Redes sociales

Hace un par de días leí un artículo que trataba sobre la venta de drogas a través de anuncios clasificados en Internet, principalmente en el todopoderoso portal Craigslist.

Craigslist es la única empresa importante de Internet que no tiene ánimo de lucro, que dona la mayor parte del dinero que gana a fines sociales. Sin embargo se dedica a exponer un medio de comunicación entre cualesquiera dos personas para llegar a cualquier tipo de transacción. Y claro está, aparte de alquileres de pisos y donación de mascotas, hay muchos anuncios que escapan de lo políticamente correcto.

En Craigslist han sufrido durante años la presión de numerosos colectivos que pedían que acabaran con su sección de anuncios de contactos. Los anuncios de contactos acaban inevitablemente convirtiéndose en un escaparate de ofertas de prostitución. Craigslist no tiene la culpa de que se anuncien, pero el caso es que entre todos esos anuncios, miles cada día, bien podía haber decenas que fueran de menores, de mujeres explotadas, o vaya usted a saber qué.

Los anuncios de prostitución han provocado alguna campaña penosa en los medios de comunicación españoles, a los que aparentemente les ha salido un vena ética notable. Cuando empezaron a cerrar las secciones en los periódicos, la gente que publica estos anuncios se volcó hacia Internet.

Sin embargo los portales no se frotaban las manos con el negocio gratuito que les estaba regalando la competencia. Me imagino que si los periódicos dejaron de publicar estos anuncios fue, en gran parte, porque ya no ganaban tanto dinero para compensar el publicar toda esa porquería. Yo pondría toda la barra de la derecha de esta página llena de anuncios de prostitución si me pagaran por ello 50 euros al día. Y tal vez también si sólo 5. Pero jamás lo haría por 50 céntimos. No es cuestión de ética, ni de luchar contra la explotación de las mujeres. Es cuestión de dinero e imagen, pero del equilibrio entre ambos factores.

Luego sorprendió ver que una de las principales páginas de anuncios en Internet, Loquo, propiedad del grupo Ebay, cerraba esa sección. Este movimiento tuvo lugar casi al mismo tiempo que lo hiciera Craigslist. La mala imagen al final pudo más que el dinero.

Pero Craigslist llevaba más de una década sufriendo críticas, a pesar de haber puesto todos los medios técnicamente posibles para bloquear anuncios inadecuados. ¿Por qué de repente ya no pudo contra ellas? Al parecer, la causa fue un estudio científico destapado por la Women’s Funding Network. Según dicho estudio, los niveles de crecimiento de prostitución de menores en los Estados Unidos estaban subiendo de forma alarmante. Y en gran parte potenciados por los sitios de anuncios clasificados, como los de Craigslist. Este estudio acabó desatando ríos de tinta en los periódicos y hasta se nombró una comisión de investigación en el Congreso de los Estados Unidos. Esa fue la gota que colmó el vaso. Craigslist cerró definitivamente su sección de contactos y con él, la gente de Ebay (Loquo en España).

Luego se vio que el estudio tenía muy poco de de científico. Lo que los autores del estudio habían hecho no era más que pasarse tiempo viendo fotografías de anuncios de Craigslist (de entre aquellos que tuvieran fotos) y dando una edad a las chicas que aparecían en dichas fotos (mayores o menores de 18 años). La edad se estimaba a ojo, como no podía ser de otra forma. Se había detectado que el porcentaje de error estaba en torno al 38%. A bulto podemos decir que una de cada tres veces, esta valoración era equivocada. En base a esos datos se hizo una valoración de la prostitución de menores, y su evolución a lo largo del tiempo. El resto del estudio podía considerarse hasta cierto punto válido, pero las bases eran tan endebles que las conclusiones carecen de interés. Si partes de que 1+1 es 3, lo que acabes demostrando luego, no importa lo más mínimo.

Pero el daño estaba hecho, Craigslist tuvo que cerrar la sección, como tantos otros. Las organizaciones que promocionaron la investigación han conseguido mucho dinero para subvenciones que no van a tener que devolver. Ya no hay anuncios en los periódicos, ni en Internet, que es lo importante. O no tantos, porque obviamente si hay un mercado, siempre habrá quien esté dispuesto a ganar dinero con él.

