Algunas cosas leidas recientemente

Desde que inventaron esto de Instapaper cada vez leo menos libros y más artículos largos. El gran perjudicado es, como no, Amazon.

Haciendo el récord de Tetris. Muy relacionada con la historia del mítico récord de “King of Kong” (del que no puedo creer que nunca escribiera). Un tipo se pone a investigar sobre récords en juegos de Arcade y se da cuenta de que el nivel de su mujer es tan alto en Tetris, que tal vez podría conseguir uno de esos récords.

The Gray Box. Sobre “cuando te encierran en el agujero”. Cómo de brutal es la práctica del confinamiento en aislamiento dentro de las cárceles. Lo normal es que pierdas el juicio. Aparte de otros posibles efectos secundarios en casos más benignos.

The Boy Who Played With Fusion. El chaval que consiguió la fusión nuclear con 16 años y medios más o menos modestos. No tan interesante, pero desde luego una alerta del peligro de los jóvenes brillantes cuando no muestran ningún miedo al “tú no puedes conseguir eso”.

Sobre el fiasco de Netflix. Netflix es la empresa sobre la que todo el mundo se atreve a opinar desde su sofá.

Sex, Lies and Hit Men. Una de mis historias favoritas de esta selección, narra las dificultades para encontrar un asesino a sueldo (como en la película de Horrible Bosses). Pero al mismo tiempo es una historia interesante de infidelidad.

The Mark. Interesantísima historia sobre los informadores del FBI. Gente que colabora regularmente con los servicios secretos americanos, y que gracias a ello vive en un área gris, dentro del mundo del crimen para poder dar chivatazos, pero al mismo tiempo lucrándose y realizando actividades ilegales continuas, de las que el FBI siempre acaba borrando la huella.

The Urban Hunt. Intentando cazar animales en la ciudad. Interesante.

La soledad del polígamo (que no polígono). Desapasionada descripción de la vida real de un polígamo en Estados Unidos. La dificultad que conlleva sostener varias familias, y la soledad de tener varias casas pero que en cierto modo, ninguna es la tuya.

Cuando uno piensa en un polígamo, se hace a la idea de una suerte de coleccionista de esposas. Así, cuesta pensar que ese hombre pudo divorciarse.

Tras la universidad, Bill se casó, dándole a la monogamia una oportunidad, pero al final llegó a la conclusión de que la unión entre un hombre y una única mujer era “innatural y contraproducente” y que el deseo de Dios para él es que fuera polígamo. Se divorció de su primera mujer y en cuestión de un par de años, tenía dos nuevas esposas.

El toque mágico. Sobre el interesante y desconocido juego de los dados (juego que no existe en los casinos de España, pero se ve en muchas películas americanas) y los que tratan de profesionalizarse en el juego. Un repaso a las ineficaces triquiñuelas y escuelas de campeones, que se forman en torno a los juegos de los casinos.

Un punto ingenioso es el que argumenta sobre las engañifas para apostar a un número o combinación de números en la lotería. Es algo sin ninguna base, ni científica ni real, pero es uno de los escasos engaños en que el resultado propuesto por el estafador es el mejor posible. O tan malo como cualquier otro, al ser cualquier combinación equiprobable. Al fomentar la esperanza del jugador, tiene hasta un punto positivo. Tal vez no supieras que hay bastantes libros sobre métodos para ganar a la lotería.

En España no se permite jugar a los dados, por el miedo a cualquier tipo de trampa. Llama la atención de que algo tan trivial como lanzar un dado contra una pared y conseguir un determinado resultado, es algo casi imposible de conseguir. Es difícil que el lanzamiento de un dado no sea aleatorio.

A pesar de ello, los dados es uno de los juegos con menor margen para el casino.

Sobre un apostador profesional en la NBA. Este artículo me pareció bastante aburrido, salvo por un detalle brutal de su protagonista y cómo se inició en el mundo de las apuestas.

Haralabos Voulgaris fundó una modesta compañía. Al cabo de los años había ahorrado 70.000 dólares. En el año 2000, las apuestas estaban 6,5 a 1 sobre que los Lakers ganarían la NBA ese año. En año anterior habían caído en segunda ronda de los playoff contra los Spurs. Voulgaris se jugó los 70.000 dólares a que ganarían la liga, una apuesta de la que tardaría seis meses en conocerse el resultado.

