High-end devices

Cuando Adsense muestra los datos de ingresos por publicidad, los divide de acuerdo a tres categorías: Tablets, Móviles y Ordenadores.

tablets

Desde hace años se ha tratado de separar a los usuarios de móviles. Primero porque eran una rareza y usaban pantallas muy pequeñas, lo que causaba problemas. Pero pronto pasaron a ser la guinda del pastel publicitario. Usuarios de los que se podía saber prácticamente todo: edad, sexo, localización física en cada instante. Además, con cierto poder adquisitivo, demostrado al menos por el hecho de tener un teléfono carísimo.

Por eso, los clicks en publicidad se pagaban de forma diferente dependiendo del origen del usuario. Los que pinchan en la publicidad desde teléfonos móviles son considerados automáticamente clientes de mejor calidad que los que lo hacen desde el ordenador. La empresa anunciante tiene que pagar más por esos clicks.

Pero han pasado ya bastantes años. Los usuarios de móviles, o como menciona Adsense en su detalle ‘High-end mobile devices‘ (teléfonos móviles de calidad superior) se han ido convirtiendo poco a poco en usuarios Low-end o de calidad inferior.

Una tendencia inevitable es ver cómo los ordenadores ‘de toda la vida’: portátiles y sobremesas, acabarán volviéndose las auténticas high-end devices, aparatos que nos hablan de usuarios avanzados, con verdadero poder adquisitivo. Al fin y al cabo, serán usados por aquellos que tienen un puesto de trabajo en el sector servicios, mientras que los teléfonos móviles serán algo más democrático, y por lo tanto usados en su mayoría por clases medias y bajas.

La fantasía publicitaria, que sólo se puede aplicar en unas pocas ciudades enormes del mundo, es la de un usuario que busca algo en internet y, gracias a la geolocalización, recibe un anuncio de un servicio que está a pocos metros de distancia de donde él se encuentra. En ese caso, un anuncio adecuado se convierte en un cliente y el anunciante tiene que pagar por eso. La realidad es que ese tipo de búsquedas de última hora sólo suelen aplicarse a restaurantes. El resto son rarezas o servicios de emergencias – situaciones excepcionales.

El verdadero cliente buscará una peluquería, un taller o una tienda especializada desde el ordenador del trabajo, como se ha venido realizando toda la vida. El usuario de móvil – que puede ser a veces ese mismo que antes empleó el ordenador – buscará letras de canciones y memes.

No es una reflexión muy profunda pero creo que merece ser señalada. Con los teléfonos móviles estamos llegando a una situación inusual en que los clientes con más poder adquisitivo no serán los que usen el soporte más costoso.

Seis meses sin bloqueador de publicidad

Un día me falló tanto el navegador Firefox que decidí reinstalarlo desde cero. En el camino se quedó la extensión del bloqueador de anuncios, que llevaba usando casi desde que apareció.

Esperaba que sería temporal, cosa de un par de días. Pero como siempre suelo visitar las mismas páginas, me acabé dando cuenta de que no era tan molesto como pensaba. El mundo de los pop-under (ventanas de publicidad que aparecen por detrás de la que estás viendo) banners animados y porno en páginas para niños era más llevadero de lo que cupiera pensar. Y ayudaba a entender qué publicidad se está ofreciendo hoy en día. Ha pasado medio año y no creo que lo acabe instalando.

Una tendencia muy positiva es el hecho de que la publicidad no es tan molesta como era en los inicios de internet. Hace diez años los pop-ups fraudulentos se apoderaron de la Tierra y condicionaban la navegación hasta hacerla insoportable. Hoy en día se vive una mejor experiencia de usuario, menos estresante.

Los tiempos del búho pertenecen al muy remoto pasado. Todos los blogs grandes tienen anuncios. La idea buen rollera del anuncio no intrusivo no existe. Los grandes blogs en español usan formatos de vídeo y lugares prominentes en la cabecera de la página. Microsiervos, que en su momento recibió muchas críticas – que sólo los más viejos del lugar recuerdan – muestra el siguiente aspecto en su portada, donde la publicidad es desmesurada y dominante.

microsiervos

A mi me parece que cada uno puede mostrar la publicidad que le apetezca y que casi siempre escapa a su control si esta es fraudulenta. La actitud falta de ética es la de muchos que exigen que crees negocios en Internet con la premisa: ‘Búscate la vida para ganar dinero sin que yo me entere.’ Ver la publicidad tiene algo ético y acerca al mundo real, imperfecto y tantas veces molesto.

Casi ninguna página es inusable por la publicidad. La más molesta que he visto ha sido Invertia, de Terra que abusa de los pop-ups con ventanas modales. Es simplemente insoportable porque cada página que visitas implica cerrar un pop-up enorme nuevo. La sección de gráficos, donde se suelen cambiar muchos periodos de tiempo y tickers, pierde toda utilidad, es peor que una cesárea medieval.

Youtube es otra página que se ha vuelto bastante molesta, sobre todo cuando accedes logueado a tu cuenta de Gmail. Todos los vídeos con anuncio previo, aunque hayas visto diez el onceavo también te muestra un clip.

El uso de cookies que hacen seguimiento de tu historial de visitas es preocupante y aburrido a un mismo tiempo. Una visita a los aspiradores Roomba de Amazon monopolizó mis anuncios durante semanas. Si acabo comprando una Roomba a través de alguno de estos anuncios, el dueño de la página ganará 10€, una comisión muy superior a casi cualquier otro anuncio. Es por ello que todos los anunciantes renuncian a ofrecerme rusas tetonas solteras u ofertas de ADSL. Tiene su encanto vivir durante un par de semanas un internet monopolizado por las Roombas.

