El show de Cándido surge, según dicen en el Mundo, como “el primer ‘reality show’ en el que nada es real”.
Cuentan que es como un Big Brother/Gran Hermano en el que todos los concursantes son actores, salvo uno, sobre el que se centrará toda la atención. La que trata de ser una original mezcla entre Gran Hermano y la idea del Show de Truman no es más que una copia más, de un formato americano: The Joe Schmo Show.
Mucho más interesante resulta el reality inglés, también similar: Space Cadets ( Cadetes espaciales ).
En ese reality iban mucho más lejos: engañaban a una serie de concursantes hasta el punto de hacerles creer que estaban en una nave espacial en órbita. Para ello hicieron uso de las últimas técnicas en efectos especiales y un buen elenco de actores de soporte. De ello hablaron en su momento en Microsiervos.
Para seleccionar a los participantes, buscaron a personas que cumpliera:
No haber estado nunca en el ejército.
Que no tuvieran un interés especial en el espacio o la ciencia ficción.
Que fueran fácilmente sugestionables y se conformaran con seguir las decisiones que se tomaran en grupo.
Con bajos niveles de inhibición o miedo a hacer el ridículo.
El objetivo del concurso era ridiculizar a los participantes haciéndoles creer que estaban siendo preparados para un vuelo espacial, y posteriormente realizar dicho supuesto vuelo.
Sin embargo, surgieron muchas dudas al respecto sobre el supuesto fraude. Hay quienes sostienen que, ante el creciente descaro de las bromas a que sometían a los participantes, algunos se dieron cuenta de que aquello era un fraude, pero dejaron las cosas seguir su cauce para poder ganar el premio que prometían.
Otros dicen que posiblemente todo el supuesto engaño a los participantes no era sino un engaño a los espectadores, un doble engaño al hacerles creer que estaban viendo como engañaban a una serie de participantes, cuando en realidad estos participantes no eran sino actores que se comportaban de forma estúpida para alimentar en show.
En cualquier caso, no cabe duda de que este tipo de ideas surgirán conforme el programa de la Sexta vaya desarrollándose. Ante la perpetua sospecha de que los participantes de los Gran Hermano son mediatizados, obligando la organización a comportamientos definidos y casi simulados por parte de los participantes, auguraría un rotundo fracaso a este programa. Sin embargo, lo impredicible de la sociedad española me hace pensar que ocurrirá lo contrario. Lo que tengo muy claro es que no pienso ver ese bodrio.