I
Rachael Gunn, deportista australiana conocida con el sobrenombre de Raygun, atrajo todo el protagonismo del estreno del breakdance como deporte olímpico. Con una actuación que sería calificada de controvertida, polémica pero sobre ridícula, pronto se convertiría en carne de memes y todo tipo de parodias.
Siendo el breakdance un deporte nunca antes visto en las olimpiadas, estaba todavía en pañales y para mucha gente la actuación de Raygun sería la primera toma de contacto con la nueva disciplina. Los que ya intuían que no era un deporte digno de aparecer en las olimpiadas, encontraron la confirmación a sus sospechas. Los que llegaban sin prejuicios, lo tuvieron demasiado fácil para subestimar la disciplina.
La historia fue tratada como tantas otras de hoy en día: noticia de unas pocas horas, trending topic, bromas fáciles y entierro en el olvido. Algunos han tratado de explicarla burdamente y con prisas. Casi todas las versiones polarizadas están plagadas de errores, simplificando el drama para hacer la narración más fácil y creíble. Me uno a ellos, aunque en mi descargo diré que le he dedicado algo de tiempo a desvelar el verdadero misterio del baile del canguro: ¿Cómo pudo ocurrir algo así?
La mayoría del tratamiento informativo se han centrado en la falta de profesionalidad de la atleta y ha asumido (y difundido la historia) que su clasificación se logró de forma irregular. Y es cierto que es la parte que desarrollaremos más en detalle en esta historia. Pero hay otra pregunta aún más inquietante. ¿Por qué la australiana Raygun realizó una actuación así?
La prueba de breakdance femenino de las Olimpiadas de París tuvo lugar en unas pocas horas del 9 de agosto de 2024. La competición comenzó en las 16:00 y a las 21:29 teníamos la final, que apenas duraría 10 minutos. Así, un deporte completo fue solventado en menos de 6 horas: fase de grupos, cuartos de final, semifinales y final. Al día siguiente, en la misma sede y con un horario similar, se solventaría la prueba de los hombres.
II
La pregunta inicial debería ser, ¿Por qué es el breakdance una nueva disciplina olímpica? La razón es relativamente simple: porque Francia es buena en ella y es un deporte “de los jóvenes”.
Cada año, se revisan algunas pruebas deportivas que pueden ser eliminadas de la competición y se incluyen algunas nuevas. El breakdance, a pesar de que para muchos “no sea un deporte” encaja a la perfección: es moderno, no es costoso de organizar, apenas necesitas una sala y lleva poco tiempo, en unas pocas horas tienes toda la competición completada. Para más inri, Francia es muy buena y ha tenido en Danny Dann a un finalista que partía con muchas opciones para ganar. Era inevitable que el deporte fuera incluido. Ahora bien, este deporte se enfrenta a un problema inesperado: los breakdancers son unos anarquistas y tienen una estructura totalmente descentralizada. Incluso la forma de elegir un ganador no estaba claramente definida hasta que se forjaron nuevos criterios, más claros, para la olimpiada.
El anuncio de que el breakdance sería un nuevo deporte olímpico se haría el 7 de diciembre de 2020. Tratándose de un deporte relativamente amateur, no hay algo parecido a federaciones nacionales. Las competiciones menores siempre se realizan de una forma caótica y casi altruista, y no ha habido un campeonato mundial al menos hasta que Redbull empezó a organizarlos en 2004.
El deporte, que consiste en un baile bajo el ritmo de la música, se enfrenta al absurdo de que la música casi siempre está protegida con derechos de autor, por lo que la emisión de las pruebas se encuentra con todo tipo de problemas de copyright, un desastre organizativo de cara a una mayor difusión del deporte. A diferencia de otras pruebas deportivas, es complicado encontrar clips completos de las batallas de las olimpiadas, la misma organización olímpica ha sido especialmente dura con el breakdance, no manteniendo las emisiones completas. Todo por culpa de la música.
Un deporte poco organizado, acabó bajo el paraguas de la World Dance Sport Federation, una organización cuya mayor responsabilidad siempre han sido los bailes de salón.
Las teorías conspiranoicas suelen comenzar aquí. Se ha escrito todo tipo de especulaciones sobre los siniestros objetivos ocultos de la dicha asociación, que usa al breakdance como topo, con la oscura intención de fondo de usarlos como punta de lanza para más adelante incluir los bailes de salón en las olimpiadas. Una teoría confusa y que hasta de ser cierta, no incluyen ningún plan de dominación del mundo.