Esto implica también que la publicidad contextual es casi algo del pasado. Es mucho más interesante lo que dice tu historial de visitas que lo que estás haciendo en estos momentos. Podrías llegar a ver publicidad de aspiradoras en páginas de porno.

Hay anuncios divertidos. Los de sexo muestran algunas actrices que hacen cosas con su cuerpo que no imaginabas posible. Hay uno de un ‘secreto para perder peso que asombra a los científicos’ que está en todas partes. En general se ven menos timos descarados que hace años. La barrera entre publicidad y contenido ya no es nada clara y en muchos casos tolerada por las grandes cadenas de anuncios. Hay anuncios que simulan contenido y contenido más descarado que un anuncio. Los anuncios en la barra lateral son prácticamente inexistentes, son de una candidez que ya nadie se permite.

En resumen, ver publicidad en Internet no es tan malo como cuentan.

El cierre de Google News

Hace unos días Google cerraba Google News en España por un cambio legal. No voy a entrar en debates estériles sobre si la legislación es buena o mala, manipulada o no. Lo interesante de todo esto y que creo que no se ha mencionado mucho es el detalle de hasta qué punto era frágil el modelo de negocio de Google, una empresa muy poderosa.

Igual no estaban ganando dinero y su única intención era ser guays para ganar dinero con otras cosas. Pero lo cierto es que cambia una ley – a medida, todo sea dicho – y la única opción es cerrar el chiringuito. No hay recortes, no hay cambios de estrategia. Es tirar el negocio a la basura.

Muchas veces se oyen cantos de sirena de que hay que ser original y creativo al fundar negocios en Internet, pero ya empieza a estar todo más asentado y estar claro que en ciertos ámbitos no hay modelo de negocio posible, no hay absolutamente nada que rascar.

Paradójicamente uno de los modelos de negocio más lucrativos de Internet es hablar, a posteriori, de modelos de negocio de éxito en Internet. Pero que a todo el mundo le quede claro: ganar dinero con descargas de música/películas es muy peligroso y harto complicado. Casi todo lo que sea difusión de noticias está acabado – sólo los grandes periódicos sobreviven y con problemas. La venta online, tras aparecer Amazon en España, es una temeridad que roza la locura.

El Facebook de mi padre

Una amiga me cuenta la siguiente historia, totalmente verídica. Creo que puedo contárosla sin causar ningún perjuicio. Si lo hago en primera persona es porque suena mejor.

Mi padre está jubilado, con 67 años y vive con mi madre. Un día, no sabemos muy bien por qué, le pidió a uno de sus nietos que le hiciera una cuenta de Facebook. Éste, con total desgana, se la creó. Le puso una contraseña un tanto ridícula – cocodrilo44 -, para que no la olvidara y preguntara por ella continuamente y ahí comenzaron las andanzas de este abuelo por internet.

No supimos de lo que estaba haciendo hasta pasados unos meses. Esta vez me preguntó a mi que cómo era eso de enviar flores por internet. Las alertas saltaron cuando me enteré que las flores no eran para mi madre.

No costó mucho entender lo que había ocurrido. Entre su ausencia de disimulo y su desconocimiento de las nuevas tecnologías, descubrí que mi padre había entendido que internet era el escenario perfecto para saltarse el férreo control de mi madre, que lo acompaña a dondequiera que va. Aún no sé de dónde tomó la idea, pero el caso es que llegó a la conclusión de que en Facebook se pueden conocer a muchas mujeres. Y sin que nadie se entere.

Gracias a la ridícula contraseña, que casi todos conocíamos, pudimos desvelar el comportamiento de mi padre en Facebook. Había estado agregando como amiga a todas las mujeres que se habían prestado. Todas, sin importar nacionalidad o edad. Luego les mandaba un mensaje, que era siempre el mismo, personalizado de acuerdo a la ciudad de origen de la chica. Y a partir de ahí, en un juego de números, esperaba que de los miles de mensajes, algunos funcionaran.

Su personalidad era del todo fraudulenta: mentía con la edad y con su estatus económico. En la finca del pueblo tiene una burra, pero explicaba en la foto que era comerciante de caballos. Su estado civil, casadísimo, se transformaba en separado en las redes sociales.

Al menos había conseguido engañar a una incauta, bastante más joven que él. La chica de las flores. Al final mi padre anunció su propósito de irse a vivir con ella. Se produjo el intenso drama familiar y mi padre dejó a mi madre, marchándose a la casa del pueblo.

Pero a los cuatro días estaba de vuelta. No porque echara a mi madre de menos, ni porque se acumulara la plancha. Porque en la casa del pueblo, no había internet ni Facebook. Volvió como si nada, sin dar mayores explicaciones.

Entre mi familia se corrió la voz de lo que estaba sucediendo. Era todo un escándalo. Pero entre los más jóvenes, también se popularizó un nuevo deporte: entrar en el Facebook de mi padre a leer qué había estado haciendo durante el día. Como todo el mundo disponía de su contraseña, no había quien no pasara unos minutos diarios leyendo sus robóticos mensajes de seducción 2.0. A pesar del sufrimiento de mi madre y lo complejo de la situación, nos partíamos de risa con sus rudimentarios modos de conquista y con lo pardillas que eran sus conquistas virtuales.

Sólo nos ha faltado crear un grupo de Whatsapp para comentar el Facebook de mi padre. Creamos perfiles falsos para alertar a la que estaba a punto de marcharse con mi padre, la incauta de las flores, de la situación real a que se exponía. Afortunadamente, desapareció. Lo pudimos leer todo, casi en directo, en las redes sociales.