Volviendo al principio, este artículo sobre la venta de drogas por anuncios clasificados, que lo publica la misma revista que destapó el fraude del estudio sobre la prostitución de menores, y que a su vez es dueña de una importante página de anuncios clasificados, demuestra el ingenio a pequeña escala de los que se adaptan a las nuevas tecnologías sin hacer mucho ruido y consiguiendo ganar dinero de ellas. No es una startup ni el nuevo Twitter. Es un drogadicto que se está buscando la vida vendiendo su mierda en Craigslist y que gracias a eso está pasando muchas menos dificultades que muchos otros vendedores.

Publicar anuncios de venta de drogas, en una página que no tiene una sección al respecto y que tiene los sistemas automatizados más eficaces de detección de contenido inadecuado, tiene mucho mérito. Hay que tener la paciencia de Job y una habilidad de poeta a la hora de encontrar palabras que signifiquen una cosa sólo para los ojos del que ande buscándola.

Las referencias al número 420 significan marihuana. Una asociación demencial que parte de un grupo de adolescentes, consumidores de marihuana, que se citaban junto a una estatua a las 4:20 de la tarde. El caso es que la relación entre el 420 y la marihuana está más o menos establecida. Ahora bien, no puedes bloquear cualquier anuncio con el número 420. Realizando una búsqueda en Craigslist uno se encuentra con este anuncio:

Looking to buy a LG G2x.
If it still in the box (not opened) I will pay you 420
Thank you
Paulo

Quiero comprar un (teléfono) LG G2x. Si está todavía en la caja y sin abrir. Pago 420. Gracias.

Incluso con la intervención humana, no está claro si el anuncio es una referencia sutil de un potencial comprador (o vendedor) de drogas. Es raro querer comprar algo así a un precio fijo y tan inexacto. Pero es posible.

Este es menos claro aún:

Anyone with 2 easy star all stars tickets (Union Square)
looking to go to the 4-20 show tonight at the highline if you have tickets and cant go give em to me

En este caso parece que es un anuncio real y que el 4-20 se refiere al 20 de Abril.

420 kid cudi ticket, roseland ballroom. Call or text 954.465.1610 for ticket info.

Aquí estamos ante algo tan críptico, que puede ser cualquier cosa. Pero sí, parece que hay un concierto de Kid Cudi el 20 de abril.

Con anuncios de esta calaña, de creación casi artística, un puñado de ingeniosos traficantes a pequeña escala están consiguiendo ganar lo suficiente para mantener sus gastos ocasionados por la adicción.

El artículo, bastante interesante, señala que la forma más adecuada de conseguir encontrar estos anuncios es buscando la expresión “law enforcement” (orden público). En lugar de hablar de drogas de todo tipo, cualquier anuncio en el que vendedor especifique que no es policía es señal de que se trata de algo que no es trigo limpio. Una verdadera vuelta de tuerca. Veamos alguno de esos anuncios:

180 P*E*R*C*O*C*E*T YELLOW 10/325
IF YOU LIKE THE 7/325 AND THE 5/325 YOU’LL LOVE THE 10/325 OF PERCOCETS ONE MAKES YOU FEEL NICER THAN THE OTHERS

HEY IM JOHNNY I HAVE PERCS ON DECK HIT ME UP AT 347-666-7114 PRICES ARE AS FOLLOWED
IM NOT A COP OR ANY LAW ENFORCEMENT IMA ASK YOU THE SAME QUESTION IF YOU COULD TEXT ME FIRST GREAT IF YOU CANT CALL ME I TAKE MY FREEDOM VERY SERIOUSLY SO I WILL CHOOSE THE MEET UP PLACE AND IF FIRST BUSSINESS GOES GOOD YOU HAVE BUSSINESS EVERY MONTH
PERCS;
150 OF THEM FOR $1250
120 OF THEM FOR $1150
100 OF THEM FOR $950
90 OF THEM FOR $850
70 OF THEM FOR $650
50 OF THEM FOR $500
JUST IGNORE THE FOLLOWING IT JUST MAKES IT EASIER FOR YOU TO FIND MY AD
PERCOCET,ENDOCET,PAIN,PAIN MEDS MEDICATION FOR PAIN

Percocet es un medicamento o droga. El uso de P*E*R*C*O*C*E*T demuestra que el autor está tratando con filtros automatizados y sabe a lo que se enfrenta. El fin de fiesta final, incluyendo todo tipo de términos de búsqueda, haría las delicias de un experto en SEO (optimización de textos para buscadores). Y detrás de ese anuncio está un simple desgraciado adicto a las drogas.

Lo que de verdad da pena es ver como gente que entiende tan bien Internet está arruinando su vida. Saben más de la red que muchos aprendices de gurús de empredimiento y coaching. Ellos están ganando dinero, no hablando de ganarlo. La pena es que no saben más que gastarlo en su adicción.

