Ya se ha hablado aquí de la familia Rothschild, una de las más ricas del mundo desde el siglo XIX. Desde que se constituyera la familia tres conceptos se han mantenido inamovibles para el mantenimiento perpetuo de su fortuna: la repetición de los nombres, al más puro estilo de 100 años de soledad, la endogamia y el negocio bancario.
Un precepto fundamental para ser un Rothschild es el casarse con miembros lo más próximos posibles a la familia. Y dedicarse a la banca y la inversión. Sin embargo, estos dos preceptos pueden resultar muy pesados de acarrear. No gusta ser uno de los más ricos del mundo si no puedes decidir ni a qué te dedicas ni con quién compartes tu vida.
Nathaniel Charles Rothschild (1877-1923) fue uno de tantos banqueros en la familia. Sin embargo, también mostraba una gran pasión por la entomología – la ciencia que estudia los insectos. Su colección de moscas se guarda en el mismísimo Museo Británico.
En 1923, enfermo de encefalitis, decidió quitarse la vida. Sería uno de los primeros Rothschild que se suicidaran.
Amschel Mayer James Rothschild(1955-1996) fue otro ilustre miembro de la familia. A pesar de que comenzó probando fortuna como periodista, historiador o arqueólogo, acabó abrazando la profesión familiar de banquero en 1987. En 1993 ya era el Presidente de la Rothschild Asset Management.
A pesar de ello, sus aficiones no se correspondían mucho con su profesión. Apasionado granjero, le encantaba pasar tiempo en el campo cuidando sus tierras. También era famoso como gran fan de las carreras de coches, participando como conductor aficionado.
En 1996 Amschel Mayer James Rothschild apareció ahorcado en su habitación de hotel, en París. En un principio, se habló de que había muerto de un ataque al corazón, aunque la verdad es que había muerto igual que su abuelo, Nathaniel Charles Rothschild, de suicidio.
Derek Wilson, autor de Rothschild: A Story of Wealth and Power, opinaba para el New York Times:
Hay que entender la presión a la que se someta a alguien que pertenece a una familia con tanto dinero y tan en el ojo del huracán.
Algunos miembros de la familia la superan y otros no. Muchos tratan de llevar una vida tranquila, pero siendo un Rothschild eso no es posible.
Raphael de Rothschild (1977-2000) era un miembro de la rama francesa de la familia. Hijo del poderosísimo Nathaniel Robert de Rothschild, que tras regir varios bancos en Francia, marchó a los Estados Unidos en 1981, tras la nacionalización llevada a cabo por Mitterrand. Allí lidera una empresa financiera que mueve más de 8.000 millones de dólares.
Con 23 años de edad, Raphael apareció muerto de sobredosis de heroína, en su loft de Chelsea. Desde luego, no puede decirse que muriera de suicidio.
Oskar Ruben Rothschild(1888-1909), a pesar del nombre, fue el hijo de Albert Salomon von Rothschild, posiblemente el más rico de todos los miembros de esta familia, dentro de la rama austriaca.
Sin embargo, Oskar Ruben no tuvo oportunidad de disfrutar de las riquezas de su padre, ni de compartirlas con sus hermanos, ya que decidió suicidarse antes, con tan sólo 21 años de edad.
En el otro lado de la balanza, Nathanian Rothschild, va camino de convertirse en el más rico de todos los miembros de la familia, según este artículo del Daily Mail. A pesar de la fama de vicioso, mujeriego y cabeza loca que se labró en su juventud, en la actualidad los resultados de sus Fondos de Inversión están resultando sencillamente impresionantes. Desde luego, el que fuera la vergüenza de la familia está sorprendiendo a propios y extraños.
En sus tiempos de la universidad se podía permitir caprichos fuera del alcance del típico estudiante de universidad pública:
Quiero que me traigas drogas y putas. Tres negras delgadas en medias, liguero y tacones altos. Y quiero que las chicas estén dispuestas a hacer extras.
Luego se casó en Las Vegas, en una boda relámpago que poca gracia le hizo a la familia, con Annabelle Neilson, una modelo amiga de Kate Moss. Por supuesto, aquello acabó en un sonoro divorcio.
Ahora la vida le sonríe a Nathaniel, que se permite el lujo de llamarse Nat. Se ha hecho multimillonario con sus propios negocios. De los Rothschild sólo ha usado el apellido y los contactos (casi nada). El dinero viene de su propio esfuerzo. Parece que la única forma de escapar a la presión de ser un Rothschild es dejándose llevar por el desenfreno. Ahora Nat se cita con Nat, Natalie Portman, la famosa actriz de cine.
A su buena suerte, pues su vida no difiere en mucho de la de su primo, el que murió de sobredosis, se la alaba como genialidad. Ventajas de apellidarse Rothschild.
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