De todas las teorías de la conspiración, la de los chemtrails siempre me han parecido la más fascinante de todas, por lo surrealista de la misma. Según ella, los gobiernos tienen aviones que sueltan productos químicos sobre la población con objetivos tan diversos como buscar la esterilización masiva o simplemente un envenenamiento generalizado.
Las motivaciones, dificultades técnicas, complicaciones por mantener al tanto a los nuevos gobernantes, según se van incorporando, y callados a los antiguos, son del todo oscuras. El único sustento de esa teoría es, aparentemente, la presencia de estelas en el cielo, las cuales tienen una explicación científica perfectamente definida y sencilla.
Detrás de una de las más absurdas teorías del presente ─dejando aparte las que tienen un aspecto lúdico de base, como sustentar que la tierra es plana─ está, sin embargo, la asunción de que se nos miente de forma sistemática y que los gobiernos no velan por el interés general, sino más bien por el suyo particular. Desafortunadamente, esta conjetura precisa de poca explicación y puede ser admitida por un conjunto más amplio de la población.
El mismo tipo de alma cándida que se siente gaseada se ha subido al complejo carro de la teoría del 5G, estrechamente relacionada con Bill Gates, vacunas, microchips y una serie de tecnologías que aún no han sido desarrolladas ni en las novelas de ciencia ficción.
En un punto más próximo a la racionalidad, surge la teoría que relaciona las vacunas con el autismo. Aquí la explicación empieza a ser más complicada y supongo que pasa por la vía negativa: no hay ningún estudio científico que relacione las vacunas con el autismo. Ni uno solo.
La prensa, sin embargo, empaqueta en el mismo saco a las personas que creen en el microchip de control y el riesgo de autismo: los antivacunas. Se trata de una serie de personas que se creen muchos bulos, votan al partido político contrario al que tú y evitan pasar debajo de una escalera.
La misma prensa que nos ha hecho simpatizar con las pírricas motivaciones de los chemtrails─ los medios nos mienten sistemáticamente─ se encarga de ridiculizar, sermonear y dicotomizar a la población. Sólo hay dos tipos de personas: las que creen en las vacunas, y las que no.
Preocupantemente sin embargo, una enorme proporción de la población (de España, pero también del resto de Europa) muestra sus reticencias respecto a la idea de vacunarse contra el coronavirus. En torno a un 45% de la población se define como escéptica a la hora de inmunizarse con alguna vacuna para este virus. Y son precisamente los más jóvenes los que se muestran más sospechosos, en contra de lo que cabría esperar.
Con su ausencia de frescura mental, los medios de comunicación insisten en un discurso simplista: las vacunas son muy seguras y los que no lo creen así están en el mismo grupo que los de los chemtrails. Su rotundidad y polarización les viene bien para su objetivo: vender clicks. Una noticia ridiculizando a los antivacunas es reenviada frenéticamente tanto por los que se sienten ofendidos como por los que se las toman a broma.
Y es precisamente el consenso, la repetición machacona y la existencia de una postura oficial lo que causa más sospechas en la población general. Mucha gente no tiene dudas de las vacunas, sino de un mensaje uniforme por parte de los medios de comunicación. Mientras ellos nos tratan de avisar de las fake news la población general ha desarrollado un instinto ingenioso y que acierta más que periodistas con sueldo de becario: cuando todos los políticos, o todos los medios, envían un mismo anuncio, es que de alguna forma, están mintiendo.
¿Son seguras las vacunas? Creo que es un grave error hablar de vacunas en general. De un lado están vacunas con riesgos mínimos, décadas de experiencia a sus espaldas y que enfrentan a enfermedades terribles y muy contagiosas, como el tétanos o la poliomielitis. Sobre estas no hay discusión posible: el riesgo a contraer la enfermedad debe ser enfrentado al precio que sea. Además estamos ante productos de sobrada eficacia. En esta categoría se encuentra la inmensa mayoría de las vacunas.
Pero a poco que uno empieza a leer sobre las más modernas, empieza a encontrar mensajes alarmantes. De la Wikipedia en español, sobre la vacuna de la varicela:
La vacuna frente al varicela-zóster consiste en virus vivos atenuados, lo que se desarrolló en Japón hacia los años 1970, aunque no fue autorizada hasta la siguiente década.
Entre los años 2014 y 2016, fue bloqueada por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, sólo permitiéndose vacunar a los niños de más de 12 años[…]
[…]sólo se permitieron dos vacunas: Varilrix, que no es de venta legal fuera del circuito hospitalario, y Varivax, que sufrió el bloqueo por parte de la AEMPS para su venta en farmacias
Aquí vemos, de golpe y porrazo, tres de los principales motivos de sospecha ante las vacunas: que tardan décadas en estar suficientemente probadas, que a veces hay escándalos y bloqueos de vacunas y que no todas funcionan adecuadamente.
Otro aspecto interesante es que algunas vacunas no están especialmente amparadas por los sistemas de salud. La vacuna contra el virus del papiloma humano, una de las más recientemente desarrolladas, no forma parte del calendario de vacunación español y puede comprarse de forma privada. En la página informativa se indica:
Están contraindicadas en caso de:
Haber sufrido una reacción alérgica grave tras la toma de una dosis de la vacuna.