Mis padres vuelven a estar juntos, sin felizmente. La última fechoría que hizo mi hermano fue cambiar el estado de relación de mi padre a “es complicado”. Era desternillante leer luego los mensajes de mi padre con sus muñequitas, explicando que hay un bug raro y se le está cambiando el estado solo todo el rato. Nos hemos tenido que poner serios con mi hermano, que cada pocos días vuelve a cambiarle el estado. No podemos permitir que una fuente diaria de humor de primera magnitud acabe siendo descubierta.

Mi padre es, hoy por hoy, una de las personas que tiene un modo de vida más similar a Matrix. Dedica casi todo su tiempo libre a seducir a paletas por el mundo, ignorando a mi madre. Pero Matrix le castiga, avisando a las ingenuas cuando las cosas van demasiado lejos. Nada de lo que cree que está sucediendo es real. Nunca podrá encontrar el amor, por muy cerca que crea estar de él.

Palacio para perros

Los anuncios por palabras son un fascinante mundo, lleno de de ventas intrascendentes, ofertas imposibles y algunas joyas que no deben dejarse pasar.

Un anunciante que parece ser un gran amigo de los animales.

Tengo un palacio par perros gran espacio para jugar avitaciones independientes para dormir de noche atencion constante estaran encantados disfruta tus vacaciones ellos estaran vien cuidados te estreñaran pero tanbien estan de vacacione ya que es un entorno distinto al que estan abituados solo 5 euros dia y commida ven aver las intalciones vas a flipar nada de jaulas gran espacio plasas limitadas apurate y no lo dejes en una jaula el no lo merese

Parece una oferta interesante para dejar tu perro durante el periodo de vacaciones. Pero cada vez que veas un anuncio, debes indagar el número de teléfono de esa persona. Porque si no es trigo limpio, puede que haya dejado algún rastro por internet.

En este caso, el mismo anunciante del palacio para perros, ofrece su casa a quien necesite compañía.

Ola nesecito copañera de casa vivo solo con mis perros que cuido y la casa es muy grande no tendria gastos solo su consumo yo pago todo lo demas avitacion independiente con llave no busco sexo solo compañia por si me pasa algo de noche tengo guasa hay internet llamame y ablamos. Playa a unos 3 kilometros.

El anuncio muestra a un amante de los animales que, no obstante, echa en falta la compañía de alguna amiga. Y es capaz de ofrecer su casa sólo por no sentirse solo. De nuevo grandes muestras de su humanidad.

Pero la fotografía que acompaña a este anuncio ya despierta ciertas suspicacias.

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Aunque el anuncio habla de una playa a 3 kilómetros, si la foto está tomada desde la casa, parece que estamos a considerable altura sobre el nivel del mar, aparte de que la vivienda está en medio de la nada. No creo que el acceso al mar sea muy claro.

El siguiente anuncio, bajo el título “¿Quieres ser libre?” es más inquietante.

Ola, tus padres te quieren controlar porque vives con ellos y saven que no tienes a donde hir pues se cabo te ofresco mi casa vivo solo casa de 4avitaciones 3 baños dos planta piscina ballada pago la lus el agua todo a canbio de comerte el coño dos ho tres veces por semana tu haces tu vida y yo la mia y si no trabajas te doy alimentacion hay internet solo eso comerte el coño es el precio de ser librete gusta tengo wuasa ablamos vale canbia tu vida sal de la rutina chicas entre 20 y 35 años. Edad 60 años

Empieza con el tono de ONG para bruscamente saltar a una descarnada propuesta sexual, que además hace presagiar unos gustos sexuales bastante bizarros. ¿Qué fue de ese hombre falto de compañía y amante de los animales? La oferta es desquiciante: sal de la rutina; vete a vivir con el Hannibal Lecter malagueño.

La nueva foto del anunciante es de agradecer.

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Y otro anuncio más, la subida de tono ya es brutal.

Casa sola ballada con piscina si quieres dejar a ese capullo que lo que hace es joderte la vida ven conmigo sin compromisos tu hqces lo que quieras solo tendremos sexo dos hotres veses por semana comerte el coño no follar y masturbarme si deceas hacer algo mas te complasco pero el trato es ese no le aguqntes mas a ese jilipolla que no te valora te espero chao tengo wuasa. Playa a unos 3 kilometros.

Haces lo que quieras, pero tienes que hacer lo que te digo que es más específico que las reglas del ajedrez. ¿Tu novio no te valora? Vete con un viejo depravado de salud mental cuestionable.

El último anuncio que he encontrado de este presunto potencial asesino en serie, es un puro desquicie:

Si no tienes donde vivir y tienes hijos y una esposa que seas capas de compartirla conmigo acanbio de vivir sin pagar alquiler ni agua ni lus solo tendrias que dejarme comerle el coño delante deti ho hacemos u trio y vivimos como una familia si no tienes hijo me da higual vivo en nueba andalucia casa solitaria ballada tengo guasa puedo mandarte fotos. Playa a unos 3 kilometros.

El palacio de los perros se convierte en un lugar de pesadilla donde puedes compartir tu mujer con el psicópata del Peugeot. La especificidad de la propuesta sexual es casi dolorosa.

En uno de los anuncios parece que se da una indicación de la ubicación de la casa (Calle Hércules 139, Marbella, ver alrededores en Google Maps). Si no tuviste bastante con las temporadas de Dexter, agrega al Whatsapp a este anunciante, o directamente pásate por su casa a saludar.

