Mensaje en una botella

Imagina por un momento que quieres comunicarte con un extraterrestre. ¿Cómo lo harías?
En las películas los extraterrestres suelen ser muy avanzados tecnológicamente y, afortunadamente, saben inglés o cuentan con traductores de idiomas. El mundo real no es tan sencillo.
La cuestión ha sido abordada por los más importantes científicos del mundo. En realidad, se planteó de otra forma, por cuanto no se pretendía saber cómo reaccionar en un cara a cara con un extraterrestre. Se quería mandar un mensaje a otras formas de vida que fuera comprensible y aportara información sobre el emisor. Todo esto se desarrolló para el envío al espacio de las sondas Pioneer 10 y 11.
Me divierten los envíos al espacio porque son óptimos y densos como el espacio de un estudio japonés, tienes que aprovechar para realizar tantos experimentos como te sea posible, cada uno de ellos tiene un equipo detrás que lleva meses planificando su tarea, que se ejecutará tal vez en unos pocos minutos y posiblemente saldrá mal.
En este caso, el Pioneer 10 quería acercarse a la órbita de Júpiter. Había que echar un vistazo más allá de la órbita de Marte. La tecnología de la época no daba para mucho más – casi tanto como la de ahora, todo sea dicho – y se decidió aprovechar para que, después de que sacara las fotos, sirviera de mensaje en una botella, lanzado al espacio, a la espera de que alguna civilización, dentro de miles de años, tuviera la opción de encontrarlo.
Así pues, ¿Qué poner en esta botella? El debate fue muy interesante y detallado por el hombre que más ha hecho por la divulgación de la astronomía en la Historia, que al fin y al cabo es lo mismo que ser la persona más importante de la Historia de la astronomía, Carl Sagan. Lo narra en un libro suyo – La conexión cósmica – que puede encontrarse en casi cualquier librería de segunda mano de España.


Desde luego, no tiene sentido escribir un mensaje escrito en inglés, porque los potenciales extraterrestres tal vez no tengan diccionarios de inglés. Aún así, ¿Qué decir? El Pioneer 10 tenía una placa en el exterior, con un dibujo.

La idea era dar la máxima información posible sobre la Tierra, sin usar palabras, sin usar el lenguaje convencional. La idea del mensaje vino de Carl Sagan. No molestaba en el funcionamiento de la nave, podría realizarse con un bajo presupuesto, y daría muy buena publicidad a la que, de otra forma, no sería más que otra sonda espacial más.
La NASA le dio tres semanas para el diseño, que fue sorprendentemente muy completo.
En primer lugar, surgía la idea de establecer una unidad de medida. Si se entendía esta parte del mensaje, el resto sería mucho más informativo. Hubiera resultado fantástico hablarles de metros, pero se decantó por una unidad de media atómica y para ello eligió al elemento más abundante del universo, el hidrógeno, y la transformación más simple que puede tener este átomo, el cambio en el spin del electrón. Esta unidad de medida tenía la ventaja de que podía servir tanto para referirse a longitudes – longitud de onda de 21 centímetros – como para tiempos – frecuencia de 1420 Hz.
Todo esto se realizó mediante un dibujo que, la verdad, no resulta trivial ni para un terrícola. Si lo pensamos fríamente, un mensaje que pueda entender una persona que no conozca nada de la Tierra debe ser un mensaje de una complejidad tal que resulte imposible para alguien que viva en la Tierra y no tenga una formación muy específica.
A continuación se dibujaron a un hombre y una mujer. Por un lado, se trataba de expresar cómo somos por este planeta. Pero había mucha información interesante. Como mostrar que nos movemos sobre dos piernas, o que tenemos el pulgar ( lo que convierte a la mano en algo más útil que una garra o una pata). Asimismo se indicaban, mediante valores en numeración binaria, las medidas de las personas usando la unidad de medida antes citada.
También puede verse una silueta de la nave espacial. Esto servía para que los lectores pudieran utilizarla como medida de referencia para los cuerpos de las personas. Asimismo podría servir para que ellos descifraran la unidad de medida especificada en el dibujo de los átomos. Este dibujo ofrecía información redundante, lo cual es fundamental para descifrar un mensaje. Si alguien es capaz de leer un tercio del mensaje tiene más probabilidades de entender el total, de otra forma, alguien que no fuera capaz de entender una de las partes no podría descifrar las otras.
A continuación se hizo un dibujo bastante cifrado de la posición del Sol respecto de 15 púlsares conocidos en la época. Un pulsar es como una bombilla parpadeante, cada uno de los conocidos tiene su propia frecuencia de parpadeo que, en cierto modo, lo definen. Dado que los periodos de los púlsares varian con el tiempo, podrían determinar la época en que fue enviada la nave al espacio. Asimismo, aunque desde el lugar donde se localizara la nave sólo fueran visibles algunos de esos púlsares, la redundancia serviría para que con sólo que conocieran algunos de ellos pudieran triangular para localizar la posición del Sol.
Finalmente, se dibujaron los planetas del Sistema Solar, indicando la Tierra entre todos ellos.
En las sondas Voyayer se enviaría un disco con música y sonidos de la Tierra, también un tema muy interesante. En este caso, se programó con más cuidado lo que se acabaría enviando.
El mensaje recibió miles de críticas. Las más agrias eran las que decían que por qué la pareja tenía que aparecer desnuda. Resulta divertida la crítica que dice “no estoy dispuesto a que mis impuestos sirvan para financiar que el gobierno envíe pornografía al espacio”. Sin embargo, la crítica que más me gustó y la que Carl Sagan más explica en su libro es aquella que resalta la Tierra en el dibujo respecto a los otros planetas.

Mediante una flecha se indica el lugar de origen de la nave. Y ahí surge el debate. Un mensaje lleno de simbología astronómica, atómica y binaria para acabar pintando flechas como en la prehistoria. Para muchos científicos la flecha era un concepto muy humano, muy terrícola, pero algo incomprensible para especies inteligentes de otros planetas. Carl Sagan lucha por demostrar que la flecha puede ser entendida por otros seres. Sólo por eso, merece la pena leer “La conexión cósmica”. Sólo por algo así, he escrito todo este post.
Este post está escrito usando la entrada de la Wikipedia y está basado en algo que leí hace más de 10 años.

5 comentarios en «Mensaje en una botella»

  1. Me ha encantado el post.
    Me imagino miles de americanos pensando:
    “¡Mierda, ahora saben donde estamos y cuales son nuestros puntos débiles. Joe Jr. coge munición y una vela que nos vamos al refugio del sótano!. Esos putos aliens no me cogeran sin batalla!”

  2. Este post está guapo. Y los otros también, quería destacarlo.
    Saludetes
    Bonito, claro y genuíno blog.
    [Comentario zrubavel: Muchas gracias maestro, te agradezco que te pases por mi blog]

  3. Muy interesante. Siempre regreso a este blog por artículos como este.
    Un abrazo

  4. ¡Que interesante! (Y ameno)
    Yo hace no mucho que “descubrí” éste blog, y me ha encantado, he pasado la dirección a algunas amistades, porque realmente es altamente recomendable.
    ¡Felicidades! Y sigue adelante.
    [Comentario zrubavel: Gracias Silvia, eres más maja que las pesetas.]

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