La revista más prestigiosa del mundo es “The New Yorker”.
Su prestigio es tal que no tiene fe de erratas. Que no tiene que retractarse de nada en sus artículos. Cuando publica algo, todo el mundo sabe que es verdad.
El The New Yorker se fundó en 1924, como revista humorística. Pretendía aportar un contrapunto a otras publicaciones de humor, como Judge o Life que editaban tiras un tanto pretenciosas pero nada ingeniosas. El fundador de The New Yorker, había trabajado en Judge y quería publicar chistes novedosos, más sutiles y sofisticados.
Del humor gráfico la revista pasaría, poco a poco, a aumentar los contenidos de periodismo “serio” y la ficción, a través de historias cortas de autores muy prestigiosos.
Desde sus orígenes, la revista ha establecido un compromiso absoluto con la calidad. Los anuncios son discretos y deben pasar unos estándares elevados de calidad. Los periodistas son los mejores de la profesión. Los artículos están verificados en cada coma. The New Yorker se vanagloria de tener el equipo de correctores más profesionales del mundo. Cada referencia indicada por los artículos es verificada por la redacción del periódico.
La línea editorial nada tiene que ver con la comercial, así, podrías llegar a ver en una misma página un artículo que criticara a Mc Donald’s y un anuncio de la compañía. Esta absoluta independencia se extiende a las connotaciones políticas. Desde siempre, la revista ha sido muy liberal, pero sin seguir una tendencia política definida. Sólo con la campaña presidencial de Kerry contra Bush tuvo una postura favorable a este primero.
Muchos de sus artículos han sido antológicos. Poco después del fin de la II Guerra Mundial, publicó un número especial que sólo incluía un ensayo de uno de sus periodistas sobre Hiroshima. Y es que la opinión pública americana estaba muy satisfecha con la victoria, pero desconocía la magnitud de la ocurrido allí.
El escándalo de Abu Ghraib fue destapado por The New Yorker. No pudieron publicarlo antes de que se filtraran las primeras fotografías que emitió la CBS porque estaban comprobando que todo estaba correcto. Y es que The New Yorker nunca ha pretendido dar “exclusivas”. Su compromiso con la calidad es tal que simplemente tratan de contar lo que ocurre, con una objetividad absoluta.
La temática de sus artículos es muy ecléctica. Algunos de ellos son realmente inusuales para una publicación tan importante. Numerosos premios Pulitzer de periodismo y premios Nobel de Literatura han escrito para The New Yorker.
El humor gráfico, aún hoy en día, es único. Un tanto burgués en su temática (sus personajes son frecuentemente hombres de negocios y altos cargos de la política), a veces resulta un poco difícil de entender, por lo hermético y surrealista.
En la blogosfera hispana tenemos dos tiras remarcadas, por Microsiervos el “En Internet nadie sabe que eres un perro”, que tiene la temprana fecha de 1995, y esta otra publicada por “El señor Martínez”.
The New Yorker es simplemente el periodismo que a todos nos gustaría que existiera. Su precio es prohibitivo ( si no recuerdo mal unos 10 euros en la FNAC de Madrid ). Su periodicidad puede definirse como “cuasi semanal”, por cuanto lanza 46 ediciones al año. Se centra en la vida cultural de Nueva York, pero tanto el tratamiento de estas noticias, como el de muchas otras más generales, hace que tenga un nutrido grupo de lectores fuera de Nueva York.
En la web publican un ingenioso concurso. Un dibujante manda una viñeta un tanto estrambótica y los lectores concursan dándole un texto humorístico a la imagen. Los resultados son realmente fantásticos.
Si nos fijamos en las condiciones de participación del concurso, nos damos cuenta de la seriedad de esta publicación. La explicación es tan extensa y tiene un formalismo propio de un buen texto jurídico. En el concurso se vota hasta obtener 3 finalistas. Entonces se comprueba la identidad de estos finalistas, que sean personas que viven en EEUU, que cumplen todos los requisitos, etcétera.
Ganar este concurso es todo un lujo intelectual. Como uno de sus ganadores decía, en una entrevista, “ahora puede jactarse de decir que ha publicado algo en The New Yorker”.
Gran parte de la información ha sido tomada del artículo de Wikipedia sobre The New Yorker (en inglés ).
¡Qué ladrones en la FNAC (aunque no es novedad: hacen cosas parecidas con ‘Wired’ o ‘Edge’)! Si te suscribes podrás leerla por unos 95€/año, lo que deja aproximadamente a 2,05€ cada número.
doncristal tiene razón, una forma bastante barata de comprarla es suscribiéndose directamente en su web; además, dada la debilidad del dólar, sale más barato que comprar un periódico los domingos.