Llegan los premios del cine, o cualquier premio, y la ronda de nominados y vencedores.
Una de las cosas que más me desagrada de toda esta fanfarria es cuando se trata a cualquier nominado como si fuera un candidato con tantas opciones de ganar como cualquiera.
Imaginaos la siguiente situación: tres películas luchan por los mejores efectos especiales. Según la prensa, cualquiera tiene posibilidades de vencer. La realidad es que ahora supongamos que estamos en 1999. Los candidatos a ese premio son:
a) Matrix.
b) Start Wars Episodio 1, La Amenaza Fantasma.
c) Stuart Little.
Pues sólo un ciego pensaría de verdad que las opciones de Stuart Little eran reales. Pero si el técnico va a la entrega de premios y dice antes de empezar la ceremonia “mi probabilidad de vencer es nula”, quedaría como un pesimista, la crónica de una derrota anunciada.
Seamos serios, la votación funciona del siguiente modo: a todos los técnicos o actores o directores les muestran un listado de películas candidatas. Y tienen que votar sus favoritas. Las tres que más votos obtengan, serán las candidatas.
En el ejemplo anterior, resulta evidente que las dos primeras películas arrasaron y quizás obtuvieron el 99% de los votos. Al existir votaciones dobles y triples (elige tus dos películas favoritas, o puntúa a una con 10, a otra con 8 y a otra con 6) siempre habrá alguien que aparezca como tercero, pero por pura cuestión matemática.
Y es que luego parece como si entre las tres candidatas se eligiera un sobre al azar y ese fuera el ganador. No, no es al azar, y en algunos casos el vencedor es obvio.
Otra situación que se da es la de “el gran perdedor de la noche”. Suele ser una película que como Stuart Little se harta de ocupar terceros puestos en las votaciones. Así se puede acumular diez o veinte nominaciones y aún no presentar ninguna candidatura razonable.
Esto es frecuente verlo en los premios del cine español, los Goya, en que por cada año apenas hay cuatro o cinco películas dignas, con lo que normalmente hay tres que están nominadas a casi todo y de las tres habrá alguna que será peor que las otras en todo, pero que habrá sido lo suficientemente aceptable como para estar en el podio siempre.
Esta sensación de fracaso es ridícula, los premios no se rifan, se reparten. La nominación es parte del premio y el soñar con ser el mejor es en algunos casos ridículo.
Luego habrá sorpresas, como siempre. Pero no sorpresas de la talla de que Stuart Little venza en efectos especiales a Matrix.
4 comentarios en «Nominado»
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Bueno, la gracia es que no sabemos cuál es aquella nominación “absurda”, aunque es fácil de sospechar. Por ejemplo, en las páginas de apuestas las cuotas dan bastantes pistas aunque si se equivocan te “forras”, por ejemplo:
Slumdog Millionaire 1.08
El curioso caso de Benjamin Button 6.50
Milk 21.00
Forst/Nixon 34.00
The Reader 41.00
Debería ganar, para mí, Slumdog pero la cuota por Benjamin es muy jugosa, y algún eurito a Frost/Nixon o a Milk (que en Hollywood son muy gays) es para jugárselo.
Supongo que The Reader es la película que puede ejemplificar lo que expones.
Tienes un typo en 1990, es 1999.
Centrándome en lo anecdótico del post la verdad es que los efectos de Stuart Little me parecen muy superiores a los de Star Wars.
La creación artificial de seres vivos peludos es tremendamente complicada, mucho más que los rayos láser y las explosiones de estrellas. Que una de las primeras pelis con integración 3D fuera Tron no es casualidad.
Y si mal no recuerdo, en esta peli (que en España destrozó Emilio Aragón con su voz) el ratón estaba hecho con un acabado impecable que deja a la altura del betún a “obras” como la del ratoncito Pérez de este mismo año.
[Comentario zrubavel: Gracias, he corregido el error.
Creo que los premios de efectos no se los llevan los más difíciles, sino los más llamativos, votar a mejores efectos a lo del ratón es algo ratonero. Quieras que no la votación te condiciona como en las elecciones, no a votar a quien mejor te caiga, sino a quien creas que va a ganar.]
Este año he tenido que ver El Raton Perez 2 (eligió mi sobrina,no me quedó otra) y los efectops visuales dan un poco de pena. Los ratones están hechos de aquella manera…
Lo que comenta Hugo es algo que nunca se tiene en cuenta: la enorme dificultad que supone recrear con tal realismo texturas como la del pelo de un ratón o bicho peludo (Stuart Little, Ratatouille, Monstruos, etc). Ver cómo se mecen los pelos de Sulli cuando camina siempre me ha parecido una obra de arte.
Volviendo a ltema de las nominaciones que quedan de resto, se acuerdan cuando Babe estuvo nominada como mejor película (que por cierto es un peliculón)