Propia.

La ciudad de las bombillas

La serie americana Sex and the City (traducida como Sexo en Nueva York) presenta la aparentemente poco realista vida de cuatro chicas newyorkinas tan acomodadas económicamente como promiscuas y desinhibidas en el plano sexual. Al margen de las críticas ante la veracidad o lo divertida que pueda resultar, es una interesante muestra de la vida en la ciudad de Nueva York (de ahí que el título español, que deja a la ciudad como el lugar donde ocurre la acción en lugar de un protagonista más, es un poco desacertado).
Una de las cosas que más me chocó de esa serie era el ver cómo cuatro chicas que tienen trabajos de primera fila – periodista de éxito, asociada de una firma legal, galerista de arte, relaciones públicas – al margen de que disfrutan de una vida envidiable disponen de un tren de vida relativamente modesto.
La protagonista se enamora de un personaje que es quizás el único que aparece en toda la serie que tenga coche propio. Con el lujo añadido de que posee chófer, pero es que de lo contrario habría quedado como un pobre diablo.
Aunque las chicas viven en las zonas más exclusivas de la ciudad del lujo moran en apartamentos bastante modestos, con apenas una habitación y una cocina minúscula. Y además, viven de alquiler.
Nunca viajan al extranjero – o casi nunca. No pasan un día en el campo. En verano van a la piscina porque una de las protagonistas consigue robar una tarjeta de socio de una de ellas.
Trabajan de sol a sol. Pagan sus cuentas por separado. Comen comida barata demasiado a menudo. Sufren horas para conseguir un taxi, que comparten. A veces no pueden entrar en las discotecas. Y en algún restaurante, al no tener reserva, se quedan sin comer.
Si eliminamos el lujo newyorkino, los zapatos de diseño, los regalos desmedidos, el chófer, casi tenemos la vida de unas pobres mileuristas con más suerte en la cama que en la vida.
Y es que Nueva York es una ciudad paradójica. Parece el símbolo del sinsentido, de la contaminación, del consumismo. La realidad sin embargo no es tan sencilla. En este ingenioso ensayo, David Owen diserta con acierto defendiendo el estilo de vida de la Gran Manzana. Solo degenerado en apariencia, la gente tiene una actitud altamente ética ante un mundo en que los combustibles, la contaminación y el cambio climático parecen la gran amenaza.
Volviendo de nuevo a los coches, el 82% de los habitantes de esta ciudad usa el transporte público en sus desplazamientos. Tendríamos que imaginarnos algún país del peor tercer mundo para encontrar esos niveles. Y es que aunque el metro y el tren sean una pesadilla (y el taxi no siempre funcione en las horas punta), son los mejores métodos para moverse dentro de la ciudad. Hasta el punto de que mucha gente con sueldos anuales superiores a los 200.000 euros no tenga otro medio de transporte a su disposición.
Con un uso tan extendido de estos transportes, viviendo en apartamentos pequeños en grandes edificios, el consumo de energía per cápita es uno de los más bajos del mundo. El autor del ensayo, lectura imprescindible, usa su propio ejemplo. Primero vivió en Nueva York durante años. Luego decidió salir de la ciudad cuando nació su primer hijo. Se marcharon a un lugar idílico, tanto que tienen que tener cuidado con los osos. Pero en parte lamenta que tienen que tomar el coche hasta para comprar el pan. El colegio de los niños está realmente lejos. Ahora necesitan al menos dos coches en casa, que hacen miles de kilómetros cada año.
Gastan una cantidad obscena de dinero en calentar o enfriar su gigantesca casa de campo – sería absurdo tener una pequeña cabaña y aún así sería también mucho más caro que en Nueva York. Aunque tengan un bosque centenario a pocos metros de la ventana de sus casas, aunque tengan una vida más “verde” no es más ecológica. En Nueva York sin embargo, aunque no tuvieran suficientes horas de sol, su vida era más respetuosa con el medio ambiente.
Interesante reflexión: Nueva York es la ciudad más ecológica de Estados Unidos.

