La historia de la surcoreana Cha Sa-soon, de 69 años de edad, ha aparecido en los periódicos de todo el mundo en, al menos, dos ocasiones.
La primera fue cuando se descubrió que, en sus intentos de conseguir obtener una licencia de conducir, había suspendido 775 veces el examen teórico.
La historia cuenta que Cha Sa-soon había decidido obtener el permiso de conducir una vez se había jubilado. Como vivía en un pueblo a las afueras de Seúl no quiso apuntarse a una autoescuela, para ahorrar en los desplazamientos y en los honorarios de la escuela. Así, decidió presentarse por libre.
Económicamente la medida careció de todo fundamento, lo que quedaría demostrado tras los sucesivos fallos en el examen. El examen coreano exige al menos un 60% de aciertos en las preguntas (en España se exige un 90%). Tras suspender el primer examen la pertinaz surcoreana volvería a presentarse cada día, durante el curso de varios años.
Los costes asociados a esta obcecación fueron elevadísimos. No sólo tuvo que pagar las tasas de examen, sino el desplazamiento diario desde su pueblo a Seúl. Las estimaciones hablan de bastante más de 3.000 euros.
Cha Sa-soon apareció de nuevo en los periódicos un año después. Esta vez con la proeza de haber conseguido superar el carné de conducir, tras 949 suspensos, a la de 950 consiguió el aprobado.
Además lo hizo obteniendo la marca mínima del 60% de aciertos. Una proeza hercúlea que demuestra hasta donde puede llegar el ser humano mil veces mejor que quien lo haga subiendo ochomiles.
Si esta mujer se hubiera presentado en España, habría tenido que pagar más de 20.000 euros para conseguir ese examen teórico.
Sin embargo lo que me ha parecido verdaderamente sorprendente, y por lo que aparece esta nota, no es nada de todo esto. Es la tercera llamada de atención solicitada por Cha Sa-soon cuando consiguió finalmente aprobar el examen práctico de conducir y obtener por lo tanto la licencia definitiva. Esta noticia, muchísimo más sorprendente que las anteriores, apenas si ha tenido repercusión en los medios.
Y es que lo más increíble del asunto fue que consiguió aprobar el examen práctico tras apenas nueve suspensos, a la décima convocatoria. Teniendo en cuenta la edad de la mujer, es probable que el dato esté muy por debajo de la media esperada.
En este caso tuvo que recurrir a los servicios de una autoescuela y fue como consiguió finalmente su ansiado objetivo. De toda esta historia se demuestra que la mujer no era menos capaz que otros. Su fatídico error fue insistir en prepararse el examen teórico por su cuenta. Y la insistencia en el falso ahorro de continuar presentándose a los exámenes una y otra vez sin reconocer que no era capaz de aprobar por sus propios medios.
Una historia que me ha parecido realmente extraña, superando con mucho a Graham Parker, Insomina Prize de los Marmolillo Awards 2009, el hombre que resolvió el cubo de Rubik.
Eso sí, los que tengan pensado visitar los alrededores tengan cuidado, porque en un principio los planes de Cha Sa-soon eran comprarse un camión y dedicarse al negocio de la venta a domicilio.
Fuentes: Examen teórico
Examen práctico
Cuman Trapote (al que doy las gracias) avisa en los comentarios de un interesante artículo del New York Times con mucha información de primera mano sobre Cha Sa-soon, como que ha hecho un anuncio para la marca de automóviles coreana Hyundai y que lejos de un sonado ridículo se está convirtiendo en una persona ejemplar dentro de su país, donde la capacidad para resistir es un valor muy bien considerado.
Hay que enterarse de cómo es el examen exactamente. No me parecería descabellado que haya aprobado por puro azar. Un 60% de aciertos en, pongamos, un test de cuatro opciones es relativamente sencillo ¿No? (Sobre todo si son como aquí, que hay algunas opciones ridículas por decir algo suave).
[Comentario zrubavel: La opción del azar no se puede justificar ya que en un examen con tres opciones y una única respuesta correcta obtener un 60% de aciertos es realmente improbable, se necesitarían muchos más de 1.000 intentos para conseguirlo.
Lo que está claro es que si de las opciones posibles pudiera descartar una que estuviera claramente mal, a dos opciones nada más, el obtener un 60% ya sí es cuestión de puro azar y se necesitarían bastantes menos de 1.000 exámenes.
Está claro que la pobre mujer no aprendía de los errores, se limitaba a ir a examen por pura inercia.]
no me creo nada, exageraciones para la prensa amarilla, que de vez en cuando impregna todo “blog” vivient… ;-)
En el New York Times acaban de publicar un artículo sobre el mismo tema con nueva información: http://www.nytimes.com/2010/09/04/world/asia/04driver.html?_r=1&src=me&ref=world.