La Copa América de fútbol es una competición futbolística en que toman parte los equipos asociados en la Conmebol (Confederación Sudamericana de Fútbol). Esta asociación es una de las seis en que la FIFA divide el planeta. A pesar de agrupar a algunos de los mejores equipos del mundo, esta confederación es la que menos equipos tiene, con sólo diez miembros. Incluso la Oceania Football Confederation tiene un asociado más.
Al tener un número tan bajo de afiliados, y ser este tan poco agraciado, todos los equipos que forman parte de la asociación pueden participar en ella y aún así hay que invitar a dos equipos que no forman parte de ella – habitualmente México, Costa Rica o Estados Unidos. Incluso Japón ha tomado parte en la Copa América. Así, al menos hipotéticamente, cualquier equipo del mundo podría participar en la misma, e incluso ganarla.
La confederación de Oceanía daría para muchos mayores quebraderos de cabeza, de no ser porque la mayoría de sus federaciones afiliadas no tiene al fútbol entre los deportes mayoritarios. Con once miembros, cualquier división en grupos resulta muy problemática. Australia, el país oceánico por excelencia, no forma parte de esta asociación, sino de la asiática, con lo que destruye cualquier posibilidad de encontrar el mágico número de doce.
Afortunadamente estos países no organizan una competición similar a la Copa América. Lo más parecido es el torneo clasificatorio para el Campeonato del Mundo, para el que el formato es marcadamente injusto.
En la competición del año 2010, los diez peores equipos formaron dos grupos de cinco equipos, que posteriormente seleccionaron a los dos mejores de cada grupo. Estos se enfrentaron entre sí, determinando los cuatro primeros puestos.
De estos puestos, se escogieron a los tres primeros (!), se incluyó a Nueva Zelanda y a partir de ahí se realizó una liga, de la que el ganador sería el vencedor del torneo. En mi vida he visto sistema de organización más poco justo y favorecedor del equipo favorito. Nueva Caledonia y Fidji, segundo y tercero clasificados, tuvieron que enfrentarse entre sí hasta en cuatro ocasiones.
Estas costumbres oceánicas, de organizar los torneos de cualquier manera, ya existían en la época de Australia. Con doce equipos, el número perfecto, volvían a su formato ortopédico de diez equipos, en que se obtenían a los dos o cuatro mejores y luego estos tenían que jugar contra Nueva Zelanda y Australia, que llegaban en la segunda fase.
Fuentes: Wikipedia