La Princesse de Cleves

Brutal noticia de los Reyes de la protesta. Los franceses:
Nicolas Sarkozy, el Presidente de Francia, en varias ocasiones ha mencionado que le repugnaba el libro clásico ‘La Princesse de Cleves’, novela del siglo XVII escrita por Madame de La Fayette. Es uno de esos libros de lectura obligada en los cursos de francés, como en castellano puedan serlo El Cantar de Mio Cid o La Celestina.
Como forma de protesta ante su política, los franceses están haciéndolo de una forma ilustrada: leer La Princesse de Cleves para expresar su rechazo hacia las opiniones del Presidente.
Es una protesta de una elegancia sin igual. Desorganizadamente, poco a poco, el libro ha alcanzado una popularidad inusitada tras sus más de trescientos años de historia. Ahora resulta casi imposible hacerse con una copia en las librerías. Y en un reciente ranking de los libros favoritos de los escritores franceses, La Princesse de Cleves ha alcanzado el tercer puesto, dejando atrás a decenas de obras más populares y quizás importantes.
Ante la dificultad de conseguir la novela, el éxito se desplaza hacia las chapas que dicen “Yo estoy leyendo La Princesse de Cleves”.
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Porque las chapas son más fáciles de comprar y exigen menos esfuerzo. También se ha agotado.
Via: Weekend Stubble.
Fuente: Noticia del Daily Telegraph

J.P. Morgan

Biografía de J.P. Morgan

Empezaré explicando porqué me leí una biografía de J.P. Morgan. La razón principal es muy sencilla: porque vi un libro sobre su vida cuando estuve en Strand Books (Nueva York).
El libro era de esos que están usados pero parecen nuevos. Sólo costaba 7 dólares, lo que al cambio en euros es una cantidad ridícula, menos de lo que cuesta una revista técnica.
Desde luego, a nadie en su sano juicio le llama la atención la vida de J.P. Morgan. Ese es quizás uno de los atractivos. Normalmente las personas a las que admiramos producen unas biografías decepcionantes. Aquel que creíamos grande se nos antoja demasiado humano. Lo que entendíamos como genialidades se nos presentan como consecuencias de influencias anteriores en su vida. Es como la explicación técnica de una gran historia, mejor no saberla.
Así, partimos de la biografía de una persona que no nos interesa o por la que no sentimos nada en particular. Nos podemos fijar más en los detalles intrascendentes, apreciamos más los personajes auxiliares. Y sobre todo no hay partes de la historia que ya conozcamos.
John Pierpont Morgan (1837 – 1913) es conocido como el banquero más importante de la Historia. Fue una de las personalidades fundamentales de finales del siglo XIX en Estados Unidos, una época histórica de enorme interés. Sólo por conocer mejor su tiempo, merecía la pena intentar leer el libro.
He de reconocer que tras 100 páginas decidí dejar de leerlo, porque me parecía muy aburrido. Pero al final pensé en continuar con un capítulo más y para mi sorpresa acabé terminando el libro (tiene 700 páginas, más otras 100 en notas y bibliografía) y disfrutándolo.

Educación de J.P. Morgan

Un hecho fundamental para entender la vida de Morgan es que su padre, Junius Spencer Morgan (1813-1890) fue también un banquero importante, que comenzó a trabajar en la firma inglesa George Peabody & Co.
Junius Morgan (el padre de J.P. Morgan) había nacido en Estados Unidos pero desarrolló su carrera profesional en Inglaterra, tratando de hacer a las empresas, particulares y al propio gobierno americanos más fácil el acceso a la financiación con dinero europeo.
La familia de J.P. Morgan era bastante acomodada pero el padre no le dio a su hijo una educación entre almidones. Desde muy pronto se vio que Morgan era un niño enfermizo. Tuvo que realizar viajes desde muy joven (con apenas quince años) sólo. Por ejemplo pasó casi un año entero en Madeira, esperando que el aire sano de esas islas le fuera bueno para los pulmones.
J.P. Morgan estudió un año en Suiza – en francés – porque su padre pensaba que los idiomas eran muy importantes para los negocios (estamos hablando de 1850). Tras estudiar durante un año allí y aprender esa lengua, estudió en la Universidad alemana de Göttingen, donde aprendió un alemán aceptable.
Durante su formación europea J.P. Morgan consiguió algo que era muy infrecuente en el mundo de los negocios: ser una persona culta. En su juventud J.P. Morgan tuvo la oportunidad de viajar a menudo por Italia, conociendo las enormes riquezas culturales de dicho país, antes de que las Guerras Mundiales pasaran sobre él. También estuvo con frecuencia en París y Londres, por lo que no sólo conoció el mundo del arte sino que le gustó.
Hay que puntualizar que en aquella época había una división entre las clases cultas y las empresariales. Normalmente el que era culto lo era por ser de buena familia y no necesitaba trabajar para sustentarse. Antes era incluso más complicado ser culto y vivir de ello. En el otro lado, los empresarios se volcaban en cuerpo y alma a sus empresas. Era una tarea que exigía las 24 horas del día. Uno no podía hacerse un hueco en la jungla de los negocios. Además que antes aprender de arte era mucho más difícil que ahora, por cuanto la información estaba mucho más dispersa. Por todo esto, J.P. Morgan se convertiría en un personaje absolutamente excepcional.
Al terminar su formación el padre lo mandó a las oficinas de su banco en Nueva York.
Como ya hemos dicho, Junius Morgan trabajaba para un banco británico especializado en “colocar” productos americanos. Era como una especie de empresa de exportación, pero en lugar de traer madera o textiles lo que traía eran acciones de empresas americanas o deuda de un banco estatal o bonos convertibles. Como en tantos otros negocios, lo importante no es lo que fabricas sino el poder venderlo, de ahí que la actividad principal se desarrollara en Londres, donde se fabricaba el dinero. La oficina americana de Nueva York proponía y la de Londres decidía si entrar en el negocio y se encargaba de vender el producto.
Así, J.P. Morgan marchó para la menos importante oficina de Nueva York y tuvo un trabajo de poquísima categoría, simplemente recibiendo y enviando los mensajes (por entonces por correo mediante barco) entre las dos oficinas.
El trabajo no tenía ningún interés, pero su padre le quiso justificar la importancia y trascendencia de ese puesto: “El chico de los recados se entera de todo de primera mano. Tienes que estar siempre muy atento a lo que ocurra en todas partes. Abre bien los ojos.”
Esto contrastaba con la vida del joven Morgan, que era muy acomodada y no exenta de lujos. Este tipo de pruebas “empezando desde abajo” ahora son muy comunes en las grandes fortunas empresariales. Un par de semanas en los infiernos. Los ejecutivos de McDonald’s pasan una semana al año en las cocinas de una de las franquicias. Todos los años.
El caso es que J.P. Morgan se sentía menospreciado por su padre. Pronto le pasó a trabajar en otro banco en un mejor puesto, pero siempre bajo la supervisión de su padre.
En esa época el enchufismo era muy habitual. Pero no endogamias empresariales, sino que se aceptaban familiares entre distintos bancos. Yo contrato a tu sobrino y tú a mi yerno. La historia de los bancos en que trabajó Morgan siempre está rodeada de los mismos apellidos.
Los primeros intentos de J.P. Morgan por hacer algo propio, al margen de su padre, fueron compras de acciones en bolsa. Su padre sin embargo le dijo que no hiciera algo así, que era una muy mala práctica, en contra del negocio bancario. Con los años J.P. Morgan iría cada vez oyendo más a su padre y menos a sus propios instintos iniciales.
Las aventuras especuladoras en bolsa de J.P. Morgan le dejarían el mal sabor de boca de las pérdidas. Por un lado no le gustaba la larga sombra de su padre, un banquero tal vez no muy importante pero sí de un prestigio y buen nombre notables. Había probado seguir su propio camino y no había funcionado.
En más de una ocasión Morgan se plantearía la retirada completa del negocio bancario. Le gustaba viajar, las mujeres y los lujos. Le gustaba el arte y lo exquisito. Pero trabajar era muy aburrido. Al principio se escudó con largas vacaciones, de a lo mejor cinco y seis meses seguidos. En cierta ocasión anunció su definitiva retirada. Pero acabó volviendo al trabajo.

