Ahora que, gracias a Internet, todo el mundo puede opinar sobre todo, se tiene acceso a la mente del ciudadano medio. Cuando se le deja opinar sobre cualquier tema, acaba aflorando lo peor del género humano. Por supuesto, no es así con la mayoría de la población, pero hay un porcentaje preocupantemente alto.
Sobre todo, lo que más me asquea es ver el egoísmo de que somos capaces, es tal, que ni nos damos cuenta.
Una típica carta al Director que leo en los periódicos gratuitos es la de alguien que se queja porque le han puesto una multa. Normalmente se la ponen porque ha infringido una ley, el que escribe no suele rebatir esto. Sin embargo, trata de relativizar su infracción: “yo iba a 140 km/h pero hay gente que va a 180 km/h y no le ponen multas”, “aparqué en doble fila y me pusieron una multa, pero al coche que tenía delante no se la pusieron”, “engañé a Hacienda con la cuenta ahorro vivienda, pero eso no es nada ante la especulación inmobiliaria de las grandes constructoras”.
En muchos casos, se ha perdido el norte por completo. El que escribe no es capaz de pensar en los demás, sólo en él mismo. Su problema lo es todo.
La policía no aplica mano dura con los delincuentes callejeros pero es estricta con las multas. Puede y debe verse de forma positiva: si la policía mejora su control sobre la delincuencia, todas las leyes se cumplirían y eso es deseable. No se puede exigir una coherencia policial del tipo “hasta que no controles a los delincuentes, no te pongas a multar” porque así estaríamos más cerca de la anarquía que de otra cosa.
No puede haber tolerancia con el delito pequeño, o de lo contrario perdería su ilegalidad y, por tanto, el delito que antes era mediano pasaría ahora a ser considerado pequeño.
Otras veces, veo como la gente se queja agriamente de los efectos de las huelgas. Esto roza lo surrealista. En Madrid ha habido recientemente una huelga de conductores de Metro. Hay quienes han dicho:
- “Que no se quejen por nada, que tienen unos sueldazos”. Si ellos ganan mucho dinero – están realizando un trabajo de mucha responsabilidad – me parece estupendo, y si yo gano menos que ellos tal vez debiera manifestarme yo también, no quejarme de que ellos protesten.
- “Que no hagan huelga en hora punta, que es cuando más se molesta”. Otro razonamiento ridículo. En el fondo se está pensando: “Que protesten cuando a mí no me moleste”. Pero las huelgas deben hacerse, lógicamente, cuando más molesten, porque la huelga es una medida de presión.
- “Que no se aprovechen de que su trabajo es muy importante, que si yo hago huelga no se entera nadie”. Pues lo que antes decía, que si su trabajo tiene consecuencias importantes, será porque es de responsabilidad, igual que el de basurero, el de policía, el de profesor o el de arquitecto, aunque a veces confundamos sueldo con responsabilidad. Y si son trabajos de responsabilidad, deben tener sueldos y condiciones similares.
En fin, mucho puede decirse sobre todo esto. Me parece lamentable oír como nos quejamos por cosas de que debiéramos avergonzarnos. También creo que los periódicos están empezando a publicar más y más cartas de este tipo para alimentar la polémica y buscar el debate crispado, y la venta de periódicos – o de publicidad.
Pasa parecido con los centros de desintoxicación para drogodependientes: todos nos alegramos cuando ponen uno… siempre que sea lo sufiencentemente lejos de nuestras casas. No sea que vayan a bajar de precio.
Bueno, en Valenica hemos vivido una curiosa historia. Desde que han puesto el metro, ha habido siempre huelga en las fallas. Justo cuando mas molesta a los ciudadanos. Que lo hagan un año, me parece bien. Consiguieron sus objetivos (aumento muy considerable de sueldo). Como vieron que tenian un arma fuerte, lo hicieron el año siguiente y consiguieron otro aumento considerable de sueldo. Y como vieron que seguían teniendo la sartén por el mango, pues siguieron haciéndolo año tras año. No me parece justo, la verdad.