Lance Armstrong

Impresiona la caída en desgracia de Armstrong – todo el mundo sabía que se dopaba pero los que deciden no habían tomado medidas nunca. Una persona en su situación económica, cuando seca completamente su entrada de ingresos y de repente se ve obligado a afrontar una serie de gastos inesperados y caros (devolver el dinero de sus victorias en el Tour, por ejemplo) puede acabar en una situación desesperada, incluso arruinada.

Lo más delirante y paradójico de su caso es que su caída en desgracia se debe única y exclusivamente a haber regresado al ciclismo. Sus dopajes eran casos cerrados y prescritos por el tiempo pasado y tratarse de un deportista retirado.

Si se hubiera quedado en casa, o participando en los triatlones, nada de esto habría podido ocurrir. Su pesadilla es verse desposeido de siete tours por haber participado en los dos en que no pintaba ya nada y que reiniciaron el contador para las investigaciones por dopaje.

Y el colmo de males es que se le haya sancionado entre deportes, su sanción del ciclismo se ha hecho extensiva al triatlón, algo totalmente inaudito en la historia del deporte (las sanciones son de las federaciones deportivas correspondientes y limitadas a la práctica de ese deporte).

Como en todo lo relacionado con la crisis, el gran problema de todo esto es que aquellos que le denunciaron hace años resultaron muy dañados personal y económicamente, daño del que nadie les resarcirá. Sin embargo los que siguieron con él hasta el final, se han visto colmados de prebendas, la mayoría de las cuales no tendrán que devolver o perder. Todo esto cuestiona mucho la utilidad económica de obrar correctamente.

Finalmente indicar lo grotesca que quedan las páginas de la wikipedia sobre Armstrong una vez se le quitan sus títulos. Tiene secciones especiales, propias de grandes deportistas, pero al mismo tiempo están vacías, una vez se han debido borrar sus victorias. Tiene ahora un palmarés de profesional mediocre, pero una página más larga que presidentes de gobierno.

La avaricia rompe el saco, nunca vi un caso más claro que este.