Animals. Desquiciante historia sobre un pirado de la América profunda que monta un zoo privado en su granja. Una granja con casi 20 tigres. Y qué pasa, si decide soltar a todos los animales de golpe.

Partidos de fútbol amañados

Uno de los artículos más impresionantes que he leído en los últimos meses es este de ESPN, “todo el mundo está actuando” sobre los amaños en partidos de fútbol.

El artículo pasa por encima sobre los escándalos más conocidos, como los amaños en la liga italiana con equipos conocidos. Se centra en escándalos mucho menos famosos, pero no por ello menos rentables. Destaca que detrás de gran parte de los principales chanchullos que se han realizado recientemente están mafias chinas, organizadas desde Singapur (en China tienen tantos problemas para interferir directamente en los asuntos occidentales como los occidentales para entender el chino).

Y es que en las apuestas deportivas, lo importante no es que el encuentro sea conocido, sino que se pueda apostar por algo muy rentable. Y es mucho más fácil arreglar un partido menor, que tergiversar un partido que ven millones de personas con jugadores que ganan fortunas.

La historia es muy interesante, pues narra los casos más llamativos de esta organización criminal. Destaca el caso del Rovaniemen Palloseura, un equipo de la primera división finlandesa. Tratándose de un país de primer orden, de un equipo modesto, dentro de una liga semiprofesional, los amaños eran totalmente invisibles y podían prolongarse en el tiempo. Llegó a ser algo tan rentable para la organización que decidieron comprar el club, algo que no consiguieron llevar a cabo por desarreglos con los intermediarios.

Sorprendentemente, los partidos más fáciles de amañar son los que implican a equipos nacionales. Obviamente comprar a la selección de Brasil, o la inglesa, puede ser muy complicado o imposible. Pero el mundo está lleno de países, muchos de ellos menores. La mayoría de las federaciones nacionales están quebradas y dispuestas a jugar cualquier partido por una pequeña cantidad de dinero. Estos partidos son totalmente independientes de la Federación Internacional de Fútbol, por mucho que sorprenda. Y en algunos casos, están organizados directamente por los que se proponen amañar los partidos.

Así, se dan casos sorprendentes, como el de Bulgaria vs Estonia y Letonia vs Bolivia. Dos partidos amistosos celebrados en Turquía, sin apenas público. Organizados por esta asociación criminal, ellos se encargaban de todo, hasta de seleccionar a los árbitros. Pasan desapercibidos entre un extenso calendario mundial. Las apuestas llevan a ganar dinero, nunca fortunas. En este caso el amaño fue demasiado burdo. Bulgaria y Estonia empataron a dos, con los cuatro goles de penalti. En uno de ellos, el jugador falló el penalti y el árbitro ordenó repetirlo. El otro partido, celebrado el mismo día y también en Turquía, Bolivia venció a Letonia por 2-1, siendo todos los goles de nuevo de penalti.

Tuvo que ser demasiado obvio para que alguien se diera cuenta. Decenas de manipulaciones más sutiles ocurren continuamente. Pero lo maravilloso del asunto es que la modificación de la realidad llega a niveles inauditos. Hasta el punto de que se celebran amistosos a los que van actores. Como en el caso de Bahreim-Togo, en el que los jugadores de Togo no tenían forma física suficiente como para terminar el partido.

Es un punto de manipulación extraordinario, fruto amargo de la globalización. Las casas de apuestas se enteran de que se celebra un amistoso, ponen sus cuotas, y esperan a ver los resultados. Lo que ellos nunca pueden saber es el transfondo de ese partido, quién lo organiza, por qué lo hace. Quién paga a las federaciones. Quien contrata a los actores.

El espectáculo más increíble, casi novelístico, lo supuso el amistoso sub 21 entre Turkmenistan y Maldivas. Dos selecciones ignotas, y encima en categoría sub21. La maravilla de las maravillas fue que en este caso el partido fue una ficción, ni siquiera tuvo lugar. Las federaciones se enteraron muy a posteriori y, claro está, hicieron preguntas. La sutileza en el delito, en el engaño, es excepcional. Crear la expectativa de un partido, sobornar a periodistas locales, enviar los resultados a donde hay que enviarlos para que las casas de apuestas incluyan el partido. Y luego apostar modestamente, con muchos usuarios diferentes.