Los cuadernos de Prospero

Mucho antes de empezar con esto, solía rellenar mis ideas en cuadernos. Eran libros muy heterogéneos, imposibles de entender salvo para su autor.
Esos cuadernos han ido perdiéndose, conforme iba mudándome de un sitio a otro. No son una gran pérdida pero a buen seguro serían una lectura más interesante que esa cosa tan aburrida de los blogs.
De pequeño, mi madre me reprimía por la infantil costumbre de ir arrancándole las páginas a los cuadernos de alambre para dibujar o hacer aviones de papel. Constantemente tenía que comprarme cuadernos nuevos, porque las hojas arrancadas eran siempre más que las que permanecían.
Una vez tomó cartas en el asunto. A torta limpia me inculcó la sana costumbre de no arrancar ni una sola página. Es increíble cómo se asientan los comportamientos infantiles. Todavía me cuesta hacerlo. Al finalizar el cuaderno mi madre contaba las páginas y veía que coincidían con las iniciales. No era como la madre de Norman Bates, había un margen de flexibilidad, dentro de lo razonable.
Hoy en día no puedo arrancar ni una sola página. Por eso los cuadernos permanecen, aunque los vaya perdiendo enteros. Ahora tengo la extraña costumbre de continuar unos con otros. Por ejemplo, el que estoy usando ahora.
1. Empieza con unos apuntes de redes.
2. De inmediato pasó a ser usado para las clases de la academia de inglés.
3. Ejercicios de selectividad de física. Vectores.
4. De nuevo verbos en inglés.
5. Una breve explicación de la historia de la música.
6. Inglés.
7. Detalle del resultado de las elecciones. Listado de escaños por autonomías.
8. Lista de cosas que llevar en la mudanza.
9. Ejercicios de alemán.
10. Apuntes para una historia.
11. Apuntes de informática.
12. Lista de ficheros del ordenador de los que hacer backup.
Pero lo mejor de todo es la última página, donde lo abandone hace varios años. Es una lista de palabras de difícil divisibilidad en sílabas. Hubo un tiempo en que estuve planteando un programa que separaba una palabra en sus correspondientes sílabas. Las siguientes palabras eran muy problemáticas:

  • aconcagüina
  • acuática
  • acuícola
  • aeronaútica
  • agnusdéi
  • agüío
  • aindamáis
  • aloética
  • alvéolo
  • anihilación
  • dermofarmaceútica
  • duunvir
  • ecuórea
  • interviú
  • pechblenda
  • samuhú

Para nota:

Lo bueno de esos problemas es que cuando has avanzado algo en la materia te das cuenta de que lo que andas haciendo no tiene ningún sentido. El concepto de sílaba no está nada claro y por eso hay palabras que podrían dividirse de diferentes formas, en función de criterios subjetivos.
El título hace referencia a la película Prospero’s Book. Hay películas que para algunos son una basura y para otros son una obra de arte. Prospero’s Book es una de esas, como casi todas las de Peter Greenaway, que te permite sentir las dos opiniones simultáneamente. Como acertadamente comentan en IMDB:

A notable work, but come prepared

(Video de 3’04”, con sonido)

Synecdoche, New York

Como Kaufman no es un impostor y posee una inteligencia extrema, Synecdoche, New York combina la diarrea mental con momentos emocionantes, los delirios vacuos con la lucidez, los pasotes absurdos y los sentimientos en carne viva.

La temática de Synecdoche… es similar a la de los anteriores guiones de Kaufman, pero aquí se excede en su ambición y los temas se pierden en el juego de ecos y de dobles. Igual, hay suficiente material inteligente como para interesar a los fanáticos de la torturada psicología de Kaufman.

Pocas pistas da sobre el elevando voltaje de intensidad de la cinta el título, ‘Synecdoche, New York’, el nombre de las dos ciudades donde vive el protagonista. “Me gusta titular difícil”, ha contado Kaufman, quien considera que si cuesta memorizar un título, se recuerda mejor.

Synecdoche, New York es una desafiantemente poco comercial película – es furiosamente enigmática, filosófica y nadie sabe cómo pronunciar el título. Además trata sobre la muerte. Es impresionamentemente ambiciosa. No estoy seguro si el resultado es totalmente satisfactorio.

