Leyendo por encima los comentarios más votados del artículo ¿Cuál es una estadística sorprendente? publicado en Reddit, algunas que me han parecido merecen ser destacadas:
Hay más gente de Líbano viviendo en Brasil que en Líbano. A lo que uno añade: también hay más gente de Tayikistán en Afganistán, que en el propio país; y más gente de Afganistán viviendo en Pakistán que en el propio Afganistán.
Casi el 60% de los hombres adultos de China fuma. La proporción más alta quizás de todo el mundo. En España fuma en torno a un 29% de la población.
Las mujeres cometen más intentos (fallidos) de suicidio que los hombres, mientras que los hombres mueren de suicidio en una proporción muy superior a las mujeres. En España, un 75% de las víctimas son hombres. Y además la cifra es enorme: 3.500 muertes al año, casi las mismas que por violencia de género si se escribe el número al revés (0053).
Al mismo tiempo, las mujeres sufren (no provocan) más accidentes de tráfico, pero son más hombres los que mueren en accidentes de tráfico.
Ahora mismo —y no importa cuando leas esto— hay en el cielo entre medio millón y un millón de personas, volando en aviones. Puede verse en tiempo real en esta página. Así, puede decirse que hay más gente en el aire que en la ciudad de Sevilla, que tiene 690.000 habitantes.
Los veterinarios tienen tasas de suicidio muy superiores a médicos y dentistas y hasta cuatro veces más altas que la población general. Fuente.
De las 163 muertes por electrocutamiento de 2010 en Estados Unidos, el 100% de las víctimas fueron hombres. Es razonable que haya más víctimas entre los hombres, pero altamente improbable que se llegue a un número del 100%. Fuente.
El 12.8% de los gays que viven en Londres tienen VIH (Sida). La cifra va entre uno de cada siete o uno de cada ocho. El dato es enorme teniendo en cuenta que menos del 1% de la gente del país tiene la enfermedad. Fuente.
Lo mejor de esos estudios es cuando se atreven a decir “hay más de cuatro mil personas que tienen la enfermedad y no lo saben”. Es algo muy habitual en los informes de ONGs que parecen disponer de total carta blanca a la hora de enumerar los datos. Imaginad cualquier encuesta en que se le preguntara a la gente información personal y luego se pudiera decir ‘pues a los que dijeron que sí, añado 4.000 que dijeron que no, pero por desconocimiento’.
Las negligencias médicas son la tercera causa de muerte en Estados Unidos, tras el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
El 65% de todos los presos en los Estados Unidos están a la espera de juicio. Sólo un 35% de los presos están ya condenados.
La esperanza de vida de una transexual en Latinoamérica es de 35 años. Fuente.
El número de suicidios es algo menos del triple que el número de fallecidos en las carreteras. Es una burrada.
Que la gente se suicide es bueno para la economía y por eso ni se menciona en televisión. Es un proceso de eliminación de problemas, parecido a The Purge.
La violencia doméstica, los accidentes laborales y los de tráfico, cuando hay víctimas mortales, serían igualmente “buenos para la economía” y sí que se mencionan en televisión.
La razón del tabú del suicidio en los medios de comunicación es la aún hoy discutida –y lo que te rondaré, morena– teoría del “efecto contagio”. Pero nadie le quiere poner el cascabel al gato y liarse a hablar libremente del tema.
Quizá el asunto mejoraría si le comenzáramos a restar dramatismo a la última de las libertades humanas no reconocida culturalmente: la de decidir la duración de la vida propia y no dejar dicha decisión al cáncer, a los radicales libres o a cualquier otra causa violenta.
No deja de ser curioso que, cuando se menta el tema de una posible futura inmortalidad biológica (la curación de esa enfermedad llamada envejecimiento), no son pocos los que rechazan frontalmente la idea: “yo no quiero vivir para siempre”. Lo que equivale de forma más o menos directa a desear suicidarse.
Ese otro tipo de muertes son “malos para la sociedad” y está pensado que sea el Estado el que te cuide, indemnice y proteja ante ellos. Por eso mencionan tanto la idea de “0 muertes” los políticos, como objetivo pero más como fantasía de un mundo perfecto.
El pacto de no hablar de suicidios concretos en prensa puede ser comprensible, pero el número global sería un problema…si de verdad importaran los problemas reales de las personas.