Siempre se pone a Alemania como ejemplo de país a la hora de pagar su deuda. Alemania es el paradigma de AAA en las escalas de deuda.
¿Por qué es ejemplar este país? Pues porque ha perdido dos guerras mundiales y aún asín ha conseguido pagar toda su deuda siempre. Nadie pone como ejemplo a Luxemburgo porque, aunque tenga – o tuviera – la misma nota crediticia que Alemania, no ha demostrado su intención de pagarla bajo una situación de grave crisis.
De las dos crisis superadas por Alemania, en la de la I Guerra Mundial siempre se ha considerado que las sanciones impuestas por Francia fueron excesivas e impagables. Aunque Alemania hizo todo lo que pudo por pagar, ya sea mediante argucias de devaluación de moneda o apretándose el cinturón, al final siempre queda una parte de esa deuda no pagada que se asumió como que no tenía sentido ser pagada. La irrupción de la II Guerra Mundial complica cualquier tipo de cálculo sobre estas deudas. Aunque es sabido que hasta hace bien poco, Alemania seguía pagando parte de reparaciones por la I Guerra Mundial, aunque unas cantidades testimoniales y anecdóticas.
Tras perder la II Guerra Mundial, los vencedores tuvieron muy claro que una sanción gravosísima no era solución y en todo momento se trató de paliar la situación alemana tanto como fuera posible. Un hecho poco conocido es que se recurrió a una argucia, aceptada o incluso alentada por los vencedores.
Tras terminar la guerra, Alemania se separaría en dos países: Alemania Federal (RFA) y Alemania Democrática (RDA). La Alemania Federal, la Occidental y heredera de la gran potencia mundial, sería la encargada de atender a esas deudas. Pero se usó el argumento de que no era justo que Alemania pagara por todas las deudas cuando era algo que correspondía a los dos países. En lugar de ponderar las deudas a la parte proporcional del país resultante, lo que se hizo fue anular la deuda(!) porque no correspondía con ese país al 100%. Así, una gran parte de la fama alemana de buenos pagadores es totalmente errónea. Como no se podía pagar y todo el mundo quería una Alemania libre de deudas, se hizo la vista gorda y se obviaron esas deudas, con el beneplácito de todos los países afectados. Pasadas varias décadas, nadie repara en ese dato que no deja de ser importante: el paradigma de pagador no pagó y a nadie le importó.
Finalmente todo quedó en un acuerdo de pago surrealista: Alemania dijo que pagaría “cuando el país volviera a estar unido”. Algo que sorpendentemente acabaría ocurriendo. Y ¿Qué pasó con los títulos de deuda para aquel entonces? Pues que la Alemania unida y perfecta deudora los pagó religiosamente. Ahora bien, una deuda de cuarenta años, sin tal vez aplicaciones del IPC que proporcionaran la deuda, pues sería muy llevaderas. Aparte el principal problema de que la mayoría de estos títulos se habían estado negociando a la baja durante décadas, hasta perder toda liquidez y potenciales compradores. Cuando Alemania anunció que estaba dispuesta a pagar ya no había casi nadie preparado para cobrar esos bonos.
Estos bonos de la Alemania reunificada son uno de los pocos ejemplos que existen de producto financiero cuyo valor ha caído hasta prácticamente cero y que pasadas varias décadas se han revalorizado de forma extraordinaria.
Vía: Un comentario a un artículo del blog de Freakonomics.
Fuentes: London Debt Agreement de 1953.
Siempre me ha llamado la atención esos perdonazos, especialmente cuando se considera el nivel de deuda que tienen muchos países lideres en materias primas no energéticas