Andrew afima vender unos 8.000 dólares al mes de Adderall (una forma de anfetamina), obteniendo un beneficio neto de apenas 2.000 dólares. Dice que su clientela son mujeres en un 60 por ciento, compuesta en su mayor parte por estudiantes y mujeres trabajadoras con edades entre los 23 y los 45. Sospecha que muchas de ellas usarán las anfetaminas para eliminar el apetito.

Pero sobre todo me ha parecido brutal el comentario de Kai, uno de estos vendedores por Internet. Totalmente adicto a las drogas, todo el dinero que gana vendiendo lo gasta comprando para su propio consumo y se pasa la mayor parte del día publicando anuncios o tratando de quedar con potenciales clientes, siempre pegado a su smartphone de última generación. No obstante, no tiene aspecto de drogadicto y nadie de su entorno conoce su doble vida. Su opinión sobre las redes sociales rompe con la idea de powerpoint de la red social:

Aparte de Craigslist, Kai se define a sí mismo como experto en Internet y mantiene una presencia activa en Facebook y Twitter. “Para la familia y los amigos”, dice, pero advierte. “De lo que hago la mayor parte del tiempo, ellos no tienen que enterarse de nada.

Gillette

Gillette es una empresa cautivadora. El mismo tipo que inventó la cuchilla de afeitar desechable, King Camp Gillette (1855–1932), un americano con nombre de rey pero sin títulos nobiliarios, allá por el año 1903, acabó fundando la compañía que todavía hoy es indiscutiblemente la número uno en ventas.

No importa en qué producto pienses, un porcentaje elevadísimo de los consumidores acaba claudicando ante las marcas blancas, los productos menos buenos pero dignos y de precio insuperable. Hasta la intocable Coca-cola pierde cuota de mercado ante los que razonan que mezclada con whisky no se nota la diferencia con la Cola marca DIA%.

Pero las cuchillas de afeitar siguen siendo una vaca sagrada, tal vez la única verdadera. Resulta increíble que cuando Gillette tiene productos tres y cuatro veces más caros que los mejores de las marcas alternativas, la gente insiste en comprarlas. Gillette tiene la inimaginable cuota de mercado del 70 por ciento ¡Mundial! Muy lejos queda Wilkinson con un 18 por ciento. Y el resto, se muere de asco con un mísero 12 por ciento, a repartir entre miles.

Todo esto surge porque quería conocer el dato de la competencia entre Wilkinson y Gillette. Sabía que el segundo vendía más que el primero, y bastante más, pero quería ver hasta qué punto era así.

En los comentarios dejo una estadística bastante anticuada (de hace 20 años) aunque interesante, que muestra las cuotas existentes para Gillette, Wilkinson y Bic en la Unión Europea de aquel entonces:

  • Gillette: 59 % (en volumen), 70 % (valor).
  • Wilkinson Sword 14 % (volumen), 13 % (valor).
  • BIC 17% (volumen), 8% (valor).
  • Schick 7% cuota.

Los ingresos que genera Gillette vendiendo cuchillas de afeitar son extraordinarios: 4.600 millones de dólares al año, con datos del año 2006. Con ese dinero se podría comprar una empresa del tamaño de Acciona. Lo mejor de todo es que el margen de beneficio de Gillette es bestial. Según un documental – sensacionalista – una cuchilla que cuesta producir en torno a siete céntimos de euro se vende a más de tres euros, generando unos porcentajes de beneficio exorbitantes. Obviamente hay que pagar la producción de las cuchillas pero también los anuncios de los deportistas de super élite. Aunque ese dinero da para mucho más.

Cuenta en la página de la Wikipedia que Gillette es un caso especial donde la propia marca es tan apreciada que tiene valor en sí misma. Es como cuando ING compró el Baring Bank. Era una empresa arruinada pero fundada en 1762 y que da nombre a una crisis económica, mucho más importante que la actual, y que sale en los libros de historia. La marca, tiene un valor intrínseco.

Los siempre cuestionables gurús del tema han extraído que si Gillette se diversificara en dos empresas: una que se dedicara a fabricar cuchillas de afeitar pero que se llamara de otra forma, y una que se llamara Gillette e hiciera cualquier otra cosa, esa segunda empresa valdría en sí misma 16.000 millones de dólares, o lo que es lo mismo, más de lo que valdrían Gas Natural y Telecinco juntas, tanto como la décima empresa más valiosa de España.

