El Bambino

Cuando hacen la encuesta sobre el deportista más importante de la historia, suele ganar Michael Jordan. De cerca le siguen Michael Schumacher y Maradona o Pelé. Sin embargo, posiblemente el deportista más importante de todos los tiempos sea un desconocido para los españoles, por cuanto se dedicaba a un deporte minoritario en España, el beisbol. Ese deportista era Babe Ruth.
Sin entrar en aspectos técnicos del beisbol – principalmente por mi desconocimiento del juego – si por algo destacó fue por su capacidad de ser decisivo. Técnicamente, sin embargo, logró unos records inimaginables y que hasta muchos años después no han sido igualados, aunque en modo alguno han causado la sensación de la época. Sirva como ejemplo el de home runs. Hasta que Babe entrase en los estadios el récord estaba en 25 home runs por una temporada. Babe lo superó hasta llegar a los 29. No hace falta entender qué es un home run para darse cuenta de que cuando, algunas temporadas después, pulverizó su record hasta los 54 home runs la cosa se salió de madre. Haciendo el paralelismo con el deporte rey, si el récord de goles en la liga estuviera en 40 goles, que alguien marcara 70. Destrozó el juego, llevándolo hasta niveles hasta entonces desconocidos.
Pero si hay algo que resulte interesante de su vida es cómo marcó el destino de los equipos en los que jugó. Comenzó su andadura profesional en los Boston Red Sox, un buen equipo al que la presencia de tan carismático y talentoso jugador llevaría al triunfo en las series mundiales(algo así como la actual Champions League)en 1918. No era la primera vez que ganaban – lo habían hecho ya 3 veces antes – pero sí se presagiaba el comienzo de una era para dicho equipo. Sin embargo, un cambio de presidente en el club propició que el entrante vendiera a Babe Ruth por una cantidad desorbitada para la época pero ridícula para el auténtico valor del jugador. Lo hicieron a los Yankees de Nueva York, a la sazón un muy mediocre equipo segundón que tenía que compartir estadio con los New York Giants – sirva como muestra de su poca importancia. Poco a poco sus brillantes actuaciones relanzaron a este equipo hasta convertirlo en un aspirante al título. Llegaron a dos finales. Las entradas se vendían solas y el club ingresaba mucho dinero, tanto que pudo permitirse construir su propio estadio en 1923. Fue entonces cuando este equipo pequeño ganaría su primera Serie Mundial. Con Babe en el equipo ganarían otras dos series y pasarían a ser el equipo que más campeonatos ganase durante el siglo XX con una amplia diferencia.


La otra cara de la moneda fue el equipo vendedor, los Red Sox, que eran uno de los mejores equipos de la liga antes de la venta. No volverían a ganar una Serie Mundial jamás. Se convirtieron en un combinado mediocre que se tambaleó por el campeonato con más pena que gloria. Estableciendo la comparación con el fútbol, es como si tuviéramos a un Barcelona gafado tras vender a Figo o un Real Madrid desprestigiado tras soltar a Luis Enrique. Y sin embargo estos equipos se reponen de la pérdida de un jugador sin mayores problemas.
Tal era la grandeza de Babe Ruth, apodado el Bambino, que sumergió a los Red Sox en un maleficio que sólo recientemente, con el título de 2004, parece haber sido redimido. Curiosamente la tortilla parece que se volvió. Los Yankees llegaron a una final gracias a un jugador estrella, al que venderían a final de temporada a los Red Sox. Si la mala suerte tuviera lógica, malos años esperarían a los aficionados de los Yankees.
Fuentes: Resultados de las series mundiales.(En inglés)
Biografía del Bambino.(En inglés)