Recién leído “Cien años de soledad” el primer pensamiento que me aborda es que la vida de mi familia es y ha sido muy aburrida. Llena de sucesos monótonos, apenas salpicada por algunos detalles de chispa.
Para todos nosotros ocupa un lugar de privilegio la muerte de mi abuelo materno, por una inyección de penicilina siendo él alérgico. Es toda la maldad que afortunadamente ha sabido mostrar el destino con los míos.
Me pregunto qué tal encajará en la vida de tantas personas el hecho de que un tío tuyo haya muerto en circunstancias inusuales.
Categoría: muerte
Muertes inusuales I
Esta mañana nos sorprendían los periódicos con la noticia de la muerte de un bebé en un suceso fortuito en el metro madrileño. Al margen de la tragedia inherente a toda muerte, hay una serie de matices interesantes en la historia, que paso a reseñar.
Según cuentan los periódicos, las cosas sucedieron más o menos así:
Una mujer sudamericana llevaba a su hija en un carrito de bebé. Al llegar a su parada se demoró en la salida, y para cuando comenzó a salir ya había sonado la señal acústica del cierre de puertas del metro. La mujer sacó del vagón el cochecito y cuando se disponía a salir ella misma se cerraron las puertas. El cochecito quedó enganchado al vagón por medio de un chaleco que quedó atrapado con el cierre de puertas. El tren se puso en marcha y arrastró al cochecito, que calló a las vías con violencia, causando heridas que resultaron mortales al bebé.
En primer lugar, el hecho de indicar que la mujer era sudamericana, o de origen sudamericano no deja de ser una suspicacia que debía ser evitada por cualquier periodista medianamente digno.