No es mi crisis. Dicho de muchas formas diferentes, el mensaje es que ante los problemas a los que se enfrenta el mundo actual, hay vencedores y vencidos, pero también tiene que haber inocentes y culpables.
Lo bonito de que la culpa de la crisis la tengan los bancos es que no tengo que gastar mis energías en tratar de entenderla. No tengo que corregir ningún comportamiento. Lo tienen que hacer ellos. Y se les debe castigar por sus excesos.
Que paguen los bancos y los más ricos. ¿Pero cuánto tienen que pagar ellos?
Amancio Ortega, el español más rico y uno de los diez más ricos del mundo, tiene ahora 21.000 millones de euros. La segunda persona más rica de España está a años luz de su fortuna. Si desposeyéramos a este rico, probable culpable de la crisis, de todo lo que tiene, se podrían pagar muchas ayudas sociales. Al mismo tiempo, España tiene unos cinco millones de parados. Con el dinero de Ortega se le podría dar 4.200 euros a cada uno de estos parados. La famosa ayuda de los 400 euros durante diez meses.
Si vamos a por el segundo más rico, Isak Andic, tenemos otros 6.100 millones de euros. Da para pagar la ayuda otros tres meses. Con la fortuna personal del décimo español más rico, Emilio Botín – la imagen demonizada de la crisis – se podría pagar 200 euros a todos los parados de España. Una vez.
Cifras superficiales, seguramente erradas, pero que dan un alcance de hasta qué punto el argumento “que paguen los ricos y se mantengan las medidas sociales” sólo queda perfecto en pancartas.