Netflix

Netflix es una empresa estadounidense cuyo negocio consiste en el alquiler de películas. A diferencia de un videoclub tradicional, Netflix se aprovecha de las nuevas tecnologías y un volumen muy importante de sus alquileres se produce por streaming: el usuario se descarga la película desde Internet y puede verla en su casa casi inmediatamente.

Se suele asociar el éxito de Netflix – con 20 millones de usuarios – al fracaso de Blockbuster – el gigante de los videoclubs tradicionales, en suspensión de pagos desde septiembre del 2010.

En Internet se suele realizar una lectura increíblemente sencilla del negocio del alquiler de películas. Netflix ha triunfado porque se ha sabido aprovechar de las nuevas tecnologías. Blockbuster ha fracasado porque no. Enviar esta reflexión a Meneame.

Y la realidad normalmente no suele ser tan rectilínea. En primer lugar inquieta una frase del primer párrafo de la Wikipedia hablando sobre Blockbuster:

En su cenit, en el 2009, Blockbuster tenía más de 60.000 empleados.

Ahí subrayaría y aumentaría el tipo de letra de la palabra “2009”. O sea, que la empresa quebró un año después de estar en su mejor momento económico. La lectura del artículo muestra que la situación para la empresa ha sido y sigue siendo muy compleja desde el punto de vista económico debido a sus dificultades para reestructurar su deuda. Se han cometido muchos errores consecutivos que han llevado a Blockbuster a la situación actual. Pero la empresa no está terminada, se encuentra en un proceso de reestructuración que será muy duro, pero que no parece que implique su cierre. General Motors suspendió pagos y la gente sigue comprando coches de Opel.

En la quiebra de Blockbuster apenas si aparece las palabras “piratería” o “streaming” o “Netflix”. Obviamente han sido rivales que han mermado su negocio, pero la empresa marchaba “mejor que nunca”. Hasta hace casi nada.

Es cierto que en muchos países, como España o Portugal, no vendían ni un colín y tuvieron que echar el cierre precipitado. En España siempre nos justificaremos diciendo que la exigencia de la empresa de rebobinar las cintas era abusiva. O que tener que devolver una película, existiendo Internet, es absurdo.

Si Blockbuster tenía un negocio que iba viendo en popa, ¿Por qué tendría que cambiar su modelo de negocio? ¿Por qué si cada vez tenían más clientes, tenían que dejar de hacer lo que sabían hacer mejor que los demás? No les iría tan bien si han quebrado. Tenían que haber cambiado porque es obvio. Todo tan sencillo.

Otro punto que se cita a menudo es ¿Por qué no abre Netflix en España? A mi me me molestan mucho las comparaciones que se hacen con los negocios en Estados Unidos, aún cuando lo haga gente con conocimiento. Se suelen incurrir en el error de simplificar. Si funciona en Estados Unidos, ¿Por qué no va a funcionar en España?

Se suele argumentar con motivos de tipo cultural, que si aquí se piratea más, que si allí toman más Pepsi. Estados Unidos es incomparable sólo por su volumen de población. Si tienes 20 millones de usuarios, parece que todo el mundo está suscrito a Netflix. Pero Estados Unidos tiene 308 millones de habitantes. En España tenemos 47 millones de habitantes.

Por la regla de tres, si Netflix tuviera exactamente el mismo éxito en España que en Estados Unidos, tendría millón y medio de usuarios. Si el margen de beneficio por usuario fuera de 1 euro al mes, en Estados Unidos puedes ganar 20 millones de euros mensuales, en España tres millones. La misma empresa que en un sitio es muy rentable, en el otro lo es mucho menos. Y demos gracia a que en España otra cosa no tenemos, pero habitantes, muchos. En países más pequeños, el modelo es incomparable. No puede funcionar.

Y esto no canta tanto en el momento en que comparamos un Netflix “de éxito”. Pero Netflix tardó cuatro años en empezar a ganar dinero. En el año 2002, tres años después de su fundación y cuando ya se perfilaba como un buen negocio, tenía 670.000 clientes. Traducidos a “clientes de España” serían 100.000 clientes.

Al mismo tiempo las perspectivas de futuro para una empresa así son muy malas. Las televisiones han luchado durante dos décadas para conseguir clientes de pago, pero en España sólo hay 4,23 millones de clientes de televisión de pago. Pero sería tan fácil como hacer un Netflix y ya tendrías fácilmente millón y medio de clientes.