Actualización:

Parece ser que tan imaginativo anunciante es un conocido refugiado político.
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Definición de hoygan

hoygan
No hay una definición clara para hoygan. Podría decirse que es un usuario de internet, con escasos conocimientos de ortografía y gramática, tendencia al uso de mayúsculas y discurso narrativo un tanto onírico.

Pocas palabras más atinadas para definir este vago concepto que la elegida de ‘hoygan’, pues incluye la misma esencia del término:
dolorosa falta de ortografía y error de concordancia, falso amigo, adelanto de una petición y desconocimiento del foro al que va dirigido el mensaje.

Tras este intento de definir a tan complejo concepto, me gustaría entrar en la definición de la persona hoygan. En primer lugar, definamos cómo es esa persona fuera de su forma de escribir en Internet. Me lo imagino como un hombre entre 30 y 50 años. No tiene estudios medios. Algunas prendas de vestir que usa: chaqueta plumón, chandal con colores brillantes, previos a la irrupción de Decathlon, riñoneras y descoloridas camisetas de publicidad. No renuncia a las tecnologías antiguas, en tanto en cuanto los aparatos sigan funcionando. Usa a veces walkmans y diskmans y discos usb de 256MB regalados en cualquier promoción. Es una persona pragmática, usando gafas de sol graduadas de tipo flip up. Tiene algo de sobrepeso y mucho pelo en la espalda.

Salgamos ahora de la pura especulación para entrar en terreno firme. Estos son los puntos que definen a un hoygan.

Uso de mayúsculas. Los textos que escriben los hoygan tienen tendencia al abuso de mayúsculas, normalmente todo el texto está así. En un internet dominado por la publicidad, el usuario tiene la sensación de que su comentario o mensaje será insignificante ante la abundancia de títulos, imágenes y otros elementos destacados. El hoygan, antes de empezar a escribir su mensaje se para uno o dos segundos. Mira el cuadro en blanco y piensa “voy a darle a bloqueo de mayúsculas para que se va bien el mensaje, pues el mío, es importante”.

No obstante la prevalencia de las mayúsculas, hay veces que el hoygan decide usar las minúsculas. Es entonces cuando aparecen textos barrocos, con palabras donde un porcentaje de las letras están en mayúsculas y otro en minúsculas. Me atrevería a decir que el motivo por el que hace algo así es porque no distingue entre el botón de bloqueo de mayúsculas y el de mayúscula normal. Llega un momento en que nota la extraña capitalización, pero en lugar de corregirlo, se limita a continuar escribiendo todo en mayúsculas.

El concepto de hoygan engloba una petición. Podemos escribir en Internet para opinar sobre un tema, pero el hoygan en si mismo lo hace, casi siempre, con la intención de solicitar algún tipo de ayuda. Al tratarse de una persona con la autoestima muy alta, entiende que su problema es bastante más importante que el de los demás y espera atención prioritaria, directa y, a ser posible, inmediata.

El hoygan tiene una forma de trabajo bastante metódica. Realiza una búsqueda en internet, nunca empleando menos de 4 palabras, normalmente mediante una frase completa. De los resultados que le ofrece el buscador – que casi nunca es Google porque tiene el ordenador infectado de spyware que cambia tu herramienta de búsqueda por defecto, entre mil otras diabluras – elige el primero, y trata de localizar un cuadro de texto seguido de un botón. Si la pregunta trata sobre un personaje famoso, el hoygan asume que ese famoso estará leyendo su mensaje. Sólo en esos casos puede tratarse de un texto que no implique una petición implícita, llegándose al caso de escribir un simple mensaje de agradecimiento, sin pedir nada a cambio.

Pero lo normal es que sea un mensaje de petición que, sin embargo, casi siempre aborda algún tipo de ilegalidad o actitud deshonesta. El hoygan quiere saber cómo conseguir cosas gratis, saltarse protecciones de productos, conseguir más por menos. A veces pregunta por personas desaparecidas de su vida – algún motivo tendrían para ello. En la misma descripción de su petición el hoygan se cataloga como persona zafia y trapera; ave de rapiña capaz de vender a su madre por un mechero con publicidad. A menudo su problema ha sido causado por un intento de engaño a otros, que en todo momento negará.

A la hora de formular su pregunta, el hoygan incluye todo tipo de detalles accesorios, innecesarios y a veces directamente bizarros. No es extraño que presente su petición con una introducción en que da importantes nociones de su biografía. Sin necesidad de ocultarse bajo seudónimos, suele mencionar sus nombres y apellidos completos.

El hoygan se salta la etiqueta de cualquier foro o formulario de consultas. En lugar de esperar una respuesta por el mismo medio, suele dar datos de contacto privados, como su número de teléfono o dirección de correo. A pesar de que resulta muy improbable que alguien le responda por ese medio, casi con total seguridad escribirá su dirección de correo mal, con alguna letra cambiada (a veces es tan obvio como ser del tipo @HOSMAIL.COM), con lo que resulta totalmente imposible que reciba su respuesta.

Lo más triste es ver cómo en muchos casos la gente responde a sus complejas peticiones, usando el mismo foro donde él preguntaba, y ver cómo el hoygan jamás volvió allí para leer la considerada respuesta. Leer esos mensajes de ayuda que predican en el desierto suele causar más pena que un documental sobre campos de exterminio nazi.

Al margen del “hoygan de libro” existen actitudes que podríamos calificar de hoygan. En toda empresa siempre hay una o varias personas que suelen gestionar pobremente los botones de “responder” y “responder a todos”, creando malentendidos o situaciones directamente bélicas. Este tipo de hoygan empresarial suele anunciar que envía un correo con archivos adjuntos, recreándose en la descripción de dichos archivos, para luego, no enviarlos. No es infrecuente que al ser advertidos de su error, vuelvan a cometer el mismo despiste en su sucesiva respuesta.

