En los comentarios del anterior artículo se ha establecido un debate clásico sobre los nuevos libros digitales. ¿Cómo es posible que no siempre sean mucho más baratos que los libros en papel?
Pueden darse muchas circunstancias para que esto sea así.
La primera es el coste del riesgo. Al lanzar un libro en formato digital sabes que un porcentaje de libros va a acabar pirateado. Ese coste de riesgo no lo asumes con los libros de papel. Así, si quieres vender libros digitales asumes un riesgo extra y esto sitúa al editor en la necesidad de repercutir ese riesgo en el precio. Es cierto que se amplía el mercado de consumidores, pero también lo es que para ciertos libros no merece la pena comprarlos ya que es trivial obtenerlos gratis. Hay un riesgo que los consumidores como nosotros no solemos querer valorar, porque no nos interesa creer que exista.
Otra posibilidad para que un libro digital cueste más son los costes de digitalización. Se suele decir que estos costes son cero pero esto no es verdad. Hay una serie de costes derivados de convertir un libro a otro formato. Para un nuevo lanzamiento el formato de papel será siempre más caro de producir que el digital, pero hay un cálculo un poco engañoso. Si produzco mil libros en papel y cien en digital (podría producir infinitos, casi al mismo precio), es posible que los costes generales de la edición en papel compensen más por los ingresos que los costes del formato digital. Esta matemática fallará cuando se vendan más libros digitales, pero los datos actuales, sobre todo fuera de Estados Unidos, apuntan a que se venden entre cien y mil veces más ejemplares en papel que en digital.
También el factor comodidad debe ser tenido en cuenta. Es como con los billetes de tren digitales, que nos imaginábamos que iban a ser siempre más baratos que los billetes físicos, por el ahorro en sueldo de taquilleros y de papel de impresoras. La realidad es que esos billetes son a veces hasta más caros porque el formato digital es mucho más cómodo y estamos dispuestos a pagar por esa comodidad. Pudiendo elegir el mismo libro en digital o en papel, compré en digital a pesar de ser más caro.
En el caso del libro que provoca esta polémica la edición en Kindle cuesta 13.39$ mientras que la edición en papel tan solo 7.67$ (más gastos de envío). Un dato que no conocéis es que el libro en papel se produjo en el año 2004 y el libro electrónico en septiembre de 2010. ¿Que vale más, un jamón caducado o una manzana fresca? El libro en papel ya ha tenido su tiempo de venta, ha pasado todo el periodo de promoción, la fase de venta por el efecto éxito, de recomendaciones a amigos. Ese libro se ha vendido lo que se tenía que vender – en papel. Algún lumbreras pensó que no sólo hay que publicar libros electrónicos de obras nuevas, que merece la pena editar aquellos que hayan funcionado hace pocos años en las librerías. Y este libro, The Devil in the White City, es uno de ellos. Editar un libro que sólo se pensó para el papel tiene por fuerza unos costes, aunque supongo que todos imaginamos que la editorial tiene una ordenador con una carpeta llena de libros en formato .doc (u otro formato libre) y que les mandan un email con el .doc al presidente de Amazon y ya está.
Con esta historia de fondo, creo que es de justicia entender que ese libro en papel no vale casi nada, es un trasto en el almacén de Amazon, mientras que el formato digital tiene por fuerza que tener un precio superior.
“coste del riesgo. Al lanzar un libro en formato digital sabes que un porcentaje de libros va a acabar pirateado. Ese coste de riesgo no lo asumes con los libros de papel.”
Falso. Se llevan escaneando libros (por parte de aficionados) desde hace por lo menos 20 años, el que una editorial no publique la versión digital no garantiza que no vaya a aparecer para que se la descargue quien quiera de internet. Si hay alguien con verdadero interés en “soltar” una versión digital de cierto libro, esa versión digital aparecerá. ¿O hemos olvidado ya que algún libro de Harry Potter apareció en castellano en internet (traducido por aficionados) antes de que fuera oficialmente publicado por la editorial?
Por supuesto, para un libro rarísimo con poca difusión las posibilidades son menores pero, insisto de nuevo, si alguien quiere digitalizarlo, lo digitalizará.
“costes de digitalización. Se suele decir que estos costes son cero pero esto no es verdad. Hay una serie de costes derivados de convertir un libro a otro formato”
Correcto y falso a la vez. No conozco el mundillo de la impresión, pero estoy seguro de que a la imprenta le llega ya un fichero electrónico ya formateado. ¿DE verdad no se puede usar el mismo formato? Y en caso de que no ¿cuánto puede costar convertir de un formato a otro? ¿Un click en un icono? ¿Una hora de una persona para modificar alguna cosa? Y eso sólo hay que hacerlo una vez por lo que si vendes, pongamos por caso, 500 ejemplares, el incremento de coste por ejemplar se queda en nada.
