Aquí mando yo

Aquí mando yo: Historia íntima de Podemos, es un libro del periodista Luca Constantini publicado a finales del 2019. En él se narra la historia del partido político español Podemos.

No se trata de un libro al uso. Asume que el lector dispone de un conocimiento avanzado sobre los protagonistas de la historia y evita por tanto entrar en presentaciones a los personajes o introducciones a algunos de los elementos principales de la trama. Me imagino que el autor, al escribirlo, estaba pensando dos cosas: quiero escribir un libro que me hubiera gustado leer a mí, y quiero escribir un libro que pudiera interesar leer a Pedro Sánchez.

Para más inri, el libro trata sobre Podemos y no trata de ensalzarlo (libro patrocinado por Podemos) ni de destruirlo (libro patrocinado por la derecha o izquierda antagónica). Pero además el autor no tiene ningún escrúpulo en mostrar su opinión honestamente: se trata de un periodista especializado en Podemos y que al mismo tiempo no comulga con las ideas del partido.

Con todas estas características tan infrecuentes (libro avanzado, libro bastante imparcial, sin segundas intenciones ni patrocinadores, libro honesto y nada tibio) ni que decir tiene, estamos ante una gran lectura que recomiendo plenamente.

En lo estilístico, se nota que el autor no es español y puntualmente aparece alguna construcción extraña o el doloroso el racimo de uva como nombre de uno de los capítulos. Aún así, mucho mejor que otros libros escritos con más presupuesto.

El libro narra el nacimiento de Podemos, a través de las experiencias políticas de algunos de sus más destacados personajes. Un hecho que desconocía ─ y que posiblemente le ocurra a otros─ es cómo comenzó la carrera en política de Podemos. Pablo Iglesias era un tertuliano brillante que con sus intervenciones a otro nivel irrumpió en la televisión con un rotundo éxito, hasta tal punto que en pocos meses se convertiría en una de las imágenes mejor valoradas de la izquierda.

Por aquel entonces militaba en Izquierda Unida y simplemente aspiraba a ser el cabeza de lista del partido para las Elecciones Europeas. Izquierda Unida, un partido de pobres donde los puestos son tremendamente luchados y competidos, no le permitió saltarse la fila. Ya había muchos otros políticos que llevaban tiempo esperando para esa oportunidad.

En un movimiento tan valiente como eficaz, aupado por algunos sectores de Izquierda Unida y utilizando todos sus contactos, monta el proyecto de Podemos en tiempo récord. Consigue presentarse a las Elecciones Europeas, y para sorpresa de todos, consigue un excelente resultado. El resto, es historia.

A lo largo del libro aparecen muchas figuras importantes: Tania Sánchez, Juan Carlos Monedero, Iñigo Errejón, Manuela Carmena, Ada Colau, Irene Montero. Las endogamias recuerdan a los tiempos en que se casaban entre familias para estrechar relaciones profesionales. Los novios y las novias cambian de mano entre unos y otros, parece que un político de Podemos sólo puede salir con otro (o con un asistente).

El autor da mamporros a diestro y siniestro y no deja títere con cabeza. Lo que comenzó como un grupo de jóvenes lleno de buenas intenciones, a poco que sus dirigentes comenzaban a tocar poder ─y las gloriosas nóminas que le suelen acompañar─ su máxima preocupación pasaba a ser sobrevivir en los puestos a cualquier precio.

Pablo Iglesias sabía que superar a Izquierda Unida, para luego fagocitarla, era algo totalmente dentro de sus posibilidades. Pero con una ambición desmesurada para alguien proveniente de Izquierda Unida ─que siempre ha tenido mentalidad de pobre─ veía posible dar el famoso sorpasso al Partido Socialista, algo que el tiempo demostró que era perfectamente posible. De no ser por un Pedro Sánchez que se creció en la adversidad y consiguió ganar la dirección del partido cuando parecía que estaba ya dado por muerto políticamente, seguramente lo habría conseguido. Es posible que ese adelantamiento a los socialistas habría causado dimisiones, cambios de chaqueta y mucho dolor al tradicional partido líder de la izquierda. Pero en vista de los acontecimientos que hemos visto con el tiempo, hubiera sido cuestión de tiempo que todo hubiera vuelto a su cauce.

Ahora el autor habla de un Pablo Iglesias cansado y que está pensando en una retirada digna que le permita vivir cómodamente el resto de su vida ─como tertuliano o incluso presentando un programa de televisión─ antes que con la tediosa vida de los políticos, que no trabajan mucho pero tienen que vigilar cada palabra que dicen y cada foto que se dejan hacer.

El partido, como su líder, está prácticamente agotado. El barco no admite muchos más parches sin que se hunda. Está lleno de enemigos internos, externos, facciones y divisiones. Sus propuestas políticas se mueven entre la fantasía, la improvisación y el absurdo. Sólo el disponer de un líder extraordinario ─brillante en las segundas elecciones de 2019─ les ha permitido llegar tan lejos con tan poco.