Lo cierto es que la World Dance Sport Federation es una asociación pequeña, con bajo presupuesto y capacidad organizativa. Enfrentada al reto de organizar la prueba olímpica, su primer problema fue establecer unos criterios sólidos para definir el camino hacia las olimpiadas de París. Justificada o no en sus carencias, la organización ha sido la primera que ha tratado de tapar cualquier deficiencia en el proceso de clasificación de Raygun. Hay un dicho famoso de Paul Getty, “Si le debes 100 dólares al banco, es tu problema; si le debes 100 millones, el problema es del banco”. De una forma similar, si la deportista australiana hizo el ridículo, el problema es suyo. Pero si el ridículo es muy grande, el problema pasa a ser de todos los que tuvieron algo que ver con ella. Así, cada dirigente del nuevo deporte, de la delegación olímpica australiana y hasta el presidente de su país, han apoyado su actuación. Nada raro aquí, así que por favor, miren hacia otro lado.
III
Las olimpiadas de París han catapultado a Australia como una de las mayores potencias del deporte. Sólo detrás de las omnipotentes China y Estados Unidos y pisando los talones a Japón. 18 medallas de oro y un total de 53. Estamos hablando de un país muy serio y ambicioso que ha presenciado el espectáculo bochornoso del breakdance con los ojos de un perdedor para el que aquello de “lo importe es participar” no es suficiente.
Australia es un país orgulloso de sus deportistas y a ellos el show de Raygun no les ha dejado indiferentes. De hecho, les ha causado un enorme daño. La b-girl (nombre que se da a las bailarinas de breakdance) es el canario en la mina, que alerta sobre un problema mayor. Detrás de tantas medallas para Australia se esconde una pequeña gran injusticia: el país tiene prácticamente el monopolio de las plazas olímpicas para Oceanía. Un auténtico chollo que mantienen con un perfil muy bajo.
Los aficionados al baloncesto hemos visto durante años cómo Angola y Australia eran los convidados de piedra de los torneos olímpicos. Equipos lamentables que siempre participan y todo lo más dan un susto a alguno de los favoritos. Estos conjuntos se clasificaban con el chollo de las competiciones continentales. Mientras el torneo europeo y el americano son un combate infernal para obtener una de las dos plazas, o continentes repletos de países como Asia y África se pelean por una sola, Australia tiene prácticamente en el bolsillo la de Oceanía. Y claro, tanto va el cántaro a la fuente, que al final se rompe y después de tantas participaciones, en alguna Australia ha acabado consiguiendo medallas (como un bronce en el baloncesto femenino en París 2024).
Así, una gran parte del éxito de Australia en las Olimpiadas se debe a que manda muchos más deportistas que el resto de países. En muchas competiciones, sólo los deportistas con una marca mínima consiguen su acceso. Pero a veces se dan unas plazas extra a los ganadores continentales, para dar más variedad a los participantes. Es por ello que casi todos los países tienen representantes olímpicos. Si sólo fueran los mejores deportistas la competición serían menos colorida y más aburrida. Cuando un deportista con sobrepeso de un país exótico aparece en pantalla nos sonreímos ante su ridículo y una actuación sin pena ni gloria.
Oceanía justifica su existencia independiente exhibiendo un continente con 15 países y 19 dependencias. Pero a la hora de la verdad, son prácticamente solo dos. Y Raygun ha despertado a la bestia. Ahora todos los ojos están mirando a Australia ¿Por qué un país tan bueno, también tiene a turistas de las olimpiadas? La pantomima de Raygun fue tan grotesca que inmediatamente se puso el foco en otra historia, mucho más interesante: ¿Cómo se clasificó Raygun para los Juegos Olímpicos?
IV
La clasificación para las pruebas de breakdance en las olimpiadas de París 2024 ha seguido criterios similares a otros deportes menores. Unos campeonatos continentales que repartían unas pocas plazas (en la mayoría de casos solo una) y luego un cupo de deportistas que podrían clasificarse mediante los puntos conseguidos a lo largo del 2023 en pruebas internacionales.
Así, el camino fácil era ganar un continental. El difícil, hacerlo a través de las pruebas internacionales, forzados a tener que ganar más de una para tener alguna opción real.
