Hay personas y animales que mueren tras unas cuantas horas de cautividad. Un masái que pase más de tres días en prisión morirá. Acostumbrado a la extensión de la estepa, en prisión está condenado a morir.
Las autoridades coloniales británicas en Kenia si dieron cuenta de ello en su día debido a las malas experiencias, así que decidieron castigar a los masái de otra manera: con azotes o confiscándole ganado.
Si encerramos en un contenedor a perros esquimales, éstos moriran en una o dos horas. No se adaptan a la estrechez. A numerosas personas les pasa lo mismo.
Fuente: Rüdiger Nehberg, Manual del Aventurero.
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