A lo largo del libro Costantini desgrana las contradicciones y mentiras de muchos de los dirigentes. Por supuesto deja en muy baja consideración a Errejón, pero por contra de lo que la mayoría pudiera pensar, uno de los personajes más siniestros es, en su opinión, Manuela Carmena, la ex-alcaldesa de Madrid.

Con la imagen de bonachona y amable, es cierto que el periodismo ha evitado los ataques más directos a su gestión o sus desaciertos, prefiriendo centrarse en un blanco más fuerte que pudiera responder mejor a los golpes.

Ante los problemas, su estrategia consistía en ponerse de perfil, hasta que el asunto dejara de ser de actualidad. «Ella es como Messi en el Barça, que si pierde es culpa del equipo y si gana es mérito suyo»

Hoy en día parece que las campañas políticas se ganan en Facebook con dinero de Rusia, pero también los políticos guays pagan por los anuncios de las redes sociales. Refiriéndose al Ayuntamiento de Madrid:

Disparó el gasto en Facebook y otras redes sociales un mil por ciento, hasta un desembolso anual que superó los cinco millones de euros.

Por contra, el libro acaba dibujando, casi sin querer, a una protagonista inesperada. Rodeada de oportunistas, chaqueteros, tránsfugas y políticos malintencionados, aparece la figura de Irene Montero, como una de las pocas personas que es 100% Podemos. Aunque posiblemente su imagen pública esté muy deteriorada, y se presente como una aprovechada que ha explotado la posición personal dentro del partido, en el fondo es una de las pocas personas que se mueven por las mismas ideas con las que entraron en el partido.

Así, estamos ante una rareza: periodismo de calidad en España (tiene que venir un italiano a hacerlo) una historia interesante, llena de contradicciones, siendo sus protagonistas políticos que provienen de la izquierda. Y hay villanos y héroes donde no lo esperas. Tienes que leer ese libro.

Manual de resistencia

Ante el incontestable éxito electoral de Pedro Sánchez Pérez-Castejón en las elecciones generales de 2019, no me quedó más remedio que leer su libro para intentar entender las bases en que se sustenta dicho triunfo.

El libro, criticado en prensa por cuestiones superficiales ─me imagino que por periodistas que se lo leyeron en diagonal─ es una descripción personal de los últimos acontecimientos en España, partiendo de su nombramiento como Diputado del Congreso en 2013 hasta sus primeros días en la Presidencia del Gobierno tras la exitosa moción de censura a Mariano Rajoy en 2018. Es tal el volumen de noticias falsas (o manipuladas, o interesadas, o contadas antes de saber la verdad, en un entorno en que los desmentidos no existen) que una parte importante de esa narración llega hasta a sorprender: Ya sea por su personal punto de vista ─que aporta información de primera mano y desconocida─ o simplemente por rememorar aspectos que la prensa había contado de otra forma.

Aunque el autor del libro es Pedro Sánchez, está escrito íntegramente por Irene Lozano. Jamás he leído un libro así. Es lo suficientemente interesante como para que me lo haya leído entero, lo que lo pone en el top 20% de los libros que llegan a mis manos. Pero al mismo tiempo, tratándose de un libro profesional y llamado a ser un super ventas, es de una escritura chapucera y un trabajo de adaptación tan pobre, que causa verdadero bochorno.

En el libro casi se puede oír la voz de Pedro Sánchez. Tal y como él mismo ha contado, está basado en largas conversaciones con Irene Lozano, que ésta ha trascrito desde las grabaciones de voz, en demasiadas ocasiones con una total literalidad. Se siente casi como un audiolibro. No hay síntesis, no hay traducción del lenguaje oral al escrito. Supongo que se habrá limitado a corregir repeticiones, ampliar mínimamente el vocabulario y ordenar las conversaciones. Tengo un profundo sentimiento enfrentado, porque por un lado se percibe la poca profesionalidad de la adaptación y al mismo tiempo es un libro que se lee con interés.

Siempre me había parecido que Pedro Sánchez era el político con más inteligencia política del panorama español. Quizás Mariano Rajoy fuera el político más astuto, por su capacidad para hacer no haciendo. Pablo Iglesias tiene algo de líder mesiánico, capaz de empatizar con las masas que le siguen hasta la muerte. Albert Rivera me parece el político más profesional de todos: todo terreno y uno de los más hábiles en casi cualquier cuestión. Santiago Abascal es un personaje que simplemente cae bien, al margen de sus ideas, defiende una de las posturas más complicadas con una sonrisa en la cara y dando un enfoque positivo. Pero Pedro Sánchez tiene algo más. ¿Qué tiene Pedro Sánchez?