No se sabe en qué momento Rachael Gunn se vio con opciones para viajar a París. Me imagino que fue un proceso. La deportista australiana ha contado hasta la extenuación que dispone de un doctorado en breakdance, bajo el fascinante título de Deterritorializing Gender in Sydney’s Breakdancing Scene: a B-girl’s Experience of B-boying (La desterritorialización del género en la escena del breakdance en Sydney: la experiencia del B-boying de una B-girl) la doctora muestra cómo su investigación le llevó en 2017 a desvelar una de las grandes preguntas del hombre, a la que grandes pensadores no supieron dar respuesta. Un típico doctorado de pacotilla, muy localista (para que nadie de fuera pueda opinar) de un tema muy minoritario, poco académico y con las coletillas propias del siglo XXI, vacías de contenido. El breakdance le sirvió para comer y conseguir un trabajo de profesora universitaria. Ante tal esfuerzo divulgativo, se tomó unos años de descanso en la investigación y práctica aficionada del breakdance, pero el anuncio del nuevo deporte olímpico reavivó su interés, llevándole a volver a practicarlo.
¿En qué deporte encontramos a atletas que lo dejan un tiempo y luego lo retoman, si no es por una lesión o una sanción? En breakdance, desde luego. Su parte de baile hace que muchos de sus practicantes acaben enrolando las listas de otros tipos de danza, mejor vistos o con más perspectivas profesionales. La propia Rachael Gunn afirma que también dedicó su tiempo al claqué, el jazz o los bailes de salón. Ahora bien, gracias a su estudio de la comunidad del breakdance femenino, Rachael no sólo sabía sobre los problemas de desterritorialización o las dificultades de las b-girls. Haber participado durante años del breakdance en Sídney le llevó a una verdad académica que pocos conocían: es un deporte (al menos en la disciplina femenina) que practican cuatro gatos. Y en el que no hay una puntuación clara como en fútbol, el resultado es siempre un tanto subjetivo.
Inicialmente Raygun, junto con su marido, se enrolaría en la AusBreak, asociación de breakdance para Australia, con el foco puesto en Sídney. La posibilidad de participar en la organización del clasificatorio para las Olimpiadas era una grandísima experiencia. Posiblemente esa era su intención inicial. Sin embargo, pronto comenzó a darse cuenta del poco glamour de ese nuevo deporte olímpico. El presupuesto era muy limitado y la atención aún menor. La Asociación de Deportes de Baile necesitaba un socio local y acudió a la AusBreak para la organización del torneo continental. Lejos del encanto de organizar un gran evento, la asociación se veía obligada a hacer lo que podía con los medios de que disponía.
En algún momento, Rachael Gunn empezó a conectar los puntos en su cabeza. Un deporte minimalista. Una competición continental hecha con cuatro duros. Un deporte de pobretones. El detalle no menor de que para participar en las olimpiadas hay que tener al menos 16 años. La australiana tenía la intuición de que simplemente por el hecho de participar, tenía opciones ganar el torneo continental.
V
Lo que comenzó como una historia viral que ha llegado a todo el mundo, se ha ido volviendo primero continental y ahora se va haciendo más y más pequeña. El 28 de octubre de 2023 en Sídney tendría lugar el Campeonato Continental de Oceanía de breakdance. La ganadora, conseguiría una plaza directa para París. Raygun, la chica que meses después realizaría el baile del canguro ante el atónito público de París, sería una de las participantes.
¿Cuántos participantes atrajo la posibilidad de una plaza para las olimpiadas? Piensa en número. Ahora divídelo por 10. Redondea muy a la baja: apenas 15 participantes, 13 australianas y 2 deportistas de Nueva Zelanda.
El cutrerío de la competición saca los colores a la potente Australia. Un drama de sus torneos regionales es la desventaja a la que se enfrentan el resto de países. Un continente de cartón piedra, que usa a los otros 13 países como relleno. Pero a la hora de la verdad, la mayoría de las competiciones se van a realizar en Australia, y muchas de ellas en el eje Sídney-Camberra-Melbourne. Los gastos de desplazamiento tienen que ser costeados por los propios deportistas, y no estamos hablando de un billete de tren en alta velocidad. Hablamos de vuelos de larga distancia y estancia en ciudades de alto poder adquisitivo. Al final, la elección de la candidata para ir a París se dirimiría a un nivel no ya nacional, sino prácticamente local, entre las pocas participantes de Sídney.
En las conversaciones del desayuno entre Rachael Gunn y su esposo, Samuel Free ─practicante aficionado de breakdance y posteriormente entrenador olímpico─ a comienzos de septiembre, tuvo que surgir el asunto del bajo número de inscripciones a la competición femenina. A falta de poco más de un mes para el torneo Continental, no había ni 20 participantes y la mayoría de ellas serían conocidas. Como parte de la asociación que había organizado la competición, sabían de primera mano qué estaba ocurriendo. ¿Qué haría un organizador preocupado ante la baja participación? Pues depende. Si ese organizador es también un participante: callarse.
