La frase: Veni, vidi, vici

Veni, vidi, vici:
Llegué, vi, vencí. (Julio César, pronunciada el 44 a.C.)
Frase aplicable a:
La frase es lo suficientemente compleja como para no ser usada jamás.
Origen:
El año 47 a.C Julio César, en su persecución de las tropas de Pompeyo y tras la extraordinaria victoria de Farsalia, llegó hasta Egipto. Allí Pompeyo había muerto a manos de sus propios compañeros de armas, en un complot alimentado por los egipcios que veían el enorme problema que suponía que la Guerra Civil romana se trasladara a su territorio.
Quedando por tanto casi terminada la Guerra Civil, César marchó de vuelta triunfal a Roma. Escogió hacerlo por la actual Turquía, por la región del Ponto, por cuanto se trataba de un territorio cuya situación política no era clara.
A pesar de haber sido conquistada por el extraordinario general Luculo, aprovechando problemas internos del ejército romano, Mitrídates, rey del Ponto, reconquistó la región. Luculo fue sin justificación alguna retirado del cargo, que se le pasó a Pompeyo. Pompeyo volvió a recuperar fácilmente la región como territorio romano – el trabajo sucio había sido todo para Luculo – pero supuso una conquista parcial, los rebeldes se retiraron con pocas bajas esperando tiempos mejores.
Las luchas entre Pompeyo y Julio César habían facilitado una nueva rebelión, capitaneada por el hijo de Mitrídates, Farnaces II. De nuevo el Ponto, en la actual Turquía, quedaba fuera del territorio romano.
Julio César batalló con Farnaces en la batalla de Zela, en que César venció por completo a las tropas enemigas, acabando definitivamente con el problema del Ponto.
De vuelta a Roma, narrando sus aventuras por todo el mundo, resumió su campaña contra Farnaces con un lacónico “Llegué, vi, vencí”.
Con tan famosas palabras Julio César no quiso mencionar que fue una batalla rápida, ni sencilla, sino que resolvió en breve tiempo un problema que se había prolongado demasiado. Dió carpetazo en una semana a lo que otros no habían podido en años.
Por tanto emplear el Veni, vidi, vici con la idea de expresar algo rápido es erróneo. Pero como muestra de autoridad también es de doble filo. En realidad la victoria de Julio César no fue nada sencilla. Es más, fue una de las victorias en que más cerca estuvo de perder.
Farnaces II, al enterarse de la llegada de César al Ponto, en su estilo gitano heredado de Mitridates, se dedicó a tratar de ganar tiempo, evitándolo y enviándole emisarios que le prometían a Julio César que Farnaces estaba dispuesto a colaborar en todo lo que fuera necesario.
Pero César iba prevenido y fue directo hacia la guerra, dirigiendo sus tropas hacia donde acampaba Farnaces.
Las tropas de César eran muy limitadas y Farnaces II las subestimó por completo. Acostumbrado a tácticas cobardes con combates breves y de tanteo, por una vez Farnaces se lanzó en un ataque a todo o nada, convencido de que también él podría resolver su problema con los romanos definitivamente.
Julio César había planeado la batalla de otra forma. No había esperado un asalto directo por parte de las tropas enemigas. Pensaba que Farnaces le evitaría y tendrían que vérselas en combates parciales. El asalto a morir o matar de Farnaces le sorprendió completamente.
La batalla fue encarnizada, en algún momento los romanos se vieron próximos a la derrota, pero la suerte les sonrió permitiendo aniquilar a todas las tropas de Farnaces, que pudo escapar solo por un pelo. Pero perdió a todo su ejército en el combate.
Julio César recibió su victoria con una risa nerviosa, histérica. Las bajas en su ejército habían sido cuantiosas pero el de su enemigo había sido aniquilado por completo.
Tras una lucha ejemplar que pasó a la Historia contra Pompeyo (Farsalia, la mejor batalla de todos los tiempos), Julio César estuvo a punto de perderlo todo contra un rey bárbaro de poca monta, sólo por su prepotencia, por creerse casi invencible.
Su forma de finiquitar una actitud tan temeraria, no queriendo hablar del asunto, resumiendo una victoria rápida pero difícil con esas tres palabras cortas, ocultando todas las dificultades, es una de las más sutiles muestras de soberbia de toda la Historia de la Humanidad.

3 comentarios en «La frase: Veni, vidi, vici»

  1. Creo que arrogarse el derecho de callar, o hablar, resumir, es lo que hizo Julio Cesar, habida cuenta que en ultima instancia, el vencio, y si perdia no habia otro responsable más que él mismo Julio Cesar.

  2. Es erróneo utilizar esta frase ´´ Veni Vidi Vici ´´ sin embargo, en aquel entonces Julio César fue el máximo personaje, no había libre expresión para cualquier persona que fuera a contradecirlo aunque se diga que era una república democrática ROMA.

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