Los hermanos Wright

Me ha resultado muy interesante la lectura en la wikipedia de la biografía de los hermanos Wright, los inventores del avión.

Al margen de los aspectos puramente técnicos – que interesarán a los aficionados a los aviones, entre los que no me encuentro – su vida está llena de puntos que nos hacen pensar en la génesis de una invención tan significativa para la historia y el progreso.

Cuando ellos se decidieron a embarcarse en el proyecto, se trataba de un invento que, nunca mejor dicho, estaba en el aire. Diferentes equipos estaban trabajando en Alemania, en Francia y en distintos puntos de los Estados Unidos. Estaba más que claro que la aproximación actual sería la definitiva, y era cuestión de poco tiempo, no más de dos décadas, antes de que el hombre pudiera construir un avión.

Los hermanos Wright eran dos: Orville -nacido en 1871 – y Wilbur -nacido en 1867. En realidad eran muchos más en la familia, siete hermanos en total.

La primera circunstancia interesante es cómo el destino unió la vida de estos dos hermanos en un proyecto común. Wilbur, el mayor, era un deportista y prometedor estudiante. A la edad de diecisiete años sufrió un accidente en un partido de hockey sobre hielo: se llevó un golpe en la boca que le destrozó algunos dientes. Esto ocurrió poco antes de alcanzar la mayoría de edad y truncaría sus pretensiones de acceder a la universidad de Yale. Wilbur se encontró desorientado durante unos años, sin saber qué hacer con su vida.

Justo entonces su hermano menor, Orville, estaba tratando de sacar adelante una imprenta local. Wilbur se asociaría con él, para ayudar a su hermano y ayudarse a sí mismo. De esta inicial colaboración, surgiría un tandem diabólico, uno de los equipos creativos más importantes de la historia.

Hacia el final del siglo XIX se puso de moda en Estados Unidos el negocio de las bicicletas. La bicicleta había existido desde hacía décadas, pero sólo por aquel entonces la tecnología se hallaba en un punto en que era posible fabricar bicicletas útiles a un precio razonable. Los hermanos Orville y Wilbur Wright montarían una tienda de venta y reparación de bicicletas en 1892.

Poco a poco, se iban acercando a su futura invención. La imprenta lleva a las bicicletas. Se está más cerca del avión. Son los titulares de los periódicos los que les llaman la atención.

En aquella época se estaban realizando pruebas a lo largo y ancho del planeta y cualquiera podría conseguir el ser el primero en volar. En particular destacaba el caso de Otto Lilienthal, un alemán que había sido capaz de desarrollar la tecnología necesaria para volar mediante aparatos planeadores. Sus exitosos experimentos con vuelos reales llenaban portadas de periódicos.

Volar se había volado desde hacía mucho tiempo, gracias a los globos. Y planear, aunque era darse una vuelta por el aire, no dejaba de ser una fase primitiva de lo que realmente se deseaba conseguir. El mérito de Lilienthal es enorme, pero aún quedaba apartado de ser conocido como el inventor del avión. Este inventor alemán moriría trágicamente en 1896 en uno de sus vuelos, dejando el resto del camino para otros.

Hacia el final del siglo, los hermanos deciden probar suerte en la fabricación de un avión. No tenían formación al respecto y ninguna experiencia. Así que escribieron una carta a la Smithsonian Institution (una suerte de academia de las ciencias americana) pidiendo información sobre textos y publicaciones sobre aeronáutica. Entre el material con el que comenzaron sus trabajos se encontraban los textos de Leonardo da Vinci.

¿No os resulta demencial? Hoy en día, en que uno dispone de toda la información de calidad que se quiera, pensar en dos hermanos que deciden pelear por inventar algo tan complicado, sin tener ni idea, pidiendo información por correo. Con textos del Renacimiento como base a falta de algo mejor. A mi me cuesta ponerme en la situación.

La Smithsonian estaba por aquella época patrocinando a Samuel Langley, que a su vez estaba tratando de construir un avión. Obviamente sobre sus avances tecnológicos los hermanos no obtendrían ninguna información.

Lo que escapa a la frialdad de la wikipedia es el encontrar el punto culminante en que dos fabricantes de bicicletas fueron capaces de darse cuenta de que, sin nada de su parte, ellos podrían construir un avión. Porque lo cierto es que en un periodo de tiempo insignificante, apenas tres años, tendrían operativo el primer avión real.