Se han dado muchos datos falsos sobre cómo sería la competición. Lo cierto es que ni Rachael ni su marido Samuel formaban parte de la directiva de AusBreak, pero sí que eran parte de la pírrica organización. Luego se diría que Samuel Free era uno de los jueces de la competición continental, algo que se puede verificar que no es verdad. Lo que es indudable es que la competición femenina tenía todos los ingredientes para que fuera ganada por Raygun: pocos participantes, se realizaba en su propia casa, conocía a los organizadores de la competición y gracias a su mil veces repetido doctorado en breakdance, tenía un cierto estatus del que carecían todas las demás.
Un dato mucho más siniestro, que curiosamente es de los menos comentados y que resulta demasiado fácil de comprobar es el que apunta a que la propia AusBreak anunció en sus redes sociales (la escasa forma de promoción de dicho campeonato) el 15 de septiembre, seis semanas antes que la competición, cómo se podían comprar las entradas para ir de público, pero que las plazas para registrarse como deportista ya estaban cerradas.
Sin embargo un mes después, el 16 de octubre volvieron a hacer un anuncio, esta vez indicando que quedaban 4 días para registrarse como deportista (siendo la competición el 28 de octubre).
La falta de transparencia entre las publicaciones es inquietante. A tan solo un mes y medio del campeonato apenas una publicación en la cuenta de Instagram, sin hacer mención a la condición de clasificatoria para París (en la imagen promocional) pero sobre todo indicando que era demasiado tarde ya para inscribirse. Luego, un artículo más cuidado cuando ya solo quedan dos semanas y 4 días para inscribirse. Lejos de hablar de incompetencia o torpeza organizativa, las teorías que hablan de intereses espúreos tienen mucho peso. En algún momento la organización no quiso tener demasiados participantes. 15 b-girls, casi todas de Sídney.
La final de la competición sería entre Raygun, la villana de nuestra historia y Holy Molly. El vídeo del combate está publicado y resulta dudoso que la ganadora fuera Rachael Gunn, aunque así fue.
A lo largo de esta historia he tratado de expresar que el pasaporte olímpico de esta deportista no se debe a una victoria, más o menos afortunada, en la final australiana. Su posición de autoridad en la escena de Sídney, el hecho de que tanto ella como su marido eran partes de la asociación que organizó el evento y la escandalosa falta de promoción de un evento tan importante hablan de una injusticia. Lamentablemente no hubo ninguna deportista que se sintiera perjudicada. Holy Molly, la otra finalista, nunca protestó. No hubo deportistas de otros países con mejor trayectoria ausentes de la competición. Pero Raygun quiso ver su camino allanado, a pesar de su elevada edad (35 años) y de su irregular trayectoria deportiva, se consideraba perfectamente cualificada para el puesto. Un deporte de aficionados en el que todos son amigos, la chica más lista de la clase se salió con la suya.
Para seguir mostrando que el cortijo era suyo, Rachael Gunn acabaría llevando a su propio marido como entrenador. Si el mérito de la deportista ha quedado muy cuestionado, el de su marido está fuera de toda duda: no tiene ninguno, más que ser el marido de ella. Un auténtico aficionado, sin ningún tipo de credenciales. Autodefinido como artista, en las entrevistas previas a la competición queda claro que estaba detrás de las grotescas coreografías. Una delirante pareja pagada de si misma, snob hasta la médula en un deporte de gente sencilla llena de camaradería, decidieron embolsarse todo el premio de la participación olímpica, sin repartir ni una migaja.
VI
Ya hemos visto cómo Raygun llegó a las olimpiadas, tenemos ahora que fijarnos en el resto de competidoras. Y para sorpresa de muchos llegamos a una interesante observación: Raygun no era la peor entre las participantes. Es más, ni siquiera es la que peor lo hizo.
Si bien el esperpento de Rachael Gunn sería el más recordado, vino precedido de uno no menos inquietante. El estreno de Raygun tendría lugar a las 16:13, pero justo a las 16:00 tendría lugar un combate igualmente mediático. Manizha Talash, la representante del Equipo Olímpico de Refugiados, sería la que abriría la prueba.