Hablando de cosas anormales, vimos la película de Charlie Kaufman’s Synecdoche, New York hoy a las 8:30 de la mañana, esto es la más extraña y violenta cosa que puedas hacerle a tu cerebro antes de tomar el café matutino.[…]
Esta es la presentación de Kaufman como director[…]. Esta película es como ir en el coche que enseñaba Kaufmann en su última película pero ahora sin frenos. La primera media hora es muy divertida. Después la película comienza a resbalar hacia el miedo, del que nunca vuelve.
Es terriblemente complicada: una obra de teatro dentro de otra obra dentro de otra obra dentro de una película. Por lo menos.

Synecdoche,_New_York_poster.jpg
Suele pasar que buscas cuando sacará Kaufman su próximo guión y resulta que será…ayer. Si te gustó Eternal Sunshine of the Spotless Mind ahora tienes fácil distinguir qué parte del éxito se debe a Kaufman (el guionista) y qué parte a Gondry (el director). El primero acaba de sacar una película como director y el segundo ya va por su segunda como guionista.
Yo lo tengo muy claro, Adaptation, Eternal Sunshine of the Spotless Mind y Being John Malkovich son tres de las mejores películas que jamás se han rodado.
Hablando de Sunshines y de guiones soberbios, la pelicula Little Miss Sunshine es excelente. Y sorprende su guionista, quien merece casi todo el mérito: nunca antes había escrito nada, ni las felicitaciones de Navidad para su familia. De eso a ganar un Oscar al mejor guión original. Afortunadamente no todo es Indiana Jones.

Le devolvemos su dinero 2.0

Al final siempre acaban pagando justos por pecadores y la gente abusaba: niñatos que se cogían el pack de una consola para jugar en vacaciones, (incluso familias enteras rotando por los distintos supermercados cogiendo y devolviendo artículos cada 15 días, gente que se compraba los últimos modelos de videocámaras para grabar las vacaciones y bodas y un largo sinfin de jetas. Y después llegabas tú a comprarte algo, envoltorios abiertos, usados, artículos que se nota que han sido usados y aunque tienes intención de comprar en esas condiciones no lo haces.

En teoría si compras algo es porque lo quieres, (que se olviden los de compras compulsivas), así que, si no funciona te lo cambian y si no, piénsatelo antes de comprarlo.

Un caso que me contaron del Carrefour, es una peña que compraron unas paelleras gigantes para las degustaciones de las fiestas de su pueblo y después se presentaron a devolverlas dentro del periodo de los 15 días, usadas, con todo pegado o gente que se pilla trajes de marca en el corte inglés para bodas y los devuelve después de llevarlos a la tintorería, (qué menos).

Los foros, siempre mejores que los blogs.
Vía: Statcounter.com

Pascal Dangin

Pascal Dangin comenzó su carrera [con catorce años] como ayudante de peluquería en un desconocido salón del XVe arrondissement en Paris. “Pasaba mucho tiempo con chicas, lo cual siempre es bueno cuando eres un adolescente.” Me contó una vez en su despacho. “Pero lo que era realmente fascinante era que tenía que aprender todo sobre la vida de una persona en un instante. Como unos quince segundos para averiguar: ¿Dónde va a comer? ¿Que le gusta vestir? ¿Está casada? Imaginarse toda sobre la vida de la gente y luego definir un estilo para esa persona.”

Tenía un amigo que tenía un Mac Quadra. Hicimos un trato: por las noches yo podría usar su ordenador. Solía ir a su estudio a las siete y media de la tarde. Desenchufaba el ordenador, lo metía en una cesta, andaba seis manzanas hasta llegar a mi apartamento. Me pasaba toda la noche trabajando, aprendiendo a programar y luego a las siete de la mañana tenía que parar para que cuando él se despertara, el ordenador estuviera en su sitio.

Del número de marzo de la revista Vogue, 144 fotografías habían sido retocadas por Dangin: 107 anuncios (Estée Lauder, Gucci, Dior, etc.), 36 fotografías de moda y la portada, una fotografía de Drew Barrymore.

Pascal Dangin: el rey del retoque fotográfico.: Interesante artículo del New Yorker.

