Mi primer contacto con un trabajo de espabilado vino de la mano de un amigo de la familia. Según contaban, se conocía los derechos del trabajador al dedillo y cada año conseguía darse de baja exactamente el máximo número de días posible. Había un número, una especie de constante áurea del escaqueo, a partir de la cual tantas bajas ya implicarían que tuvieran que declararlo inválido o que fuese examinado por un tribunal médico.
Este ocioso trabajador, celador y carente de todo celo, era un funcionario de la vieja escuela, de los que cobraban poco y no trabajaban. Pero con sus bajas fingidas conseguía sacar lo máximo del sistema y, contrariamente a toda lógica basada en principios éticos, era admirado por su habilidad.
Aunque no siempre traspasando lo legal y lo ético, las personas tenemos tendencia a admirar todos esos trabajos que tienen resquicios dentro de sus condiciones que los hacen aparentemente superiores. El de aquel amigo de la familia era un gran trabajo porque era sencillo conseguir las bajas. En otros nos aferramos a la triquiñuela del puesto para considerarlo superior a otros, sin tener una visión de conjunto. Nos aferramos al detalle singular que se pagan en sí mismo.
Los empleados del Corte Inglés, con su capacidad de comprar a crédito sin intereses todo tipo de productos de la propia cadena, son unos enormes privilegiados. Las chicas del Zara, con su tarjeta de descuento. Muchas sólo quieren trabajar en la compañía por conseguir dicho descuento, en una actitud que cuestiona seriamente las ventajas de dicho trabajo.
Y es que cuando alguien cambia de empleo no cuenta a los demás las posibilidades de promoción, las responsabilidades del puesto, las perspectivas de realización personal. Siempre se acaba resaltando el matiz que lo convierte en un trabajo de espabilado, buscando el detalle trapero que lo hace destacar.
Los que trabajan por turnos hablan de que trabajan dos días y libran tres. Eso suena a vivir en un estado perpetuo de vacaciones. Los controladores aéreos con sus sueldos de 200.000 euros, sin que nadie sepa ni quiera saber nada sobre sus trabajos. Algunos funcionarios que se llevan tacos de folios y material de oficina a casa. El informático que se puede pasar el día entero jugando o actualizando el Facebook. El militar que paga menos cuando viaja en tren. El de Iberia que tiene vuelos gratis para él y su familia. El guarda de seguridad que se prepara una oposición mientras se supone que está vigilando. El repartidor que si termina su turno antes trabaja menos horas, el albañil que no trabaja los días de lluvia. El que cobra un sueldo extra sólo por estar de guardia 24 horas. El que termina su trabajo a las 12:00 aunque haya empezado a las 4:00.
No sé si es algo del país o más genérico y de la naturaleza humana. Pero fijaros cuando habléis con los demás y os expongan su trabajo, veréis como de inmediato sale a colación el matiz que lo convierte en un trabajo de espabilado.
¿Y tú, tienes un trabajo de espabilado?
Pues yo creo que no. De lo único que puedo fardar es de trabajar cerca de él. Bueno de eso y de no tener demasiado estress
Joer, lo has clavado. Yo no lo tengo, yo como dice mi padre de él mismo, soy un “plingao”.
Yo tengo uno de esos trabajos. Es una recepción con una carga de trabajo mínima, que me permitiría sacarme varias carreras universitarias en los ratos libres (ratos de hasta 6 horas seguidas). Aunque la verdad es que en vez de estudiar estoy todo el día en internet, como en este mismo instante.
Yo lo tuve, en efecto; pero jamás se me ocurriría jactarme de ello. También he estado en otros en los que he tenido oportunidades de “escaquearme” y las he rechazado, quedando además como un gilipollas, un trepa o algo peor.
El índice de “espabilidad” de este país es, en buena parte, el responsable de que casi siempre estemos agonizando en la mediocridad.
Yo soy becario así que nada. Y encima con más responsabilidades de las que me corresponden. Ahora, lo de las chicas del Zara me ha hecho gracia. Conozco a unas pocas que trabajaron allí y es cierto, están sus horas, atienden sus clientes, pero lo que les ilusiona es poder sacar ropa con un descuento. Eso sí, hubo una que destacó, que tenía cabeza y una carrera a punto de terminar, a la que le ofrecieron presentarse a un puesto para dirigir Pull and Bear en Gran Bretaña e Irlanda.
x1, hablando de espabilados: ¿como esta formado este blog?, es una web?, es un blog de blogger, wordpress, ¿tenia entendido que en wordpress no cabia el Adsense?,. es una web independiente.? html ?, voy a hacer una y queria cierta independiencia y sencillez.
Yo lo tuve en Londres: recepcionista nocturno en un pequeño hotel, de 11 a 7 de la mañana. A turnos con un amigo, para más inri.
Pagar, pagaban mal, pero nos pasábamos la noche jugando al ajedrez mientras bebíamos cerveza (autoservicio gratuito del bar del hotel). También podíamos turnarnos para dormir un par de horas, llevarnos un reproductor portátil para ver películas… y leer y escribir. Pocas temporadas le di tanto a la tecla como estando allí!
Y creo que la gente lo comenta no sólo por “dárselas de espabilado”, sino porque a veces eesas pequeñas ventajas son las que más te gustan de tu trabajo – o incluso de tu vida en ese periodo!
En España se mira bien al listillo, al que se escaquea, al que defrauda a Hacienda, al que echa menos horas, al que factura dietas que no ha usado para sacarse un sobresueldo…
Parece que la gente no se da cuenta de que favorecer ser un listillo frente a ser una persona competente nos hunde en la mediocridad como país. Los listillos no inventan nada ni son buenos en nada.
A mí me enfurecen los funcionarios que presumen de trampear con sus vacaciones y sus bajas, o los que presumen de trampear para pagar menos impuestos. Y me enfurecen aún más los que les ríen las gracias, o les dicen “claro, si es lo que hay que hacer”. Pues no, no es lo que hay que hacer! Que estos listillos están robando de mi bolsillo para quedárselo ellos!
Y así nos va…
“El que cobra un sueldo extra sólo por estar de guardia 24 horas” si lo dices por los medicos, no sabes lo que dices…
Cuelquier trabajo tiene ( o deberia tener) el punto de espabilado. Si tu trabajo no tiene algo que consideres especial, no merece la pena. Creo que ese es el sentido de la entrada. No es tanto el echarle morro y cogerse bajas falsas, sino que la coyuntura del puesto lo permita.
Qué típico, el único comentario escrito para quejarse del artículo es ¡de un médico!
No podía ser de otro modo.
Pues yo, en mi entorno, veo otra tendencia bastante distinta y es el que dice que no para de currar, que no tiene tiempo para nada, que esta liadisimo.
Sinceramente en este caso, y sin que sirva de precedente, prefiero bastante mas al listillo que al que pretende mostrarse como una persona importantísima e imprescindible haciendote sentir como un tipo ocioso sin oficio ni beneficio.
Y que conste que no lo digo por contradecir, que también tienes gran parte de razón.
Y solo un pequeño apunte final…¿por que se hable de lo que se hable en Internet siempre sale el ya clásico “es que este país de listillos…así nos va…”?
Es que es cansino, pero cansino de verdad…