Más opiniones personales sobre la vivienda, la vida, y la sociedad.
Hoy en día una decisión acertada o equivocada en materia de vivienda es suficiente para definir en qué clase social acabará una persona.
Los que hayan comprado ayer o anteayer serán los nuevos pobres del futuro. Y los de clase media alta que hayan dado el salto a la vivienda más grande serán clase media justita.
En una empresa puede darse el caso de que un jefe, que gane el triple que un empleado, tenga peores perspectivas económicas a medio / largo plazo que su empleado. A niveles menores, en mi oficina veo como gente que hace poco vivían como Dios (casa pagada hace años, alguna antigüedad en la empresa) han pasado a estar casi peor económicamente que los nuevos, que son alquiladores (o sea, perdedores) que no tienen antigüedad y que tienen sueldos menores. Todo por tener la brillante idea de comprar a finales del 2005.
Los que siendo clase media justita se hayan metido, con contratos precarios en pisos muy por encima de sus posibilidades tendrán que elegir entre la pobreza (si hay familias capaces de afrontar la situación) o la indigencia.
Pagar en negro es un derecho constitucional. Es una de tantas formas de tirar dinero, en este caso al menos sabemos a quién se lo estamos regalando. Pagando impuestos fomentamos la corrupción de los políticos, por cuanto estos, al ver las arcas llenas, robarían con más ganas.
El dinero b es una forma de trueque generoso: Das algo a cambio de nada, evitando la figura innecesaria del Estado. El dinero b no va al banco sino al calcetín. El dinero b sólo sirve para ser malgastado, ya sea con la compra de otra vivienda o despilfarrándolo simple y llanamente.
Cuando se compra una vivienda, lo ideal es pagar en b el 20 o el 30 por ciento, para no tener que pagar muchos impuestos (ibi, iva, etc.)
Es increíble como hay gente que tiene reparos en pagar el 7 por ciento de una cantidad pero no tiene reparos en pagar esa cantidad íntegra, a un desconocido, sin recibo y sin factura. Esa actitud ante la vida, de listontos, es la que nos llevará, con total justicia, al pozo del que muchos nunca saldrán.
Cuando el electricista fue a ver la casa vieja de mi hermano dijo aquello de “Dios mío, ¿Esta instalación de qué año es?”.
La casa no era tan vieja, tendría unos 40 años, quizás menos.
Desde entonces todos los suministros han cambiado. Las tuberías del agua van por otro sistema más eficiente (no tienes que oír como pasa el agua a través de las habitaciónes), tener aire acondicionado y calefacción es normal.
Ante todo eso se pueden hacer reformas y ñapas, pero el piso no deja de tener un cutresistema eléctrico, de agua corriente, de calefacción y aire acondicionado.
Ante la inminencia de la verdadera crisis del petróleo, no me extrañaría que se premiaran y desarrollaran a gran escala sistemas más eficientes en los suministros. Cuando esto ocurra, los pisos que carezcan de estos sistemas serán viejos, por supuesto que se podrá vivir en ellos, pero estaremos hablando de otra cosa. Todavía quedan en España viviendas sin agua corriente, y hay gente que vive en ellas.
Lo que otro ha apuntado por arriba, de que las paredes de ahora son de cartón es cierto. Y eso es negativo desde todos los puntos de vista, tanto térmicos (aislamiento contra el frío o el calor) como de durabilidad de las instalaciones en general.
En resumen, que las casas pueden tenerse en pie doscientos años, pero que tenga valor real, muchos menos.