Versiones Comparadas

Al final en el artículo sobre “Versiones Comparadas” (Radio Clásica, Jueves de 13:00 a 14:00) apenas si hablé sobre el propio programa. He estado oyendo mucho el último que se emitió así que tengo ganas de comentar más al respecto.
Como ya dije anteriormente, es un programa que escoge una obra musical y en que el locutor, algo más que una voz que lee sino también el guionista y la persona que escoge las obras, se dedica a decidir cuáles son las mejores versiones que se han grabado sobre dicha pieza musical.
Inevitablemente este programa nos lleva a la comparación con el busque, escuche, compare… de Clásicos Populares (Radio Clásica y Radio 1, de lunes a viernes de 15:00 a 16:00). Clásicos Populares es un programa que puede describir despectivamente como de “Música para amas de casa”. No se le puede descalificar sin más por cuanto lleva décadas en antena y ha hecho mucho bien por la difusión de la música clásica.
Pero la sección en que sen comparan versiones de Clásicos Populares es la antítesis del programa que presenta Ángel Carrascosa.
La primera es populista y democrática: el presentador, dicharachero hijo de un famoso director de orquesta, expone algunos fragmentos de las versiones más selectas que existen sobre una pieza musical. Luego los oyentes llaman al programa y votan sobre cuál es la versión que más les ha gustado. Al terminar se erige un vencedor y se lee quiénes eran los intérpretes de cada una de las versiones.
Muy social y “rollo 2.0” aunque llevan años haciendo lo mismo y lo cierto es que a la gente le encanta el formato.
La alternativa de Versiones Comparadas es absolutamente dictatorial: un tipo al que no conoces de nada ha decidido por ti qué es lo bueno y qué lo malo. La mejor versión la oirás entera. De las malas, ni una nota. De las interesantes, algunos fragmentos.
Los que se han criado en Internet pensarán que ese sistema es de otra época y no sirve de nada. Pero ahora viajemos en el tiempo, veamos lo que sucede entre bambalinas:
Fernando Argenta, para sus Clásicos Populares, va a la mediateca de Radio y Televisión Española. Escoge cuatro o cinco versiones que tengan buena pinta: Karajan, Carreras, Yo-Yo Ma, Martha Argerich, gente que suena bien.
Fernando no tiene que hacer más, las presenta al público y este decide. Luego lee los intérpretes. Eso es todo.
Ángel Carrascosa también se va a la mediateca. Pero antes ha pasado por la biblioteca y ha recopilado el listado completo de las versiones existentes en el mercado. Muchas son antiguas y puede que la calidad del sonido no sea óptima. Algunas serán difíciles de conseguir o directamente imposible. Va al archivo de Radio Nacional y se las lleva todas a casa.
Ahora le toca la difícil tarea de escucharlas una a una. Se sentará en el sofá del salón, si no hay niños correteando y tendrá que prestarles atención de principio a fin. Las versiones muy malas pueden cortarse tras cinco minutos de audición, pero normalmente los malos intérpretes no tienen opción de grabar discos (sólo en música clásica) así que a todos se les debe dar una oportunidad.
En el caso de la pieza que estuve oyendo, los Cuatro Últimos Lieder, de Richard Strauss (un músico tan grande que ni se le pudo echar en cara que fuera amiguete de Hitler), el futuro locutor ha tenido que oír más de veinte versiones. Si cada versión son 15 minutos y sólo se oye una vez eso ya son 5 horas de audición, con el detalle de que la fatiga de oír una y otra vez la misma pieza exige paradas frecuentes.
El veredicto de Ángel Carrascosa es implacable: la versión de cierto director famosísimo es anticuada, impropia de un músico de tanta categoría. Una soprano es demasiado estridente. Los violines de la orquesta un poco apresurados, a la otra cantante le falta talla.
En Versiones Comparadas se ha hecho un trabajo profesional. Puedes no estar de acuerdo con la decisión del realizador, pero aprecias mucho su trabajo. En Clásicos Populares tienes una cosa entretenida, pero de poco valor.
Después de oír todas las versiones, con espíritu crítico, puedes atreverte a desechar una en que el director es Herbert Von Karajan, o que la cantante es Monserrat Caballé. Y hay que tenerlos muy bien puestos para criticar la dirección de Karl Böhm: amigo personal de Richard Strauss, experto en la música del compositor alemán y encargado de muchos de sus estrenos. Si tomas un puñado de CDs de la videoteca esas tres versiones seguro que irían en el manojo.
Y luego, dar como la mejor versión a una en que tanto la orquesta, como el director, como la cantante, no son primerísimas figuras -aunque sí excelentes, la soprano Reneé Flemig, el director Christoph Eschenbach, la Orquesta Sinfónica de Houston – es una muestra de gran juicio. A mi eso me vale mucho más que los que recomiendan lo evidente y lo probable.
No todo son descalificaciones. Los adjetivos positivos son mayoría y son difíciles. Decir “es muy bonita esta versión” es simple pero destacar entre las de dos primeras espadas lo que hace resaltar a una de otra es tarea harto complicada. Me quedo con una valoración: admirablemente cantada y prodigiosamente dirigida.
Hacen falta más contenidos como estos. Tras un programa de hora escasa se ocultan muchas horas de trabajo de un profesional de gran valía. Luego puedes disentir de las valoraciones del presentador, pero entiendes su postura o tratas de entenderla, porque es una opinión que aprecias por todo lo que tiene detrás. A mi la anecdótica votación comandada por jubilados forofos de la zarzuela no me aporta nada.
Habrá quien piense que la democracia tiene que invadir todos los espacios de la humanidad y que todo mejorará gracias a ella. No siempre es asín. Si pensamos en el artículo de la Wikipedia sobre los Cuatro Últimos Lieder veremos que nunca podría darse una valoración sobre las distintas versiones grabadas. Eso no cumpliría los estándares de calidad y sería descartado. Pero esa sería la diferencia. Ese dato haría el artículo algo realmente valioso. La entrada sobre Renée Flemig indica en su discografía esa grabación de Strauss, pero la enumera en una lista sin decir que es portentosa, y primus inter pares, por el contexto sólo podría deducirse que es uno de los primeros discos que grabó.
De hecho el artículo alemán sobre esta pieza tiene la horrorosa sección de las “Grabaciones realizadas por Famosos” (Bekannte Aufnahmen) en la que se cita a la principal de Elisabeth Schwarzkopf, Radio-Symphonieorchester Berlin, George Szell (el año auténtico es el 1966 no el 1965) pero se ignora a los en su momento casi desconocidos Eschembach y Flemig.
La opinión de una persona a veces vale mucho más que las decisiones consensuadas de la masa. Y cada cosa en su contexto.