No se trata de una casualidad, ni un golpe de suerte. Eran dos personas que tenían todo lo que hacía falta tener para fabricar un avión. Y no había nadie, ni lo hubo hasta entonces, con lo necesario para realizar dicho invento. Y ellos, por alguna fuerza del destino, o por un instinto, se dieron cuenta de que estaban llamados a conseguirlo.

La historia es muy interesante y merece ser leída en la página citada. Un detalle muy llamativo sobre todo esto es el hecho de que en sus trabajos lo que más les paralizaría y en lo que más esfuerzos consumieron fue en darse cuenta de que algunas presunciones sobre el vuelo, incluso una de las ecuaciones básicas de la aeronáutica, estaban mal.

Al final toda la información externa con la que partieron sirvió de poco, o de mucho porque les situó cerca del problema. Pero para resolverlo, tuvieron que emplear sus propios recursos y descartar los de los demás.

Los hermanos construían el avión en su tiempo libre. Aunque el proyecto ocupaba todos sus momentos de ocio. Los dos estaban solteros y nunca se casarían. Vivían para su pasión, que era conseguir volar. No obstante, era bastante trabajoso realizar la más sencilla de las pruebas. Había que construir un avión o planeador y marcharse con él a varios kilómetros de distancia, a un terreno ventoso, despoblado y rodeado de arena (porque los accidentes estaban garantizados). Lo ideal era la costa, pero los hermanos vivían en Dayton, Ohio. Una ciudad de interior. Así, tenían que desplazarse a la playa de Kitty Hawk en Carolina.

Podían pasar semanas debatiendo sobre los cambios a realizar en los prototipos, pero luego se marchaban a Kitty Hawk unos días y si no había viento, o lo que habían pensado no funcionaba, o el prototipo resultaba muy dañado por un accidente era tiempo perdido. Se tenían que volver a Dayton y esperar a otro periodo de vacaciones.

Es por eso que realizaron otra de las invenciones que les honran como creadores: el túnel de viento. Ante la dificultad de construir algo tan complejo en ratos libres, sabiendo que se prolongaría demasiado su construcción, decidieron fabricar una especie de maqueta donde simular las corrientes de aire y el comportamiento de un aparato en miniatura ante ellas. Ni qué decir tiene que hoy no se hace un avión sin que haya pasado antes por el túnel del viento.

Gracias a este modelado que podríamos calificar casi de diseño virtual, el desarrollo se aceleró y consiguieron ser los primeros en crear un planeador manejable y posteriormente un avión.

Hay que llamar la atención sobre la invención en sí misma. Aunque un avión resulte un invento de complejidad tremenda, en la época pionera cualquiera que estuviera intentando fabricar un avión, podía darse cuenta de lo que hacía falta para construirlo, con sólo ver uno ya funcionando.

De nuevo si pensamos en parámetros actuales, el inventar un avión no tendría valor añadido alguno. Un avión era como un tenedor o una camisa de Armani. No necesitan explicarte cómo se ha fabricado para que tú ya sepas hacer una réplica. A golpe de vista se percibían las diferencias significativas: la cola y el mando que movía los controles, nada más y nada menos, ese era todo el misterio.

Pero para llegar a algo tan sencillo, imitable de un vistazo, hacía falta ser la pareja Wright, los únicos capaces hasta entonces de idear algo tan perfecto.

Tras inventar el avión, y lograr un nivel de perfección considerable (el avión era seguro, manejable y el vuelo podía durar varios minutos), los hermanos se dedicaron a tiempo completo a una tarea muchísimo más compleja: ganar dinero con su invención.

Y es que claro, a mi al menos me parece absolutamente justo que el inventor de una de las maravillas de la técnica se hiciera millonario con su invento. Pero habrá quien no piense así, sobre todo si tenemos en cuenta que su invento no tenía ningún valor per se.

Es como la pasteurización. El proceso descubierto por Pasteur cambió por completo la conservación de los alimentos y con ella la calidad de vida de las personas humanas. Pero el método carece de misterio una vez se conoce: calentar el producto durante unos pocos instantes y luego bajar la temperatura. Saber eso, ya lo supone todo, Pasteur seguramente no ganó ni un céntimo con su invención. Un caso parecido es el de Henry Bessemer con su polvo de oro. Tuvo que quebrarse los sesos para ocultar su proceso, o de lo contrario cualquiera podría haberle copiado y nunca habría ganado dinero con él.