Otra actitud hoygan es la de aquellos que entran al trapo de una pequeña broma con salidas de tono super violentas, rozando la amenaza de agresión física. Esta entronca con la innata personalidad del hoygan; Tras su educada petición de ayuda siempre se suele esconder una persona problemática, marginada y despreciable.

EBE 2014

El EBE, inicialmente Evento Blog España, es un congreso sobre Internet en español que se viene celebrando durante al menos cinco años en Sevilla. Se dice que es el evento de Internet con más asistentes de todo el Internet en español.

Así contado, suena muy bien. En un fin de semana largo se realizan diversas presentaciones y grupos de trabajo sobre todo tipo de asuntos relacionados con Internet. Se abarcan los móviles, juegos, programación, Twitter, activismo social, marketing, seguridad y un largo etcétera.

Aunque siempre me he mantenido al margen de todo tipo de reuniones sociales, en mi afán de publicar contenidos de calidad, no dejaba de tener la duda de cómo sería algo así. ¿Me estaría perdiendo algo que podría relanzar mis visitas a los 100 usuarios únicos diarios?

Así, decidí hacer un esfuerzo y ahorrar para pagar la cuota de inscripción de 20 euros. A poco para que comenzara el EBE, el programa no estaba cerrado. Cuando digo que no estaba cerrado me refiero a que diez días antes de empezar no se sabía más que de 4-6 conferencias. Y lo que se sabía era sólo el título y quién la daba. El programa completo no lo supe hasta un par de días antes de que comenzara.

Teniendo en cuenta que en los días de vino y rosas, cuando la B de EBE significaba blogs, habían acudido los pesos pesados de Internet en España (Microsiervos, Escolar, Dans, Torbe) entiendo que con la crisis y la pérdida de patrocinios, se han tenido que reorientar hacia ponencias menos “pata negra”. Y es muy posible que hasta el último momento hayan estado esperando que alguno de los grandes quisiera participar a un “precio de amigo”. No sé las causas reales. Sólo indicar que presentar el programa con tan poca antelación es muy poco serio.

Me fui para Sevilla con mucha ilusión, porque me gusta lo totalmente desconocido. La ubicación del congreso era en el Palacio de Congresos de Sevilla. No me gustó “porque estaba donde Cristo perdió el mechero”. Pero vamos, eso es como quejarse de que Madrid no tiene playa. Un congreso grande tiene que hacerse así, y los organizadores no tienen culpa alguna de que la ciudad esté mal hecha.

Total, que fui a por mi acreditación y ahí estaban un par de niñas que colocaban las pulseras y te daban una bolsa de bienvenida, que bien podría llamarse bolsa de basura, si no fuera porque las bolsas de basura, desde que las cobran en el supermercado, son de un material superior.

A mi las pulseras me gustan cuando vas a un hotel de “todo incluido” y puedes estar peligrosamente borracho a cualquier hora del día. Pero para un evento donde luego tienes que hacer vida normal, me parecía innecesario. Aparte te daban una de esas acreditaciones al cuello que se pone uno para que se note que se es uno más, pero que en este caso no servía para nada. Además estaba en blanco, con lo que podías escribir lo que quisieras. ¿Para eso querían todos mis datos? La acreditación no sirve de nada, pero hace que retrasados como yo nos sintamos especiales. La sensación cuando ves tu nombre escrito en el papel es positiva, como haciéndote pensar que te estaban esperando.

Luego me di cuenta de que para entrar en todas las charlas no hacía falta acreditación, no había control de ningún tipo y haber pagado los 20 euros, o no, no marcaba diferencia. Eso lo hacen en conciertos y partidos de fútbol: cuando el aforo es bajo se deja entrar a todo el mundo, pero sin que quede muy claro que hay quien ha pagado y quien no.

Lo que sí es de criticar era la fanfarria absurda relacionada con la pulsera. Asociabas tu número con una cuenta de Twitter/Facebook y cuando ibas a entrar en una sala, podías pasar la pulsera por un lector (de códigos de barra o QR, igual es) y eso hacía que se publicara un mensaje en tu cuenta indicando que estabas asistiendo a la charla.

A mi esa sobre tecnificación me pareció forzada, innecesaria y un gasto que podía haberse empleado en cualquier otra cosa.

Luego llegamos a las charlas. Los salones de exposición eran impecables. La realización, sin un sólo fallo de audio, iluminación o powerpoints.

La inauguración la daba un peso pesado de GreenPeace. El leitmotiv del Congreso era “Disrupción Global” y Juan López de Uralde iba a dar una charla titulada “Romper para avanzar”.

Al poco rato la gente abandonaba en desbandada la charla, sin ningún tipo de delicadeza. Lo cierto es que era un peñazo y dado que había una presentación alternativa en otra sala, lo lógico era abandonarla y pasar a la otra.

Y ahora vuelvo al asunto del programa que no se desveló hasta el último momento. Con una visual, sin haber podido consultar los perfiles de los conferenciantes, sólo veía un puñado de presentaciones de título pretencioso y contenido incierto. Teóricamente había cinco espacios diferentes, pero en la práctica se reducían a tres, pues el Hackaton, una sala donde se juntaba gente para programar, no tenía interés más que para los que allí estaban, y la Sala Verde proyectaba películas y cortometrajes que, obvia decirse, cualquiera puede descargarse gratuitamente desde la nube.

La temática “Disrupción Global” para el congreso era una tomadura de pelo. Cada charla era de su padre y de su madre y ninguna tenía que ver con eso. Para mi que usaron el nombre rimbombante que más usa algún blogger conocido, como cuando hablaban de la web social, Big Data, la revolución de los blogs. Términos de moda, pero vacíos de contenido.

