Libros de cocina del siglo XIX

Una de las críticas más habituales que recibe este blog es que apenas si se ha escrito sobre la cocina del siglo XIX.
Para acallar tan insistentes voces, he aquí una lista con los nueve principales libros de recetas de cocina publicados en Europa y Estados Unidos durante el siglo XIX. Me falta alguno publicado en España. Los libros que presento son los mayores superventas de hace dos siglos.
Casi todos están totalmente disponibles en Google Books. ¿Quieres sorprender a unos amigos? Las comidas étnicas están muy vistas, pero una auténtica receta decimonónica siempre se agradece.
The modern cook
de Charles Elmé Francatelli – 1846
Vista completa en Google Books
recetas-cocina-xix-1.png
El libro que escribiera el cheff de la Reina Victoria de Inglaterra. Como los que triunfan hoy en día, libro de cheffs pensado para el cocinero más modesto.

Modern Cookery, in All Its Branches: Reduced to a System of Easy Practice

de Eliza Acton – Cookery – 1845 – 382 pages
Vista completa en Google Books
recetas-cocina-xix-2.png
Eliza Acton era una poetisa, pero su editor le explicó que el mercado para poesía estaba saturado, que sin embargo había grandes posibilidades para los libros de cocina. Le hizo caso y el suyo fue en boom comercial de su tiempo.
The book of household management
de Isabella Mary Beeton – 1863
Vista completa en Google Books
recetas-cocina-xix-3.png
Posiblemente el libro más famoso del siglo XIX, su autora era una periodista no especialmente hábil en la cocina, pero el tratamiento enciclopédico, con dedicación cuidadosa en las cantidades, tiempos de preparación y los precios de las recetas, convirtieron a este libro en una referencia fundamental.
La cuisiniere de la campagne et de la ville, ou nouvelle cuisine economique
de LE Audot – 1879
Información en la Wikipedia
recetas-cocina-xix-4.png
Publicado en 1818, en 1901 iba ya por su 79ª edición. Un exitazo de ventas, recetas modestas y cotidianas. Este libro escrito en francés se equipara al bombazo del siglo XX: 1080 recetas de cocina, de Simone Ortega.
Christianity in the Kitchen: A Physiological Cook-book
de Mary Tyler Peabody Mann – Cookery, American – 1858
Sin vista previa en Google Books.
recetas-cocina-xix-5.png
Un necesario volumen para distinguir lo que es cocina inmoral de lo que no. Por ejemplo los pasteles de boda no sólo producen indigestión, sino que causan un daño moral a los que los toman. Tampoco la tortuga es buen alimento para el alma.
Miss Beecher’s Domestic Receipt-book
de Catharine Esther Beecher – Cookery, American – 1856 – 306 pages
Vista completa en Google Books
recetas-cocina-xix-6.png
El éxito en las cocinas americanas. Un buen libro que tiene como novedad el desarrollo no sólo de recetas sino de técnicas culinarias que siendo versátiles pueden ser empleadas en numerosos platos.
The Boston Cooking-school Cook Book
de Fannie Merritt Farmer
Vista previa limitada en Google Books.
recetas-cocina-xix-7.png
La aportación americana al Sistema Métrico Decimal, pero a la hora de medir las cantidades. Tres vasos de agua, pero ¿Cómo han de ser los vasos? ¿Y una cucharadita? Con el tiempo este libro acabaría sirviendo para marcar el camino en la unificación de las medidas en la cocina. Muy mal acogido sin embargo en Inglaterra.
Juliet Corson’s Fifteen Cent Dinners for Workingmen’s Families (its second title page reads,
Fifteen Cent Dinners for Families of Six)
de Juliet Corson – 1877
Sin vista previa en Google Books.
Más información
recetas-cocina-xix-8.png
recetas-cocina-xix-8b.png
Se acabaron las recetas para clase media. Decididamente apostando por el mercado de los pobres. Una joya donde encontrar recetas para los que vivían con lo justo, abundante en sopas.
A shilling cookery for the people
de Alexis Benoît Soyer – 1854
Vista completa en Google Books
recetas-cocina-xix-9.png
De nuevo cocina para las clases más modestas. Este libro se ha vendido más que cualquier novela famosa del siglo XIX, con 250.000 ejemplares vendidos en su tiempo.
Fuente: Food in History, de Reay Tannahill.