En fin, que los hermanos tenían un avión en el garaje, la idea en sus cabezas y sabían que valía millones. Pero tenían que venderla. Y la verdad es que consiguieron su objetivo, aunque bordeando el desastre, como en sus primeros vuelos.

Los hermanos tenían terminado el avión en 1905 y trataban de venderlo a países: Francia, Inglaterra y los propios Estados Unidos estaban interesados. Pero los hermanos Wright no querían mostrar el avión hasta que hubiera un contrato firmado con compromiso de compra. Y ahí es adonde quiero ir: nadie quería firmar el contrato sin ver los aviones (se creía que era todo un fraude porque casi nadie había visto a los hermanos volar, más que nada porque eran unos geeks de la época, poco amigos de los medios de comunicación) y ellos no podrían venderlos si lo enseñaban a la ligera. Disponían de una patente sobre un método de vuelo, pero les había resultado complicado el conseguirla y no era garantía de nada, sobre todo fuera de los Estados Unidos.

Se abrió un peligroso periodo de tira y afloja, en que los Wright perdieron todo su crédito. Sobre todo en Francia donde los consideraban unos farsantes, no sin gran parte de justificación. Los países tenían interés, pero querían pruebas. Y ellos sabían que enseñar los aviones era suficiente como para que fueran copiados de inmediato.

Cuesta pensar la situación: miles de años sin que el hombre pudiera volar, y los dos únicos que sabían como hacerlo, se pasaron dos años enteros, 1906 y 1907, sin volar.

Si hubieran tenido menos cabeza, seguramente habrían conseguido una fama efímera, quizás hasta habrían caído en el olvido atribuyéndose el invento a otros. Pero esa negociación la realizaron de forma magistral, al más alto nivel. En 1908 sacaron los aviones de los hangares y asombraron al mundo entero con su invento, que fue comprado de inmediato por Francia y Estados Unidos.

Las demostraciones de vuelo causaron sensación mundial. Los Jefes de Estado viajaban a la busca de los hermanos para tener la oportunidad de ver semejante prodigio. Esto en sí es ya algo que ha ocurrido en contadas ocasiones en la Historia de la Humanidad.

Finalmente los Wright consiguieron contratos muy provechosos y ganaron mucho dinero con las comisiones por fabricación de aviones (el diez por ciento del precio de cada avión iba a parar a sus bolsillos).

Wilbur no tendría mucho tiempo para disfrutar todo esto, pues moriría en 1912. Pero su hermano viviría hasta 1948.

Se da el curioso caso de que en los Estados Unidos pronto serían copiados por otros constructores de aviones, que se negaban a pagar ningún tipo de canon. Glenn Curtiss era quien más problemas les estaba causando. Las batallas legales se prolongarían durante mucho tiempo, dando al final la razón a Orville Wright. Las limitaciones a la fabricación de aviones en Estados Unidos llegarían al punto de que apenas diez años después de ser inventado el avión, cuando el ejército de los Estados Unidos entró en combate en la I Guerra Mundial, tuvo que recurrir a aviones franceses, pues ya no disponía de una industria aeronaútica competitiva.

En esa época (finales del siglo XIX y principios del XX) el mercado más perjudicado por una invención era casi siempre el local. En ese mercado el fabricante podía asegurarse la autoría y cobrar un precio justo por su trabajo de creación. Pero en el resto del mundo, la copia estaba a la orden del día, a veces era casi inútil tratar de impedirla. De ese modo un invento podía fabricarse mucho más barato, por no tener que pagar ningún tipo de derechos a los creadores.
Y esto fomentaba avances más significativos en los países “ilegales”.

Finalmente queda el tenebroso asunto de la invención del avión. Durante muchos años, la Smithsonian Institution no quiso reconocer que los hermanos Wright habían inventado el avión. En sus museos se mencionaba a Samuel P. Langley como creador del avión. Y es cierto que creó un avión, pero no volaba más de diez segundos en el mejor de los casos y sus aterrizajes eran mediante accidente.