Vida amorosa de J.P. Morgan

Su vida amorosa se vería truncada con la muerte de su primera mujer, Amelia Sturges, probablemente de tuberculosis. Morgan, un hombre de salud débil y con tendencia a la depresión, tuvo la desgracia de casarse con una mujer que le hacía inmensamente feliz pero que murió pocos meses después de su boda.
Esta experiencia le marcaría para siempre, tal vez no sería feliz pero le ayudaría para tener ese punto de indolencia, de no importarte las cosas tan necesario para sobrevivir. Si quieres salvar lo que tienes, te vuelves conservador y te mantienes. Pero si no tienes nada que perder, porque ya lo has perdido todo, eres realmente audaz y valiente.
Años después Morgan se casaría de nuevo, con Frances Louisa Tracy. Pero este matrimonio sería un fracaso. Fanny simplemente sería la madre de sus hijos, pero harían vidas totalmente separadas. De hecho se solían evitar. Cuando el uno estaba en Europa el otro se marchaba a América y para cuando el primero pretendía retornar el otro ya estaba pensando en hacer lo mismo. Esta forma de comportarse la había aprendido Morgan de sus propios padres.
En realidad era algo bastante común en aquella época. Uno se casaba y luego se buscaba una mujer que le gustara. A diferencia de ahora en que tal vez se optaría por las prostitutas o mujeres jóvenes ajenas a nuestro círculo, lo que se estilaba a finales del siglo XIX eran las relaciones con otras mujeres en condiciones similares a la que uno despechaba. Así, Morgan tuvo relaciones con esposas de algunos de sus amigos, mientras que sus amigos las tenían con esposas de otros amigos. Aunque nada dice el libro, probablemente la mujer de Morgan estuvo con alguno de sus amigos.
Desde luego no era una orgía desenfrenada. Uno elegía una mujer que fuera acorde a sus gustos y tenían una aventura que aunque era más o menos evidente, no del todo clara. Los periódicos se financiaban no contando estos cotilleos, recibiendo dinero a cambio de no publicar lo evidente. Una extraña forma de prensa rosa por omisión. El periodista narraba los hechos sin dar los nombres de los amantes, de forma velada. “Un acaudalado chico joven de familia irlandesa ha sido visto con la hija de un empresario de telas”. Entonces el acaudalado chico joven pagaba un dinero y no se volvía a hablar del tema. Su nombre completo nunca aparecía impreso.

Banqueros de segunda categoría

Junius Spencer Morgan, el padre del famoso banquero, fue escalando posiciones en la banca mundial de forma tranquila. Trabajando bien y dando confianza a los clientes. Fue un ascenso lento pero constante. Las crisis que golpeaban Europa a finales del siglo XIX iban eliminando competidores de la carrera mientras que los que trabajaban bien sobrevivían. Poco a poco la figura del mayor de los Morgan iría adquiriendo una posición de mayor importancia.
No dejaban sin embargo de ser banqueros de segunda categoría. El bacalao lo cortaban los Rothschild y los Baring. Estas dos sagas de banqueros eran los primeras espadas de la banca mundial. Cualquier movimiento importante de dinero pasaba por sus manos. El resto de bancos podía colaborar con ellos, pero siempre en un segundo plano.
Ese era el lugar de los Morgan, que aún así destacaban en el vagón de los segundones. La apuesta por la economía americana de Junius Morgan sería lo que les haría brillar con el tiempo. Aunque Junius Morgan se había marchado de su país para hacer fortuna en Inglaterra, tenía una confianza absoluta en que los Estados Unidos eran el futuro. Y tras la Guerra Civil, la economía americana crecería a unos ritmos vertiginosos.
Una frase que me ha dejado marcado y en la que no puedo dejar de pensar es la que dijera sobre la economía de los Estados Unidos. Dice J.P.Morgan:

Una cosa que siempre me decía mi padre era que no fuera pesimista sobre el futuro de América. “Recuerda hijo mío”, decía, “que todo hombre que sea bajista (bear) sobre el futuro de este país, se arruinará. Siempre habrá muchas ocasiones cuando las cosas se oscurezcan y los nubarrones se ciernan sobre América, cuando la incertidumbre causará mucha desconfianza y la gente pensará que se ha llegado a niveles de sobreproduccion, demasiada construcción de ferrocarriles y demasiado desarrollo de otras empresas. En esas épocas y siempre, ten en mente que el crecimiento de este gran país se encargará de todo eso.”

Poco a poco J.P. Morgan fue asumiendo su lugar respecto de su padre. Empezó a entender la forma de entender los negocios de Junius y acabó aceptando su lugar secundario respecto de su padre. Pero lo haría de una forma positiva, como el que se supedita a un buen General. Morgan entendió que su padre era un gran banquero y que a pesar de que se podían hacer las cosas de una forma diferente, el estilo correcto era el seguido por su padre: trabajo duro, ganarse el respeto de los clientes, precaución en las inversiones.