Al tratarse de una vacuna especial, requiere de varias tomas por parte del paciente, dos o tres dependiendo de la edad. El mensaje de contraindicación es bastante grotesco pero nos da una pista sobre algo que, aunque sea inusual, puede ocurrir: sufrir una reacción alérgica grave a la vacuna.
La vacuna contra el Covid-19 tendría mucha relación con la de la gripe. Este año se ha estado insistiendo en que es importante que tanta gente como sea posible se vacune contra la gripe, para evitar falsos positivos de coronavirus y los posibles colapsos de urgencias. Se recomienda que se vacunen los mayores de 60 años, el personal sanitario y ya en menor medida colectivos que prestan servicios comunitarios como policías o profesores.
Algo que nunca oirás en los monótonos medios de comunicación es que la mayoría del personal sanitario nunca se vacuna contra la gripe, a pesar de estar recomendado por ellos mismos. O de lo contrario no serían necesarias páginas como ésta del Ministerio de Sanidad, tratando de aumentar el número de sanitarios que se vacunen.
Las cifras son desmoralizantes: sólo un 35% del total de sanitarios se vacuna ─posiblemente una cifra inferior a la de sanitarios que tienen cuenta en TikTok─ o lo que es lo mismo, un 65% no se vacuna. Para más inri, las personas mayores de 65 años y mujeres (y hombres) embarazadas tienen porcentajes de vacunación superiores.
Consejos vendo que para mí no tengo. La citada página del Ministerio de Sanidad está llena de peligrosas verdades, sin la simplificación de que las vacunas son lo opuesto a los chemtrails.
¿NO ESTÁS CONVENCIDO AÚN? AL MENOS 3 MOTIVOS:
PRIMUM NON NOCERE: como profesionales sanitarios tenemos el DEBER ÉTICO de vacunarnos si con ello protegemos a nuestros pacientes.
LA VACUNA ES SEGURA Y EFECTIVA para reducir complicaciones, ingresos y mortalidad.
TAMBIÉN ES EFECTIVA PARA TI, si tienes menos síntomas y transmites menos.
La vacuna no vacuna siempre:
La efectividad de las vacunas frente a enfermedad confirmada por laboratorio varía, según diferentes estudios, entre el 69% en población infantil de 6 meses a 8 años, entre 52-70% en personas adultas de 50 a 64 años y 38-46% en las personas mayores de 65 años, siempre y cuando los antígenos contenidos en la vacuna se corresponden con los presentes en la cepa o cepas circulantes.
Y la vacuna es segura, pero tampoco inocua:
Las reacciones como fiebre, malestar o mialgias pueden aparecer tras la vacunación. Estas reacciones se inician en las primeras 6-12 horas y suelen persistir 1-2 días.
Pero el dato más claro es el indicado más arriba: sólo un 35% del total de sanitarios se vacuna.
En un conocido foro que no es de coches, un polarizado defensor de las vacunas ha intentando empatizar con el bando contrario, preguntando a los que no están convencidos de vacunarse contra el coronavirus por qué no lo harían. Una persona que intenta entender al enemigo demuestra más inteligencia de lo habitual.
Como suele ocurrir en los foros, se producen decenas de respuestas de toda índole. Y para sorpresa de muchos, hay respuestas fundamentadas e interesantes. Os recalco algunas de las que me han parecido más ilustrativas. Y con eso no me refiero a más parecidas a mi opinión:
Porque no soy conejillo de indias y lo que tarda 10 años en desarrollarse con más o menos seguridad no se puede hacer en 1 año.
Lo mismo te la pones y a los meses desarrollas un cáncer o cualquier otra enfermedad.
Porque no me fío una mierda de nada oficial, tanto es así, que si dicen que es bueno para mí parto de la base de que probablemente sea malo para mi
Muy sencillo. No soy persona de riesgo y, con la estadística en la mano, lo más probable es que fuese asintomático si me infectase. La vacuna puede ser genial pero se desconocen los efectos secundarios que pueda tener. Necesita rodaje.
– Vacuna hecha con prisas y mirando más a la Bolsa que a los pacientes
– No estoy ni de lejos en el grupo de riesgo
– No se ha probado casi, si buscas información los estudios son muy limitados y opacos.
– El tiempo de prueba ha sido tan corto, que se desconocen totalmente los efectos a medio y largo plazo
– Es una vacuna que toca el ADN … si a eso le agregas lo anterior, canta bingo.
Afirman que: “se basa en una técnica nunca antes probada”
https://www.france24.com/es/minuto-a…-antes-probada
– Los CEO aprovechan los anuncios para subir en bolsa y luego vender las acciones:
https://www.eleconomista.es/sanidad/…l-Covid19.html
¿Por qué venderlas? .. ¿creen que bajarán? .. ¿por qué iban a bajar si es la “salvación” y el gran éxito que nos venden?
– Piden inmunidad legal contra los efectos
– No se da ninguna garantía de que funcione .. se afirma que la supuesta inmunidad podría durar poco.
