Alguna gente cree que saltar por un puente para suicidarse es una forma limpia y pura de terminar con tu vida, como ir a unirse con los ángeles, dice el oficial Ken Holmes.
Pero no es así. La siguiente descripción, bastante desagradable por cierto, cuenta cómo es la muerte de los que deciden suicidarse saltando por un puente. No apta para estómagos sensibles.
La fuente es este artículo del que hay un resumen muy intenso y descriptivo en Rotten.com. Realizo la traducción de dicho resumen:
Suicidarse saltando un puente es horripilante, y la muerte casi segura. Alguna gente ha sobrevivido a la caída, pero muy pocos. Puedes sobrevivir a la caída si golpeas el agua con los pies en primer lugar e impactas con un ángulo pequeño. El choque es tremendo. El cuerpo va desde los 120 o 130 kilómetros por hora a casi cero en un milisegundo. Por la fuerza de la inercia, los órganos internos sufren especialmente. La fuerza del impacto los destroza en pedazos. Los informes de las autopsias suelen indicar que los saltadores tienen aortas, hígados, páncreas y corazón triturados. Muchas costillas suelen romperse y el impacto las empuja dentro del corazón o los pulmones. Los saltadores tienen rotos el esternón, las clavículas, la pelvis y el cuello. Las fracturas de cráneo son frecuentes. Esto significa que se muere por una o otra causa, o por una combinación de varias. Una vez que chocas con el agua, el impacto te mata. Algunas veces, el saltador queda incosciente por el golpe. Pero otras veces sobrevive por un tiempo. La persona puede verse luchando contra las aguas, por mantenerse a flote, sólo para sucumbir a la extensa hemorragia interna. Morir puede ser cosa de segundos o minutos. Además, te ahogas. Golpeas el agua a gran velocidad, y tus cuerpo se hunde en las profundidades. Conscientemente o no, respiras en agua salada y te axfixias.
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