El gran J.P. Morgan

Al final la grandeza de Morgan como banquero no es más que la consecución de los triunfos del padre, que fue una hormiguita que apostó a caballo ganador. J.P. Morgan brilló en algo que le caracterizaría: elegir buenos caballos.
La apuesta de Junius por Estados Unidos acabó dando buenos resultados y en poco tiempo la oficina de su banco en Nueva York era la realmente importante. Para entonces J.P. Morgan estaba al cargo de la misma y los buenos negocios abundaban. Además, la cautela de Morgan le impidió dar un pelotazo pero le sirvió para anotarse numerosos éxitos modestos y continuados.
El tiempo puso a J.P. Morgan en el centro de la economía mundial. Con una formación excelente, contactos por todo el mundo y de calidad, una forma de trabajar impecable y un toque de suerte, Morgan continuó el trabajo de su padre demostrando la valía. Si su padre hubiera vivido 170 años habría sido el mejor banquero del mundo. Al no tener tanta longevidad, el título fue a parar a su hijo.
Mérito propio de J.P. Morgan fueron sus inversiones en productos por entonces muy novedosos: la electricidad de Edison, una apuesta personal de Morgan, que siempre creyó en las posibilidades de Thomas Edison y financió sus invenciones. Los ferrocarriles y otras formas de transporte, que siempre fueron algo muy azaroso, para cuando J.P. Morgan tomó las riendas del banco eran una inversión con enormes posibilidades de éxito.
De la forma de trabajar de Morgan destacan dos aspectos. El primero era su habilidad para destrozar empleados. Conseguía que la gente se implicara tanto con él, que muchos se dejaban la salud en el camino. Esto se llegó a convertir en una de las mayores desventajas de trabajar para Morgan y la razón por la que le rechazaban generosas ofertas de trabajo. Muchas de las personas que trabajaron para Morgan murieron muy jóvenes.
Y esto en parte se debe a la segunda de sus peculiaridades con el trabajo. A pesar de haberse criado en un entorno en que las relaciones siempre eran casi aristocráticas, con sagas familiares de banqueros, Morgan eligió el camino de trabajar con los mejores, sin importarles ni su origen ni su familia. El hecho de que contratara a un banquero italiano, Egisto Fabbri, en sus inicios ya fue casi un escándalo. Con el tiempo su padre le reconocería su acierto eligiendo a una persona tan válida. Para dirigir su propia biblioteca eligió a una mujer, que además era extranjera (en realidad era americana e hija de un negro pero prefirió hacerse pasar por portuguesa para disimular sus exóticos rasgos).
Morgan tenía problemas para delegar, pero no para elegir a personas muy capaces. No era tímido ofreciendo condiciones generosas, a veces extraordinarias, a los mejores hombres de negocios. Y cuando confiaba en alguien, era casi imposible que perdiera esa confianza. Esto es más un defecto que una virtud, pues algunos se aprovecharon de él. En el momento que elegía a alguien para un cargo, le exigía lo máximo, pero confiaba plenamente en su subordinado. Le dejaba trabajar con total libertad.

El legado de J.P. Morgan

Lo que John Pierpont Morgan haría, a diferencia de su padre, fue centrarse en el negocio de las consolidaciones de empresas. Fusiones entre potenciales competidores en una época en que la situación casi lo exigía. Morgan era respetado por todos y gracias a ello conseguía tratos inverosímiles entre empresas enemigas acérrimas. Y en cada una de esas consolidaciones el conseguía un gran trozo del pastel, pero sobre todo el colocar a personas de su confianza en el Consejo de Administración de esas nuevas compañías.
Conforme se iba haciendo mayor, Morgan controlaba de forma indirecta más y más negocios. En los ferrocarriles tenía control sobre algunas de las líneas más importantes del país. En la electricidad consolidaría las competidoras formando General Electric. Y en el que se llamó El negocio del siglo (del siglo XX, y tuvo lugar en 1901) consolidó las principales empresas acereras, formando United States Steel Corporation, la empresa más importante del mundo.
Normalmente de estas consolidaciones Morgan obtenía más poder que dinero. Aunque es cierto que poco a poco las cantidades de dinero ingresadas fueron creciendo hasta llegar a unos niveles de riqueza desmesurados. Todo el mundo estaba ganando dinero porque la economía estaba en un enorme auge. Y encima no había guerras.
Según envejecía, Morgan fue desvinculándose poco a poco de los negocios. En cierto modo, ya era muy viejo y los nuevos tiempos exigían retos para los que no estaba preparado. Tras años controlando cada detalle del negocio, fue apartándose y dejando su lugar a las nuevas generaciones. Entonces se dedicó al arte, que había abandonado durante décadas.
A diferencia de otros millonarios de su época, que creaban colecciones ostentosas inspirados por la opinión de expertos, Morgan tenía opinión y conocimientos propios. Mientras otros como Henry Clay Frick conseguían pasar a la historia por el excelente Museo Frick de Nueva York, y no por las tropelías realizadas en los negocios del acero, Morgan coleccionaba por gusto, porque le gustaba el arte y las cosas que compraba.
Sólo por el legado artístico de Morgan, merece un lugar propio entre los benefactores de la Humanidad. La grandeza del Metropolitan Museum of Art, uno de las colecciones de arte más extraordinarias del mundo, se debe al afán de Morgan por atraer arte europeo a los Estados Unidos. También el Museo de Ciencias Naturales le debe mucho a este banquero. Y su joya entre las joyas: la Biblioteca Morgan.
Oculta entre tanta majestuosidad en Manhattan, la Biblioteca Morgan es una de las atracciones más ocultas de la ciudad de los rascacielos. Puesto que Morgan no podría conseguir las colecciones de pintura que cualquiera hubiera deseado, se especializó en piezas pequeñas. Y es en ellas en las que su colección no tiene igual. Nadie tiene tantas Biblias originales de Gutemberg como su colección. O tantos incunables. O primeras ediciones de obras maestras de la Literatura. O barajas de Tarot antiguas.
Pero si hubiera que resumir la vida de Morgan en un hecho, ese sería su actuación en la crisis de 1907. La Bolsa había caído un 50% desde máximos y los bancos quebraban uno tras otro. La situación económica era desesperada y el viejo Morgan, semi retirado de los negocios, se encargó personalmente de solucionarla. Para ello convocó a los banqueros de Nueva York, se reunió con el Presidente de los Estados Unidos y en unas actuaciones relámpago tomó las medidas necesarias para evitar el colapso del sistema económico.
Morgan actúo como siempre solía hacerlo: pensando en sí mismo como un hombre más allá del Bien y del Mal. No porque temiera perder sus propiedades o verlas mermadas, sino porque entendía la labor bancaria como un sostén de toda la economía. Y que por ello contraía una responsabilidad a la que debía supeditarse.
Por eso, en vez de mantenerse al margen, decidió hacer lo imposible, correr riesgos que había despreciado durante toda su vida, por salvar al país de una crisis atroz. Ahora que vivimos inmersos en una, entendemos la necesaria intervención de los Estados para controlar el caos y evitar las caídas en cadena. Morgan actuó por encima de los Estados, que no se sentían capacitados para intervenir, ni sabían cómo hacerlo.
Al final salvó la economía de los Estados Unidos, y de paso la Mundial, de una crisis que podría haber resultado terrible, quizás el preámbulo a lo que ocurriría en 1929. Y aunque en las altas esferas se le considerara un benefactor por su acción, era tal el odio que las clases populares le tenían que decidieron juzgarle no como el salvador sino como el provocador oculto de la crisis.
La compra de una de las empresas que hubo que forzar para evitar su quiebra y la consiguiente cadena de caídas se entendió como un negocio redondo. Se habló de que Morgan había provocado la crisis para poder salir reforzado de ella. Lo triste es que por ello tuvo un juicio muy severo, cuando ya estaba al margen de los negocios. Ese juicio destrozó su salud y le causó la muerte pocos meses después.
Es cierto que Morgan cometió numerosas irregularidades y delitos de cuello blanco durante su carrera profesional. Pero comparado con sus coetáneos, casi mereció ser santificado. Morgan nunca trabajó por conseguir más dinero, lo hacía por crear un mundo mejor. Un mundo con más dinero, eso sí.
La idea del crédito de J.P. Morgan quedaría plasmada en una de las sesiones de ese juicio a toda su carrera, el Pujo Committee. El fiscal le interrogaba sobre sus negocios y Morgan, de vueltas de todo, respondía con una honestidad preocupante. El fiscal pregunta, Morgan responde.

