Constitución no gracias

El dominical de la semana pasada presagiaba el rechazo francés a la Constitución. Entre líneas, creí leer tal cantidad de insultos a lo que se supone es la democracia, que antes preferí pensar que soy un enfermo.
a) En primer lugar, el hecho del referendum, es un insulto al pueblo. Los políticos han tomado una decisión de un calado tan importante que se sienten obligados a preguntar la opinión de los ciudadanos. Pero claro, solo lo hacen cuando están convencidos del resultado. A mí nadie me preguntó si quería entrar en el euro, pero sí me preguntaron si quería entrar en Europa, a alimentarme de fondos estructurales. Nadie me preguntó si quería centrales nucleares. Pero sí me preguntaron si quería formar parte del cotarro militar de la OTAN. Los políticos convocan un referendum cuando van sobre seguro.
En este caso, les salió el tiro por la culata. Al principio, orgullosos de su propia liberalidad, anunciaron la convocatoria. Luego pasó el tiempo y las cosas empezaron a oscurecerse.


b) Ante el evidente triunfo del no, comenzó a hablarse de un posible segundo referendum. Por supuesto, si esto se hace es porque se quiere que salga el sí, se pretende que salga por cojones. En España, ahora que Francia ha dicho no, podríamos convocar otro, para ver si saliera el no ahora.
c) Los franceses han dado un voto de castigo a los políticos. Es como si voy a un bar, me pido una cerveza y me dicen “se ha pedido una cerveza porque no quería una coca-cola”. Pues no, me he pedido una cerveza porque eso es lo que quería. Tú me has preguntado si quiero la Constitución que me vendes y yo te he dicho que no. Se ha insultado a cada uno de los votantes del no, criticando su capacidad de discernir lo que se le pide, se les ha tachado de emocionales. Empiezo a pensar que cuando los españoles votamos que sí, lo que significaba era que queríamos que nos subieran las pensiones.
d) La Constitución seguiría adelante, aunque no se ratificara en Francia. Señores, cuando me dieron a votar, se me dijo si quería un texto para toda Europa. Si ahora resulta que es solo para una parte, podría replanteármelo. ¿Para que quiero una Constitución europea que sea para media Europa?
Por una vez, me he sentido orgulloso de los franceses. Aquí hemos votado que sí a una Constitución que (casi) nadie se ha leído. En Francia se han escrito bestsellers sobre el tema, se ha debatido artículo por artículo.
En Francia se ha dicho sí a la opinión de unos partidos minoritarios, y de asociaciones como ATTAC, dinámicas, jóvenes, y que simplemente defienden un mundo justo. En Francia ha habido criterio, en España voto de patéticos jubilados intelectuales, que porque votaron al PP toda su vida hicieron lo que Rajoy les dijo. O absurdos personajillos de izquierdas que dijeron sí a Europa, cuando lo que se estaba votando en realidad era si se estaba de acuerdo con la Constitución.
Por supuesto hubo votantes del sí de convencimiento, y estúpidos que votaron al no. Respeto a todos los votantes consecuentes. Pero a algunas personas, les deberían retirar el derecho de voto.