“Ese libro se ha vendido lo que se tenía que vender – en papel.”
No, estás confundiendo continente con contenido. Un libro no es un montón de hojas de papel, o un puñado de ceros y unos en un ordenador. Un libro es la información que hay en ese papel o en esos ceros y unos.
“esos billetes son a veces hasta más caros porque el formato digital es mucho más cómodo y estamos dispuestos a pagar por esa comodidad.”
Correcto, queremos comodidad pero, sin embargo, igualmente esperamos pagar menos por todo lo que se ahorra la editorial (impresión,
transporte, almaceamiento…). Al final el consumidor tiene la impresión de que no le están vendiendo a un precio justo. De ahí la protesta generalizada. Y el problema es que el hipotético lector prefiere la molestia de perder su tiempo rebuscando por internet a ver si alguien se ha tomado la molestia de escanear el libro en cuestión antes que pagar ese precio que percibe como injusto. Y el verdadero problema de la editoriales, es que muchas veces lo encuentra.
La pregunta del millón es: ¿cuántas personas que se bajan de cualqueir lado ese libro en concreto porque no quieren pagar por él 13$ preferirían la comodidad de bajarlo de una librería digital pagando, por ejemplo, 5$? Yo no lo sé, pero sospecho que muchas más de las que creen las editoriales
Realmente, el argumento del precio justo no creo que se lo crea nadie.
El libro en cuestión. Lo busqué en Internet en formato gratis. No lo encontré, lo compré al precio que tenía. Si hubiera costado 1€ tampoco creo que lo hubiera pagado si hubiera sido fácil encontrarlo gratis.
A mi me da igual lo que cuesten las canciones en iTunes porque es que conseguirlas gratis es trivial y cómodo.
Ese libro en concreto a 20€ me parece barato porque es un gran libro. Me da igual quién se lleve el dinero, si 19,99€ van para Amazon y 0,01€ para el autor.
El argumento de la cultura como compra responsable, de los precios razonables, en que uno se preocupa por los autores es precisamente usado por los que no pagan casi nunca nada por la cultura.
Acostumbro a estar de acuerdo con muchas de tus opiniones porque suelen estar bien argumentadas, pero en esta ocasión te equivocas de pleno.
El argumento de los supuestos “costes de digitalización” es de traca. A no ser que el autor sea de los que escriben a máquina o con papel y pluma, que alguno quedará, sólo se podría hablar de costes de mecanografiado. Y este desembolso se produjo en el momento en que se publicó en papel, si es que fue así y no de forma más lógica, que es el autor entregando su obra en formato Word al editor de turno.
No hace falta darle tantas vueltas, es mucho más sencillo de lo que parece. Un autor cobra X por los derechos de explotación de su obra a una editorial. Esta editorial tiene que sacarle una rentabilidad a dicha inversión, y si como bien dices la obra que nos ocupa es de 2004 y ha sido un éxito de ventas en EE.UU., se supone que ha sido plenamente amortizada.
Cobrar más por una edición digital es un sinsentido, lo mires por donde lo mires. Ya no sólo porque un libro digital pesa una cantidad de bytes irrisoria -a diferencia de una película en formato digital, por poner un ejemplo de actualidad- sino porque el ahorro en costes de impresión y de envío al domicilio del comprador es total.
Por último, dentro de tus argumentos se medio salva el primero: el coste de riesgo. Pero al mismo tiempo sostener ese argumento implica aceptar que Amazon detesta el formato digital porque desincentiva la compra de este formato en beneficio de la edición papel.
independientemente que aunque haya gente que no pagarían aunque costara 1€, los libros digitales(y los de papel) son muy caros, si encima los libros digitales valen mas caros o simplemente no existen, casi se está obligando a que se obtengan por formas alternativas.
hace años (principios de los 90), en mi casa tenía un ordenador que hacía las veces de equipo de música, tenía montones de CDs y empezaron a utilizar el DRM de forma que impedian que se pudieran usar en ordenadores, solución, copiar el disco eliminando el drm o pasarlos a mp3 o bajarlos desde el napster, y eso yo que conocia el sistema, quien no, no podia usar los reproductores mp3 que empezaban a salir.
a los chavales casi se les obligó a que se buscaran la vida, porque la solución que les daba la industria no les valía.
