Un interesante video (o no) en que podemos ver a Ibai Llanos ─el youtuber/comunicador más famoso de hoy en día en España─ con David Broncano, presentador ganador de tres premios ondas, dos en la radio y uno en la televisión.
Al principio del mismo plantean hacer ‘Tier List’, que es encasillar de una larga lista en categorías (de mejor a peor). Ibai, que es el que dirige el programa, recibe la sugerencia de su audiencia de hacerlo con humoristas y con Comunidades Autónomas. Broncano se muestra claro: van a meterse en un jardín que prefiere evitar. Ibai le empuja a que se moje, empiezan con la lista de humoristas y Broncano dice que es incapaz de hacer eso: los humoristas que aparecen son amigos y compañeros de profesión. Apenas situa a algunos en la sección de ‘los mejores’, pero es incapaz de votar por los demás, menos aún de situarlos en las categorías de ‘humoristas que no hacen gracia’.
Luego con las Comunidades Autónomas sí que se atreven a entrar al trapo, pero de nuevo Broncano se muestra titubeante: todas son o extraordinarias o muy buenas, quizás con la excepción que permite la broma ya manida de reírse de Murcia. Ibai se atrave a dejar en el último lugar a Ceuta y Melilla, mientras que Broncano regatea posiciones para intentar subirlas a todas: ninguna merece ser menos que buena.
A mi ese video, que me interesa poco y no he visto más allá de ese punto, me ha parecido un indicativo claro de la diferencia entre la televisión ‘oficial’ y la televisión ‘actual’. La que ven abuelos como yo y la que ven, y verán ya siempre, los jóvenes.
¿Qué interés hay en un producto tan blando y deslavazado como una lista en la que todos sean excepcionales? ¿En ver a alguien incapaz de hacer una pregunta incómoda que no esté guionizada y más que premeditada?
La televisión actual polariza en política e intenta llenar de miedo con la crisis sanitaria y económica. Pero es incapaz de nada más. Los pocos programas donde hay sangre, insultos y personas que se echan al barro, son los que triunfan. La isla de las tentaciones, superando audiencias del 50%, arrasa con todo lo demás. La parrilla está llena de programas de investigación a toro pasado, de telediarios rellenados con memes y vídeos que ya todos hemos visto días antes por otros medios.
Recientemente la televisión actual encontró una especie de filón en la noticia sobre los Youtubers que se marchan a Andorra para pagar menos impuestos, o simplemente vivir mejor. Todo se llenó de supuestas mesas de discusión ─llenas de expertos en todo─ en la que el contrapunto lo daban las opiniones de Youtubers.
Una muestra clara de que estamos hablando de una batalla ya ganada en la que el vencedor se marchó a casa hace meses, está en el hecho de que a este debate se han prestado periodistas e incluso políticos de primera línea, mientras que en la contraparte apenas si han podido contar con Youtubers de segunda y tercera fila (en lo que a audiencias hablamos, muchos de los mejores creadores tienen audiencias modestas). Ellos ya saben que salir en televisión no les aporta nada positivo y están cansados del parasitismo de la gran pantalla, que nutre muchos de sus programas con corta-pegas de vídeos robados de sus plataformas.
A mi me fascina, y por eso he querido escribir este artículo, cómo han cambiado las tornas. Youtube fue creado en 2005 como una forma de poder compartir vídeos de películas y televisión (y vídeos de gatos que nadie veía). Tras conseguir sobrevivir a las continuas demandas, la plataforma consiguió facilitar el borrado del contenido con copyright.
Muchos años después, es ahora la televisión la que se nutre de contenido de Youtube. Desde los telediarios a programas de humor y parodia con resúmenes de vídeos actuales ─que antes eran de otras cadenas─ todos tienen una gran parte de su contenido robado de las redes sociales, a veces con muy sutiles atribuciones de autoría, si es que las hay.
El minuto de este vídeo, entre el 15:58 y el 17:00, es una joya. El Youtuber Roma Gallardo explica, más con sorpresa que con ánimo peyorativo, cómo han abordan las televisiones los debates a los que le han invitado: usan sus vídeos sin pedir permiso, consiguen su teléfono no se sabe muy bien cómo. Luego él sólo pide una cosa a cambio: poder subir a sus redes sociales sus intervenciones en la televisión. La mayoría de las televisiones se lo niegan, y una de ellas, activamente, le denuncia y consigue la retirada de un audio de 10 segundos de su intervención.
No extraña que Youtubers de gran renombre, con audiencias que dejan en ridículo a las de la televisión actual, no se presten a participar en sus programas. Su opinión va a ser cortada y pegada (o sea, manipulada) por otros que tienen intereses propios, entre los que no figura promocionarles o dejarles en buen lugar.
Sobre la discusión de Yotubers en Andorra, se han publicado cientos de horas de opiniones y ya no está en el centro del debate. Afortunadamente para mi, no he visto muchas de ellas, pero creo que el foco realmente interesante no se ha mencionado mucho. Era precisamente otro tema de actualidad: el de enfermeros y médicos que deciden marcharse de España a trabajar a otros países.
Todo lo que pueda decirse negativo de esos Youtubers que usan nuestras carreteras y que gracias a nuestros impuestos consiguieron estudiar la Enseñanza Secundaria, puede decirse de estos médicos y enfermeros. Peor aún, los Youtubers siguen prestando el mismo servicio a su país, mientras que los médicos que se marchen dejan una vacante que España tiene que cubrir, a veces con dificultades.
