La evolución – dentro de su rama optimista, o de mejora de las especies – tomó tres caminos:
La vía humana. Un individuo que ha desarrollado una intelectualidad tal que le permite dominar por completo el mundo que le rodea. Un ser que, merced a la memoria histórica, permite acumular los conocimientos de los antepasados hasta llegar a niveles tecnológicos y culturales que auguran un continuo progreso en sus condiciones de vida.
La vía de los himenópteros. Con el principal representante de las hormigas, plantean a la comunidad como un todo, una especie de individuo múltiple y plural. A cada una de las obreras no le importa lo más mínimo su vida, tan sólo se preocupan de lo que atañe al bien de la comunidad. Este sistema se ha demostrado uno de los más complejos a la vez que eficientes de defensa de los organismos, que a veces se comportan con una forma de inteligencia colectiva.
La vía parasitaria. Con el paradigma de los virus – a los que casi no puede considerarse seres vivos – son individuos que han optimizado su capacidad de aprovecharse de otras especies de tal forma que, causando los menores daños posibles en el huésped, consiguen vivir de una forma segura y sin apenas esfuerzo.
En cierto modo, hay un subconjunto del total de los gitanos, que solemos identificar con un determinado estereotipo, que ha conseguido aunar toda esta evolución de la Madre Naturaleza, formando la superespecie.
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2 comentarios en «Las tres vias»
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Genial.
Eso sí, prepárate a recibir advertencias de los amantes de lo políticamente correcto. Y eso que está bien subrayado lo del ‘subconjunto’.
– Freedom for Farruquito