¿La base del sistema financiero es el crédito, verdad?
No siempre. El crédito es una evidencia del sistema financiero, pero no es el dinero en sí mismo. El dinero no es más que oro.
¿Entonces el crédito no está basado en el dinero? ¿Los bancos no prestan dinero a los hombres y las instituciones porque esperan que haya dinero que garantice estos préstamos?
No señor. Es porque la gente cree en esos hombres.
¿Y si esos hombres no tienen nada de valor?
Un hombre puede no tener nada de valor. En una ocasión un hombre vino a mi oficina y le di un cheque por valor de un millón de dólares cuando yo sabía que ese hombre no tenía ni un céntimo.
¿Pero eso no son negocios, no?
Si, desafortunadamente sí lo son. Aunque no creo que fuera un buen negocio en cualquier caso.
Pero entonces, ¿El crédito no se basa en el dinero o las propiedades?
No señor: por encima de todo está el carácter.
¿Por encima del dinero o las propiedades?
Por encima del dinero, de las propiedades o de cualquier otra cosa. El dinero no puede comprarlo, porque un hombre en el que yo no confíe no podrá conseguir ni un céntimo de mí aunque presente todos los bonos de la Cristiandad.

El Gran Robo de Notarbartolo

Una historia real digna de película, al más puro estilo de Ocean’s Eleven (y sus secuelas) es la del robo del Diamond Center en Amberes en febrero del 2003.
Un grupo de ladrones altamente cualificados se apoderó de un botín valorado en unos 100 millones de dólares. Para conseguirlos no tuvieron que disparar ni un solo tiro: lo hicieron con total limpieza, superando los diez niveles de seguridad, desde sensores de detección de temperatura y movimiento, una red de cámaras de videovigilancia, cámaras acorazadas inquebrantables, contraseñas imposibles de obtener y una llave única en el mundo e induplicable. Se marcharon sin que sonara ni una alarma y sin dejar ni una huella dactilar a su paso.
Por la impecable factura técnica, este robo fue calificado como “el robo del siglo”.
La historia es muy extensa y está en inglés pero os aseguro que merece la pena. Como siempre, a los culpables se les descubre por errores de niño pequeño: La profesionalidad acaba cuando se consigue el botín.

26 de Marzo

Honrado como el día de la Independencia en Bangladesh, San Poncio según el santoral católico, o el Día Mundial por los Documentos Libres y los Estándares Abiertos para los linuxeros, el 26 de marzo tiene algo que lo convierte en muy especial.
Es el 85º día del año (el 86º en los años bisiestos), pero el 26 de marzo faltan 280 días para terminar el año.
280 días es el tiempo medio, aproximado, de gestación del ser humano, por lo que si hoy te quedas embarazada, tu hijo nacerá, en promedio, el 1 de enero del año que viene.
La primera puntualización importante es revisitar una vez más lo inexacto de nuestro conocimiento sobre algo muy sencillo, en este caso el nacimiento de los niños. 280 días es una unidad de medida múltiplo de 40 semanas, que a su vez es un número muy redondo.
A pesar de que se conocen los decimales de pi con una precisión de millones de cifras, el periodo de gestación para las personas se conoce con una precisión de semanas. Los estudios más profundos al respecto se atreven a sugerir cifras como el de 282 días.
No es esta una media convencional: los embarazos prematuros se eliminan de la estadística. Los embarazos normales, duran en torno a esos días.
El segundo punto a señalar es la no arbitrariedad del nacimiento de un hijo. A priori puede parecer trivial pero no es así.
El niño nacido el 1 de enero compartirá clase con niños nacidos después que él. Todos sus compañeros de clase serán más jóvenes. Esto tiene una ventaja, demostrada estadísticamente, para los niños: la probabilidad de que sean unos buenos deportistas es considerablemente mayor. Al final, se entiende: en cualquier clase serán los más grandes, los más fuertes y los que han tenido más tiempo para aprender.
Para los padres también es una desventaja: si el niño nace el 31 de diciembre el gasto en guardería será mucho menor que si nace el 1 de enero: exactamente habrá que pagar unos ocho meses de guardería más, que a unos 200 euros (tirando por bajo) son nada menos que 1.600 euros. Algo que se pueden ahorrar los padres previsores. Pero si los padres tienen dinero, y lo que les interesa es el futuro del niño, mejor tenerlo a principio del año.
Eso sí, con lo mal que está la fertilidad en los tiempos que corren, no está la cosa como para tanta planificación. Eso sí, si lo estás buscando, el 26 de marzo es un día perfecto para hacer un esfuerzo extra.
Fuente: No hay fuente, esto lo escribí el 1 de enero, y se me pasó publicarlo en el día exacto.