Stu Ungar

El 8 de septiembre de 1953 nació Stuart Errol Ungar. El mundo lo acabaría conociendo como Stu Ungar. Stu pasó a la historia como el mejor jugador de póquer de todos los tiempos.
Su infancia, como la de tantos otros genios, distó mucho de ser convencional. Su padre regentaba un bar en el que se jugaba y apostaba de forma clandestina. Stu Ungar se crió en un ambiente en que era habitual ver a hombres jugar cartas por dinero.
Pronto Stu Ungar se volvería un excelente jugador de cartas. Su padre trataba de alejarlo de ese sórdido mundo pero no lo consiguió. Murió joven, dejando a su esposa y dos hijos sin medios de subsistencia.
Stu tomó las riendas de la familia con apenas 15 años. Dejó la escuela y se dedicó de lleno a jugar a las cartas por dinero.
Stu Ungar tenía como padrino a Victor Romano, un presunto mafioso que veía a Ungar como el hijo que siempre querría haber tenido. Victor Romano estaba acostumbrado al mundo de las apuestas, los casinos, el juego. Pero también era un hombre muy inteligente que disfrutaba viendo a los jugadores que ganaban más allá del azar de unas buenas cartas. Victor Romano defendía que en su estancia en la cárcel se había memorizado un diccionario de inglés completo, cada una de las palabras así como sus definiciones.
Al abrigo de Victor Romano, Stu Ungar se convirtió en uno de los más brillantes jugadores de cartas y uno de los más precoces. Siempre era el niño en cualquier reunión y ese sería el sobrenombre que le acompañaría toda su carrera: The Kid.
Desde los diez años, Stu Ungar había brillado como jugador de Gin Rummy. Este juego de cartas fue el que sirvió para que su familia pudiera vivir tras la muerte de su padre. El Gin Rummy es un juego de cartas no excesivamente popular. Según Stu, era el juego en el que la suerte menos influía, dentro de los juegos de cartas que se jugaban por dinero.
Tras más de una década jugando Gin Rummy, Stu Ungar se convirtió en el mejor jugador del mundo. Lo maravilloso del asunto es que si Stu Ungar hubiera muerto aún más joven, no habría pasado a la Historia por ello.
Stu Ungar alcanzó tal excelencia en el Gin Rummy que acabó con el juego por completo. Fue tal su superioridad sobre los demás que ya nunca nadie quiso jugar contra él. Los organizadores de los torneos le tenían prohibida la participación. Stu ofrecía todo tipo de ventajas a sus rivales para tratar de dar algo de emoción al asunto: dejaba a su rival que viera la última carta del mazo. Él siempre dejaba que los demás fueran mano (empezaran la partida, una ventaja considerable). Todo era insuficiente.
Stu Ungar aplastó a los mejores jugadores profesionales de Gin Rummy. Y lo hacía con una suficiencia tal que sus rivales quedaban convencidos de que era imposible vencerle. Algunos de los más grandes jugadores de Gin Rummy dejaron el juego profesional. Al final, Stu también tuvo que hacerlo: había acabado con el Gin Rummy.
Así, no le quedó más remedio que dedicarse a otra cosa. Stu Ungar había nacido y vivido en Nueva York, pero pronto se trasladó a Las Vegas, el epicentro del mundo del juego. Stu acabaría optando por el Black Jack.
El Black Jack (21) es un juego enormemente sencillo, pero es aquel en el que matemáticamente mejores opciones tienen los jugadores contra el casino. Eso sí, si se juega bien, de lo contrario la ventaja de la banca es insuperable.
Para jugar bien al Black Jack hay que realizar cálculos de probabilidad constantes. Y los cálculos pueden dar buenos resultados si tienen en cuenta las cartas que van quedando dentro del mazo. Si se han repartido todas las cartas menos tres, faltan dos cuatros por salir y tenemos 17 puntos, tenemos que subir nuestra apuesta hasta el infinito, rezar y luego pedir carta. Si no sabemos las cartas que quedan, 17 puntos es una puntuación para plantarse.
Stu Ungar tenía una memoria natural prodigiosa para recordar cartas y hacer cálculos. En Black Jack es habitual trabajar con seis mazos de cartas (que tienen unas 300 cartas en total). Stu era perfectamente capaz de llevar en la cabeza el recuento de las cartas que habían aparecido y las que quedaban por aparecer. Con todo este bagaje, pronto empezó a ganar mucho dinero en los casinos. Hasta que le empezaron a prohibir la entrada.
Al final Stu Ungar se encontró en el punto inicial. Había empezado con el Gin Rummy, llegado hasta lo máximo y entonces tuvo que dejarlo. Llegó a la maestría en el Black Jack y de nuevo tenía que dejarlo. Fue este cúmulo de circunstancias lo que le empujó al póquer. No le atraía especialmente este juego pero el destino le había llevado a él.