Siempre había pensado que era pura estrategia. Se mueve por el tablero político como una rubia polioperada que parece que no sabe lo que hace y a la que nadie tiene en cuenta. Hasta que ocurre algo inesperado…que le favorece. Una y otra vez, la suerte parece perseguirle. Que sus ideas y su equipo a veces me causen rechazo ─o directamente repulsión─ no resta ni un ápice mi admiración hacia él y su capacidad política. Al igual que los otros líderes de la política española, se trata de una persona que ha llegado a un puesto muy complejo que no está al alcance de cualquiera. En España es muy común menospreciar a los políticos del bando que no te gusta. Eso le ha sucedido mucho a Mariano Rajoy, del que casi todo el mundo se cree más inteligente. No deja de ser fascinante cómo personas que no han llegado a nada en la vida se ven muy por encima de alguien que ha dirigido un país. A veces basándose en un simple aspecto, como su inexistente nivel de inglés o sus habilidades para el baile. La ignorancia es muy atrevida.

Una y otra vez a lo largo del libro, Pedro Sánchez consigue quitar mérito a cada una de sus más acertadas decisiones. La ascensión a Secretario General partiendo de ser un total desconocido, su valiente dimisión cuando el PSOE aceptó investir a Mariano Rajoy a través de un voto de abstención. Su vuelta a la dirección de su partido, cuando todo el mundo lo daba por desahuciado políticamente. Y finalmente la exitosa moción de censura, la primera que funciona, conseguida en apenas un par de días. El factor que se repite siempre es que la gente a su alrededor le empujaba a tomar las decisiones que el tiempo ha mostrado como estratégicamente brillantes. En algunos casos, casi contra su propia intención inicial.

Así, después de leer el libro he reemplazado una virtud con otra. De considerarlo un excelente estratega, su verdadera virtud en realidad es otra: una gran capacidad para tomar el pulso de la calle. Aunque casi con toda seguridad tiene un Master que no debería tener, eso no quiere decir que no tenga capacidad más que de sobra para obtenerlo. Precisamente su magistral inteligencia social, para percibir qué está demandando la sociedad española, sus militantes, o sus compañeros de partido, entre cientos de mensajes contradictorios, aduladores, manipuladores o intrascendentes. Una habilidad extraordinaria que combina con un perfil suave ─que no blando. Es un político con una dilatada trayectoria del que, sin embargo, apenas si hay dónde criticar. Su “polémico” Master, que aún es menos cuestionable que los títulos conseguidos por el líder de la oposición, Pablo Casado. Los vuelos privados en el avión que tiene por ser Presidente del Gobierno. Hasta Pablo Iglesias, que probablemente nunca llegue a nada importante políticamente, está muchísimo más erosionado, sin haber tocado poder jamás en su vida.

Unido a su atractivo físico y su perfil de político preparado, con idiomas y conocimientos de economía, con una familia de libro, es el candidato que todo partido querría tener. Si no fuera porque le toca defender las ideas del Partido Socialista.

Cuando durante el libro se enfrasca en explicaciones de la problemática española, recalca con firmeza problemas que realmente son de los más importantes:

Un país que pierde a su juventud es un país sin futuro. Una de las grandes quiebras de nuestro tiempo es que se está incumpliendo la promesa según la cual cada generación viviría mejor que la anterior.
Si no restablecemos ese contrato, si convivir no significa ningún compromiso intergeneracional, corremos el riesgo de que la sociedad se fragmente hasta tal punto que no sea sostenible.
Hoy día ser joven en España implica tener un salario bajo, un trabajo precario y una extrema incertidumbre respecto al futuro. Por eso una de las primeras medidas en las que nos pusimos a trabajar como Gobierno fue un plan contra la explotación laboral.

En el plano económico estamos inmersos en un mundo de bajo crecimiento, precarización de los salarios y una deuda que no cesa de crecer.

En la ruptura del discurso lógico, esencia fundamental de la izquierda, enuncia un punto de partida irrefutable y llega a un destino razonable, sin creer que sea necesario que ese camino tenga que sustentarse en la lógica.

Si esa revolución tecnológica se desarrolla políticamente como lo ha hecho la globalización, habrá grandes avances, pero no se beneficiará de ellos toda la sociedad, sino solo unos pocos. Que esto se haga de otra forma y que la revolución robótica beneficie a toda la sociedad no es un problema que vaya a resolver la tecnología: ha de hacerlo la política. Lo mismo sucede con los problemas medioambientales o la discriminación de las mujeres: hace falta poner el feminismo y el ecologismo en el centro de las políticas, pues solo de ellas vendrán las soluciones.

