Ajedrez, chusma y punto com

Muy conocidos son los mal llamados troles que inundan los blogs con comentarios ofensivos, la chusma que escribe con abundantes faltas de ortografía, los que usan el lenguaje de los móviles. Un mundo no tan conocido pero no menos infame es el de los portales para jugar al ajedrez On-line.

Ajedrez en blanco y negro

Todo comenzó en la prehistoria de Internet. Un grupo de aficionados se las ingenió para diseñar un sistema para jugar al ajedrez a través de la red. El interfaz gráfico era ASCII y se podían hacer jugadas ilegales. Gracias a la contribución desinteresada de mucha gente aquel grupo, denominado ICS (Internet Chess Server) fue desarrollando un producto cada vez más interesante.
Llegó el listo de turno – Daniel Sleator – que tomó la dirección del proyecto, para poco después patentarlo a su nombre. Y pocos años después, hizo que el servicio fuera de pago. A su nuevo portal lo llamó ICC (Internet Chess Club) y poseía el prestigioso dominio www.icc.com, dejando a algún ex-banco irlandés (el ICC) con la necesidad de comprar un dominio de Geocities. Todo mucho antes de que subastaran el dominio al mejor postor. Hoy en día la pagina es la de Chessclub.com.
Los voluntarios, como chusma tumultuosa y no exentos de razón, se enfadaron porque otros se aprovecharan de su trabajo, algo que es normal cuando trabajas gratis y das plenos derechos a todo el mundo. Hicieron lo que pudieron por boicotear el proyecto de ICC, y formaron un portal paralelo, el FICS (Free Internet Chess Server) donde se pudiera jugar gratis.
Pero por mucho que disguste, a veces es mejor pagar por un servicio equivalente. Hoy el FICS sobrevive con los accesos de despistadas amas de casa y el ICC es el portal para jugar al ajedrez por excelencia. Hay una gran diferencia entre el servicio de Answers de Yahoo y la opción refinada de Metafilter, que exige ser socio de pago para poder dejar un mensaje.
En el servidor gratuito, cualquier pregunta recibe cientos de respuestas, cuando no miles; La inmensa mayoría son pura basura. En el otro suelen ser unas pocas decenas cuanto más y están redactadas en perfecto inglés, muy razonadas y con links a páginas de referencia.
Los servidores gratuitos se llenan de mala gente que hace uso de nicks que, tras conseguir una pésima reputación, se ven obligados a cambiar. En el servidor de pago sólo puedes tener un nick (por cada vez que pagues) lo que hace que la gente siga unos estándares de educación más elevados.

Las conexiones lentas

Los primeros problemas llegaban en la época del Internet a pedales. Cuando ICC ya era de pago aún Amazon no era capaz ni de vender las páginas amarillas. En aquellos tiempos se podía jugar contra cualquier persona del mundo, pero te arriesgabas a que el retraso de la conexión de tu rival hiciese la partida interminable, por cuanto no se le podía repercutir el tiempo de envío y recepción de la jugada al jugador con la conexión lenta. Así, podía ocurrir que en el reloj que veías sobre el tablero tu rival consumiera 20 minutos, y luego, cuando la jugada se refrescaba sobre el tablero, el rival recuperaba 10 minutos de tiempo, los otros 10 eran culpa del lag.
Al final, este tipo de inconvenientes se fue convirtiendo en argucias. Cuando un jugador quería más tiempo para pensar, lanzaba varias conexiones basura sobre Internet, que ralentizaban la ventana del ICC, lo que permitía mucho tiempo extra, que podía ser suficiente para ganar las partidas.
Con el tiempo se solventó este problema, pero fueron surgiendo muchos otros. Antes las conexiones a Internet se perdían con suma facilidad. El sistema de ICC permitía a los jugadores volver a conectarse durante algunos minutos, para retomar la partida en el punto y con los tiempos que la habían dejado. De nuevo esto degeneró en muchos casos, que no siempre, en actitudes de abuso. Los jugadores se desconectaban a propósito para ganar tiempo. O peor aún, cuando estaban totalmente perdidos se desconectaban para que la partida quedara en una especie de limbo, sin resultado concreto.
Posteriormente esta actitud fue tan frecuente que los jugadores tenían un check principal en las propiedades de su usuario. Ese check indicaba si querías que, caso de que alguien se desconectara, se diera su partida por perdida. Mucha gente se negaba a jugar contra rivales que no estuvieran dispuestos a que esto fuera así. La chusma ya campaba en los portales de Internet para jugar al ajedrez.