Talash, originaria de Afganistán, es una refugiada que vive en España. En un video muy emotivo que circula por redes, cuenta su historia de cómo se inició en el breakdance en Afganistán. La historia es muy tierna y le ha permitido el acceso a las olimpiadas por la puerta grande de la solidaridad (o la puerta de atrás de no tener que demostrar la valía). Su actuación no sería la más ortodoxa, y le valdría, al igual que a Raygun, un resultado de 0 puntos. No obstante quedaría eclipsada con un detalle final. Terminando su baile, mostraría una capa con el texto Free Afghan Women (libertad para las mujeres afganas).
La normativa de las olimpiadas no permite mostrar ningún mensaje político en la vestimenta, lo que llevaría posteriormente a su descalificación. Puede sonar un tanto paradójico, que el Comité Olímpico invite explícitamente a un equipo de refugiados, pero luego no les permita expresar sus ideas. La realidad es que las olimpiadas son un circo en que el director decide qué reivindicación se hace y con qué mensaje. No hay espacio para espontáneos.
En el mundo actual de puros eslóganes y ningún contenido, los medios se harían eco de la noticia opinando sobre la descalificación de la deportista. ¿Justificada o no? ¿Medida excesiva? Gracias a esa capa, Talash consiguió dar visibilidad a su mensaje, trasmitir su imagen de doble víctima (de la represión de Afganistán y ahora del Comité Olímpico que la sanciona). Jaque mate mediático para una actuación de 0 puntos. Descalificada o no, ya estaba eliminada de la prueba. Su encuentro contra la holandesa India estaba encuadrado en la categoría batalla-pre-clasificatoria. Un concepto extraño, altamente corrupto como todo lo que rodea al Comité Olímpico. Una deportista sin opciones tiene la oportunidad de competir en el estreno, y lo hace contra la campeona europea. Sólo en caso de ganar, Talash podría haber pasado a la fase de grupos, en la que la esperaban estrellas como Raygun. Supongo que convencieron a India ─una joven de 18 años con méritos sobrados para estar en la prueba, y que no tenía por qué participar en un pre-clasificatorio─ con el premio de ser parte de la primera prueba olímpica de breakdance.
VII
Y como no hay dos sin tres, nos falta una tercera actriz en este drama de baile. Elmamouny, la representante de África. Su caso recuerda mucho al de Raygun. Con una actuación que no sería polémica, pero tampoco muy meritoria, y con un balance de 0-18 (contra la china Ying Zi), 0-18 (contra la japonesa Ami) y 2-16 (contra la italiana Anti), apenas si consiguió 2 puntos más que Raygun, que se iría con su casillero en cero puntos.
La competición continental africana recuerda mucho a la australiana, plagada de recortes de presupuesto y favoritismos. Celebrada en Marruecos en mayo de 2023, apenas con 13 participantes en el cuadro femenino (y otras 8 que se inscribieron pero no acabaron participando) 5 participantes locales, 8 de otras nacionalidades. Para sorpresa de nadie, los ganadores de la prueba masculina y femenina serían de Marruecos.
Del mismo modo que Australia y Marruecos tuvieron una discretísima actuación en el cuadro femenino, en el masculino pasaron sin pena ni gloria. J Attack, el australiano, apenas conseguiría 2 puntos en total, perdiendo 0-18 contra Danny Dann (el finalista francés) y 1-17 contra Phil Wizard (el canadiense que ganaría la competición). El australiano, en lugar de lamentarse de sus falta de posibilidades, hizo lo que pudo compitiendo contra los mejores del mundo y tendrá una foto para el recuerdo que mostrará con orgullo a sus nietos.
Así, el problema de Rachael Gunn/Raygun no era tanto que no tuviera opciones de ganar. El verdadero misterio de este drama fue su manera de afrontar la competición. La mayoría de deportistas deciden hacerlo con dignidad y discreción, dando lo mejor de sí mismos, pero respetando el espacio de honor, que pertenece a las verdaderas estrellas. Ellos han ido allí para vivir la experiencia, hacerse la foto, tener una historia que contar, y con un poco de suerte, poner a prueba las camas de cartón de la villa olímpica.
La australiana, sin embargo, tendría una aproximación totalmente original al problema de competir contra los mejores.
En lugar de ser una loba solitaria, Rachael Gunn se vio retroalimentada por su marido como entrenador, un pésimo breakdancer con aires de artista. Creyéndose más listos que nadie, en una burbuja que les mantenía totalmente fuera de la realidad, planearon al detalle el absurdo número de Raygun, gasolina para los memes.