Había en todo momento tres sesiones entre las que elegir. Hay que reconocer que se abarcaba temática muy diferente. Por un lado, charlas de temas que conozco, como una dada por el Country Manager de AirBnb y otras de asuntos que me son totalmente nuevos, como la programación de juegos para móviles. Pero en ambos casos ocurría lo mismo: la charla comenzaba con generalidades del tipo “para que se entere todo el mundo”. Luego el ponente “hablaba de su libro” indicando las bondades de su empresa/servicio y dando un tutorial sobre algo en lo que son expertos, pero no es el objetivo de la charla. Y luego, y este es el problema, nada más.

El principal problema de todas las charlas era que, o bien eran complejísimas para un neófito – pensando en gente como mi padre – o para cualquiera que supiera algo no aportaban prácticamente nada. Esa ambigüedad en el uso de la divulgación es quizás la bandera roja más importante y el aviso a navegantes que quiero dar. Lo más probable es que la charlas no te aporten nada. Porque cualquiera de vosotros sabe que en 25 minutos se pueden aprender muchas cosas.

A medida que el congreso se iba desarrollando fui perdiendo el interés por asistir a las charlas. Al mismo tiempo me parece delirante el uso de Twitter que se dio en las mismas. La gente se dedicaba a twittear “la frase molona” de los 25 minutos de charla. Y como había cientos de personas twitteando lo mismo, porque la gente se aburría y se ponía a escribir, se conseguía un trending tropic, que se anunciaba como el descubrimiento de un nuevo signo zodiacal. No importaba si la charlaba gustaba o no, si era profunda, novedosa. Trendi topi habemus.

Mucha red social, pero de Facebook no se hablaba, porque eso es para amas de casa. Pero Twitter es para hipsters con contrato de autónomo y Iphone a plazos. El abuso de Twitter llegaba al punto de que se usaba para formular preguntas, aún cuando había voluntarios (gente que trabaja sin cobrar) que tenían micrófonos. Se daba prioridad a las preguntas via Twitter que a las pronunciadas “al estilo antiguo”. También había un panel donde se iban mostrando los twitts de la gente sobre la charla en concreto. Casi todo eran obviedades y repeticiones de “frases molonas” del tipo “tu problema no son los clientes sino las facturas sin pagar” o “El que no está en Twitter no existe” o “Conseguir el primer millón es fácil, lo difícil es conciliar la vida familiar”.

Entre charla y charla se hacía networking, que es la forma moderna de decir “hablar con otros”. Pero el ambiente no daba pie a ningún tipo de interacción espontánea. La gente se agolpaba en largas colas para conseguir un café patrocinado. Se iba en grupitos a los que no tenía ningún sentido abordar. Nadie lo hacía, porque era más frío y hostil que intentar vender enciclopedias a domicilio. Realmente la motivación era mínima, esos asaltos tiene más sentido hacerlos a grupos de chicas en los bares.

Sin embargo muchos dirán que hacer networking es hablar con gente que ya conoces de otros eventos o que te siguen en Twitter. Puede ser, lo cierto es que tengo tan pocos seguidores en Twitter que es más probable que me encuentre antes con un liberado de la Doctrina Parot que con uno de mis seguidores.

En resumen, el ambiente era realmente poco propicio para compartir experiencias. Había unos cuantos puestos de productos de patrocinio que aportaban poco o nada. Todo se limitaba a las charlas y estas eran demasiado genéricas para aportar algo. Y ojo, no quiero quitar ningún mérito a los ponentes, que casi todos me parecieron personas interesantes con mucho que decir. Pero precisamente cuando llegaba ese momento, se acababa la charla.

Pero si el congreso me pareció una perdida de tiempo – que no de dinero – lo más abochornante, de largo, fue la fiesta.

En el mismo espíritu sorpresivo – improvisador – se anunció con pocas horas de antelación. Se iba a celebrar en cuatro pubs que estaban casi contiguos. Prometían que, al igual que otros años, ardería Troya. Descarté desplazarme a un garito donde podría haberme zumbado de una gorda cincuentona, para probar suerte en la fiesta del EBE.

Si lo de las pulseras me pareció forzado, lo de la fiesta necesita de palabras que no existen en el diccionario. Había una oferta de dos copas por seis euros pero para conseguirla tenías que comprar las copas online (sí, por Internet) y luego descargarte un código QR que mostrabas en recepción, donde te daban un ticket para canjear esa noche en los bares. Sí, tal y como te lo estoy contando, todo eso había que hacer para conseguir el descuento. Pero vamos, que es absurdo porque tenías que comprar las copas antes de siquiera pisar el pub, luego no tenías opción de comprarlas. Es decir, usar internet para una acción puramente offline. ¿Compro 2 o compro 4? Y todo eso de comprar online + código QR es como para reabrir Auschwitz para quien tuvo dicha idea.

La fiesta en sí misma, si tuviera que definirla en 140 caracteres, diría “Patética”. Lo peor era que podías leer por Twitter “lo bien que estaba la fiesta”, estando dentro de ella, tan aburrido como para mirar tu Twitter. Fue el típico bareto con cuatro gatos, donde no baila nadie, nadie está borracho, no hay mujeres, no hay buena música. Una buena fiesta es como las que reflejan “Resacón en las Vegas” y películas similares. Ya en el hotel, tan solo como mi gordita cincuentañera, pude leer por Twitter que la fiesta estaba en su apogeo, una pena que me perdiera lo mejor.