Spain is different

Los problemas de ICC se veían agravados en los servidores gratuitos, que proliferaban. El desánimo tras jugar unas pocas partidas tan tramposas era un reclamo hacia el servidor de pago, donde la mala gente tenía los días contados ya que uno se iba quedando con las caras y cuando un rival conocido por sus malas artes proponía una partida la gente se negaba a jugar con él, haciéndole el vacío.
En España y Sudamérica surgió una alternativa interesante, el Ajedrez 21, resquicio de una puntocom estrepitosamente fallida: Canal 21, que incluso me envió sin solicitarlo un cederrón a casa en la época en que yo aún no había visto un ordenador.
Ajedrez 21 tenía un interfaz agradable, algunas facetas que faltaban a ICC y sobre todo el empuje de la masa Hispanoamericana. Estaba hecho por una empresa que quería ganar dinero y ofrecía sus servicios gratis, a cambio de publicidad a machete.
Aunque me duela reconocerlo, los de ICC hicieron buen negocio evitando el interfaz en castellano. Cualquiera que hubiera jugado en ambos servidores notaba la diferencia. En ICC te sentías jugando con gente interesante, con la que podías chatear y que a veces eran hasta jugadores profesionales. En Ajedrez 21 el 75% era chusma o adictos al juego. O ambas cosas. Del resto, apenas se salvaría un 5-10% de personas normales: los que se movían en el submundo de las partidas de flojos aficionados.

El empacho de ELO

Las ventajas de un sistema se tornan inconvenientes cuando la mala gente se apodera del sistema. En Chessclub (ICC) se jugaban algunos puntos de ELO en el resultado de cada partida. El ELO es como la puntuación ATP del tenis. Más ELO significa más prestigio y mejores invitaciones a torneos. En Internet, el ELO es más bien una moneda ficticia por la que luchar. Una forma de EGO que avergonzaría a Freud, como las visitas a tu página, el número de comentarios o el karma del meneame.
Mientras en Chessclub podías ganar 5 puntos por ganar a un rival de fuerza similar a la tuya, en Ajedrez 21 podías ganar 20 ó 30 puntos. O perderlos. Se parecía más a un casino que a una medida del nivel de un jugador. Pronto Ajedrez 21 estaba lleno de luchadores del ELO.
Si la lista de los mejores jugadores del mundo tiene su límite actual en los 2850 puntos que alguna vez alcanzó Kasparov, en ICC había alguna gente con 2900 puntos, gente que en muchos casos es jugador profesional de élite, incluso campeones del mundo. En Ajedrez 21 había varias decenas de jugadores con más de 3.000 puntos. Cuando dejé de mirar era frecuente ver a gente con 3.200 puntos, muchos de ellos tramposos mediante un sistema piramidal de inflado de ELO.
En una tarde de buena racha podías ganar 200 puntos. O perderlos. En el mundo real, necesitarías más de 3 años buenos para subir esa puntuación. Gracias a las virtudes de Internet, ese tiempo se contraía. La lucha por el Elo se hacía odiosa. Nadie quiere jugar partidas sin Elo en juego, solo por diversión.

