Stu Ungar

El 8 de septiembre de 1953 nació Stuart Errol Ungar. El mundo lo acabaría conociendo como Stu Ungar. Stu pasó a la historia como el mejor jugador de póquer de todos los tiempos.
Su infancia, como la de tantos otros genios, distó mucho de ser convencional. Su padre regentaba un bar en el que se jugaba y apostaba de forma clandestina. Stu Ungar se crió en un ambiente en que era habitual ver a hombres jugar cartas por dinero.
Pronto Stu Ungar se volvería un excelente jugador de cartas. Su padre trataba de alejarlo de ese sórdido mundo pero no lo consiguió. Murió joven, dejando a su esposa y dos hijos sin medios de subsistencia.
Stu tomó las riendas de la familia con apenas 15 años. Dejó la escuela y se dedicó de lleno a jugar a las cartas por dinero.
Stu Ungar tenía como padrino a Victor Romano, un presunto mafioso que veía a Ungar como el hijo que siempre querría haber tenido. Victor Romano estaba acostumbrado al mundo de las apuestas, los casinos, el juego. Pero también era un hombre muy inteligente que disfrutaba viendo a los jugadores que ganaban más allá del azar de unas buenas cartas. Victor Romano defendía que en su estancia en la cárcel se había memorizado un diccionario de inglés completo, cada una de las palabras así como sus definiciones.
Al abrigo de Victor Romano, Stu Ungar se convirtió en uno de los más brillantes jugadores de cartas y uno de los más precoces. Siempre era el niño en cualquier reunión y ese sería el sobrenombre que le acompañaría toda su carrera: The Kid.
Desde los diez años, Stu Ungar había brillado como jugador de Gin Rummy. Este juego de cartas fue el que sirvió para que su familia pudiera vivir tras la muerte de su padre. El Gin Rummy es un juego de cartas no excesivamente popular. Según Stu, era el juego en el que la suerte menos influía, dentro de los juegos de cartas que se jugaban por dinero.
Tras más de una década jugando Gin Rummy, Stu Ungar se convirtió en el mejor jugador del mundo. Lo maravilloso del asunto es que si Stu Ungar hubiera muerto aún más joven, no habría pasado a la Historia por ello.
Stu Ungar alcanzó tal excelencia en el Gin Rummy que acabó con el juego por completo. Fue tal su superioridad sobre los demás que ya nunca nadie quiso jugar contra él. Los organizadores de los torneos le tenían prohibida la participación. Stu ofrecía todo tipo de ventajas a sus rivales para tratar de dar algo de emoción al asunto: dejaba a su rival que viera la última carta del mazo. Él siempre dejaba que los demás fueran mano (empezaran la partida, una ventaja considerable). Todo era insuficiente.
Stu Ungar aplastó a los mejores jugadores profesionales de Gin Rummy. Y lo hacía con una suficiencia tal que sus rivales quedaban convencidos de que era imposible vencerle. Algunos de los más grandes jugadores de Gin Rummy dejaron el juego profesional. Al final, Stu también tuvo que hacerlo: había acabado con el Gin Rummy.
Así, no le quedó más remedio que dedicarse a otra cosa. Stu Ungar había nacido y vivido en Nueva York, pero pronto se trasladó a Las Vegas, el epicentro del mundo del juego. Stu acabaría optando por el Black Jack.
El Black Jack (21) es un juego enormemente sencillo, pero es aquel en el que matemáticamente mejores opciones tienen los jugadores contra el casino. Eso sí, si se juega bien, de lo contrario la ventaja de la banca es insuperable.
Para jugar bien al Black Jack hay que realizar cálculos de probabilidad constantes. Y los cálculos pueden dar buenos resultados si tienen en cuenta las cartas que van quedando dentro del mazo. Si se han repartido todas las cartas menos tres, faltan dos cuatros por salir y tenemos 17 puntos, tenemos que subir nuestra apuesta hasta el infinito, rezar y luego pedir carta. Si no sabemos las cartas que quedan, 17 puntos es una puntuación para plantarse.
Stu Ungar tenía una memoria natural prodigiosa para recordar cartas y hacer cálculos. En Black Jack es habitual trabajar con seis mazos de cartas (que tienen unas 300 cartas en total). Stu era perfectamente capaz de llevar en la cabeza el recuento de las cartas que habían aparecido y las que quedaban por aparecer. Con todo este bagaje, pronto empezó a ganar mucho dinero en los casinos. Hasta que le empezaron a prohibir la entrada.
Al final Stu Ungar se encontró en el punto inicial. Había empezado con el Gin Rummy, llegado hasta lo máximo y entonces tuvo que dejarlo. Llegó a la maestría en el Black Jack y de nuevo tenía que dejarlo. Fue este cúmulo de circunstancias lo que le empujó al póquer. No le atraía especialmente este juego pero el destino le había llevado a él.
Siendo realmente joven para el juego, con 27 años ganó el Campeonato Mundial de Póquer (World Series of Poker) en 1981. Al año siguiente volvería a ganarlo, obteniendo el récord de victorias conseguidas por una misma persona. Stu Ungar había entrado en la Historia casi a regañadientes.
Junto al lado épico de este genio se mostraban sin embargo enormes miserias que le hacían la vida enormemente difícil. Stu Ungar era un jugador compulsivo y solía perder el dinero que ganaba en el juego, cantidades que se medían por millones de dólares, en apuestas a las carreras de caballos, en partidos de golf, en todo tipo de apuestas extravagantes que no podía ganar por cuanto eran cuestión de suerte. En muchas ocasiones Stu se había visto sin un céntimo y con acuciantes deudas. Pero por lo general su documento de identificación era el fajo de billetes que llevaba en el bolsillo. Su aspecto aniñado le llevaba a que a menudo le exigieran la identificación antes de servirle una copa. Y él mostraba los billetes para demostrar que no era ningún niño.
Stu Ungar no obtuvo su número de la Seguridad Social hasta que quiso cobrar el premio del Campeonato Mundial de Póquer. No tenía permiso de conducir. Carecía de documentación. En una ocasión en que viajó al extranjero tuvieron que expedirle un pasaporte de urgencia en el propio aeropuerto.
Stu todo lo arreglaba con dinero. Sus propinas eran magnificas, tanto que resultaban excéntricas. Su hija recuerda cómo podía dejar un billete de 100 dólares como propina para una compra que no había alcanzado los 50 dólares.
Su relación con el dinero era patológica. El no tener ningún miedo a perderlo le hacía más fuerte sobre las mesas de juego. Pero le llevaba a malgastarlo y a perderlo irremediablemente.
La vida personal de Stu Ungar también fue un poco desastrosa. Se casó dos veces y tuvo una hija que sería su único vínculo emocional a lo largo de su vida.
Lo que acabaría con Stu Ungar, como con tantos otros, fueron las drogas. A principios de los ochenta había recibido muy buenas recomendaciones sobre la cocaína, una droga que te permitía pasar más tiempo despierto, luego más tiempo jugando.
Al final Stu acabó adicto por completo a la cocaína. Sus habilidades en el juego fueron esfumándose. Y ahora necesitaba dinero para poder pagársela. La leyenda de los juegos de cartas estaba acabada.
Sin embargo en 1997, 15 años después de su victoria de 1982, Stu Ungar se presentó de nuevo en el casino dispuesto a competir por el Campeonato Mundial. Su aspecto físico daba bastante pena, por cuanto la droga había hecho estragos en su salud. Tenía problemas para concentrarse en el juego y se agotaba fácilmente.
Las drogas le habían alejado de una carrera de éxito continuo. En 1990 Stu Ungar fue encontrado en el suelo de su habitación. Había sufrido una sobredosis de cocaína. A pesar de que había tenido que abandonar el torneo en el tercer día de su celebración, su ventaja inicial sobre el resto de competidores era tal que aún le valió para quedar el noveno clasificado del torneo por lo que a ganancias se refiere.
Pero en 1997 las cosas fueron muy diferentes. En una vuelta a la élite absolutamente épica, Stu sería capaz de vencer en el Campeonato, por tercera vez. Ya dejaba de ser un personaje de la Historia para convertirse en una absoluta leyenda.
Stu Ungar fue el más grande jugador de póquer de todos los tiempos. Pero sólo porque fue el mejor del mundo en el Black Jack y en el Gin Rummy.
Este tipo de personajes geniales se dan con poca frecuencia en la Historia. Stu Ungar murió el 22 de Octubre de 1998, como consecuencia de la cocaína. Apenas tenía 45 años de edad.
Su estilo de juego era implacable. Quería aplastar a sus rivales y hacerlo lo antes posible. A veces le sugerían que diera posibilidades a sus contrincantes para que estos le vieran vulnerable y luego perdieran más fácilmente y más dinero. Pero Stu Ungar estaba en contra de todo eso. Siempre jugaba muy fuerte, nunca cometía errores voluntarios. Sin dar ninguna tregua a sus rivales y con tendencia a hacer bromas a la gente que iba perdiendo, sus rivales pasaban un muy mal rato cuando tenían que jugar contra él.
Hay una película sobre la vida de Stu Ungar: High Roller: The Stu Ungar Story. Es una película aburridísima.
Fuente: Wikipedia. Stu Ungar.