El domingo me levanté y nada más pude, de vuelta a casa. Es una pena porque Enrique Dans daba la charla de despedida. Seguramente me perdí lo mejor, como en la fiesta.

En resumen, esta es mi opinión sobre el EBE y un aviso para los posibles asistentes del año que viene. Criticar es fácil. ¿Cómo haría yo el EBE mejor?

1) Fomentaría el networking. Fomentar no es ponerlo en el programa. Obliga a la gente a que hablen con otros para un juego o cualquier tontería. En los hoteles lo consiguen hasta con jubilados de diferentes países. Dejad de mirar ejemplos por “networking” y ved lo que hacen en otros ámbitos. Es fácil.
2) Extender todas las ponencias. A mi me hubiera gustado que los ponentes tuvieran la opción de quedarse media hora más con parte del público, entrando en detalle en asuntos más interesantes, aunque no fueran tan genéricos y políticamente correctos. Eso se puede hacer en un cuarto pequeño y de pie.
3) Ponencias que de verdad sean para aficionados. Explicar claramente en el título que eso es para gente con poco o ningún nivel. Eso fomenta que venga gente.
4) Simplificar. Usar la tecnología cuando es necesaria. El abuso de Twitter me pareció patológico.
5) Ponentes con menos nombre. Cuanto menos conocido era el ponente, mejor me parecía la charla. Algunos estaban muy nerviosos, por la falta de práctica, pero lo que decían estaba más preparado que lo que contaban los expertos que soltaban un chorro vacío de contenido.
6) Hacer una sección para niños. Aunque sea sólo ponerle películas, pero eso atrae televisiones y aumenta las cifras de público.
7) Hacer una fiesta en condiciones. Premiar al que se beba más copas. Traer mujeres de fuera, aunque sean putas.
8) No ir a lo último. Los blogs siguen siendo interesantes. Se puede profundizar sobre tecnologías que ya todos conocen. ¿Hacia dónde van? Evitar el esnobismo de “internet para guays” e “internet para amas de casa”.
9) La foto de familia, y perder casi una hora en organizar eso, es algo totalmente prescindible. Aparte que se nota que no había tanto público como luego se anuncia.
10) Prohibir Twitter durante la fiesta, salvo que no se esté en ella.

Condiciones legales aleatorias

En la página de ING de España aparece ahora mismo un contador creciente, parecido al que muestra el almacenamiento ofrecido por Gmail.

intereses

El dato se supone que muestra “Intereses abonados a nuestros clientes”. Las condiciones legales detallan este valor calculado:

Fuente: Elaboración propia. La presente información está basada en los intereses efectivamente abonados y comisiones efectivamente cobradas a los clientes de ING DIRECT N.V. Sucursal en España durante el periodo comprendido entre el 12/05/1999 y el 31/12/2011 en los distintos productos de ahorro ofrecidos por ING DIRECT y en una estimación sobre los intereses que la Entidad prevé abonar en los mismo productos durante los años 2012 y 2013, basando dicha previsión en datos históricos y en las estimaciones de evolución del negocio durante dicho periodo, todo lo cual se presenta prorrateado por segundo. El presente contador no constituye una oferta ni garantiza el mantenimiento de las condiciones aplicadas en el pasado.

Detrás de este formulismo, que aparenta fiabilidad y seriedad, se encuentra un algoritmo de barrio:

(function () {
    $(document).ready(function () {
        function f(a) {
            a = ("" + a).replace(".", "");
            a = a.replace(",", ".");
            return a = parseFloat(a)
        }
        function h(a, e) {
            for (var a = Math.round(100 * a) / 100, 
d = Math.round(100 * (a % 1)), 
c = parseInt(a), c = "" + c, b = ""; 0 < c.length;) b += c.charAt(0), 
c = c.substr(1), 0 == c.length % 3 && 0 < c.length && (b += ".");
            void 0 === e && (b = b + "," + parseInt(d / 10), b += d % 10);
            return b
        }
        function g(a) {
            var a = "" + a,
                e = parseInt(a.slice(0, 4)),
                d = parseInt(a.slice(4, 6)),
                a = parseInt(a.slice(6, 8));
            return (new Date(e, d, a)).getTime()
        }
        function i(a) {
            var e = a.data("initDate");
            a.data("amount");
            var d = a.data("amountASec"),
                c = a.data("initAmount"),
                b = (new Date).getTime() - e,
                f = c + d * b;
            setInterval(function () {
                b = (new Date).getTime() - e;
                f = c + d * b;
                a.text(h(f))
            }, 127);
            Math.random()
        }
        $(".estresarte-ing-contador-intereses").each(function () {
            var a = $(this),
                e = f(a.attr("initAmount")),
                d = g(a.attr("initDate")),
                c = f(a.attr("finalAmount")),
                b = g(a.attr("finalDate")),
                c = (c - e) / (b - d),
                b = (new Date).getTime() - d,
                b = e + c * b;
            a.data("amountASec", c);
            a.data("initAmount", e);
            a.data("initDate", d);
            a.data("amount",
            b);
            setTimeout(function () {
                i(a)
            }, 1)
        })
    })
})();

Sin entrar en muchos detalles, la función que calcula el número que se ve, se basa en elegir números aleatorios que, sumados a la cantidad de intereses pagadas anteriormente, muestra una evolución en el tiempo muy bonita pero básicamente aleatoria.

Sin embargo hay que tener mucha cara para equiparar al algoritmo con la descripción legal.

una estimación sobre los intereses que la Entidad prevé abonar en los mismo productos durante los años 2012 y 2013, basando dicha previsión en datos históricos y en las estimaciones de evolución del negocio durante dicho periodo

Desde luego que ING es un buen banco, pero esos detalles son patéticos. Y llamar al elemento que contiene al contador "estresarte-ing-contador-intereses", pues un detalle muy elegante, que muestra a programadores motivados al 200%.