El hombre y la máquina

Otro enemigo al que debían enfrentarse eran los programas de ajedrez. Una partida contra un desconocido rival de Argentina de fuerza teórica similar a la tuya podía convertirse en una pesadilla si tu rival consultaba sus jugadas con un programa como Fritz. Algunas veces se formaban situaciones bizarras, en las que dos jugadores estaban limitándose a introducir las jugadas que sus respectivos programas informáticos les sugerían. Un duelo entre máquinas en el que los hombres se medían el orgullo.
Para evitar estas situaciones, las partidas a tiempo lento fueron desapareciendo. Con el tiempo nadie quería jugar partidas a menos de 5 minutos por jugador, algo demasiado estresante para los aficionados o aquellos que tratan de iniciarse en el juego. Algún tiempo después la medida quedaba en 3 minutos para ICC.
La versión hispánica de Ajedrez 21 superó esa barrera. 3 minutos era demasiado tiempo. El 90% de los jugadores “buenos” sólo quería jugar partidas a un minuto. Teniendo en cuenta que una partida suele durar unas cuarenta jugadas por bando de promedio, esto es disponer de menos de un segundo para cada jugada. Y no estoy hablando de genios. Son partidas surrealistas, de pésima calidad, en el que suele ganar el pistolero más rápido. He conocido a gente que se compraba ratones especiales para mejorar sus prestaciones en esta Conjura de los necios. Es como ver a dos grandes tenistas jugarse un partido sin bajarse de la red. El intercambio de golpes es divertido, pero al final sólo es un duelo de reflejos y suerte, sin calidad, técnica o habilidad verdadera.
La lista de trampas es infinita. Muchas normas del ajedrez se cambiaron para el juego on-line, ante la dificultad de aplicación. Hay una norma que permite declarar tablas cuando se repiten tres veces la misma posición sobre el tablero. Cuando un rival estaba falto de tiempo, con escasos segundos para terminar su tiempo, a veces no tenía opción de realizar la reclamación de tablas, por un fallo de usabilidad del sistema. Al final la norma en Internet es que si la posición se repite tres veces es tablas y punto, no hay que reclamar.
Otra norma trataba de evitar las partidas que no llegaban a jugarse. Si una partida tenía menos de tres jugadas por bando, cualquiera de ellos podía interrumpirla en cualquier momento. También de esta norma se abusó. Por ejemplo, algunos enfermos hacían la apertura “perdedora” del mate loco (1.f3 e5 2. g4??) y antes de que su rival les pudiera dar jaque mate con 2…Dh4 interrumpían la conexión, dejando la partida sin resultado. Esto que podía tener alguna gracia una vez, era algo a lo que algunas mentes enfermas dedicaban las tardes de domingo, de forma sistemática. Otros trataban de engañarte en ese escaso margen. Como si en un partido de fútbol el equipo que saca de centro disparara a portería desde allí. Si fallaban, declaraban el saque como nulo y empezaban de nuevo. El engaño debía ser muy burdo, como por ejemplo : 1.d4 e6 2.Ag5?? y si 2…Dxg5 entonces se interrumpía la partida, sin resultado. Y si el rival jugaba rápido, en una de esas partidas a un minuto, algo como 2…d5, entonces 3.Axd8, con una posición ganadora.

Emprendedores en la red

A pesar de los muchos fracasos de empresas de Internet, ChessClub fue un portal de éxito desde hace mucho tiempo, y rentable. Hay muchos aficionados con dinero que estarían dispuestos a comprar dicha página, que no está en venta. Las cosas fueron tan bien que al final, ChessClub acabó comprando al portal español, creando una OPA de sistemas de ajedrez en la red.
Otra historia en la que no quiero entrar es la de los programadores del portal de ajedrez 21, la empresa NKData. Según parece fueron sistemáticamente engañados y estafados por los dueños de la página, terminando felizmente para estos emprendedores a la española (con el famoso Miguel Illescas a la cabeza) con la venta de los usuarios de Ajedrez 21 y el cierre de la página, dejando muchas facturas sin pagar. Los programadores trataron de salir adelante sacando una versión nueva, Buho 21, que sobrevive con donaciones de auténticos samaritanos en un mundo donde la mala gente es mayoría.