Una de las cosas que más me llaman la atención de Madrid es la asistencia masiva a las exposiciones temporales de los museos.
En muchos casos se trata de exposiciones sin valor añadido alguno. Por ejemplo, una exposición sobre Velázquez por fuerza tendrá como grandes atractivos los cuadros del Museo del Prado. En general, de los mejores cuadros del autor, digamos que de sus diez mejores creaciones, ocho están en el museo (y bien puede que me quede corto).
Entonces, ¿Para qué asistir a una exposición en la que las mejores obras pueden verse cuando uno quiera en el Museo del Prado? ¿Para ver esas dos obras menores?
Obviamente el caso más flagrante de todos es la exitosa exposición sobre Sorolla, que estos días se cierra en el Museo del Prado. Sorolla es un pintor que no le gusta a casi nadie y que permanece en el más triste anonimato, a pesar de que sus cuadros atiborran las salas de los museos españoles. No es que sea un desconocido, simplemente que en cualquier museo ocupa un lugar secundario ante otros pintores más apreciados por el público. Es lo que se diría, una cola de león.
Es más, Sorolla tiene incluso su propio museo en Madrid, del que mucha gente no tendrá ni constancia. Aparte está ampliamente representado en el Museo Reina Sofía, también de Madrid.
Sin embargo basta con que se cree una exposición sobre el autor para que la gente forme largas colas para asistir maravilladas ante la obra del pintor valenciano.
Las exposiciones temáticas de un pintor suelen ser, salvo excepciones, de interés moderado. No es lo mismo mostrar una exposición de Boticelli en Madrid (del que hay pocos cuadros) que una de Picasso en París (que está abarrotada de cuadros suyos) o una de Velázquez o Goya en Madrid (que estaría formada casi en exclusividad por cuadros del Museo del Prado). Lo que llama la atención es eso, que muchas de las exposiciones de más éxito están compuestas por cuadros que pueden verse a diario, y hasta todos en el mismo museo.
Pero para eso está ese defecto o virtud de los madrileños, y los turistas habituales de la ciudad, que asisten con estoicismo a las más temibles filas y esperan que llegue su momento. Para ellos una fila no es un defecto, sino la señal de que ahí se esconde una virtud.
Y lo malo de estas histerias colectivas es que cuando uno quiere hacer o ver algo en concreto, entonces se encuentra con que no hay manera salvo que esté dispuesto a aguantar más de media hora de cola… Asco de ciudad, oiga.
La gente va a las exposiciones temporales porque son temporales. Ese es su valor añadido.
Tu última frase resume todo lo que es en esencia el “culturetismo”:
Si sufres para ver el último éxito del cine kazajo, mejor.
Si haces cola para ver la exposición, mejor.
Si te metes entre pecho y espalda las infinitas páginas del Ulises, mejor.
Porque lo fácil es para los fracasados, los débiles y los ignorantes.
Pues a mi me vino genial que hicieran esta visita temporal. En un solo museo y por el precio de la entrada a la exposición pudimos pasar el día dentro, ver un poquito de todo (mi hermano pequeño tiene ocho años, así que íbamos a ritmo de niño pequeño) de forma que todos pudieran ver lo que querían ver (mi madre es una entusiasta de Sorolla, así que llevaba meses intentando ir) sin que nadie se agobiara ni cansara. Usar la excusa de la exposición temporal me parece una buena razón para organizar un fin de semana en otra ciudad que te pille lejos (como es mi caso). Y con esta última me salió la jugada redonda.
Las colas se reducen bastante si compras la entrada por internet, por cierto.
Solo una cosilla. No te quito ni ápice de verdad sobre lo que cuentas pero ¿ésta exposición de Sorolla no era sobre su trabajo en la hispanic society? Son cuadros que creo que estaban en Nueva York ¿no? Lo digo de oídas porque no fuí (a pesar de ser madrileño)
[Comentario zrubavel: Es que creo que no es el caso, porque si fueran las obras maestras de Sorolla, que por fin pisan territorio español, pues se entendería. Pero son muchas obras más de un autor prolífico que llena los museos de España entre la indiferencia del público. Puede que fueran cuadros “nuevos” para la gente, pero es que los “antiguos” no los mira ni Dios.]
sabias palabras…
Siento tener que quitarte (algo) de razón. Los paneles de la Hispanic Society de Nueva York de Sorolla, que no se habian movido desde que se colocaron, han estado “paseando” por toda España desde hace un par de años. Para aprovechar las circustancias y hacer una exposicion (en ciudades que no disfrutan de los museos madrileños) con sus mejores obras se sacaron muchos cuadros de varios museos (pero tambien de colecciones da la familia) para pasear con ellos.
Y no digas tampoco que no le gusta a nadie, que a mi sí :) Claro que como descendiente del personaje en cuestión no lo veo igual que el resto…