Donaciones

Internet es gratis y sus contenidos deben serlo. Nadie pagaría por leer a un escritor online. O casi nadie pagaría más que casi nada. Es un privilegio que te lean, que usen tus productos, que oigan tus canciones.

Las formas de ganar dinero deben ser alternativas y secundarias al producto principal. Lo ideal es la publicidad. Pero esta no funciona en todos los casos. Se sugieren como formas alternativas la venta de merchandising, el pago por productos especiales o las donaciones.

Las donaciones son un verdadero misterio. Si incluyera un botón para que donarais nunca podríais saber si se está donando mucho o poco. Igual ocurre con la publicidad, pero a veces uno se imagina lo bien o mal que le puede ir a una página en función de los anuncios que en ella se encuentra. Si ves pornografía, anuncios de tarot o de medicamentos, sabes que ese sitio está en las últimas.

Mucha gente que se queja de que no le compensa lo que hace en Internet recibe la recomendación de que ponga un botón para donaciones. Si no pones el botón, nunca sabrás lo que podrías ganar. Si lo pones y no lo quitas, la gente asume que eso está, en mayor o medida, funcionando.

Hay un caso muy interesante de servicio que trata de mantenerse con donaciones: The Eclipse Foundation. Se trata de una asociación sin ánimo de lucro que realiza productos informáticos, el más importante de todos es el programa Eclipse.

Eclipse es un programa que cambió el paradigma de software que usaban los programadores. Muy versátil pero sobre todo gratis. Antes se hacía mucho dinero vendiendo ese tipo de programas, con licencias muy costosas para las empresas. Pero no había alternativa y se pagaba. Eclipse es un programa empleado por millones de programadores en todo el mundo, muchos de los cuales viven gracias a los programas que construyen usando Eclipse. Pagan sus facturas, se hipotecan y realizan viajes horterísimos, en parte gracias a Eclipse. Así, no se trata de un programa para estudiantes, empobrecidos que no se pueden permitir ir al cine o amas de casa en el tercer mundo. Ayuda a dar de comer a decenas de miles de personas.

Así, este programa es gratis y la página sugiere muy modestamente que se realicen donaciones para sostener algunos de los gastos. Gracias a Dios, muestran las donaciones que han recibido en orden cronológico. Y el dato es espeluznante. En el último mes (del 19 de marzo de 2012 al 20 de abril de 2012, ambos inclusive) han recibido un total de 95 donaciones, 1.719 dólares al mes. La inmensa mayoría de las donaciones han sido de 5 dólares, el mínimo aceptado (si donas 1 dólar usando Paypal, los gastos de comisiones pueden superar incluso a la propia cantidad donada). Con ese dinero no daría ni para pagar a la recepcionista de la Eclipse Foundation.

Además, tengo la impresión de que el sistema de donaciones se entiende como de pago único. Si una vez donas a una página, psicológicamente lo asocias con el pago de una cuota de asociado de por vida, que además te convierte en usuario premium. Peor aún, al ser una cantidad libre, se entiende que todo suma, que si para ti pagar 5 euros es adecuado, nadie tiene derecho a criticar tu donación o a sugerir que debas hacer varias donaciones.

En resumen, creo que el sistema de donaciones se suele esgrimir por personas interesadas, aprovechando la oscuridad sobre los ingresos que se pueden llegar a generar. Viendo un ejemplo concreto, uno se da cuenta de hasta qué punto las cantidades a esperar serán descorazonadoras.

Consider including

Una de las facetas más extrañas de Gmail, el sistema de correo de Google, es que cuando redactas un correo, o respondes a una persona, te sugiere una lista de otras personas a las que incluir en dicho mensaje.

Esta faceta es molesta, provoca envíos erróneos que pueden causar muchos problemas. Me parece poco útil. Pero sobre todo la implementación se me hace poco afortunada, es algo propio de un proyecto universitario, no tiene calidad por ninguna parte, ni estética ni en los nombres que propone. No me gusta, como a miles de personas, y aún más, me parece que daña la imagen de Google con un algoritmo de barrio.

Si escribo a A y me sugiere a las personas B, C y D, y una y otra vez desestimo esas sugerencias. ¿Cuándo llegará el día en que deje de hacerlas? Si he intercambiado 20 mensajes con una sola persona en el mismo día, ¿Qué sentido tiene que me proponga incluir a cuatro personas aleatorias con las que intercambié un mensaje una vez, y hace semanas?

Lo peor es que entre esas sugerencias propone personas que vienen de mensajes enviados a cuentas diferentes. Si yo administro los correos de este dominio y al mismo tiempo gestiono una tienda en Ebay a través de otra cuenta de correo (algo que se puede y suele hacer con Gmail) no es muy lógico que me sugiera que escriba con la cuenta de correo asinorum.com a personas a las que nunca he escrito, sino con la cuenta de Ebay.

Un algoritmo mucho más sencillo a la hora de realizar sugerencias, con un porcentaje de aciertos muy superior al de Google: nunca sugerir nada. El 99.9% de los correos son a una sola persona o a un grupo de personas mediante una respuesta, a veces un correo antiguo al que se le modifica el asunto. El “consider including” (considera incluir) se muestra cuando la mayoría de las veces no se va a usar. El hecho de que se muestre siempre es una muestra más de que al producto le falta un buen hervor.

Molesta funcionalidad que sobre todo demuestra poca profesionalidad en el proceso de implementación.