Las ONG como negocio

Las ONG (NGO en inglés, Organizaciones no Gubernamentales) suelen ser organizaciones sin ánimo de lucro que tratan de luchar por defender alguna causa que consideran muy justa: la defensa de los animales, de la naturaleza, de las economías locales, la libertad para abortar, la igualdad de sexos.
Profesionalización
Aunque no viene en las siglas, hay de fondo un axioma de toda ONG: el dinero se usa exclusivamente para la causa a defender. No hay beneficios, no hay dividendos. Los que trabajan en estas asociaciones suelen cobrar menos que en un empleo convencional. Simplemente reciben una satisfacción personal extra. Fabricar bombas de racimo es algo tan frustrante y poco realizador que merece estar bien pagado.
El alejamiento de la idea de beneficio, y por lo tanto de la gasolina que mueve el capitalismo, ocasiona no pocos problemas a estas asociaciones. Cierto es que el capitalismo es un gran mal, pero las alternativas, hasta la fecha, no lo han sido menos.
Las ONG se mueven en base a donaciones. No pueden generar dinero, por cuanto no producen nada tangible. Para conseguir esas donaciones, puedes esperar a que la gente haga el ingreso en la cuenta o salir a la calle a pedirlo.
Ahora bien, si tienes una actitud no capitalista, los “comerciales” que tratan de captar donaciones no pueden actuar bajo comisión, o esta no puede ser competitiva. De ahí que a un comercial profesional, un vendedor nato, le resulte más atractivo intentar vender las invendibles conexiones de ADSL de un operador malo antes que tratar de conseguir acólitos para una buena causa.
Si por ejemplo un vendedor de apadrinamientos a niños de El Salvador cobrara 30 euros por captación de cliente y el dato saliera a la luz quizás habría rechazo por parte de la sociedad. Podría perjudicar a la causa el que se supiera que del dinero que piensas donar, los tres primeros meses irán íntegros a la comisión del vendedor.
Asín que no se puede tener vendedores profesionales. Sin embargo las encantadoras estudiantes de tercer año de Medicina son un reclamo quizás mayor. No sólo lo hacen por amor al arte, o casi, sino que en lugar de esos apergaminados trajes muestran ropa joven y sonrisas inocentes.
Sin embargo la captación de donaciones tiene algunos de los mayores defectos de la acción comercial: Si te interesa la idea, no puedes llevarte el folleto a casa, pensártelo y enviar una contestación sin franqueo a un buzón. No; Tienes que dar todos tus datos personales y firmar ahí en caliente. Para que el comercial pueda contar su comisión, aunque esta probablemente sea más moral que económica.
El amateurismo de las ONGs tiene muchas ventajas pero también inconvenientes. Una organización de gran tamaño que tiene muchos amateurs en puestos de responsabilidad. No digo que hagan falta MBAs (másters en Administración de Empresas) por todo el organigrama de una ONG, pero sí que me parece lícito pensar que la restricción económica va a impedir contar con los mejores profesionales (un notable contraejemplo a lo que digo es la empresa sin ánimo de lucro Craiglist, quizás una de las más eficientes del mundo). Por eso hay estudiantes metidos a comerciales. Por eso piden en Calle Preciados en lugar del ingrato llamar puerta a puerta de los barrios.
La publicidad
Al hilo de esto, la forma de publicitar las campañas de estas asociaciones quizás sea muy mejorable. El chantaje emocional, el mostrar niños moribundos funciona pero sólo hasta cierto punto. Me imagino que se podrá abordar a la gente de formas más diversas. Siempre es lo mismo, que si las crías de focas asesinadas, que si el niño con el estómago hinchado, que si el 20% de enfermos de SIDA en el país ZZZ.
A mi me funcionaría que dijeran “somos gente concienciada y con tu dinero haremos algo bueno, sin malgastarlo” , con eso me valdría. Uno de esos anuncios como de Starbucks con los mismos estudiantes que tratan de vender suscripciones a la ONG, tomándose unas bebidas y hablando de salvar el mundo. Pues estupendo. Y es que encima sé que es verdad. Pero eligieron la campaña que toca la fibra sensible y ya sólo es arañarla y retorcerla. Primero te hablaban del niño, luego te lo mostraban. Más tarde ves el cadáver. Luego cómo lo tiran a un contenedor o fosa común. O el leproso justo cuando se le cae una falange. No hay mucho margen de mejora en esta forma de hacer publicidad.
Y luego está que usan las peores formas de publicidad. El spam por correo tradicional, por direcciones obtenidas de mala manera. Así puedo seguir de cerca las peticiones de Médicos sin Fronteras, que consiguieron mi dirección de correo de una tarjeta de crédito que tuve una vez por financiar la compra de un ordenador.
Es que me da igual el discurso que tengan, ven puerta por puerta pero no me mandes cartas al buzón porque das una imagen nefasta. Y las cartas que recibo son tan negativas que producen rechazo, tienen un tono de demasiada familiaridad: Todo esto pasa en el mundo y tú no estás haciendo nada.
Competencia
Entre ONGs no hay competencia de forma oficial. No son MacDonald’s vs Burguer King ni Coca-Cola vs Pepsi pero está claro que el que dona a Cáritas a lo mejor no lo hace a Médicos del Mundo. El dinero que uno destina a labores sociales es limitado (a veces igual a cero) y siempre habrá que elegir entre unas obras respecto a otras.
El caso más sorprendente de competencia velada lo muestra la película documental “An Inconvenient Truth”, sobre el cambio climático. El movimiento liderado por Al Gore, totalmente profesionalizado, ha conseguido eclipsar, de la noche a la mañana, a iniciativas que llevaban décadas trabajando de manera incansable. Casi han dejado en un segundo plano a la legendaria abanderada de la naturaleza: Greenpeace.
La atracción sobre el deterioro de la naturaleza coloca fuera del primer plano quimeras que antes recibían mayor atención: las guerras, la pobreza, el hambre en los países pobres. No he visto sus cuentas – como tampoco las de Pepsi – pero seguro que el flujo de donaciones hacia estas causas ha disminuido en los últimos años, al igual que la atención de los gobiernos.
Y como no se puede hablar de competencia, ni se puede argumentar diciendo que “mi causa es más justa”, pues surgen iniciativas bizarras como la de Acción contra el Hambre: No Hunger.
Han llenado de carteles las ciudades hablando de que Al Gore debería ahora hacer una película sobre el hambre y la desnutrición. En mi opinión es un sinsentido. Al Gore es un profesional y ha apostado por la lucha contra el cambio climático (prohibido hablar sobre él en los comentarios).
Es como pedirle a Casillas que ha sido tan buen portero que eche una mano en un equipo de hockey. Pues no, os tendréis que buscar a vuestro propio Casillas del hockey. Y mejor haríais tomando buen ejemplo: Al Gore era un desalmado cuatro días antes de empezar la historia del documental. Pero era un profesional. Quizás habría que mirar más entre los profesionales y menos entre la gente con buena voluntad (esto con grandes dosis de entrecomillado).
La propuesta de Acción contra el Hambre es lo más parecido a competencia que puede verse entre ONGs. Por supuesto habrá enormes diferencias e incluso rencillas, pero eso no puede airearse. La competición es sana, si se hace respetando las reglas. Pero el tragar odio sin decir ni media, eso no puede ser sano.
Segmentación
A diferencia de con los negocios en que la concentración es casi natural y los Estados deben establecer leyes para evitar caer en el monopolio, las ONGs se escinden hasta el infinito. Hay una ONG por cada enfermedad rara. Y no tan rara. Una por cada tipo de cáncer. Incluso ONGs para un tipo de cáncer y una ciudad del mundo.
Está claro que si uno está enfermo de sífilis y tiene pocos medios, puede recurrir a Cáritas o a Médicos sin Fronteras. Pero si hay una organización específica, tanto mejor.
¿Pero por qué cada vez hay más ONGs? Me imagino que, puesto que el dinero no es una prioridad, el poder ocupa un lugar preeminente. No es lo mismo ser cola de león que cabeza de ratón. Sobre todo cuando los dos cobran lo mismo: nada.
Para una ONG lo importante es tener un famoso que de la cara por la asociación, que sirva para la publicidad. Con eso da para tener un modesto presupuesto y acometer algunas acciones concretas. ¿Pero por qué no se fusionan la ONG de los derechos de los sifilíticos y la de los derechos de los leprosos?
Pues tal vez porque el presidente de ambas asociaciones quiere seguir siendo presidente. Y el único responsable de publicidad quiere seguir siéndolo. Y así con todo. Porque al no existir dinero de por medio, hay que cuidar al personal hasta ese punto, en que el bien común, el objetivo de la ONG, pasa a un segundo plano. Lo más importante es que los que trabajan en la ONG estén a gusto.
También hay que contar con el efecto linuxero. En Linux hay diferentes “sabores”, variaciones sobre la idea original de sistema operativo. Pero cuando en uno de estos “sabores” se producen discrepancias, a veces se producen escisiones (fork). Unos quiere que los botones salgan a la derecha y otros que a la izquierda. Al final cada uno saca su propia versión del sistema operativo y evolucionan por separado.
Este tipo de peleas no ocurren en las empresas. Se escoge una de las dos opciones (normalmente no la mejor) y todo el mundo lo acata. Pero en el mundo voluntario, no tienes por qué acatarlo y aunque a veces es bueno, también hay una parte negativa muy importante. Los que antes aunaban esfuerzos ahora trabajan por separado.
La justificación
En la economía del infame capitalismo, si tienes una mala idea es cuestión de tiempo que el mercado te ponga en tu sitio. Que nadie compre tus productos, que pierdas dinero o no lo ganes. Pero en el mundo sin ánimo de lucro no hay malas ideas.
Si a una ONG se le ha metido entre ceja y ceja que hay que construir un pozo en una aldea de Guinea, es en beneficio de esa aldea y ya estás tardando en aflojar unos cuantos euros. No digo que el pozo no sea bueno, pero a lo mejor se podía haber gastado ese dinero en otra cosa, como comprarle un par de burros a los mandamases del pueblo. O a lo mejor era buena idea no hacer nada en ese pueblo, que está a un paso de entrar en una guerra con el vecino y el pozo será ineludiblemente envenenado e inutilizado.
Las ideas surgen y no se cuestionan. A veces se toma el camino más cómodo. Si soy ingeniero, les construyo un puente para cruzar el río. Si soy informático, justifico que sin conocimientos de ordenadores, los niños nunca tendrán un buen empleo. Si defensora de las mujeres, la campaña será contra la ablación.
Una asociación extraña es la de los Profesión del Mundo. Hay Médicos del Mundo y qué duda cabe que en lugares problemáticos siempre faltan médicos. Pero con otras profesiones, la duda surge. A mi me escama el gremio de los Payasos.
Los payasos son una anacronismo, pero se les potencia como forma de luchar contra los males. Los niños necesitan reír, sobre todo los que están en un hospital. La risa es buena y da años de vida. Todo muy cierto, ¿Pero hace falta una ONG de payasos?
Lo bueno de los payasos es el amateurismo. Cualquiera puede ser o hacer de payaso; para hacer de médico hay que tener algunos años de estudios. o echarle mucha cara
Y disfruta más el disfrazado que los que ríen las gracias. Pero el beneficio real y la justificación para pagar los carísimos vuelos a África de unos cuantos voluntariosos estudiantes con narices de payaso, es cuando menos dudoso.

