Una de las muestras más llamativas de la efectividad del servicio secreto británico durante la Primera Guerra Mundial fue la detección del mensaje enviado desde Berlín al embajador alemán en México, el 16 de enero de 1917. El descubrimiento de este mensaje sirvió para demostrar a los americanos las malas artes de los alemanes y fue un empujón muy importante para que Estados Unidos se unieran al bando aliado.
Arthur Zimmermann (el nuevo Ministro de Asuntos Exteriores alemán) envió un telegrama el 16 de enero a su embajador en Washington, Count Bernstorff, para que este lo reenviara al embajador en México D.F., Heinrich von Eckardt. En este telegrama se le indicaba que si los Estados Unidos entraban en guerra contra Alemania, estaba autorizado para negociar con el gobierno de México el que se uniera al bando alemán. Como compensación, Alemania le ayudaría a reconquistar los terrenos del sur de Estados Unidos, perdidos tras la nefasta guerra contra Texas.
Además podría sugerir al presidente mexicano Venustiano Carranza el que este tratase de convencer a Japón de que se uniera en su bando. Por aquel entonces Japón era un bando aliado y México y Estados Unidos países neutrales (aunque Estados Unidos se estaba haciendo de oro apoyando económicamente al bando aliado).
Este mensaje de alianza condicionada era realmente comprometedor, porque los alemanes tenían muy buenas palabras delante del presidente Wilson y siempre defendían que si sus barcos sufrían daños era casi sin querer. Descubrir esta preparación para la guerra les dejaba en evidencia absoluta.
Pues bien, el mensaje salió de Berlín por tres vías – para garantizar que llegara a Washington. Estaban codificados mediante un código que empleaba el servicio diplomático alemán.
- La primera vía fue un mensaje por radio enviado a una estación receptora en Long Island. Los americanos habían permitido la existencia de esta emisora, como muestra de su aparente buena relación con Alemania.
- La segunda vía fue a través de Suecia, otro país neutral entre comillas. Los alemanes les pasaban los mensajes y ellos los telegrafiaban a Estados Unidos, mediante el cable submarino que une ambos continentes.
- La tercera vía fue una línea, también a través del cable submarino, mediante la que se comunicaban los gobiernos alemán (desde la embajada americana en Berlín) y americano (hasta el Ministerio de Asuntos Exteriores). Esta línea se había creado especialmente para permitir las comunicaciones en la negociación fallida de una paz en Europa.
Los ingleses conocían el código secreto con el que se comunicaban los alemanes porque habían obtenido un libro de códigos de un agente alemán detenido en Irán. Pero es que además interceptaron el mensaje por las tres vías de comunicación alemanas.
En gran parte este éxito se debía a que tenían “pinchado” el cable submarino que conectaba Europa con Estados Unidos. Y esto era algo que el resto de países no conocían, ni siquiera los aliados – de circunstancias – como Italia y Francia.
Rizando el rizo, un agente secreto fue capaz de robar una copia del mensaje ya recibido en México. Es decir: se enviaron tres mensajes y los ingleses fueron capaces de capturarlos hasta cuatro veces. Este último fue el que se empleó para informar a los americanos de las intrigas que Alemania estaba preparando a sus espaldas.
Ni siquiera tuvieron que explicar que tenían los códigos alemanes, o el cable intercontinental en continuo seguimiento, ni las emisiones de radio bajo férreo control. Tenían un sistema secreto tan perfecto, que podían detectar una misma comunicación en varias etapas de la cadena de comunicaciones.
Fuente: 1914-1918 de David Stevenson (es un libro).
No deja de ser curioso que otro Zimmermann, Phil (estadounidense) desarrollara más tarde uno de los sistemas de cifrado más populares de los últimos tiempos, el PGP. Si su tocayo alemán de apellido lo hubiese usado algunos años antes, de poco habrían valido las capturas británicas.
Bastante impresionante.
Creo recordar (lei la historia en otra parte hace algún tiempo), que los servicios ingleses tuvieron que dar el máximo para hacerse con esa copia en papel, ya que lo que querían evitar a toda costa era precisamente que los alemanes descubrieran que tenían sus códigos. Es decir, que teniendo la información confirmada por tres vías, no podían enseñársela a los EEUU sin descubrir que tenían los códigos. Más que nada, porque podría parecer que querían predisponer a EEUU contra Alemania manipulando mensajes, ya que los americanos no tenían los códigos y no podían comprobar la autenticidad de los mensajes. Al conseguirla en papel, ya tenían una prueba irrefutable. Así, podían seguir descifrando los mensajes alemanes durante toda la guerra sin que Alemania lo supiera.
Cuántas historias parelas podrían haber con tan sólo tomar decisiones que no se tomaron? Es para reflexionar