La otra loteria

Vuelve la lotería de Navidad y con ella es difícil no escribir una entrada llena de topicazos.

La lotería de Navidad no es la que reparte mayores premios, por ejemplo la misma lotería del Niño tiene un primer premio más elevado. Si te toca el primer premio por mucho que invites a todos tus vecinos del barrio no tendrás para más que algún capricho o tapar los famosos agujeros. Los 200.000 euros del primer premio son muchos euros pero hay abuelos que no están dispuestos a vender su piso del yugo y las flechas por tan irrisoria cantidad.
La lotería de Navidad es una actividad social, en que la gente compra lo mismo que sus amigos y compañeros; tiene un tema de conversación en común y sabe que si tiene suerte esta no le beneficiará sólo a él, sino a todos sus allegados.

Los cuatro gatos que no compran lotería de Navidad son unos amargados que, al final, recuerdan el absurdo de comprarla. Porque comprar lotería de Navidad es participar de una ficción: imaginar en qué se gastaría el dinero, hablar con los compañeros de trabajo, deberle dinero de medio boleto a un amigo, es algo que une pero al fin y al cabo una pérdida de dinero. El que no compra hace de Némesis que nos pone los pies en el suelo.
En bolsa, si crees que un valor va a subir, compras acciones y ganas dinero. Pero si crees que va a bajar puedes operar con futuros, apostando a que la empresa irá mal. Y también ganar dinero.

En los portales de apuestas puedes jugar a que el Atlético de Madrid gana, pero también puedes apostar en su contra. Tener información, no importa el resultado, te puede hacer ganar dinero.

Con la lotería de Navidad parece que no hay opción: o se juega y se pierde dinero – en promedio – o no se juega.

Sin embargo la peculiaridad de este sorteo permite pasarse al lado del enemigo. Uno puede hacer de banca en la lotería de Navidad y asociarse con el Estado. De la recaudación, sólo la mitad va destinada a premios. Esto quiere decir que el beneficio que obtiene el Estado es del 30% de la ventas, un margen escandaloso.

Al igual que se puede apostar porque este año nos lo merecemos y seguro de que sí, uno puede jugar del lado del Estado: apostar a que no le va a tocar el premio…y ganar dinero.

La técnica es sencilla: basta con vender participaciones de un número que no se tiene. Digamos que encargo unos talonarios de participaciones de los décimos 35003 y 60651. No importa al precio al que lo haga, aunque para disimular tendría que obtener un sobrebeneficio. Lo más probable es que me lleve limpio todo el dinero que consiga. Es muchísimo dinero. La probabilidad de que tenga que devolver casi todo el dinero (con dos reintegros) suponiendo que hubiera dos, es bajísima (2%) y la probabilidad de que no de ningún reintegro es del 62%, esto es, muy alta. Pero como en este sorteo sólo hay un reintegro, el beneficio está asegurado.

Que ocurran premios mayores es algo bastante improbable. Si hay unos 100.000 números y sólo se reparten 1.700 pedreas, la probabilidad de que toque una de estas es de nuevo insignificante. Con los terceros, segundos y primeros premios ocurre lo mismo. Y todos sabemos las probabilidades de estos (una entre cien mil, menor que la probabilidad de que te parta un rayo).

Los inconvenientes están ahí. El miedo a que tocara el premio – con la consiguiente necesidad de empadronarse a más de 5.000 kilómetros de Madrid – hará que más de uno no se atreva. De todas formas, todos los años hay gente que usa este método para ganarse un sobresueldo muy interesante. A algunos los descubren porque acaban vendiendo números que consiguen premio. Ya es tener mala suerte.

De todas formas este procedimiento, que aquí se enuncia de forma teórica, es del todo ilegal y no recomiendo a nadie que lo ponga en práctica, es más, si conoces a alguien que lo haga, deberías denunciarlo en la Comisaría de Policía más cercana.

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4 comentarios en «La otra loteria»

  1. Tradicionalmente, jugar a la Lotería de Navidad era más rentable que hacerlo a la del ‘Niño’, pues, si bien los premios eran menos cuantiosos, las probabilidades de obtenerlos eran mucho mayores (ya que el estado sólo emitía 60.000 billetes, no 100.000 como en el resto de sorteos, ‘Niño’ incluido). Desde el año pasado, el Estado ha pasado a emitir 85.000 números en Navidad (algo que se ha cuidado mucho de no publicitar), que aún así estrechan algo el cerco de posibilidades a los ‘pícaros’ que decidan seguir apostar a la Banca…

  2. Yo conozco el caso de un tipo en un bar que no tenía el número y vendió todas las participaciones. Sus nervios eran aterradores. Sin duda pasó los peores días de su vida hasta que el 22 pudo respirar mas tranquilo.

  3. creo recordar que hay una obra de teatro “un dia de fiesta” o algo asi, de unos vecinos que hacen eso. por cierto vendo participaciones loteria, el 100001 y el 100002. (me voy a forrar)

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