mp3 no es para música clásica

Hoy en día hay dos tipos de mp3: el formato de música comprimida o por extensión aquellos aparatos capaces de reproducir los ficheros en ese formato musical.
Tanto uno como otro son una gran invento, pero no sirven para la música clásica.
No mp3 sino ape
Los puristas de la música clásica no aceptan formatos descafeinados. Eso de que el fichero se reduzca a un cuarto de su tamaño es lo de menos si para ello se ha perdido una milésima de decibelio en el sonido de la celesta que se usa brevemente en una oscura sinfonía.
Cuando buscas música clásica casi nunca la encuentras en formato mp3. Los que se preocupan de convertir un disco original en algo disponible para la gran mayoría de la gente, tratan de que esa compartición se haga sin que se pierda un átomo de calidad. Por eso el formato ape es el más popular de todos. Los ficheros ape son mucho más grandes que los mp3 y mucho menos estándar. Los reproductores de mp3 no reproducen ape y te toca realizar una conversión desde ape hasta mp3 antes de poder oír la música.
La pista única
Parece que no pero sólo eso ya es una molestia. Otra quizás mayor es que los que convierten los cds en música para subir a la red lo hacen en una única pista: el disco con la Sinfonía Turangalila de Messiaen en una única pista (estamos hablando de una pista de 80 minutos). O una obertura, un concierto y luego una sinfonía, todo en una única pista de audio.
Y esto lleva al problema de los reproductores de mp3. Tras convertir un fichero ape a mp3, que a veces es una única pista de audio, existe el problema de que si esta es muy larga, no puedes realizar una reproducción parcial.
Digamos que te apetece oír el segundo movimiento de un concierto: pues primero tienes que oír el primero. Esto ocurrirá también en la música pop, con aquellos discos que estén en una única pista, pero insisto que esto es muy frecuente en música clásica y raro en música pop.
Así, recuerdo haber tenido esa Sinfonía Turangalila en cuestión y haber oído el comienzo decenas de veces mientras que al final casi no llego nunca. Porque aunque puedes continuar oyendo por donde lo dejaste, es raro y siempre te apetece oír una música desde el principio.
La ordenación
Otro problema está en las canciones, que normalmente no vienen ordenadas como en la música pop. Y aquí el orden influye, y mucho. Porque una sinfonía es un puzzle de aproximadamente cuatro piezas que sólo admite una ordenación posible. Oír primero el último movimiento de una sinfonía y luego el primero es insoportable. Y puede ocurrir si las canciones no están bien numeradas, lo que puede suceder ya que se les da el nombre, no se incluye el orden de las pistas. En lugar de:

  • 01: Allegro
  • 02: Adagio
  • 03: Presto
  • 04: Scherzo

Sólo se indica los nombres:

  • Allegro asai
  • Adagio cantabille
  • Presto
  • Scherzo, vivace

Y la ordenación entonces es alfabética, lo que en este caso nos llevaría a oír primero el segundo movimiento y luego el primero.
Insisto en que todo esto se puede arreglar antes de subir las canciones, pero es un factor que a veces se olvida y otras da pereza.
Shuffle
Una función que no tiene mucho sentido es el shuffle (orden aleatorio) como el que tiene el reproductor Ipod de la gama más baja. Esa idea está concebida para música pop pero no funciona con música clásica.
El ir saltando de un movimiento de un concierto barroco a la mitad de una sinfonía contemporánea y luego hacia un lieder de Schubert queda fuera de toda lógica. En música clásica lo lógico sería un salto aleatorio pero entre carpetas y siempre empezando cada carpeta por el principio.
El sonido
Creo que la última molestia considerable es la oscilación en la intensidad del sonido. En música clásica los cambios de intensidad son mucho más frecuentes que en pop. Hay piezas casi inaudibles que pocos segundos después se convierten en una explosión de sonido para luego volver a bajar hasta muy pocos decibelios, para volver a subir y bajar. Recuerdo una pieza de Ligeti que es literalmente inaudible en un aparato portátil. O te destrozas los tímpanos o no oyes casi nada.
En general según que piezas están pensadas para el directo o para oírlas en una habitación bien insonorizada, pero que son casi imposibles con los auriculares.
Nos aguantamos
Los que escuchamos música clásica en mp3 somos cuatro gatos así que es normal que este tipo de problemas nos los tengamos que aguantar. Esto no es una protesta, es simplemente descriptivo.

El tiempo

Uno de los primeros días de clase en la Universidad, antes de comenzar la lección, la profesora nos mostró un recorte de periódico.
Era una noticia que trataba sobre los bancos que estaban contratando a matemáticos para sus departamentos de riesgo. El artículo contaba lo bien pagados que estaban estos especialistas y lo difícil que les estaba resultado encontrar suficientes ya que se los rifaban para esas y otras profesiones.
Con ello quería animarnos para que viéramos la realidad: las matemáticas son una carrera con mucho futuro. Pero esto era algo que se sabía desde hacía algún tiempo. Así, la demanda para la carrera era tan amplia que ese año habían tenido que incluir un turno más. Estaban literalmente desbordados, lo cual era lógico ante el futuro tan prometedor para los que consiguieran terminar la licenciatura.
Mientras, podía ver a gente como mi prima, que había recién terminado la carrera de Medicina y apenas si encontraba trabajo haciendo sustituciones en clínicas privadas.
Estudiar Medicina hubiera sido una locura. Además de ser una carrera muy difícil, y más larga, las perspectivas laborales al terminar eran mucho peores.
Sin embargo pasaron los años, unos cinco para ser más exacto, y al terminar la carrera la situación había cambiado radicalmente. En mi promoción terminaron unos 100 alumnos, pero es que en la anterior el número no había sido mucho menor. Eran tantos los licenciados en matemáticas, que aunque había buenas ofertas de empleo, la demanda era tan alta que resultaba difícil encontrar un buen trabajo. Y para colmo de males, explotó la burbuja puntocom y una de las principales puertas, el mercado de la informática, se le cerró a todos los matemáticos.
Curiosamente cuando terminé de estudiar había una demanda de médicos tan alta que no se podían cubrir todas las plazas. El Gobierno fue autorizando la convalidación de estudios de Medicina de un país tras otro. Si un chamán hubiera solicitado ejercer de médico tal vez le habrían dado algún trabajo.
Está claro que tuve mala suerte. ¿Al terminar la carrera? Desde entonces me he estado fijando en las promociones de distintos estudios, y veo que ese error ocurre una y otra vez. Porque no se trata de mala suerte. El error ocurre cinco años antes de que se produzca el problema, pero el problema ya está ahí.
La explicación es sencilla: oferta y demanda. Cuando hay mucha oferta, mucha gente que ha estudiado una carrera, muchos acaban en el paro o aceptando profesiones de baja categoría. Entonces los estudiantes que están en el último curso, antes de la Universidad, miran como está el patio:
“Muchos médicos en el paro”.
“Informáticos cobrando 600 euros”.
“Historiadores trabajando de teleoperadores”.
Y entonces elige aquellas profesiones que están triunfando en ese momento.
Ingeniería genética.
Ciencias medioambientales.
Ingeniero en energías renovables.
Filología china.
Y claro, hace una de las que tienen futuro, no va a cometer el error de estudiar Historia.
Sin embargo esto no tiene ningún sentido.
Si fuera un viaje pues sí: todo el mundo sabe que aunque la India sea un país fascinante, no es el mejor momento para ir allí (por las tensiones con Pakistán). O que aunque Noruega es precioso, mejor sería ir en Julio que en pleno Enero. Si ahora te ofrecieran un billete de avión a donde quisieras, elegirías quizás un lugar en el hemisferio sur, donde es verano, y descartarías los países en conflictos bélicos.
Ahora bien, imagina que te dicen “te regalo unas vacaciones a donde quieras, a condición de que eliges ahora y las haces dentro de diez años”.
Pues de aquí a diez años pueden pasar muchas cosas. Puede que Finlandia esté en guerra con Rusia o que Argentina tenga una moneda más fuerte que el euro, o que China sea más caro que Noruega. O que Kenia sea otra vez un destino seguro y barato. Diez años es mucho tiempo.
Hace unos cinco años hice una apuesta con un amigo: el premio era a diez años vista (me quedan cinco años para ganar). Se trataba de un fin de semana para dos personas en Islandia, con todos los gastos pagados.
En su momento era una apuesta tan grande que estuve pensando apartar una cantidad de dinero cada año por si me tocaba pagar (soy alguien de palabra). Hoy en día, con la que ha caído, es cuestión de meses que Islandia se convierta en un destino turístico razonable. Quizás dentro de otros cinco años sea hasta un mal destino turístico, por ser como un Benidorm del norte.
Lo que quiero decir es que no es lo mismo elegir una cosa “para ahora” que algo que tendrá consecuencias a largo plazo. Si ahora mismo tuviera que elegir una profesión, elegiría abogado laboralista especializado en despidos improcedentes. Pero si tengo que empezar a estudiar ahora y no terminaré hasta dentro de cinco años, es seguro que esa es una muy mala elección.
Por eso los rankings de profesiones con más futuro que salen en los periódicos para orientar a los futuros alumnos suelen causar un enorme mal en estos estudiantes. No sólo porque no recomiendan lo mejor, sino porque suelen recomendar algunas de las peores profesiones posibles, para cuando los estudiantes hayan terminado sus carreras.
En mi época el japonés era el lenguaje del futuro y ahora resulta que es un lenguaje del pasado. El lenguaje del futuro ahora es el chino, pero si España entra en una grave recesión y las empresas francesas se aburren de comprar empresas españolas, resultará que el lenguaje del futuro será el francés.
Porque muchas veces cuando se habla de “el algo del futuro” en realidad de lo que se está hablando es del presente. De cosas que de tenerlas ahora, tendrían mucho valor. Pero si necesitas muchos años para conseguirlas, cuando llegue ese momento, habrán perdido su valor.
Se habla de buenas y malas opciones sin pensar que los resultados de esas decisiones tienen que trasladarse en el tiempo.
Esto mismo que estoy diciendo para los estudios se puede aplicar a muchas otras cosas. Por ejemplo, los lenguajes y sistemas de programación. Ahora se dice mucho eso de que “el cloud computing es el futuro”. Con eso lo que se quiere decir es que si sabes mucho de cloud computing, ahora vas a poder encontrar ofertas laborales muy interesantes. Pero si necesitas de un año para saber todo lo necesario sobre el cloud computing, cuando tú llegues llegarán también otra hornada de oportunistas y entonces tu esfuerzo no habrá compensado.
En esta línea, con los tiempos que corren, debe ser un grave error empezar a estudiar unas oposiciones: habrá más opositores, menos plazas que nunca. Más gente muy preparada tirará también por ese camino. También es una mala opción empezar a estudiar algo que todo el mundo tenga, como inglés o informática y que no se aprendan en dos tardes.
Me imagino que la única opción razonable para la crisis actual es el camino de en medio: aprender algo rápido y raro:
a) Cursos intensivos de idiomas “sencillos”. Como italiano o portugués. Obtienes un nivel alto en poco tiempo, comparado con idiomas más raros.
b) Cursos de idiomas “exclusivos”. Como sueco o noruego. Si una empresa noruega necesita a alguien en España, podría recurrir a ti. Si una empresa rumana necesita personal en España, jamás contrataría a un español.
c) Profesiones sencillas. Ser cerrajero o pintor de brocha gorda es algo que se aprende pronto y que sirve como profesión autónoma (la primera tiene sus ventajas si uno se lo quiere tomar en plan mucho más liberal).
d) Vendedor. Si sabes vender, nunca te faltará trabajo. También se aprende a vender. Fórmate como vendedor.