Pues hombre … hay que entender que uniendo los puntos, muchas ganas no dan, y que el riesgo supera ampliamente a los posibles (y no seguros) beneficios.
Porque lo dicen Símón e Illa, ¿ te parece poco para sospechar ?? Llámame loco si quieres
¿Cuántas vacunas conoces que entre el desarrollo y la distribución para su uso no haya pasado ni un año?
Yo me vacunare, x temas societarios. No infectar a otros, y olvidar esta mierda lo antes posible. No soy una persona de riesgo. No tengo antecedentes…. No obstante, no me gusta, ni a nadie debería hacerlo, tomar una vacuna que no ha pasado unos ensayos clínicos convencionales.
No tengo la mas mínima fe en nada de lo que nos cuentan.
Que se vacunen con las 2 dosis todo el congreso y luego voy yo, por si se ha olvidado nos dijeron que las mascarillas eren contraproducentes entre cientos de mentiras mas
Los puntos están claros. La gente tiene dudas razonables sobre la eficacia de las vacunas desarrolladas de prisa y corriendo. Aparentemente las vacunas de Pfizer, Johnson and Johnson y otras farmacéuticas occidentales son todas seguras, pero la rusa, ni tocarla con un palo.
El mensaje pro vacunas hasta en la sopa tiene muchos riesgos: la gente no es tonta y no comulga con ruedas de molino. Metiendo en el saco a todas las vacunas estamos arriesgando que la gente empiece a dudar hasta de las seguras, eficaces y totalmente necesarias en las que siempre había creído.
La población va a necesitar de un buen Palomares para acudir a las vacunaciones. Nos apetece ver a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Pablo Casado recibiendo un pinchanzo en prime time.
Otro aspecto importante a tener en cuenta: la eficacia de los servicios de salud. Ahora mismo todo el mundo sabe que si te partes un brazo o tienes apendicitis lo mejor que puedes hacer quedarte en casa haciendo el menor ruido posible. Si la gente no tiene la certidumbre de que unos posibles efectos adversos van a ser tratados por una sanidad de al menos 2ª división, la gente va a seguir actuando como hasta ahora: minimizando riesgos que impliquen interacciones con médicos.
Después de varios cientos de palabras, voy por fin a dar mi opinión al respecto. Creo que la vacunación de la población es a nivel sanitario una discutible decisión personal, pero incuestionable a escala social. Como pagar impuestos por tener un sistema nacional de salud u obligar a tener un seguro por el coche. Es como cuando hay una propuesta de construir un ascensor en tu comunidad de vecinos y tú vives en el primero: económicamente es bueno para el conjunto y malo para ti. Pero si sólo primaran los intereses particulares, no existiría ni un solo edificio con ascensor.
Pienso que el mensaje de los medios es totalmente equivocado. El único motivo para convencer a la gente es decirles claro: no es vuestra elección. Como con las subidas de impuestos, no hace falta dorar la píldora con excusas sostenibles. Necesito tu dinero igual que necesito tu inmunización. Vives en una sociedad y tienes que tragarte sapos cada cierto tiempo. Ese es el precio a pagar por tener calles pavimentadas, colegios y servicio de basuras. En este caso, sin embargo, los beneficios serán claros y aprovechables para todos.
Y si eso no funciona, como decía otro en el foro, simplemente promete a la gente que no tendrá que ponerse mascarillas si se vacuna. Eso garantizará niveles de vacunación superiores al 95%.
Actualización:
The Economist ha publicado un interesante vídeo en respuesta a mi artículo (o no).
El vídeo dura 20 minutos, pero la parte más interesante es en la que habla Heidi Larson (enlace aquí, minuto 5:40). Esta experta en la materia habla claro: la gente tiene dudas y preguntas al respecto, esas preguntas son legítimas y no se están respondiendo con empatía. Esas personas están totalmente dispuestas a vacunarse pero hay que informarlas de una forma adecuada.
El problema es parecido al de aquellas personas con problemas psicológicos o psiquiátricos. Tienen dudas de ir al médico o no, y cuando lo hacen, a veces se encuentran con una persona que no trata con suficientemente respeto su desconocimiento de términos técnicos expresando su enfermedad o la explicación de cómo se sienten. Esas mismas personas acaban a veces, desencantadas del frío trato científico, en manos de magufos, estafadores y todo tipo de vendedores de humo que, durante todo el tiempo que se ahorraron siguiendo unos estudios serios, al menos han desarrollado una cualidad muy útil en la vida: la empatía. Porque todo buen embaucador sabe que hacerse cercano a la víctima es fundamental.
Así, alguien que tenga dudas ─razonables o no─ ante todo debe ser tratada con respeto. Una persona con dudas puede ser convencida. Pero esa falta de conexión inicial es la que no se está trabajando de forma correcta.
Desafortunadamente el vídeo entra en la clásica deriva de las fake news, del algoritmo de Facebook, algo que tiene mucho que ver en cómo se propagan las noticias hoy en día, pero que, en mi opinión, escapa al punto principal del verdadero debate.