5 comentarios en «Stu Ungar»

  1. absolutamente genial, he acabado sintiendo fascinación por este hombre; al final, como tantos otros, un genio que sucumbe a las drogas debido al dinero fácil.
    PD: He acabado con una carcajada por el comentario de la peli, gracias!
    [Comentario zrubavel: No sabes lo desagradable que es bajarse una película tan poco conocida, por dar al texto un poco de rigor, y luego ver que una vida tan interesante se resume en una película soporífera.]

  2. Grandiosa entrada.
    Me encanta leer este tipo de entradas, que resumen vidas de hombres pintorescos, de esos que no serán recordados en los libros de historia, pero cuya historia puede entretener, fascinar, e incluso inspirar.
    Estoy preparando una de esta clase para mi blog que quizá pueda ser de tu agrado, lo que no sé cuando la acabaré.
    Saludos!

  3. Bien creo q era un hombre como nadie en todo lo q fue su carrera y es tan inspirador pero a la vez malo por el asunto de las drogas, pero un genio en su totalidad y como mi aficion es el pocker quisiera tener por lo menos un 10% de la habilidad q el tenia q descance en paz.

  4. Impresionante era un mounstro esta persona yo creoo que tenia poderes sobrenaturales de adivinacion es broma jajajaja pero quien sabe

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