Mobuzz

Mobuzz es una empresa que parece va a quebrar a consecuencia de la crisis crediticia. Se ha dicho mucho sobre esta quiebra.
Sólo quisiera añadir que lo peor que puede pasarles no es que quiebren, que ya de por sí es trágico, sino que se conviertan en un símbolo. Un símbolo de la burbuja 2.0. Como en la primera burbuja de Internet fueron Terra en España y Pets.com a nivel mundial.
Al convertirse en un paradigma de fracaso, Julie Wainwright, la presidenta de Pets.com, que no tuvo demasiada culpa de lo que ocurrió con su compañía, no ha podido levantar cabeza de nuevo. Tuvo la mala suerte de encontrase en el puesto de presidenta de la más cuestionable de todas las empresas en medio de la explosión de esa primera burbuja.
Su caso no era el más grave de todos ni su gestión fue especialmente mala, pero dondequiera que va le acompaña una nefasta línea de curriculum que no se puede ignorar. Nadie en su sano juicio invertiría en una apuesta de tan sonora perdedora.
Todos podemos perder, pero acabar como ejemplo de perdedor es algo de lo que nadie se recupera.

Asesinatos en Detroit

Detroit: la ciudad con el índice de asesinatos más elevado de todo Estados Unidos. En 1987 se cometieron 635 asesinatos en Detroit, una tasa de 58.2 asesinatos por cada 100.000 habitantes, u ocho veces la media nacional. Sólo entre niños, hubo 365 tiroteos en que tanto la víctima como el pistolero tenían menos de dieciséis años (de los cuales 40 murieron). Estamos hablando de una ciudad muy dura – y encima que es una de las más ricas. ¿Qué será de Detroit si la industria del automóvil se hunde? No quiero ni pensarlo. La gente tendrá que empezar a llevar bazucas para protegerse.

Lo primero señalar la extraña correcta versión del término bazooka ( palabra inglesa que proviene de la jerga bazoo, que significa boca).
Lo segundo, que efectivamente la industria automovilística de Detroit se hundió y sin embargo los asesinatos han bajado con el tiempo, ahora son apenas la mitad que hace veinte años.
Esto para los que evocan los dulces tiempos de Naranjito y Barrio Sésamo. No todo ha ido a peor ni el pasado era tan dulce como lo recordamos.
La cita inicial es de un libro de Bill Bryson, un ecléctico escritor que se ha hecho ahora muy famoso por un libro de ciencia.

Cambiazo de hora

Mientras nuestros cuerpos se recuperan aún del reciente cambio de hora, podemos sentir un enorme alivio al pensar que una hora no es nada. Y es que en la Historia han existido radicales ajustes de hora, como el cambio al Calendario Gregoriano en que hubo un salto de 11 días.
Esa modificación fue tan traumática que sólo fue asumida de forma gradual por los distintos países, tardándose siglos en llegar a un equilibrio universal.
Pero tan recientemente como el 21 de agosto de 1993, los habitantes de la isla Kwajalein, en el archipiélago de las Marshall, sufrieron uno de esos pocos cambios de hora absolutamente radicales. En este caso, se da la curiosa circunstancia de que las Islas Marshall se encuentran justo sobre la línea de cambio de día. Y el condicionante de que la isla de Kwajalein no compartía no horario sino día con el resto del archipiélago (al preferir el horario de los Estados Unidos por ser base militar de ese país).
Así, Kwajalein tenía un día de diferencia con el resto de las islas. Y ese 21 de agosto de 1993 se realizó el cambio al horario estándar del archipiélago. Con el traumático resultado de perder un ¡Sábado entero!
Como cuenta este artículo del New York Times, los habitantes de esta isla se acostaron un viernes y se levantaron un domingo.
Via: Zonas horarias, en la Wikipedia.