Siendo realmente joven para el juego, con 27 años ganó el Campeonato Mundial de Póquer (World Series of Poker) en 1981. Al año siguiente volvería a ganarlo, obteniendo el récord de victorias conseguidas por una misma persona. Stu Ungar había entrado en la Historia casi a regañadientes.
Junto al lado épico de este genio se mostraban sin embargo enormes miserias que le hacían la vida enormemente difícil. Stu Ungar era un jugador compulsivo y solía perder el dinero que ganaba en el juego, cantidades que se medían por millones de dólares, en apuestas a las carreras de caballos, en partidos de golf, en todo tipo de apuestas extravagantes que no podía ganar por cuanto eran cuestión de suerte. En muchas ocasiones Stu se había visto sin un céntimo y con acuciantes deudas. Pero por lo general su documento de identificación era el fajo de billetes que llevaba en el bolsillo. Su aspecto aniñado le llevaba a que a menudo le exigieran la identificación antes de servirle una copa. Y él mostraba los billetes para demostrar que no era ningún niño.
Stu Ungar no obtuvo su número de la Seguridad Social hasta que quiso cobrar el premio del Campeonato Mundial de Póquer. No tenía permiso de conducir. Carecía de documentación. En una ocasión en que viajó al extranjero tuvieron que expedirle un pasaporte de urgencia en el propio aeropuerto.
Stu todo lo arreglaba con dinero. Sus propinas eran magnificas, tanto que resultaban excéntricas. Su hija recuerda cómo podía dejar un billete de 100 dólares como propina para una compra que no había alcanzado los 50 dólares.
Su relación con el dinero era patológica. El no tener ningún miedo a perderlo le hacía más fuerte sobre las mesas de juego. Pero le llevaba a malgastarlo y a perderlo irremediablemente.
La vida personal de Stu Ungar también fue un poco desastrosa. Se casó dos veces y tuvo una hija que sería su único vínculo emocional a lo largo de su vida.
Lo que acabaría con Stu Ungar, como con tantos otros, fueron las drogas. A principios de los ochenta había recibido muy buenas recomendaciones sobre la cocaína, una droga que te permitía pasar más tiempo despierto, luego más tiempo jugando.
Al final Stu acabó adicto por completo a la cocaína. Sus habilidades en el juego fueron esfumándose. Y ahora necesitaba dinero para poder pagársela. La leyenda de los juegos de cartas estaba acabada.
Sin embargo en 1997, 15 años después de su victoria de 1982, Stu Ungar se presentó de nuevo en el casino dispuesto a competir por el Campeonato Mundial. Su aspecto físico daba bastante pena, por cuanto la droga había hecho estragos en su salud. Tenía problemas para concentrarse en el juego y se agotaba fácilmente.
Las drogas le habían alejado de una carrera de éxito continuo. En 1990 Stu Ungar fue encontrado en el suelo de su habitación. Había sufrido una sobredosis de cocaína. A pesar de que había tenido que abandonar el torneo en el tercer día de su celebración, su ventaja inicial sobre el resto de competidores era tal que aún le valió para quedar el noveno clasificado del torneo por lo que a ganancias se refiere.
Pero en 1997 las cosas fueron muy diferentes. En una vuelta a la élite absolutamente épica, Stu sería capaz de vencer en el Campeonato, por tercera vez. Ya dejaba de ser un personaje de la Historia para convertirse en una absoluta leyenda.
Stu Ungar fue el más grande jugador de póquer de todos los tiempos. Pero sólo porque fue el mejor del mundo en el Black Jack y en el Gin Rummy.
Este tipo de personajes geniales se dan con poca frecuencia en la Historia. Stu Ungar murió el 22 de Octubre de 1998, como consecuencia de la cocaína. Apenas tenía 45 años de edad.
Su estilo de juego era implacable. Quería aplastar a sus rivales y hacerlo lo antes posible. A veces le sugerían que diera posibilidades a sus contrincantes para que estos le vieran vulnerable y luego perdieran más fácilmente y más dinero. Pero Stu Ungar estaba en contra de todo eso. Siempre jugaba muy fuerte, nunca cometía errores voluntarios. Sin dar ninguna tregua a sus rivales y con tendencia a hacer bromas a la gente que iba perdiendo, sus rivales pasaban un muy mal rato cuando tenían que jugar contra él.
Hay una película sobre la vida de Stu Ungar: High Roller: The Stu Ungar Story. Es una película aburridísima.
Fuente: Wikipedia. Stu Ungar.

