Hizo distribuir al pueblo cuatrocientos sestercios por persona.
¿Zapatero? No, Nerón.
En las democracias las buenas intenciones se muestran antes de las elecciones. En las dictaduras, justo después de subir al poder.
Cuenta Suetonio en la vida de Nerón, antes citada, que en su afán por destacar, por su calidad como artista así como por su valía como deportista, Nerón prefirió destruir el recuerdo de los que antes que él habían conseguido fama:
Quiso borrar para siempre toda traza y recuerdo de otras victorias que las suyas, para lo cual mandó derribar, arrastrar por las calles con ganchos y echar a las letrinas las estatuas y los bustos de todos los vencedores.
La apocalíptica visión de Suetonio sobre Nerón es la que ha pasado a la Historia. Sin embargo, la revisión de la Historia es sorprendente: es imposible que alguien fuera tan malo.
La Wikipedia por ejemplo, trata las maldades de Nerón como hechos no probados y poco probables. Él no quemó Roma. Él no descuartizó a su propia madre “para ver cómo había sido el lugar donde estuvo antes de nacer”.
Parte de la inquina hacia Nerón se le atribuye a la tradición católica. Habiendo destacado como un fanático perseguidor de los cristianos, a los que torturaba y acusaba de todas las calamidades que ocurrían en el Imperio, los cristianos se tomaron la venganza de recalcar durante casi dos milenios cada una de sus facetas como personaje malvado y siniestro. Al final, sólo han sobrevivido documentos históricos que hablan de lo malo que fue Nerón.
Y paradójicamente, se entiende que estos documentos tienen que ser tendenciosos, estar manipulados. No puede ser verdad. Con lo que el buen nombre de Nerón queda lavado tras siglos de acusaciones e insultos.
Sea esto cierto o no, se cumplió el sueño del Emperador, de alterar la Historia, de hacer que se le recordase como alguien mejor de lo que fue.
Si Suetonio tiene razón, Nerón mejoró lo que la Historia puede decir sobre él, empañando el recuerdo de los otros. Y si no la tiene, porque el ataque furioso desde tantos frentes ha acabado en el más extraño de los resultados posibles: quizás Nerón fue un hombre bueno.
Conozcan a Pedro Paso