Noticia de un secuestro

Anoche se realizó un sorprendente y masivo canje entre los
terroristas de Hizbola y el gobierno de no santos de Israel.
Por un lado, tomando el simple punto de vista mercantilístico, es interesante ver cómo se produce un intercambio desigual y dispar. Los israelíes se encuentran con unos cuantos restos humanos y un montón de bocas que alimentar en sus cárceles. Los libaneses tienen 3 cadáveres y a un despistado empresario de Israel. Cómo llegan a las condiciones del trato debió resultar arena de otro costal; en primer lugar porque teóricamente ambos organismos tienen una enemistad mortal y no es fácil establecer un diálogo, en segundo por lo absurdo de la negociación.
-Un cadáver más y te suelto a otros 10 presos.
-Que sean 15.
-Te doy 12.
-Hecho.
Por otro lado, desde pequeño, siempre me resultaron absurdos los secuestros. Influido por la televisión y el cine, sabía de buena tinta que éstos nunca eran exitosos. La posibilidad de obtener algo a cambio del secuestrado es bien remota. No importa el disimulo con que lo lleves a cabo, las veladas amenazas que viertas sobre los familiares, los sutiles recursos para despistar al encargado de entregar dinero, diciéndole un sitio y, desde allí, mandándolo a otro. Al final todo se limitará a poner el dinero en un lugar fijo, donde un amigo, conocido, cómplice, o lo que sea del secuestrador tendrá que ir a por él. O colocarlo en un número de cuenta. Y entonces todo resulta tan fácil como tirar de un ovillo y quitarle la madeja a un gato.


Recientemente leíamos en los diarios un caso así. Unos aficionados secuestradores tomaban un rehén y exigían el pago de un rescate razonable en escasas horas. Cuando se produjo el intercambio la policía detuvo sin más al receptor del dinero, que sin ningún tipo de coacción indicó a la policía dónde se encontraba el resto de la “banda”, así como la víctima de su improvisada actuación. Secuestro a la española, lejos del sensacionalismo lleno de efectos especiales de otros países.
Por eso, me sorprenden todas estas situaciones, más de las que se me antojaban de pequeño, en que el presunto delincuente obtiene éxito. Ya ha ocurrido en algunos casos, pero siempre con la ayuda de terceros países. Como el caso de algunos secuestros aéreos o marítimos a gran escala. Operaciones bien preparadas con medios y contactos internacionales que dan respaldo a la tarea.
Así, supongo que es una más de tantas misiones de la prensa ocultar los triunfantes casos de secuestro, para provocar el desaliento. Un tratamiento parecido reciben los suicidas. Pero eso merecerá otro post.