La frase: Despierto para cumplir una tarea propia de hombre

Marco Aurelio. Emperador romano, autor del libro de pensamientos breves Meditaciones.
Origen:
Pensamiento primero del libro V de las Meditaciones de Marco Aurelio:

Al amanecer, cuando de mala gana y perezosamente despiertes, acuda puntual a ti este pensamiento: «Despierto para cumplir una tarea propia de hombre.» ¿Voy, pues, a seguir disgustado, si me encamino a hacer aquella tarea que justifica mi existencia y para la cual he sido traído al mundo? ¿O es que he sido formado para calentarme, reclinado entre pequeños cobertores? «Pero eso es más agradable». ¿Has nacido, pues, para deleitarte? Y, en suma, ¿has nacido para la pasividad o para la actividad? ¿No ves que los arbustos, los pajarillos, las hormigas, las arañas, las abejas, cumplen su función propia, contribuyendo por su cuenta al orden del mundo? Y tú entonces, ¿rehúsas hacer lo que es propio del hombre? ¿No persigues con ahínco lo que está de acuerdo con tu naturaleza? «Mas es necesario también reposar.» Lo es; también yo lo mantengo. Pero también la naturaleza ha marcado límites al reposo, como también ha fijado límites en la comida y en la bebida, y a pesar de eso, ¿no superas la medida, excediéndote más de lo que es suficiente? Y en tus acciones no sólo no cumples lo suficiente, sino que te quedas por debajo de tus posibilidades. Por consiguiente, no te amas a ti mismo, porque ciertamente en aquel caso amarías tu naturaleza y su propósito. Otros, que aman su profesión, se consumen en el ejercicio del trabajo idóneo, sin lavarse y sin comer. Pero tú estimas menos tu propia naturaleza que el cincelador su cincel, el danzarín su danza, el avaro su dinero, el presuntuoso su vanagloria. Estos, sin embargo, cuando sienten pasión por algo, ni comer ni dormir quieren antes de haber contribuido al progreso de aquellos objetivos a los que se entregan. Y a ti, ¿te parecen las actividades comunitarias desprovistas de valor y merecedoras de menor atención?