En su cabeza, pretendían volver a aprovecharse del sistema. No podían luchar contra los mejores en la parte técnica, pero si la australiana se volcaba en el lado artístico, podría llevarse todos los puntos en disputa. Una astucia de nicho a la que fueron dando forma como en el cuento de la lechera. Se imaginaban que Raygun perdería casi todos los combates, pero quizás ganarían en la parte artística.
La puntuación del breakdance olímpico se basa en 5 aspectos: creatividad, personalidad, técnica, variedad, puesta en escena y musicalidad. Dando por perdido el aspecto técnico, pensaba que podían plantar cara ganando en el de la creatividad. En su fantasía, tal vez pensaban que imitar a animales era un rasgo de personalidad y que quizás en esa categoría podían arañar puntos.
Pero la realidad les dio un baño de humildad. En París no dejaban de ser unos pueblerinos con aires de grandeza. A ningún juez le tembló el pulso a la hora de puntuar con 0 la creatividad de sus bailes. Técnicamente eran otro 0. Pero es que en el resto de aspectos, tampoco valían nada.
Creo que ellos nunca pensaron en pasar a la historia con una actuación patética. En el mundo moderno y la economía de la atención, su jugada maestra les pondría en el foco de atención. Jamás pensaron en el lado negativo de la fama y Rachael Gunn se convertiría en un ridículo internacional que nunca será olvidado. Aunque, lamentablemente, hasta de la mala fama se puede vivir hoy en día.
En contra de lo que se ha llegado a publicar también, su lamentable actuación no ha tenido ningún impacto en la cancelación del deporte para los próximos juegos de Los Ángeles 2028. Del mismo modo que hiciera Francia, Estados Unidos ha especulado y elegido deportes en los que tienen opciones, el lacrosse y el softball entre ellos. La elección de los nuevos deportes se hizo ya en 2023, de ahí que lo que pasara en París, en París se quedaba.
VIII
En resumen, ¿Por qué ocurrió algo tan bochornoso como la actuación de Rachael Gunn? Se unieron muchos factores. De un lado, la facilidad para clasificarse siendo australiano, de otro, la fragmentación y el amateurismo del breakdance. Eso la llevo a las olimpiadas, algo que en sí no debería ser ningún drama, en un evento donde van 15.000 personas, hay unas cuantas personas que han jugado bien sus cartas.
El verdadero drama de Raygun estaba en que nunca nadie le dijo lo mala bailarina que era. Ella sabía que no era una de las mejores, pero no se imaginaba hasta qué punto era un fraude como persona. En un mundo en que opinar negativamente es juzgar, no se puede criticar porque se pone en peligro la salud mental y las opiniones discordantes son haters, en que los amigos son los primeros que jamás mencionan tus defectos ─si quieren seguir siéndolo en un tiempo en que se está a un click del destierro─ es cuestión de tiempo que a todos nos llegue la cura de humildad. En su caso llegó tarde, pero lo hizo con todo el peso de la ley y de la vergüenza pública y espero que jamás caiga en el olvido.
¿Y qué opino personalmente sobre el breakdance? Para escribir esta historia he tenido que ver más batallas de las que me hubiera gustado. Es un deporte espectacular, atlético y el punto amateur lo hace incluso más interesante. No hay complicadas reglas para entenderlo. Los mejores deportistas están a un nivel casi inalcanzable. Se me ocurren más de 10 disciplinas de las olimpiadas que tienen menos mérito para estar en la competición.
Y si sólo tienes que ver un vídeo de breakdance, que sea este: una historia muy bien contada:
Fuentes:
- Una de las fuentes más interesantes para encontrar información ha sido este hilo de Reddit: How does a Raygun situation even happen?
- ‘Travesty’: How the Olympics’ breaking farce was allowed to happen. La prensa australiana opina al respecto.
- Raygun made a mockery of breaking in front of the world: La opinión del mundo del breakdance sobre su nueva villana.
- Resultados de la competición femenina en París 2024.
- Resultados de la competición continental femenina en Sidney 2023.
- Why is Australia’s Olympic team so large? Or: How did Raygun make it to the Olympics? Muy buen artículo explicando la facilidad de Australia para enviar deportistas a las olimpiadas.
Aunque escribas de Pascuas a Ramos (o quizás precisamente por eso) todo lo que escribes vale la pena y se lee con avidez. Qué interesante conocer la intrahistoria de este esperpento. Muchas gracias por seguir ahí!