En España estamos acostumbrados a oír que el Premio Planeta de Literatura es el premio literario de mayor cuantía del mundo. Dada la escasa calidad de algunas de las obras (suelen tratarse de obras menores de autores consagrados) y la falta de rigor en la elección del ganador, se trata de un premio de mínimo prestigio y totalmente desconocido fuera del ámbito del castellano.
La cuantía actual del Planeta es de 601.000 euros (penoso seguir dando premios pensados y traducidos desde las extintas pesetas). Sin embargo en el año 1991 se decidió dar un premio literario de una cuantía equivalente, tal vez superior si actualizamos los importes con el IPC y el tipo de cambio euro-dólar.
En 1991 Ted Turner, el fundador de la CNN decidió crear un premio realmente original: el Turner Tomorrow Fellowship Award. Un premio literario enormemente ambicioso ya que:
- El vencedor se llevaría la cantidad de 500.000$, una cantidad extraordinaria para la época e incomparable con ningún otro premio literario.
- El premio se concedería una sóla vez. Nada de premios anuales o bieniales. Un único ganador. Para siempre.
- Entre el jurado figuraban primeras espadas de la literatura mundial, como Ray Bradbury el autor de “Fahrenheit 451”, entre otras muy famosas novelas, o la escritora sudafricana Nadine Gordimer, premio nobel de Literatura en 1991.
- No bastaba con escribir un buen libro. El texto tendría que ser una obra de ficción que nunca antes hubiera sido publicada y que ofreciera soluciones creativas y positivas a los problemas globales.
Ni qué decir tiene que al premio se presentaron muchísimas novelas. Resulta curioso que el simple hecho de exigir que la novela tendría que abordar posibles soluciones a los problemas limitaba mucho las opciones de participar. Lo habitual es describir, criticar, denunciar los problemas sociales. Pero de ahí a dar una solución hay un enorme paso.
El ganador fue el hasta entonces desconocido escritor de Nebraska Daniel Quinn. Y lo de escritor también se presupone pues era una persona que nunca antes había publicado un libro.
Su novela Ishmael fue la agraciada con el exuberante premio. Tras la entrega de dicho premio se produjo una verdadera revolución porque para los miembros del jurado la cuantía les resultaba absolutamente desproporcionada ante la altura literaria del autor. Ellos sabían que se entregaría una gran cantidad de dinero en premios, pero no tanto dinero y casi todo al ganador.
Una cosa es laurear a un escritor novel y otra darle un premio enormemente superior a la suma de todos los premios que ellos habían ganado a lo largo de sus exitosas y extensas carreras literarias. Ya he indicado que en el jurado había algún premio Nobel y autores que habían vendido millones de ejemplares.
Sin embargo la obra de Daniel Quinn encajaba a las mil maravillas con el premio. A pesar de ser una obra nunca antes publicada era el trabajo de toda su vida. Había comenzado a trabajar en su redacción en 1977 y había sufrido seis reescrituras, además de la inicial.
Daniel Quinn estuvo trabajando en Ishmael más de catorce años, sin haber publicado ninguna otra obra en todo ese tiempo. Aunque admite numerosas críticas se trata de una obra extraordinaria por lo pulido del material, la originalidad de principio a fin – tanto de la temática como de la forma de desarrollarla – y sobre todo porque es un libro que se atreve a entrar donde otros se limitan a merodear.
El libro tuvo un éxito enorme, en gran parte por la extraordinaria publicidad del premio. A mi me pareció un libro más singular que bueno; La originalidad es una cualidad que siempre escasea.
Me llama la atención sobre él pensar que toda la capacidad creadora de una persona estaba volcada en apenas 200 páginas. Hay escritores prolíficos, escritores que se prodigan tanto en lo bueno como en lo malo. Hay autores que mantienen un buen nivel medio. Pero Daniel Quinn es un escritor que concentró todas sus energías en una gran obra y que fue premiado por ello.
Con posterioridad a la misma escribió otros libros pero todos son continuación o reescrituras de la misma historia que plantea Ishmael.
Más que recomendarlo abiertamente, diría que es un libro que se merece saber que existe. Lo descubrí en metafilter. Pero como nunca acabo de recomendar libros abiertamente, este es una excelente opción como regalo de Navidad.
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