Frase aplicable a:
Desde el primer día en que leí esta frase, no pude volver a vaguear en la cama. Se acabaron las siestas. Se acabaron los cinco minutos extra. Ni trucos para dormir mejor, ni deporte, ni premios, ni rutinas para crear hábitos, ni despertadores especiales.
Cuando tengo mucho sueño, el desgraciado de Marco Aurelio me despierta por las mañanas.

Invertir en oro

No es que sea un genio de la economía, pero tengo el sentido común para saber callar en más ocasiones de las que me gustaría.
Una de tantas veces es cuando oigo justificaciones a la compra de joyas. Después de tantos siglos, el oro sigue siendo un símbolo de ostentación irresistible y a las personas nos gusta mostrar todo tipo de alhajas fabricadas con él. En algunos casos con muy poco gusto, como llevando gruesas cadenas al cuello.
Las piezas de oro gustan mucho. Y he oído en muchas ocasiones que la compra de estos productos va más allá de que sean piezas duraderas y ajenas a las modas. Además lo compro como inversión.
Esta es, en mi opinión, una enorme falacia. El oro que se negocia en los Mercados Internacionales, ese es el oro de inversión. Si te compras un lingote de oro, estás invirtiendo. Cierto es que si te compras una pulsera o un anillo estás haciendo un gasto en un bien del que se puede obtener liquidez en cualquier momento. Pero esa liquidez es como la de un coche, que obtiene una considerable depreciación en cuanto sale por la puerta del concesionario.
Las joyas de oro de segunda mano se compran con un notable descuento sobre el precio. Digamos un 25% más baratas que si fueran nuevas. Digamos aún que cualquier producto de oro se puede vender perdiendo un 25% del precio de compra.
La inversión en oro ya tiene implícita una depreciación del 25%. Es como si en la bolsa tuviéramos que pagar un 25% de comisión de venta de acciones, o como si por vender un piso el Estado cobrase un 25% en impuestos. Eso nos parecería abusivo y nos alejaría de esta forma de inversión.
Pero el oro es una gran inversión, porque siempre sube. Eso es mentira. Eso es una enorme mentira. No hay inversiones seguras. Ninguna. Mañana se descubre una mina de oro en Turquía y el precio del oro puede bajar un 30%.
Aún asín, si se cree que el oro es una inversión segura, ¿Por qué entonces no comprarlo en los mercados cotizados? Se pueden comprar contratos de futuros de oro, oro virtual sobre cantidades reales del dorado metal. La comisión de venta puede ser del 0,5%, quizás aún menos.
Pero yo de bolsa no entiendo y de anillos con forma de sello sí.Pues esto sucede porque lo que te interesa es el oro, no las inversiones.
Con el oro ocurre como con las viviendas. Nos engañamos. Mezclamos churras con merinas. No yo lo he comprado para vivir pero también como inversión. El doble de listo.
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El oro es en general una pésima forma de inversión:

  • Tiene un sobreprecio considerable en el trabajo orfebre y la intermediación del joyero.
  • Las piezas de oro son pequeñas y se pierden con más frecuencia de lo que se cree.
  • Son el objetivo número uno de cualquier robo. Y casi el único bien que siempre consiguen llevarse los ladrones.
  • El oro puede bajar y subir de precio, es un bien muy volátil. Que además está en máximos históricos actualmente.

¿Te gustan las joyas? Pues compra tantas como puedas. Pero no te engañes con el cuento de que es una inversión.