20 años después seguimos en (casi) la misma situación, y con los libros digitales si no espabilan va a pasar lo mismo.
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#2
Pues lo del argumento del precio justo yo sí me lo creo, básicamente porque yo funciono (y no soy él único que conozco) según el mismo con libros y DVDs :-) . En muchos casos primero hago un “tanteo” digital y si me gusta lo que veo Y me piden un precio que yo considere justo, paso por caja (y sí, lo de pagar por algo que ya me he descargado lo hago mucho).
En cualquier caso, lo que no es solución es poner unos precios excesivamente altos con el argumento de “es que la gente se lo va a descargar de todas formas”. ¿Por qué no se ponen precios razonables a ver qué pasa?
P.S.: por cierto, “The devil in the white city” sí está disponible para bajar gratis total, aunuqe confieso que he tenido que rebuscar más que de costumbre.
Pasan por alto, autor y comentaristas, TODOS los costos asociados a hacer de un texto un objeto legible (es decir, todo el sustento de la actividad editorial) que no solamente se refiere al soporte impreso:
Autor (regalías o pago del encargo);
Ilustración (fotos, diagramas, dibujos, ablas, pinturas….), que no solamente es el pago al autor del gráfico sino al que decide cuáles gráficos, formatos, estilos, etc. se van a poner (esto no sólo cuesta en los libros ilustrados, sino en las obras científicas, académicas, etc., si bien no en todas. Pero por lo menos se usa en las portadas, o “rostro” que incita la curiosidad del posible lector.)
Corrección. Aunque cueste creerlo, hasta a los premios Nobel se les corrige…. Lo suele hacer una persona preparada para capturar gazapos mecanográficos, ortográficos y gramaticales. Capturados los gazapos, hay que corregirlos y verificar que el autor esté de acuerdo y que se incorporen correctamente en la versión final.
Sumar a lo anterior la traducción y el mismo proceso de correcciones, de ser el caso.
Por último, está la formación, o diseño gráfico. Sí, Word deja los márgenes justificados. No, Word no asegura la legibilidad de la página formada, para facilidad del lector… Y no, Word no corrige correctamente los acentos, las mayúsculas, los topónimos, las expresiones en otras lenguas, ni pone por sí solo las cursivas, negrillas, etc. Todas esas son decisiones autorales y editoriales que benefician al texto y al lector. Y cuestan.
El diseño gráfico variará si la página diseñada es impresa en papel, encuadernada por el lomo, o si es un layout digital, no en vano los tipógrafos han buscado las mejores grafías para ser leídas en pantalla sin cansancio, sin que se pierdan las líneas delgadas (lo que no ocurre en papel), etc….
Sin hablar de los distintos formatos digitales que los distintos medios-soportes exigen o agradecen: IPad, Kindle, pantalla de computadora (o de ordenador, como dicen los castellanos). En fin, aun cuando hubiera una edición impresa previa, que amortizara algunos de los costos (o los compartiera con la edición digital) de todos modos un buen libro digital requiere su propio trabajo. Eso no quiere decir que deban ser caros, pero tampoco que deban ser gratuitos. Y el precio debería ajustarse a cuánto trabajo “propio” recibió la edición digital y cuántos costos comparte, si lo hace, con la edición o ediciones impresas.
De verdad no hay que creer que hacer ediciones es tan fácil como hacer tortillas… o como malcapturar un texto en Word.
Respecto a que los costes de digitalización son nulos, yo tampoco conozco el mundo de las editoriales y la impresión, pero por lo que he leído en discusiones de este tipo (y me lo creo, me parece lógico), el fichero digital que la editorial envía a la imprenta y guarda se parece más a un PDF (el texto no es un continúo, son líneas sueltas con márgenes fijos, encabezados y finales de página y demás) que a un doc.
Cualquiera que haya convertido un PDF a otro formato sabe que merece casi más la pena empezar de cero que partir del PDF, porque es casi lo mismo que hacer un escaneado, los encabezados y finales de página se podrán quitar, pero tienes que repasar todo el texto para quitar los saltos de línea provocados por el formato antiguo, etc.
Y para pasar de PDF a otros formatos ha estado trabajando mucha gente puliendo en lo posible la conversión (y no han podido hacer mucho), pero como el pasar del formato que utilizan las editoriales a los formatos actuales dependan de dos o tres empresas (y Adobe es una de ellas) me puedo imaginar los resultados, no hay más que ver la porquería de visor que ha hecho Adobe para los ePub…
ahora mismo hay miles de ebooks incluso gratis para descargarlos legalmente desde webs oficiales