En los oscuros inicios de Internet se acuñó la idea del Internet Café (o cibercafé). Un lugar al que la gente iría para visitar páginas de Internet mientras se toma un café o unas cervezas.
La idea era muy buena, pero la realidad es que los internautas de la época eran más agarrados que vieja en moto. Se sentaban delante del ordenador y se pasaban las horas sin gastar ni un céntimo, todo lo más una consumición si era obligatoria.
Así, poco a poco el concepto se fue erosionando. Los bares que habían levantado una infraestructura acabaron relegando toda una zona del local para esa parte de clientes. Había Internet Cafés que tenían una parte de Café y otra de Internet. Luego llegaría la distinción total: los Internet Café dejaron de ser bares para ser simplemente sitios donde se podía navegar por internet. Quizás habría algunas máquinas de venta de refrescos, o la opción de tomar un café. Poco más.
Los tiempos siguieron cambiando. Los portátiles se pusieron de moda. También los virus y los programas espía. Ya casi nadie se fía de un ordenador de un cibercafé. Ahora la gente prefiere tener la opción de conectar su propio portátil a un cable con conexión a la red. Nada más.
Así, quien quisiera montar un cibercafé ya no necesita las decenas de costosas pantallas y equipos. Ya casi basta con tener los cables. Y con la aparición de las redes inalámbricas (wireless) ni siquiera eso. Basta con que el local tenga una de esas conexiones para que cualquiera pueda acceder a ella.
Se ha realizado una vuelta completa. Ahora son otra vez los cafés los que ofrecen entre sus productos la conexión a Internet. De nuevo se espera conseguir clientes que visiten páginas de Internet mientras toman café y cervezas. Algo se ha aprendido de la experiencia porque en muchos casos se cobra por dicha conexión. Starbucks, la cadena de cafeterías por excelencia, tiene acuerdos con operadoras y con clientes pero en resumidas cuentas puede decirse que todavía hay que pagar para tener esa conexión.
Y es normal, porque de lo contrario los clientes consumirían menos y pasarían más tiempo en el local. Aunque los tiempos apuntan a que esas conexiones acabarán siendo gratuitas, tal vez obligando a alguna consumición o relegando a los clientes de redes inalámbricas a otra zona del local.
Y luego se pasaría a los locales de red inalámbrica, pero sin cafetería. Un oscuro lugar vacío lleno de mesas y de sillas. Un negocio virtual donde los haya. Y quien sabe a donde llegará esto. Quizás con los años todo el mundo tenga Internet en su móvil y lo único que hagan falta sean las mesas y las sillas. Lo que es seguro es que el café de la palabra Internet Café es totalmente accesorio.
2 comentarios en «Internet cafe»
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He leído esto desde un “Internet & Telecafé”:
1€ – 1 hora de internet,
2,50€ – 1 hora más desayuno.
Un sitio nada sórdido, y a un paseíto de la Puerta de Brandenburgo.
Sí, ya sé que a nadie le importa.
En Santiago de Compostela este tipo de establecimientos está muy extendido, con Cibers con precios muy asequibles y un montón de bares que ofrecen su red Wifi gratuita (algunos ponen clave WEP que puedes pedir con tu consumición, otros usan FON, etc.)
Quizás sea por el carácter de ciudad de estudiantes que tiene, pero desde la época de oro de los Ciber (hace ya unos años) estos siguen siendo usados por turistas y estudiantes, pero cada vez más la gente opta por los bares, porque son más cómodos y baratos (te tomas un café y te tiras el rato que quieras, en algunos incluso te ofrecen enchufes).