El dato más interesante lo dejo para el final. El éxito de Netflix se suele razonar de la parte de los ingresos, cuando en realidad es una empresa que destaca por su habilidad (y suerte) controlando los gastos. Se dice “han conseguido hacer pagar poco a mucha gente”. Pero la realidad es que su éxito radica en que han conseguido las mismas películas por las que otros han pagado mucho más.

Si el streaming, la emisión en directo desde Internet, es el futuro, ¿Por qué Netflix continúa con su negocio de alquiler postal? El primer éxito de Netflix fue con una tarifa plana de alquiler por correo postal, donde no había prisas para devolver las películas: si querías una nueva, bastaba con que devolvieras una de las antiguas. Podías tenerla en casa el tiempo que quisieras, sin tener que pagar más por ello.

Pero la realidad es que este negocio tiene una argucia legal dentro del sistema americano. Un videoclub tradicional necesita una copia especial de la película, especial para videoclubs, que tiene un precio especial – y que ninguno de nosotros querría pagar. Sin embargo Netflix se aprovecha de una laguna jurídica para comprar sus películas en los centros comerciales, al mismo precio que un particular y a veces recurriendo a ofertas irrisorias que le permiten incluir en su stock películas por las que no tiene que pagar más que el precio de la copia. Mientras, un videoclub tendría que pagar un precio fijo por cada uno de sus alquileres.

Con el sistema de compra de películas baratas Netflix se está ahorrando una fortuna en gastos. Casi gasta más en sellos de correos para enviar las películas que en lo que tiene que pagar a las productoras de las películas. Y esto no es lo que le ocurre al resto de rivales. Cierto que todos podrían hacer lo mismo, si es que este modelo de negocio es jauja.

El sistema de streaming ha sido otro golpe de suerte para Netflix. Al saber le llaman suerte que dicen algunos. Netflix negoció unos acuerdos de emisión de películas a precios irrisorios hace tres años con las principales productoras de cine. Éstas accedieron a permitirles la distribución de sus películas a un precio muy bajo porque simplemente era un mercado insignificante. Igual que no pagan lo mismo en la República Checa por ver CSI Miami que en Reino Unido o Alemania. Los mercados más pequeños casi las ven gratis, pero algo pagan y eso ayuda a aumentar los ingresos de estas empresas “tan ancladas en el pasado” pero que tanto dinero ganan. Estas empresas obsoletas son las que están dispuestas a cobrar diez veces menos a una empresa que dice que emitirá las películas por Internet.

La jugada le salió redonda a Netflix, que se ha convertido en uno de los reyes del streaming y que ha llegado en el momento justo al negocio. Se especula que una cuarta parte de sus clientes sólo requieren de películas por Internet. En esos años han conseguido popularizar el formato, ahorrándose ahora la fortuna de los sellos de correos.

Pero Netflix ya no es una startup de Internet. Ya es una empresa consolidada e importante que tiene diez millones de clientes. Y se acabaron los contratos de favor con novatos. Ahora incluso los nuevos competidores de Netflix, como son las empresas de televisión por cable, exigen que haya unos precios similares para todos. Y así va a ser. El chollo de Netflix se está acabando. En octubre del 2011 toca renovar el que tiene con Starz Entertainment, la gestora de las películas de Disney o Sony, dos de las principales productoras de cine. Y los otros contratos importantes vencen durante el 2012.

Al mismo tiempo, varios gigantes están empezando a luchar por el negocio del streaming, con buenas posibilidades en el momento en que se iguales las posiciones de salida para todos – el precio a pagar por emitir las películas.

Resulta además paradójico que Netflix no siempre gana más dinero al emitir una película por Internet que al enviarla por correo a casa del cliente. La argucia de “compra una película y ahí ya has pagado derechos de autor” no sirve para la emisión por Internet, donde hay que pagar derechos por cada alquiler que se realice. Según el volumen de alquileres de las películas, este precio puede ser superior al precio de un sobre y un sello de correos. Cuesta digerir que Netflix ha decidido evolucionar a un modelo de negocio con menores márgenes de beneficio.

Con la negociación de los nuevos acuerdos, Netflix necesitará conseguir 5 millones de clientes nuevos para conseguir aumentar sus ingresos en unos 500 millones de dólares.

En resumen, a pesar de ser una empresa puntera, moderna, inteligente y ejemplar, de tener diez años a sus espaldas, Netflix goza de peor salud de lo que parece.

netflix en bolsa

Fuentes: Todo lo que he dicho sobre el modelo de negocio de Netflix es lo que cuenta Edward Jay Epstein en varios artículos de su blog. Pero él no es un blogger, es un periodista de investigación que ha escrito un par de libros sobre el negocio del cine en Estados Unidos.