La verdadera cuestión no era si se pagan muchos impuestos o pocos, o si hay que arrimar el hombro. ¿Está mal pagar menos impuestos, pero irse a otro país donde los ingresos son mayores, eso no es ningún problema? Entonces es que es posible que no haya ningún problema en que la gente se marche a donde pueda y quiera.
Otro asunto relevante es el de la sostenibilidad de el modelo de negocio Youtuber (streamer o creador de contenido, como se prefiera llamar). En España, y tal vez en muchos otros países, cuando un negocio empieza a ser muy rentable, el gobierno suele aparecer con regulaciones e impuestos ─a veces bienintencionados─ que en muchos casos acaban destruyendo esa nueva forma de obtener ingresos.
El ejemplo más claro es el de los alquileres turísticos. Hubo un boom que duró unos cuantos años, pero apenas llegaron las normativas, restricciones e impuestos a la actividad, muchas personas fueron expulsadas totalmente de esta forma de emprendimiento. Algo parecido sucedió con los juegos como el póker online o las apuestas deportivas. Un fructífero negocio para personas talentosas que fue totalmente destruido a base de regulaciones.
A Youtuber, Twitch y las plataformas que sigan surgiendo en los próximos años, también le llegará su San Martín. De momento, lo que les ha salvado, es la dificultad para la monetización de estas plataformas. Google, el dueño de Youtube, sigue haciendo cábalas para conseguir que el negocio sea rentable para ellos mismos, máxime para que aparezcan agentes externos, en forma de gobiernos, ‘a llevarse lo suyo’ ─que se supone será lo de todos.
Cuando los gobiernos encuentren la forma de ganar dinero con eso, o de impedir que otros lo hagan, el negocio se irá al traste. Estoy seguro de que eso llegará, antes o después. Por supuesto, los primeros espadas, como El Rubius o Ibai, siempre encontrarán formas de seguir siendo relevantes. Pero como suele suceder en estos casos, las medidas que los gobiernos tomen pensando en personas como ellos, acabarán haciendo sólo daño en los influencers que tienen números interesantes pero que a duras penas llegan para pagar la hipoteca.
Y todo empezará como siempre: no está bien que un comunicador al que ven menores de edad, se atreva a decir que Melilla es peor que Galicia. Porque si esto se dijera en la televisión nacional, habría consecuencias legales. Nada como crear un observatorio de redes sociales que valide este tipo de contenidos antes de que sean visibles para la audiencia general. Y claro, lo suyo sería que el observatorio, lo pagaran de alguna manera Youtube y Twitch. Y todos sabemos cómo continua esta historia.
Considero que el argumento de los sanitarios… Que se marchan fuera del país es bastante flojo.
En medicina no hay apenas paro (y muy pocos se marchan) pero en enfermería la tasa de desempleo si es destacable ( al menos antes de la pandemia).
Por regla general el trabajador “normal” que se marcha de España lo hace porque no puede ejercer su empleo en este país, porque España no es capaz de asimilar a tantos graduados.
Éstos se marchan en busca de empleo, no es comparable su situación con la del Youtuber que ya está trabajando.
Si es comparable en lo esencial. Se van a otro pais a ganar mas (o algo de) dinero, pq las condiciones aqui son peores. Que el estado te cobre el 51% de tipo maximo (aunque efectivo sea un 40) es un expolio. Sumale los impuestos indirectos. Quien es nadie para criticar, si se van de verdad? Otra cosa son los que mienten, y no se van
En medicina quizás no haya apenas paro pero las condiciones para los sanitarios son muy precarias durante muchos años tras terminar el MIR, especialmente en Madrid que es donde menos cobran del país. Contratos por día o de lunes a viernes, muchísima inestabilidad después de 10 años de estudios en un entorno muy competitivo. Los que se van no se van para cobrar un poco más, se van para tener unas condiciones mínimas de estabilidad en una sanidad que está muy precarizada en algunas comunidades. Por eso no me parece comparable con los Youtubers, que los que se van son muy exitosos. No es lo mismo querer pagar menos impuestos que huir de la precariedad. Los sanitarios que simplemente quieren ganar más dinero se van a la privada.
Dos puntos extra:
– Un argumento contra que se vayan a Andorra es que el el dinero lo generán por visitas de gente en España y por tanto deberian pagar impuesto en España aunque no vivan aquí. Por otro lado no he visto a nadie decir que deberian pagar menos en impuestos en España porque un gran porcentaje de sus visitas no son de España sino de America.
– El Rubius en su declaración de porque se iba de España dijo que aunque ha pagado todos sus impuestos en España, Hacienda le ha perseguido y le ha hecho perder muchisimo tiempo con las inspecciones fiscales. Esto es algo con lo que me identifico; no me importaria pagar impuestos más altos y que se quitasen la gran mayoría de deducciones y desgravaciones si Hacienda hicierese bien su trabajo e informase con reglas muy claras de cuando tengo que pagar y acarreasen ellos el coste (en tiempo y dinero) de las inspecciones.
Muy interesante, como siempre. En los tiempos en los que el teletrabajo está a la orden del día parece que el debate se ha centrado en si deberían quedarse, sin son insolidarios, los impuestos, etc, en vez de si España debería facilitar las condiciones para que la gente quisiera teletrabajar en España.