A mediados del siglo XVI, la isla de Santo Domingo o Hispaniola como se la conocía entonces, estaba habitada por una comunidad de hombres salvajes, rudos, fieros y desaseados. Estos colonialistas de origen francés reforzaban cada cierto tiempo su población con ciudadanos de los peores barrios de la Europa Continental. Vestían con ropas que ellos mismos se confeccionaban con las pieles de los animales que cazaban. Llevaban gorras y botas que usaban directamente sobre sus pies desnudos y cinturones bastos en que colgaban los sables y cuchillos. También se armaban con arcabuces rudimentarios capaces de disparar dos proyectiles.
El sitio donde secaban y salaban la carne se llamaba bucana y de ese término se hicieron llamar bucaneros. Eran cazadores y de hábitos bastante salvajes. Se dedicaban a la caza de jabalíes, cerdos y otros animales salvajes y con ella comerciaban con los viajeros holandeses. Comían y dormían en el suelo. Su mesa era una piedra, su almohada el tronco de un árbol. Su techo el cálido y brillante cielo de las Antillas.
Los españoles, a los que molestaba que cualquier otra nación pusiera un sólo pie en tierra americana, decidieron deshacerse de estos salvajes pero por otro lado inofensivos bucaneros. Para ello expulsaron a todos los cazadores de Hispaniola; y para asegurarse de que nunca volvieran, exterminaron los animales salvajes. Este fue el peor error que los españoles pudieron cometer, porque estos hombres salvajes se vieron forzados a buscarse otra forma de sustento. Fletaron sus propios barcos y así comenzó el gran periodo de piratería que fue la causa última del declive del poder español en las Indias Occidentales.
Hay que ser idiota. La guía de estilo de colonizadores se escribe con los sucesivos errores de los españoles, a cual peor. Estos hombres acumulaban todo lo que no quisieras encontrar en un enemigo: eran austeros, autosuficientes, fuertes, sin vínculos emocionales, acostumbrados a valerse por sí mismos. Con el ingenio que da la vida salvaje unido al odio que acumularon hacia los españoles y la temeridad del que no tiene nada que perder arrasaron el imperio español.
Y no lo hacían por avaricia, sino por pura y simple venganza. Los resultados los conocemos todos por los libros de Historia.
Permíteme que dude que los bucaneros “arrasaran” el imperio español…
Es cierto que existió en nuestra isla un perro mudo que no ladraba y que fueron exterminados por lo apetecible de su carne?