Comienza expresando los grandes retos del futuro de forma sucinta y muy lograda, para luego dar un triple salto mortal y ofrecer su desquiciada solución: si no hay trabajo (ni futuro) para los jóvenes, tenerlos entretenidos con las luchas feministas y medioambientales. Creo que en todo el libro no menciona las pensiones ni una sola vez ─y si lo hace es de pasada.

En España las pensiones tienen dos caras terribles: son un problema actual en sí mismas, pero al mismo tiempo destruyen cualquier posibilidad racional de solucionar las demás dificultades: la más preocupante es la menguante perspectiva personal y laboral para los jóvenes del país.

Tras leer su libro, me ha sorprendido descubrir que se cree (casi) todas sus ideas. El discurso de la izquierda es tan ilógico, que es complicado de asimilar para personas con cierta inteligencia. Hay que tener una especial habilidad en mirar para otro lado en determinados momentos de la exposición. Pedro Sánchez tiene tal facilidad para conseguir esa suspensión de la lógica, que no me extraña ahora que haya llegado tan lejos. A diferencia del discurso de Podemos: con enemigos, revanchista, de quitárselo a los culpables (ellos) para dárselo a los inocentes (nosotros), el socialista es casi impecable, si aceptas que el razonamiento sólo tendrá un pequeño paso por la ficción.

Otra habilidad extraordinaria de Pedro Sánchez es su adaptación a los nuevos tiempos políticos. A pesar de venir de la vieja política y haberse encontrado con los terremotos de Ciudadanos y Podemos, ahora no cabe duda de que es el político que mejor entiende el nuevo escenario alejado de los gobiernos monocolor. Dispuesto a pactar con quien haga falta, a pactar abiertamente o de forma subrepticia, a proponer acuerdos sin ofrecer casi nada a cambio y a hacerlo a veces sin reconocer concesiones. Se mueve como pez en el agua en el mercadeo de votos y favores, una virtud que Ciudadanos supo iniciar pero que con el tiempo ha renunciado a ella, obteniendo una imagen más coherente pero mucho menos práctica. Pedro Sánchez además es muy hábil tratando de vender méritos ajenos como propios y de gestionar los medios del Estado a su mayor conveniencia ─como decidiendo la fecha de las elecciones en el momento más propicio a su partido.

Una de las frases más interesantes del libro es cuando se cuestiona por qué la derecha no tiene esa misma facilidad que ellos para atraer al votante. Y es que el socialismo que ellos defienden tiene algo de lo que carecen el resto de partidos, en especial Ciudadanos: tienen una ideología detrás. Para colmo de males, la frase no es ni siquiera suya:

En realidad, como ha dejado escrito Jordi Sevilla, se trata de la única ideología existente hoy en día. El neoliberalismo no existe como ideología, ha resultado ser un sumatorio de retales que carece de estructura y de una visión de la sociedad.

Ser progresista, es tener una ideología, mientras que escoger a cualquier partido de la derecha, aunque probablemente sea una mejor elección, carece de la fuerza que da tener un conjunto de ideas coherente (principios que suenan bien, ideas que suenan bien y una suspensión en la lógica para que todo cuadre). El paquete “vegano/feminista/bienvenido sean los inmigrantes/ayudar a los necesitados/que pague más quien más tiene/derechos para las minorias” es impecable, mientras que en el extremo de la derecha hay un batiburrillo confuso que no hay forma de pegar: “religión/derecho a la vida/penas más fuertes para criminales/toros/menos impuestos a empresas/la familia”. En unos tiempos en que la gente navega perdida por la vida, disponer del cemento de la ideología no tiene precio.

En resumen se trata de un libro mucho más interesante de lo que esperaba. Los últimos capítulos se hacen insoportables (muy largos e interminables) pero tiene cierta frescura para ser un libro que cuenta una historia que ya conoces. Pedro Sánchez es un brillante encantador de serpientes, va mordiendo aquí y allí y sólo con un poco de cuidado eres capaz de leer entre líneas. Sin una sola mala frase es capaz de contar como el Partido Socialista estaba (y probablemente aún esté) totalmente prisionero de las opiniones y el poder de los barones (líderes territoriales) y expresidentes nacionales (Felipe González y Zapatero) con los que nunca se acabó de llevar bien. Se atreve a mencionar la corrupción del PP y sin temblarle el pulso te dice que el PSOE no tiene nada parecido a eso en ninguna parte.

Finalmente, Pedro Sánchez se ve a sí mismo casi como un miembro de la clase media, una absoluta desconexión con la realidad exactamente donde hace falta. De alguien que se despidió a su mismo, no que recibió un despido improcedente, dice:

Tenía algo de dinero ahorrado, más lo que me correspondía como indemnización del Congreso. Alguna gente cree que los diputados salimos de allí con pensión vitalicia y la realidad es que ni siquiera tenemos una prestación por desempleo. Nos corresponde un mes de sueldo por cada año que hemos estado en el Congreso y eso cobré.