Esta polémica llevaría a que el primer avión de los hermanos Wright se exhibiera en un museo de Londres, y a que Orville Wright batallara por reconocer la autoría de su invención ya de cara a los libros de historia. Finalmente lo conseguirían pero no antes de 1948. El histórico avión terminaría en el museo de la Smithsonian Institution pero bajo un contrato con estrictas normas relativas a la información que ese museo ofrecería sobre la invención del avión.

Como curiosidad, la etiqueta que figura junto al avión dice “Invented and built by Wilbur and Orville Wright”. En estas cosas, el orden de los nombres nunca es trivial. Aunque sería su sobrino el que decidiera el texto a incluir, queda para la historia que, aunque ambos hermanos merecen todo el mérito de la invención, Wilbur aparece antes.

7 comentarios en «Los hermanos Wright»

  1. Veo que te ha cautivado bastante la historia de ambos hermanos. Si quieres profundizar en la historia mucho más de lo que ofrece la Wikipedia, te recomiendo que le eches un vistazo al libro: “Wilbur and Orville: A Biography of the Wright Brothers”.

    Como toda biografía que se precie, tiene partes infinitamente aburridas, pero algunos pasajes, como el de la negociación de la venta del avión, y la defensa de la originalidad de su diseño, son particularmente interesantes.

    Tiene, además, el añadido de estar escrito por Donald Howard, un autor experto en aeronáutica que realiza un trabajo excelente a la hora de explicar la importancia de su invento y de defender por qué fueron ellos lo creadores del modelo original (frente a quienes se autoproclamaban como los legítimos inventores).

    El libro lo puedes encontrar en Amazon por unos 21 euros: http://tinyurl.com/yhao3ve.

  2. Desconocia los detalles de la historia. Me parece impresionante como se propusieron inventar el avion y sin conocimientos previos lo consiguieron. Tiene un merito brutal.

  3. Te recomiendo la historia de un pionero solitario , que consiguio volar en el 1903 sobre los campos de su granja en Nueva Zelanda, seis meses antes que lo Wright.

    http://en.wikipedia.org/wiki/Richard_Pearse

    Yo pensaba que la historia era ficticia porque la descubri en el mockumentary “Forgotten Silver” de Peter Jackson. Pero esta parte es verdadera.

  4. Estoy tratando de conseguier el libro The Wright Way [El método de los hermanos Wright], me urge saber sí alguien tiene este libro, ya que requiero leerlo como parte de mi plan de desarrollo Individual, el cual me piden en mi trabajo.

    gracias, espero que alguien me pueda ayudar.

    saludos

  5. Vaya que solo aquellos que persisten son los que ganan y lo hacen así es que todo porque no hacerlo cada día mejor las cosas..

  6. Esimado Pons.
    Interesantísima entrada. La historia es genial, así como sus protagonistas. Yo he tenido la suerte de recorrer caminando las arenosas llanuras donde se produjeron esos vuelos.

    Tan sólo comentar que entre los méritos de los Wright está el éxito propagandístico. En mi opinión, y en la de muchos expertos, el auténtico pionero es el brasileño Alberto Santos Dumont:

    Santos Dumont fue el primer hombre en despegar a bordo de un avión, impulsado por un motor aeronáutico (http://es.wikipedia.org/wiki/Alberto_Santos_Dumont)

    Y es que los anglos se lo atrubuyen todo, pero si se investiga un poco, ni la mitad de la mitad.

    Saludos cordiales a todos.
    Fernando.

  7. Es cierto que antes de los hermanos Wright hubo más pioneros de la aviación, a los cuales no se les ha brindado el lugar histórico que merecen, también es cierto que el Smithsonian NO creia en el trabajo de los Wright y los desacreditaba, solo después que llegaron a un acuerdo y declaron que el primer vuelo fue un éxito All American como lo llamamos en Latinoámerica: “gringo”. Dejando por fuera a todos los que no tenían ese perfil. Me queda otra incógnita y es que leyendo las biofgrafias sobre los Wright y estudiando sobre Leonardo da Vinci y su obra, y el trabajo de los pioneros de la aviación es conocido que para ese tiempo eran practicamente desconocidos sus estudios sobre el vuelo, entonces de donde se sacan que los Wright Bros. conocian los estudios davincianos????

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