Pocero bueno

Los españoles no están acostumbrados al colapso del mercado inmobiliario. Como las propiedades parecía que sólo podían aumentar de precio, en un camino de sólo subida, muchos encuentran difícil de asimilar que los precios pueden incluso caer. Hace poco unas 2.000 personas pasaron unas gélidas noches durmiendo en la calle para poder apuntarse a una promoción de nuevas viviendas “baratas” que se construirán en Fuenlabrada, barrio dormitorio de Madrid. Podían haber encontrado casas a precios más bajos en Internet.

Igual que solemos demonizar a personas, a veces sin motivos suficientes, el pocero bueno es un personaje idealizado por nuestro tiempo hasta el estatus de divinidad, cuando no es más que un promotor de viviendas que trabaja en mercados más modestos y con márgenes más ajustados.
¿Su mayor virtud? Haber sido pocero al igual que lo fuera Francisco Hernando, el pocero malo, creador de la más bizarra urbanización de la burbuja inmobiliaria española del siglo XXI.
Es absurdo observar que como en los superhéroes de cómic se busca la contraposición mediática entre buenos y malos, a nivel de poceros convertidos en constructores.
En realidad el pocero bueno no es un constructor, sino un gestor de cooperativas. Un constructor nos puede caer mejor o peor, pero es un empresario que arriesga su dinero para pegar un pelotazo tan grande como sea posible.
El pocero bueno no arriesga ni un céntimo de su patrimonio. Al organizar cooperativas no puede cobrar arbitrariamente por los pisos que construya, pues no es él quien los vende. Su única fuente de ingresos posible es la que trate de cobrar como sueldo propio, por los trabajos de su gestión.
No quiero decir que no sea una gran persona, ni mucho más honrado que otros poceros. Pero no es el ejemplo de Robin Hood de la construcción del que tanto se habla en los medios. Del que se habla demasiado, hasta para que la gente llegue a creer que lo que él construya sea lo más barato del planeta Tierra. La gentuza del Economist es tan pragmática que no se deja engatusar por el Pocerísmo.

Un comentario en «Pocero bueno»

  1. “Tax-shy Spaniards do not always declare the true selling prices”
    Me encanta el eufemismo de tax-shy. Por no decir LADRONES sin conciencia, empezando por el gobierno que ya cuenta con ello.

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