Puede estar equivocado, y yo con él, pero aporta información interesante, no simplificaciones de la realidad y una economía de cuento de hadas.

Revista Orsai

A finales del 2010 nació la Revista Orsai. Un proyecto muy ambicioso y con mucho de quijotesco, pretendía vender revistas caras al público acostumbrado a la gratuidad de Internet.

A pesar de que hay miles de personas que parecen no tener otra cosa que hacer que opinar sobre los modelos de negocio de la música, la literatura y el periodismo, el proyecto encabezado por el famoso escritor bloguero Hernán Casciari no obtuvo tanta repercusión como se merecía. Tampoco cayó en el ostracismo mediático de otro de sus proyectos de éxito. Realmente no se entiende que tanta gente que esté en contra de algo no esté a favor de lo opuesto. Eso es lo peor de ese continuo criticar al mundo del cine o de la música: es puramente negativo.

La revista se planteaba muchos imposibles. Distribuirse a precios acordes a los salarios de los países donde se vendiera. Así, sería 20 veces más barata en Cuba que en España. Se vendería sin intermediarios, prácticamente por venta directa mediante Paypal. Se ofrecería un producto de calidad exquisita, el mejor papel, la mejor tinta. Cuidando todos los detalles. Sin periodistas del régimen. Con autores buenos pero no los de siempre. Pagando bien y por adelantado. Sin ningún tipo de publicidad. Más con vocación de servicio que de negocio.

Con una tirada cuatrimestral, ahora acaba de salir el número dos. No sé cuánta gente comprará este segundo número, el primero se vendió a 10.080 lectores. Una tirada auditada al milímetro, sin ventas inventadas sobre periódicos que se regalan en aeropuertos u hoteles.

El primer número fue un notable éxito para un proyecto que quería cambiar muchas cosas del panorama editorial español y americano. Lo compré por seguir algún tipo de coherencia.

Desde luego, la revista cumple con todo lo prometido. Es gruesa como un libro. Y un libro alto. Tamaño de letra grande y agradable de leer. Papel excelente, casi demasiado grueso. Colores que ya no recordaba que existieran. Muy bien maquetada, aunque para mucha gente la idea de maquetar sea un guardar como desde el Word.

En general los textos me han decepcionado bastante. Casciari ha recurrido mucho a amigos suyos y le cuesta ver que algunos de los textos no son tan buenos como otros. Algunos no los he podido ni leer, y eso que soy de aguantar todo hasta el final. Otros artículos me han parecido interesantes, algunos neutrales. Me ha parecido que las introducciones a los textos y el comentario posterior son totalmente prescindibles. Uno necesita leer un texto sin prejuicios y salir de él sin que nadie te diga lo que debes entender. Esos textos, aunque son amenos y explicativos, rompen parte de la experiencia de leer.

Ojalá la revista tenga muy buen futuro. Creo que para que funcione va a haber que rebajar algunas pretensiones iniciales, demasiado idealizadas. Como con las series de televisión, es casi imposible que el segundo episodio lo vea más gente que el primero. Y si tienes una tendencia decreciente, cada día cuesta más abrir el negocio. Habrá que cambiar cosas. No tengo ni idea de cuáles, pero espero que a ellos se les ocurrirán. O que habrá gente que no sólo se limitará a decir lo que no se debe hacer, sino que arrimará el hombro, alguna vez, para hacer algo positivo.

De la revista hay un relato que me ha gustado por encima de todos. No es que me haya gustado, es que me ha parecido extraordinario. San Martin de Brooklyn busca el repechaje de Hernán Iglesias Illa. Se trata de un artículo sobre una liga de fútbol aficionado en Nueva York, donde participa el autor. El artículo capta a la perfección la grandeza y la miseria de los que pierden gran parte del tiempo del fin de semana para practicar un deporte a un nivel paupérrimo, sin esperanzas de triunfo más allá de ganar a otro más malo que tú, sin épicas de ningún tipo. Al mismo tiempo se perfila una imagen de la inmigración en Nueva York, y una relación entre el autor y el organizador del evento que acaba en una especie de homenaje.

La revista Orsai, en su optimismo desbordante, se ofrece gratis en PDF de máxima calidad. Podéis leer este relato en concreto en este PDF.

Siempre os estoy recomendando historias en inglés o que hay que pasar por caja para leerlas. Para una vez que es algo en español y gratis total. ¡Leedlo!