Hace unos días, el hombre máquina escribía un interesante post sobre el hecho de incluir un contador de visitas. Estoy de acuerdo con su opinión de que ese es un hecho que debe ser meditado, en la conveniencia, en las causas, en su pertinencia o no.
Y es que hacer una página Web pasa por una serie de etapas más o menos predecibles. Y una de ellas es ese ser o no ser del contador de visitas. Porque por un lado, escribimos para satisfacer una inquietud, pero por encima de todo está el hecho de querer compartir algo, aunque sea porquería, malestar y descontento. Pero aspiramos a ser leídos. Nos gusta recibir comentarios que nos hacen sentir que además de nosotros, hay quienes se interesan por lo que escribimos. Porque el hombre es débil por naturaleza y necesita del apoyo de los demás, para sentirse importante, en un mundo que te trata como a un producto de desecho. Así, a veces nos surge la duda de cuánta gente habrá visitado nuestra página, si es que alguien lo ha hecho. Y satisfacer esa duda, que en el fondo no es más que saber si somos leídos, que es como sentirnos valorados, se consigue con el contador. Pero tiene el doble filo del desencanto de descubrir la realidad, que son cuatro los que se interesan por lo que dices, y este miedo, también hace que algunos opten por no saber, porque la debilidad también puede expresarse negándose a colocar el contador, para no ser testigo directo del abandono.
Por encima del juicio sobre la conveniencia o no, que se me escapa, terminar diciendo que me parece una reflexión inteligente, en la que casi coincido plenamente. Recomiendo su lectura.
Un comentario en «Contar o no contar»
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Desde luego es que sois rarrrros rarrrros rarrrros :) (Si lo confieso: Yo tengo contador de visitas)