Dedo Anular

El dedo anular tiene una definición que recuerda la de los números naturales: es el siguiente al dedo meñique.
Al existir manos derecha e izquierda y no tener éstas simetría especular, la definición de cualquiera de los dedos tiene alguna complejidad.
El criterio elegido por la Real Academia es excelente: meñique y pulgar se diferencian por el número de falanges, el meñique tiene tres y el pulgar dos. De esta forma se les distingue. El meñique es “el dedo exterior con tres falanges”. El anular es “el dedo contiguo al meñique”.
El dedo meñique tiene, de acuerdo con la Wikipedia, un significado mágico en casi todos los idiomas. En los occidentales lo habitual es llamarlo anular, de anillo. Los anillos tienen un valor simbólico pero también mágico.
Idiomas con el italiano, el francés, el alemán, el inglés o el castellano llaman a ese dedo por el nombre de “del anillo”.
Existe otra vertiente que lo nombra como el dedo de la medicina: con curiosos ejemplos: Japonés, Coreano, Latín (digitus medicinalis) y los ingleses, siempre tan ubicuos, que usan también la versión del anillo.
También existen algunos idiomas que lo nombran en función de su posición respecto de los otros dedos: Latín (digitus medio proximus), griego y serbio.
El punto está en la cuarta posible definición, que está tremendamente extendida por todo el mundo. Y es que así se le llama en: búlgaro, finlandés, ruso, sánscrito, ucraniano, japonés (repite junto al dedo médico), cantonés, chino, persa y algunos más. En todos estos idiomas, a ese dedo se le llama con el meta-nombre de “dedo sin nombre” o directamente “sin nombre“.
Esto se hace como forma de superstición, como dedo de fuerzas poderosas. Aunque resulta curiosa: para evitar nombrar al dedo, se le da el nombre de “sin nombre”, ¡Con lo que no se le puede nombrar!
Como dirían algunos, una solución de baja tecnología.
Fuente: Wikipedia en inglés.

España en pequeño

Mi pueblo es bastante pequeño. En él vivimos 200 personas, si nos olvidamos de los jubilados, los enfermos, los niños y algunos pocos más. Somos 200 personas en edad de trabajar.
Aunque el pueblo no es muy grande, tenemos a 26 funcionarios (policías, bomberos, alcaldes, administrativos, concejales, etc.). Esos 26 funcionarios son unos privilegiados en los tiempos de crisis que corren.
Somos 113 hombres y 87 mujeres. Aunque entre los funcionarios el reparto es igualitario: 13 de cada sexo.
Con la crisis la situación del paro es bastante preocupante: tenemos trabajo 172 personas (26 de ellas no corren ningún riesgo de perderlo). Ahora mismo el pueblo tiene a otras 26 personas sin trabajo.
Y entre enero y febrero pasados, despidieron a otras tres personas. Ahora sólo tenemos trabajo 169 personas. Las previsiones hablan de un despido al mes (115.000), los pesimistas hablan de hasta dos.
Nota: Esto no es más que poner algunos de los datos (excel) de la Encuesta de Población Activa de 2008 para España en perspectiva.

El huevo o la gallina

Aunque la Biblia está repleta de errores, sorprende que haya una gruesa contradicción ya en la primera página:
Primer capítulo del Génesis. Dios crea los animales. Después, a Adán:

1:25 E hizo Dios animales de la tierra según su género, y ganado según su género, y todo animal que se arrastra sobre la tierra según su especie. Y vio Dios que era bueno.
1:26 Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen,conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra.
1:27 Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó.

Segundo capítulo del Génesis. Dios crea a Adán. Después, a los animales:

2:7 Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente.
2:8 Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado.
2:19 Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre.

Relacionada: La frase: En el principio creó Dios los cielos y la tierra
Vía: The Book of Lost Books (libro).